Seguidores

Seguidores

martes, 1 de julio de 2025

 VUELVO A CONFESARME DESPUÉS DE DIEZ AÑOS ALEJADO DE SRI

 

No es que me haya alejado de la iglesia pero circunstancias largas de explicar y la entronización del papa Prevost (un pontífice como Dios manda) me empujaron a arrodillarme ante el tribunal de la penitencia.

Otro aliciente: esta pascua de resurrección y de pentecostés (Pfingstein lo llaman los germanos) he sentido aletear la paloma del Espíritu Santo a mi alrededor. 

Para “soltar e saco” opté por acudir al penitenciario de la catedral de Segovia, don Crescente, que era de mi curso, contemporáneo y compañero de fatigas. 

Le recuerdo bien no muy grande de talla pero fuerte como un quejigo jugando a la pelota pegaba unos mangazos que eran como disparos contra el frontón de la torre Carchena esto es el paredón del cine Cervantes que decíamos la huerta del seminario. 

Le pedí cita en la capilla del Cristo que remata la nave del crucero de la última catedral gótica.

No sabía cómo empezar la declaración de mis culpas pero ¿Qué pecados se pueden cometer a los 81 años?

─Ave María purísima

─Sin pecado concebida ¿Qué te trae por aquí, Antoñito?

─Pues vengo a confesarme contigo Crescentín

─¿Cuánto hace que no recibes el sacramento?

─Más de tres lustros

Noto al penitenciario revolverse alarmado en su asiento detrás de la rejilla. Suspira, se hace un largo silencio y después dice:

─Tres lustros son quince años

─Cabales.

−En Sevilla y en Linares veinte mulas son diez pares. ¿Perdiste la fe, Parrita?

─Quiá. Sigo los viejos misales y rezo ─

El oficio divino del rito de San Pió V.

─Fue abolido

─Por eso mismo y me hice ortodoxo ruso, en Londres fui ordenado diacono por el metropolita Antonio

─Que disparate pero Xto lo perdona todo. Además veo que obraste con rectitud de intención.

─¿Vas a misa?

─La rezo en casa

─Esas misas no te valen. ¿No te acuerdas de lo que nos enseñaba don Demoque, mi predecesor en el cargo que era un experto canonista. Las leyes no te las puedes saltar a la torera, están ahí.

─A ver cuarto mandamiento ¿Honraste padre y madre?

─Les ayudé en lo que pude. De joven entregaba todo lo que ganaba en casa y de mayor cuidé de ellos pero ellos me devolvieron mal por bien, yo era la oveja negra de la familia.

─Bueno, eso ocurre en las mejores familias. A ver el quinto. ¿Mataste o heriste de palabra u obra a un semejante?

─Ganas me dieron, padre pero en lugar de agredir a los que me agredía o difamaban intentó olvidar agravios.

─Bien. El sexo mandamiento. ¿Cometes actos lujuriosos?

─Que cosas tienes, Crescente. A estas alturas, ya somos más viejos que san Hilario. Castos a la fuerza. Me operaron de la próstata y fue como una emasculación química. Sin embargo, la vista y el oído son los últimos que pecan y a mí me gusta consultar las páginas porno de internet

─Ay, Dios pero qué cosas dices pues? Eres un hombre casado.

─Sí pero mi parienta anda a lo suyo, se cansó de mí y yo me alivio de mis cuernos entrando en esos chats infames donde toda suciedad encuentra un hueco. En los masturbatorio veo como se masturban las mujeres de medio mundo, se meten el dedito, vuelven la vista y eyaculan espuma por la vagina. A mí no es que me solace esto. Es que siento horror. Porque se cumplen las profecía de Sodoma y Gomorra al alcance de un clic.

Las peores, las más hernecidas, duchas en la felación, el sexo anal son las rusas. Estoy por decirte que casi me enamoro de una. Una siberiana guapísima.

 Aparece en su portal luego cierra la ventanilla cuando es requerida por alguno de sus lujuriosos solicitantes para un privado.

Regresa al cabo de un cuarto de hora todo despelujada y dando la impresión de que el cliente de turno la ha dado una paliza luciendo moratones en nalgas y pechos.

─Uy por Dios y esa porquería miras

─Se llama Estrella y yo trataba de convertirla hablándole de las penas del infierno.

 Me escuché con atención y luciendo una cara virginal con aire de no haber roto nunca un plato. Le hablo de que la prostitución es no solo peligrosa para la salud del alma sino del cuerpo también.

Le hablo como diacono de la iglesia rusa pero por toda respuesta me mostró un gran cipote de plástico y dijo una blasfemia este es mi Dios. Fue vendida por un macarra judío y acabó en Estambul en un lupanar pero consiguió regresar a San Petersburgo donde se gana la vida haciendo la carrera. Sexo cibernético.

─Esta Estrella, Crescente, ilumina los cielos tenebrosos del terror del milenario.

─Pero hombre, querido colega, ¿cómo te metes en esos tinglados pecadores?

─Porque tengo ordenes sagradas bizantinas y porque soy periodista y me gustaría anunciar a la juventud de los peligros de estas corrupciones, de estas putas.

─Esas pobres mujercillas acabarán en la cárcel, el hospital o la calle

─Sí ciertamente. Vosotros los que os quedasteis en el seminario ─le digo a mi antiguo colega─ no sabéis la fuerza que tiene el diablo y yo donde me ves soy un luchador contra la bestia.

Mi confesor frunce el ceño y tarda de reaccionar unos minutos para decir:

─No te puedo dar la absolución

─¿Por qué?

El viejo penitenciario Crescente. El Crescentín, al que yo tanto apreciaba cuando éramos latinos y jugábamos al futbol en Baterías aquel viejo campo de futbol, me despide con cajas destempladas y yo estoy a punto de mandarle a tomar por culo pero aprieto las cuentas de mi rosario y me voy que bufo.

 Dios los perdone a él, a Estela, a una iglesia que no ha sabido estar a la altura en su lucha contra el diablo. Esperemos que el papa León XIV retorne a la iglesia de Roma por donde solía. Amen. Mi exomologesis acabó como el rosario de la aurora. Pienso para mi consolación que hay sacramentos que nos son dogmas sino meros símbolos y que sólo Cristo puede perdonar los pecados. No un cura inepto mal encarado y gilipollas.

 

martes, 1 de julio de 2025

lunes, 16 de junio de 2025

 ENTRE PINTO Y VALDEMORO

 

Por cuestiones familiares y por cierta querencia y amor que profeso a la Guardia Civil voy con frecuencia a Valdemoro histórico lugar donde estaba emplazado un castillo. Allí fue presa la princesa de Eboli. Es tierra seca de olivares, alguna huerta y secarrales, buen vino tenía en tiempo de los romanos y como su propio nombre indica estuvo bajo dominio árabe. Sin embargo Pinto al otro lado de la carretera de Andalucía era cristiano desde mucho antes y de ahí viene el refrán que define el carácter y la vida española de estar entre Pinto y Valdemoro esto es así, así. Ni fu ni fa. Hemos pasado sí pero con pelos en la gatera. En Valdemoro en su iglesia renacentista fue bautizado mi nieto mayor Mario y su hermana Laura. Mario es un crack de las matemáticas, ha terminado el curso con todas las notas sobresalientes, cumplirá los quince este año el día de Santiago y está en trámites para ser fichado como portero por un club de juveniles local.

A mi Lauri ─yo la  llamo la princesita de Valdemoro─ cuando recibió las aguas del bautismos por un curita muy majo, la elevó ante el altar de la Virgen María.

Yo capté ese instante histórico en una foto y lo guardo en mis archivos de abuelo orgulloso.

Porque ambos nietos, acogidos de por vida bajo el manto de Nuestra Señora, serán bendecidos.

 En el trasaltar de la iglesia de Valdemoro resplandecía un cuadro de san Felipe Neri atribuido a Goya y en el cancel se reclinaba, arrinconada e inservible, la melena de una campana que debió de ser enorme.

Sólo quedaba la leña, el bronce se fundió para fabricar balas en la guerra civil pues allí en esa iglesia que tenía esa campana gorda de un badajo poderoso cuyos sones al tocar a misa se oían hasta en Toledo me hubiera gustado tener mi cantemisa que nunca fue.

Así pues, entre Pinto y Valdemoro se casaron mis  hijos Antonio y Marta. Y fue  cristianada la prole que nos dieron. Como va dicho.

A la salida del pueblo había un arroyo que delimitaba la jurisdicción de ambos concejos.

Una noche ─ cuenta la leyenda─ venía un labrador a su hogar desde Pinto a Valdemoro, después de las fiestas de la Virgen del Rosario, y subía cargado de mosto y algo piripi, tras haber alternado con los de su cuadrilla.

 Conque saltando de un lado al otro del rio se decía  a sí mismo el beodo: “estoy en Pinto jijí”. O bien, “estoy en Valdemoro jajá” y ese es el origen del nombre morisco de la localidad.

Los españoles, ya digo, siempre andamos entre Pinto y Valdemoro. Así, así. Pasar pasamos pero con pelos en la gatera.

 Es una especie de statu quo nacional.

Si te lo saltas, vienen los líos. Un pueblo con alcurnia hidalga pero de mucha mezcolanza, hijos de muchas leches, y harto aguerridos: con tres componentes étnicos o tres sangres. Cristianos, moros y judíos.

Los moros eran los currantes, los judíos los negociantes y los cristianos trabajadores de sol a sol y propietarios pero aquí los que mejor vivían los curas.

Pegabas un saltito como los de la comba, en Pinto. Pegabas otro y en Valdemoro pero ay de ti como perdieras el equilibrio. Caías de culo en el charco.

Efectivamente somos la nación del statu quo. No rompamos la baraja.

Paso corto vista larga y ojo al cristo que es de plata o bien ojos de halcón, paso de lobo y hacerse el lobo que dicen los de la Benemérita. Un sabio consejo de su fundador el Duque de Ahumada.

lunes, 16 de junio de 2025

viernes, 13 de junio de 2025

 TRUMP NO FUE A VIETNAM Y NETANYAHU NO HIZO LA MILI POR SER HIJO DE VIUDA

 

SOY de la generación del 68 los que íbamos a las sentadas estudiantiles y nuestro grito preferido era:

Make love no war

Recerdo que en la facuiltad de letras me hic e amigo de un neoyorquino de origen ucraniano matriculado en Filosofía que se “fumaba” casi todas las casas y el día que venía llegaba borracho o con resaca después de una noche de juerga. Se llamaba Boris.

─¿Por qué estás acá. Boris?

I am here for the beerI like Spanish señoritas. No quiero ir a Vietnam.

A la sazón los valientes soldados de Ho Chi Minh escondidos debajo de las piedras o en un ribazo del delta del Mekong les estaban dando pálpelo a los prepotentes gringos. Todos los días aterrizaban en las bases americanas aviones onerarios cargados de ataúdes de soldados caídos en combate. Nixon se enfrentó al Watergate que acabaría con su mandato y Johnson dimitió pero Trump… ¿Dónde estaba Trump en los 60? pues divirtiéndose en los spikiisis neoyorquinos y ganando mucho dinero con sus turbios negocios. El soborno (el tipo es un tramposo y no hay que fiarse de él) lo libro de ir a filas. ¡Qué casualidad! Ahora Trump se ha convertido en el presidente más abrasivo y belicoso de los USA. Con respecto a Netanyhahu, otro que tal. Su perfil no es nada castrense. Es hijo de un historiador sefardí que evolucionó a un sionismo sin contemplaciones. La tierra de Israel es nuestra. Nos la dio Dios. Humildemente creo que Jehová no se mete en tales cosas y debe de estar que trina en las alturas del Sinaí viendo cómo sus elegidos se dedican a degollar niños o a pelear con un enemigo tan fuerte como Irán el sucesor de Babilonia que siempre lo derrotó. Tipos como estos son deleznables. Organizan una guerra para que mueran otros. Se me olvidó Zelenski el más abominable de los tres

miércoles, 11 de junio de 2025

 

DIA DE RECONCILIACIÓN Y DE PERDÓN SOPLA CUANDO QUIERE Y COMO QUERE EL ESPIRITU SANTO

 DOCE DE JUNIO OCHENTA Y UN AÑOS CUMPLIDOS Y CELEBRADOS CON MIS HIJAS MI HERMANO MIS DOS NIETAS MI MUJER Y NUESTRA CUÑADA ELISA

 

Doce de junio

81 años

Como transcurre el tiempo

Sin pensarlo

Baja la arena

Por la clepsidra de los años

Yo me reconcilio con mi hermano

Hago una gran fiesta

De soplillos y tortillas

Un poco de sidrina

Y quedamos hartos

Recordando aquellos días

De la infancia

En san Valentín

Número cuatro

Puerta del Socorro

El corral de los huesos

Cementerio israelita

El pozo y el rio Clamores

─lo llamábamos el “mierdero”─

Que besaba los muros del Alcázar

Camino de San Pedro Abanto

lo cantos de aquel cojo

cojitranco

una oración por las Ánimas benditas

De aquel tiempo

Cuya es esta foto

Vino papá del cuartel

En aquel Mercedes

Detrás de nosotros

Ese alegre furriel

Tiempo cruel

Infancia bendita

Que vivimos

Al pie de la muralla romana

Adarve y sillares

Esculpidos

Con un nombre Juvenal Juvenalis

 y cipreses

Y chirrido de los vencejos

En la Hontanilla

Las brisas que venían

Oliendo a pan caliente

Del cuartel de Santispiritus

Tía María tía María como

Huele a pan caliente

Deme usted un corrusquito

Para mojarlo en aguardiente

Así transcurrió

Hermano nuestra niñez castrense

Desfiles y banderas

Y aquel petate

Que traía el machacante de papa

El Tuercebotas

A las costillas

Lleno de chuscos

Para repartir entre nuestros vecinos

Que pasaron hambre y fatigas

Por pertenecer al bando contrario

Papá sin ser de derechas

Había peleado con Franco

Y nosotros no lo olvides, hermano

Javi,

 Fuimos los vencedores

Con un gesto magnánimo

De perdón y una sonrisa

Y un chusco del cuartel

Para matar el hambre

Este es el mensaje

Que esta foto me revela

De una infancia que se fue

Demos gracias a Dios

Por haber vivido

La virgen del Henar y la Fuencisla

Nos arropen con su manto

11/06/2025

martes, 10 de junio de 2025

81

 

















lunes, 9 de junio de 2025

 BECQUER VIAJA A VERUELA




Bécquer en el monasterio de Veruela


Un día de la primavera de 1863 tomé en la estación de Delicias el tren de Ariza. Aragón era un vergel. El ruiseñor  cantor anidaba entre las ramas de los piescales a los que la primavera había vestido con la purpura cardenalicia.

Nuestro vagón iba atestado de baturros calzón de media anqueta el cachirulo de yerbas en la frente. Y de peregrinos madrileños que iban al Pilar por promesa.

Sonaban aires de jota en el siguiente vagón del convoy donde una batería de artilleros marchaba camino del frente del MAESTRAZGO. Iba a luchar contra los facciosos de Zumalacárregui y sus bandas carlistas.

 

En nuestro compartimento un cura rezaba el breviario o hacía        que farfullaba preces en latín, terciado el balandrán, los ojos puestos sobre una moza que acababa de entrar en el compartimento llevando una inmensa cesta de huevos a la cadera. 
La teja del cura o gorro eclesiástico ocupaba buena parte del testel de equipaje. 
Descendió al anden en Agreda donde  era esperado por el sacristán de su parroquia, y una oronda maña con el garbo de la tierra en los andares de las hembras aragonesas y una monaguillo que era tan parecido a él que los ingleses dirían que era su spitting image. seguro que aquel cura era su padre,

Un joven sevillano estaba en frente de mí; ojos ardientes melena y perilla se sentaba en el rincón de la ventanilla no podían ser sus ojos más soñadores. Era Gustavo Adolfo Bécquer. No habló en todo el trayecto, miraba el paisaje. De vez en cuando sacaba un prontuario que escondía entre su manta de viaje y apuntaba alguna palabra o una frase feliz alguna ocurrencia de sus compañeros de ruta.

No pude distinguir el tenor de aquellas notas pero observé que pintaba en su cuaderno de campo el rostro del cura, la cabeza romana del labrador del cachirulo y fuertes pantorrillas o la figura esbelta de la joven que nos dijo ser esposa de un militar de Zaragoza.

Cuando le ofrecieron beber vino de la tierra lo desdeñó con mucha elegancia. Luego supimos que aquel joven de aspecto tan señorial y elegante marchaba a un balneario de Borja a tomar las aguas termales.

Luego cayó en lánguido mutismo soportando las cuchufletas de los acompañantes, las torvas miradas del cura y las agresividades de un seminarista de Zaragoza que plantaba su pierna indecorosamente al lado de la lady pues la mujer del militar era inglesa. Tampoco se quejó de los baches y las  incomodidades de la tartana por camino de herradura, que hubimos de tomar en Tudela.

Veinte leguas en carne mortal hasta Cariñena pero al fin llegamos con el cuerpo dolorido a causa del traqueteo, los reniegos y blasfemias del delantero y hartos del cante y del vino áspero de Cariñena que dicen que es garantía de salud y resucita a los muertos.

El poeta tosía con frecuencia. Acaso era este el motivo de su tristeza el de su precaria salud. Posamos en una fonda de la capital del Somontano y al día siguiente, de amanecida, enganchamos la riata de la posta (seis pares de mulas, un arriero que ya de madrugada se había tomado sus traguillos de aguardiente) y recorrimos las siete leguas que separan dicha población de Veruela.

 

El lugar es un recóndito paraíso escondido en un fértil valle entre montañas donde se alza uno de los primeros conventos cistercienses edificado en el siglo XII por el conde don PEDRO ATARES y dedicado a la Virgen María