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miércoles, 10 de abril de 2024

LA GRAN CUARESMA

 

CHEJOV Y LOS VIEJOS CREYENTES

 

Cuaresma. Veliki post. El gran ayuno para los ortodoxos rusos, dietas que se cumplen a rajatabla sin lacticinios tampoco carne. El ayuno eleva el alma, nos pone en guardia contra los instintos y es incluso beneficioso para la salud.

Yo me pongo a dieta sin intenciones hedonistas meramente espirituales y con la abstinencia espero purificarme de los pecados de mi vida pasada y ser agradable a Dios.

Cada vez que leo a Chejov descubro un mensaje distinto, algo nuevo.

 Creo conocer casi toda su obra en versión de Lain Entralgo, Cansinos Assens y otros traductores de la Austral.

 Perdí las obras completas en aquella sala de espera del Princes Beatrice Hospital encuadernado en piel lo había comprado en la feria del Libro de Madrid en 1969, cuando nació mi hika Helen. Lo achaco a los nervios y el día que me ocurrió algo terrible en Oviedo la noche más terrible de mi existencia en la cual pasé por las horcas caudinas que ha de atravesar cualquiera se me quedó traspapelado en el hotel Historia de mi vida. Lo sentí no solo por perder aquel valioso libro sino porque inserto había yo colocado una fotografía de marcapáginas en la cual estaba yo un niño rubio vestido de marinero junto a mis padres y al coronel del regimiento de artillería Gaudencio Tomé.

Esta cuaresma he vuelvo sobre sus cuentos. La Sala Número 6 es un texto demoledor terrible: aquel psiquiatra Andrei Efimevich que es despojado de sus funciones por el meritorio y acaba loco y degradado.

 Ternura, brutalidad, sordidez y belleza se alternan en sus capítulos.

En un “Asesinato” va a saltar el profundo sentido religioso del novelista en cuya parentela no faltan los devotos y alumbrados que re4citan los salmos y celebran las grandes liturgias de la santa iglesia rusa algunas de las cuales duran más de seis horas.

 Hay que estar de pie con una vela en la mano, persignarse constantemente.

Chejov admite que una abuela suya pertenecía a la rama cismática de los viejos creyentes (staroi vierosi) querían seguir la vieja observancia y no admitían las reformas incoadas por Pedro el Grande.

En este caso el protagonista es un tal Matei, hombre de acendrada espiritual a quien no le gustan los popes porque fuman y beben vodka y visten sotanas lujosas de seda natural.

Por eso construye un oratorio en casa donde canta los salmos, lee la epístola y celebra la misa con gran escándalo de su mujer la cual quema las estolas y las casullas. “los Tejerov eran gente muy religiosa hasta el punto de que en la aldea les llamaban los “Beatos”

El problema de Matei Tejerov es que quería una iglesia para él solo. Un primo del protagonista Yakov Ivanich le echaba en cara a Matei su desfachatez.

“Eso que haces es un sacrilegio… acabarás mal, primo”

Este no hizo caso y siguió prolongando sus vigilias y ayunos de forma acostumbrada. Pronto cundió por toda la provincia su fama de santo.

Acudían peregrinos al oratorio de lejanos pueblos para ver al santo, pues decían que hizo varios milagros.

No faltaron las mujeres y el diablo se metió de por medio.

El misticismo derivó en orgía sexual. Y dice el refrán que de dineros y santidad la mitad de la mitad Chejov se refiere a las sectas de los Saltarines y los Flagelantes.

 El “santo” dejó embarazadas a algunas de aquellas devotas y tuvo hijos de ellas.

Los Tejerov eran gente de dinero. Se suscitaron discrepancias entre ellos y un día el “Santo” aparece muerto.

Se hacen las averiguaciones por los gendarmes y resulta que fueron sus hermanos los que perpetraron el asesinato.

Tras una serie de peripecias cargadas de confusión y de emoción pero narradas magistralmente Chejov es el mayor escritor de cuentos y novelas cortas que haya existido aunque los franceses digan que era Maupasant los Beatos caminan como forzados hacia Siberia y son recluidos en la isla de Sajalin, un siniestro lugar que visitó Antón antes de morir.

 

jueves, 11 de abril de 2024