no abras que son moros UN MILAGRO DE LA VIRGEN EN LORCA
ALFONSO X EL SABIO LORCA Y LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA
Una fría noche de enero de 1437 llamaron a la puerta de un convento franciscano. Sonaban voces de algarabía y el guardián del monasterio ya iba a abrir cuando se escuchó una voz de lo alto que decía:
▬ No abras que son moros.
Era la Virgen María que avisaba del desembarco de un tropel de piratas berberiscos. Cuenta la leyenda que el rey Alfonso X el Sabio dos siglos antes había conquistado este bello enclave murciano gracias a la intercesión marial. La hueste castellana fue envuelta en una nube con lo cual no pudieron ser vistos por los defensores de la plaza gobernada por un alcalde taifa que rendía tributo al rey de Granada. Por la intercesión de Nuestra Señora creyó este buen monarca hijo de Fernando III el Santo se consiguió esa victoria. Entonces decidió componer en gallego sus "Cantigas a Santa María". He visitado Lorca estos días y me he acordado del Rey Sabio tal y como venía en nuestro libro de historia y lo explicaba nuestro profesor aquel don Ramón alto y hercúleo un verdadero "curón" que daba clases en el seminario de Segovia y oficiaba de capellán del hospicio. Las imágenes de su tiempo nos lo pintan barbitaheño y pelirrojo con unos ojos muy despiertos de intelectual más que de guerrero aunque tengo para mí que la historia no le hizo justicia al señalar que como andaba a la procura del trono del sacro imperio germánico por estar casado con doña Constanza, reina de Suabia, abandonó las tareas de la reconquista. Y no es verdad porque en Lorca le recuerdan con cariño y en Jerez tiene una estatua de bronce erigida en un patio del castillo. Escribió el Fuero Juzgo que es la norma por la cual nos hemos venido gobernando los españoles ante los tribunales de justicia y sobre todo los Loores de Nuestra Señora que empiezan con aquel verso de "Eya velar, eya velar castillo de los cristianos" etc. De esta tradición arranca la fuerte veneración que siente hacia la Madre del Consuelo, refugio de los cristianos y reina del amparo esta hermosa tierra murciana. He venido a peregrinar al santuario de la Fuensanta (la Fuensantica) y me he empapado de candorosos misterios de mi niñez. Ante su imagen que salvó a mi padre de graves peligros en la guerra civil me he prosternado. Se me saltaban las lágrimas.