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sábado, 29 de julio de 2017



 

 

 



QUO VADIS ESPAÑA?



(CRÓNICAS AL DESGAIRE DESDE MI HELICÓN)


 




 

 

 

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por ANTONIO PARRA GALINDO

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

ANDRES LAGUNA DEFENSOR DE LAS TRES CULTURAS ( Lanza, 13 de noviembre, 1994)
Viaje a Turquía es la novela principal del médico segoviano Andrés Laguna que no por poco conocida es menos indicada para entrar en la problemática del siglo XVI amen de entrañar una actualidad palpitante en grado de profecía. Los problemas abordados entonces palpitan en la Europa y en la España de hoy: el misterio del surgimiento u difícil convivencia de las tres religiones monoteístas con una historia por la cual corre la sangre y que está plagada de suspicacias y de prejuicios.

En el nombre de dios. Se dice que en nombre de dios se han estado matando durante siglos. Esto es cierto sólo en parte. Detrás de las diferencias teológicas subyace un conglomerado de intereses creados de matiz económico. Pero hay sobre todo miedo al otro. Al que es diferente. Al que reza de otra forma, no viste igual, coime diferente y tiene otros hábitos o una pigmentación diversa de la piel. Viaje a Turquía está escrito en una prosa tersa amena y llena de encanto. Rehuye de la retórica en la cual suelen incidir nuestros clásicos. Resuma tolerancia y humanismo dentro de un retablo narrativo en el cual no faltan ni la resignación ni la irreverencia de las gran novela picaresca. Traza una panorámica en la cual los judíos los moros y los cristianos viejos y nuevos a veces se odian a veces se desprecian o se entienden bajo cuerda. Constantinopla (Istambol para los sefarditas) siempre estuvo en el corazón de España. Bizancio es el sincretismo de Mahoma de Moisés y del Nazareno y un salpicón de razas y de culturas. El libro está escrito en plan gran reportaje redactado sobre una prosa amena y nerviosa que refleja el mundo de 1557 y que parece haber sido escrito ayer. Cristóbal de Villalón pseudónimo bajo el cual se oculta el humanista segoviano y médico del emperador Carlos v Andrés laguna hace la relación circunstanciada de la vida de un galeote de su dieta de su higiene precaria que no era óbice para que todos hubiésemos buen músculo.

Tomaban bizcocho remojado atún fresco aceitunas y miel. Habla de la hedentina y del olor a humanidad sudada y sobada en los sollados malolientes y destilados de los fayados o salas de maquina de las galeras donde se trajinaba a golpe de rebenque. Los piojos las pulgas y la liendre estaban allá abajo. Era el mundo de galeras. Cada embarcación iba comandada por un patrón o capitán y un comiere un alguacil y un escribano 50 ballesteros y 20 arcabuceros. Todo ellos eran gente de cubierta. Abajo en la mazmorra estaba la chusma 150 forzados bajo la mirada del arraez o capataz al que cumplía la obligación de "arrear" el remo haciendo triscar la tralla o rebenque. A los penados o bogavantes sentados en los bancos de proa se les denomina proeles. A los de popa espalderes.

Tras ser apresada la escuadra del emperador consistente en 37 navíos y más de tres mil cristianos entre marineros y gente de guerra el protagonista pedro de urdemalas relata su odisea y nombra todos los puertos en los que atracan el bajel g. Cárcel del turco: Estambul Patras Lepanto puerto león Gallipoli. Llegados a su punto de destino los cautivos se convierten en esclavos del bajá. A fuerza de ingenio simpatía y derroche de astucia y no pocas dotes de simulación pedro de urdemalas logra abrirse camino y sobrevivir en la Constantinopla de mediados del quinientos. La urbe fue tomada por los turcos en 1453. Al principio los imanes fueron tolerantes con los cristianos que según hace notar laguna en su obra es una religión superior y eso lo decía un converso pero humanista aspiraba a un cristianismo evangélico. Dice que esta religión resulta un verdadero grano de mostaza que crece y arraiga en fortaleza en tiempos de persecución. Es la idea que repetiría después Nicolás Berdiaeff. Es el misterio de la ortodoxia como mansa fuerza de choque contra el hervor de las sectas que subsiguen a los furores luteranos y a todas las herejías habidas y por haber. La idea de defensa de la ortodoxia fue puesta en orbita por un judío como enseñanza moral para un catolicismo demasiado pagado de sí mismo. Andrés laguna constituye una de las grandes torres de la literatura castellana. Era un converso insistimos nada tolerante y dogmático a diferencia de otros que llevados de un futuro de tornachaquetas los arrepentidos los conversos en el sentido peyorativo de la palabra que damos los españoles a aquellos que hacen cursillos de cristiandad y se vuelven más papistas que el Papa o los que dejan de fumar y se trastornan casi maniacos acérrimos contra el encendedor y la cajetilla. Lo dice una de las lumbreras de nuestro siglo de oro y cuya personalidad me atrae cada vez más. Esa ira que alcanza el grado de furibundia donde las ideas alcanzan un grado personal y no hay más que entrar en los chateos de religión y en los foros de ateos sobre cuyas teclas y pantallas se dibuja la nariz corva y las espaldas cargadas de Torquermada.

Pero ello forma parte del misterio de la historia de España. Tanto Laguna que fue profesor de hebreo y de griego en la universidad de Alcalá de Henares como Cervantes no se cansaron de ridiculizar a los orates pero con la iglesia hemos topado sancho. A causa de estos tornadizos la vida española de antemano siempre precaria a causa de la envida y la emulación debió de volverse difícil. Menudearon las denuncias al santo oficio. Se barrían herejes debajo de la alfombra se vigilaba las costumbres sospechosas y los escritos y las palabras de los dómines eran analizados con lupa. Laguna debió de pasarlo mal y tornó a sus hierbas y a su cirugía. Castilla era un hervidero de fervorines mesiánicos. Las aguas del río se habían salido un poco de madre al cabo de los movimientos comuneros y de las germanías que tenían una raigambre social de denuncia contra los poderosos nobles flamencos como Adriano de Utrecht pero eran de cuño religioso y una maniobra de ida y vuelta que preconizaba el advenimiento de la reforma.

En el reino de Valencia las germanías estaban impregnadas de una cargazón revolucionaria inusitadas y en Castilla la Gentil se empecinaban algunos exaltados frailes en anunciar la llegada del fin del mundo. Al emperador lo consideraban el anticristo. Cervantes trata de no entrar al trapo con la frase que citamos más arriba. Pero el medico segoviano tanto en el Crotalón como en su viaje a Turquía se muestra decididamente anticlerical. Y apunta una idea que luego habría de remachar el padre Isla en su Fray Gerundio con esta ironía que es una verdadera perla: Necesitamos pulpitos de acero en España que de otra forma los furibundos y malhadados clérigos todos lo hacen pedazos a voces. Parécesele que a porrazos han de defender la fe de cristo. Feijoo trillaría en la misma parva poniendo en ridículo a los escolásticos con un siempre las mismas voces las mismas disquisiciones los mismos razonamientos en los paraninfos.

Y esta postura de profunda religiosidad alegría de vivir y deseos de poner enmienda a los errores de sus contemporáneos le vuelve sospechoso de disidencias y es posible que el lazarillo de Tormes saliera de su pluma. Estamos ante una de las mayores obras de las letras castellanas solo parangonable con el Buscón y el quijote pero ¿Andrés Laguna? No quiso firmarlo. Lógico. Los sabuesos del Santo Oficio andaban a la caza. En el estilo se percibe la donosura y llaneza la campechanía de los segovianos y Laguna era segoviano a machamartillo mucha sorna inteligente buen talante y donoso en el decir y algo redicho.


Su viaje a Turquía no es sólo una interesante novela de aventuras y un puntual tratado de geografía en un tiempo en que los conocimientos de otros países eran míticos y la noción que se tenía de Bizancio era como referente de los libros de caballerías. Por eso es de una solercia literaria impresionante y magistral su descripción de las costumbres de los monjes del Monte Athos con sus cinco cuaresmas, la vida cenobítica en cavernas escarpados, el rechazo a la presencia de la mujer porque en los monasterios no se admite la presencia de ningún animal hembra. Al propio tiempo indaga sobre el alma humana y retrata la mentalidad de los españoles de su época. Tiene la costumbre el español, observa, de olvidar de su patria, bendecir lo extranjero y tratar mejor a los forasteros que a los indígenas, cuando repasa los Pirineos. En las mismas seguimos y esta observación la hace un autor del siglo XVI.
Torrezneros

La verdad es que somos un poco torrezneros. Por sus páginas desfilan vizcaínos que ya por esa sazón eran los mejores marinos de la escuadra "gente amiga del buen comer que habla mucho y atropelladamente opero que es muy noble. Hablar atropelladamente. ¿No será esa una herencia vasca adherida a nuestros genes? La ponderación y una cierta ternura y compasión ante los pecados ajenos son la mejor cura que propone el galeno segoviano a lo males nacionales. Andrés Laguna no se calla un pelo y canta las verdades del Barquero con ese desparpajo y la franqueza que caracteriza a los hombres de su tierra. Viaje a Turquía fue escrito en 1558 el año de la muerte del Emperador. Su autor combate el oscurantismo y la superstición. Era amigo de Erasmo y de Luis vives y con las hierbas oficinales que conocía bien pues ya desde niño salía a cogerlas a la zona de Tejadilla y que maja con el mortero hace auténticos maravillos. Las enfermedades más difíciles no se le resisten a sus curas homeopáticas a base de centaura y escamonea, plantas que crecen en los campos de Segovia. La escamonea le fue bien al cesar para su gota pero no tuvo el remedio que éste le pedía para curar la impotencia. Carlos V según sus cronistas acudió a la santería y fue a ver a una saludadora de Cebreros que decía realizar maravillas con los desganados pero el emperador que quería tener hijos y aunque la buena vidente le dijo que viviría treinta años y podría engendrar más niños moriría al cabo de poco tiempo en una húmeda celda del monasterio de Yuste. La medicina a Andrés Laguna le salvó la vida pues estando cautivo en Constantinopla fue requerido por el sultán al que desembarazó de unas fiebres y este en pago le otorgó la carta de la libertad. Curandero de su honra el doctor regresa a España visitando Paris y los Países Bajos. El viaje de vuelta no fue nada sencillo. En Grecia hubo de disfrazarse de monje y visita una de las tebaidas más celebradas de la cristiandad: el monte Athos. Allí recibe protección del idumeo y es el primer español que consigue poner el pie en cada uno de los 22 monasterios que conforman esa laura. Son los "papas" o "popes" los que le libran de otra persecución de los turcos.

Enjundiosas son sus reflexiones sobre las diferencias entre la iglesia griega y latina pues dice:
Ellos viven a la evangélica. Sus iglesias son pequeñas y no tan fastuosas. No hay canonjías ni prestameras o beneficios eclesiales y viven de lo que el pueblo quiera dar. Siempre andan haciendo santiguadas y tocando la tierra con la frente y cantando Kirie eleison. Y sus oficios son muy largos como nuestros maitines en Nochebuena y dicen en todas las misas las oraciones que nosotros sólo decimos en Viernes Santo. Tienen cuatro cuaresmas y a la de la pascua de resurrección llaman gran pascua. Es la mayor y mejor fiesta del mundo. Todos se besan unos a otros y se saludan con la frase de Cristos anesti a lo que responde el otro: alithos anastasi (Cristo resucitó... verdaderamente ha resucitado)"


La obra del inmortal galeno segoviano, entomólogo y botánico aparte de un gran escritor corográfico se puede codear con los grandes de las letras castellanas pese a ser un autor poco conocido. Todo un humanista por lo que su lectura se hace recomendable. Los tiempos de cambio que le tocó vivir son muy parecidos a los actuales. Este hombre galaxia Guttemberg se convierte en un prometeo de la galaxia MacLuhan. ¿Qué hubiera sido si Laguna llega a conocer Internet y Aprovechado sus inmensos recursos?

El viaje a Turquía parece haber sido redactado ayer mismo y haber salido calentito de las planchas que entonces se decían tórculos. Sus libros son una buena página Web. El paso de los siglos no las hizo perder nada de su primitiva frescura. Por su fascinación ante lo nuevo y su tolerancia ante otras culturas su amor por la belleza y la verdad y por el humor casticista que le caracteriza. Es el suyo el humor de los sabios.

 

Jueves, 21 de junio de 2007



 

 

 

 

VOLADURA DE SPANDAU
Diario de Burgos 24 de agosto de 1984

 

Todo está a punto para la voladura de la cárcel de Spandau dónde yace en confinamiento solitario el preso más caro y mejor vigilado del mundo. Un nonagenario Rudolf Hess. Está a preparado el ataúd las velas el coche fúnebre para cuando exhale el postrer aliento llevárselo lejos de Berlín y también está lista la dinamita en las bodegas del edificio y las excavadoras en los patios donde ya no quedan presos. Esperan los guardias a godo fuma el alcaide su último cigarro en espera de que fallezca. Es la decoración suprema para una obra de Ionesco. Teatro del absurdo.

El fantasma de Fran Kafka deambula de incógnito por los pasillos. También dicen haber visto a drácula y a su esposa Némesis diosa de la venganza. Cuando el capitoste nazi la espiche no quedará ni rastro. Sólo la muerte libertará Hess de cadena perpetua. Sus cenizas serán esparcidas por el viento aguas arriba del Spree. Que nadie lo venere. Que no nos vengan a nostgros con urnas. Odio africano venganza judía. Doce hombrees sin piedad y el yo acuso. El penal una vez enterado de incógnito y posiblemente de madrugada en un lugar que no ha trascendido saltará por los aires. De lo que se trata es de borrar la memoria. Que no queden altares para las conmemoraciones las misas y los sacrificios. En Spandau no se creyó nunca en Cristo sino en el talión inmisericorde.

Han pasado 23 años desde que yo esto digo y hoy día de santo mártir que ya no se conmemora sino la fiesta de los maricas una mina israelí se ha llevado por delante a seis soldados españoles en el Líbano no hay protestas la censura borra – es la protervia del sanedrín que me acaba de condenar al silencio estaban el cara de oropéndola y el cara de cojugada israelí que dijeron sea reo y no publique- moral de venganza de todos los calibres. Me han amenazado me persiguen pero yo quiero sobrevivir recordando a Hess que se tiró en paracaídas en especial misión secreta o alta traición sabía muchas cosas y en este mundo no conviene saber demasiado. Dice el times que el bastión el ultimo bastión de la memoria del nazismo será destruido en 48 horas y tan pronto como los facultativos expidan el certificado de defunción firmado por médicos de las cuatro autoridades de ocupación francés inglés americano y rudo será la hora de las grúas y de la piqueta de demolición.

No quedará piedra sobre piedra. Contumacia bíblica. ¿No hay perdón? No. Por eso mismo, Verumtamen, te vigilan y la de los estropajos y la mopa que manda que una ministra mete las narices y sus inmundos dedos en tus cajones. De lo que se trata es de evitar el mito. Que no haya reliquias ni estampas ni fotografías ni huesos santos. Incineración piden los de la mentira del horno crematorio. Un hush up general. Silencio. Se te vigila. Hemos impuesto el carpetazo. Que pasó entre Hess y Churchill eso lo saben solo los ingleses y lo tienen todo muy calladito.

En boca cerrada no entran moscas pues eso. Londres y la Urss se opusieron a todo conto de clemencia. Capturado en Escocia en 1942 este alemán de los ojos azules y mirada fija se ha pasado casi toda la vida a la sombra. Toda su persona es materia reservada y para los ingleses un autentico secreto de estado. El edecán del Ferrer se llevará todos sus secretos a la tumba sin haber obtenida misericordia de los contumaces británicos que han echado toda la carne en el asador de la perfidia de Albión.

Apresado en 1941 después de tirarse en paracaídas cerca de aborden lleva en confinamiento solitario desde 1945. Vio subir al cadalso a algunos de sus colegas: Himmler, Goebbels, Doenitz, von Pappen Goering, y otros prebostes del reich condenados a la horca en los procesos de Nuremberg. Todo es como una pesadilla como una historia tétrica un aviso a navegantes que me hace entender muchos por qué de mi vida que ahora no me explico. Fue también el prisionero más caro del mundo. You are being watched se te vigila esa es la moraleja que saco de esta historia de hace casi un cuarto de siglos.

No se puede oponer uno a esa fuerza de incongruencia formidable. Se paga o con la muerte o con el ostracismo. No se ha pasado el síndrome tras los múltiples procesos de desnazificación desratización y de democracia al trágala estos judeocracia de los cazanazis como revive el diablo merodeador de cazafantasmas. ¿Qué crimen pudo cometer este hombre para padecer tanto? Me pregunto pero no hay respuesta hoy hay palabras vedadas o impolíticas y temas de los que no se habla pero que son capitales para la historia de la humanidad que nunca podrá construirse sobre el tinglado de una patraña una mentira un millón de veces repetida que se ha convertido en verdad.

El cara de cojugada el híspido columnista que vigila la parva ha lanzado el mensaje y yo he tenido que hacer mutis otra vez. Dejemos que solo escriba y únicamente publique aquí don cesar Vidal y que don Ismael vea masones por todas partes pero estos son mucho más peligrosos enemigos que los masones odian mi patria ay amigo preponderan mataron con cristo pero no pudieron con Él sí pudieron con el edecán nacional socialista, que renunció a la tableta de cianuro. Siempre dio la impresión de hombre frágil con aquellos ojos potentes que recordaban a los del actor norteamericano Montgomery Cliff.

Hess desde hacía ocho años estamos en 1984 era el único inquilino de este enorme fortín prusiano con más de doscientas dependencias convidado de piedra del horror al pasado y el más caro penitenciado del mundo pues para su tenencia en guardia había que habilitar toda una institución. Está enfermo y medio ciego y vigilado por todo un regimentó de soldados y bajo vigilancia electrónica su escapada hubiera sido un hecho contra natura. El prisionero es vigilado día y noche a través del ojo de buey donde a cada hora hace la ronda una centinela. Hay un perímetro de seguridad consiente en un muro de siete metros y una alambrada que llevan cables de alta tensión de más de dos mil voltios. Es como para preguntarle a Herr Hess qué es lo que piensa de los derechos humanos.

Su custodia les sale a las potencias vencedoras por un ojo de la cara. Treinta y cinco millones de dólares p.a. dicen sus vigías que se pasa la mayor parte del día leyendo. Su esposa Ilse y su hijo Wolf le van a ver una vez al mes pero a través de un locutorio con cristales blindados. Tampoco ha lugar el vis a vis. Con los suyos tiene que hablar por telefóno pues la mampara de separación no permite ser atravesada por la voz humana. No es un nombre no es más que un nombre lo que queda de un mito. Su hijo Wolf es acusado de encabezar movimientos neonazis peticionarios de su liberación o la suavización de la condena.

Pero todas esas tentativas cayeron en saco roto. Hess no existe para los activistas de amnistía Internacional. No hay amnistía ni remisión posible para un criminal de guerra repiten a coro los británicos y los rusos que es el único punto en que parecen de acuerdo. La culpa excede al perdón. Pero el prisionero de Zenda se haya convertido en Alemania en un mito rodante que puede abrir brechas no cerradas del pasado. Tengo medo. En Spandau hay 670 celdas todas vacías menos la suya. Varios centinelas de los destacamentos de los ejércitos de las potencias vencedoras se suicidaron pues no podían padecer el tormento de ver sufrir a este anciano arrojándose al vacío desde la almena del castillo al foso.

Por sus ámbitos se pasean los fantasmas y las almas en pena de los treinta millones de seres humanos que perecieron en la conflagración universal y dicen por qué su grito es una tortura terrible.

A los dos meses del fallecimiento del lugarteniente de Hitler la cárcel fue volada y de la misma no quedó piedra sobre piedra. Fue una venganza bíblica verdaderamente y ya aquel viernes de agosto de 1984 el gobierno de Felipe González hablaba de negociaciones con ETA. Eran los prolegómenos de un nuevo orden que padecemos una tiranía contra la que no caben protestas. Ellos son fuertes pero son pocos y tienen miedo por eso manejan a las masas con tanta habilidad. Han borrado la memoria. La historia la escriben los vencedores.

 

26/06/07 4:12:22



 

 




MI HIMNO EL CARA AL SOL MI BANDERA LA ROJA Y GUALDA


 

Antonio Parra

 

Gran articulo el de Castro Villacañas que me ha hecho recordar pues había perdido el hilo de las palabras que cantábamos en el patio del colegio, formados, hace ya bastantes años pero no tantos como algunos reputan. Palabras que traen sones de primavera y de olores, auras, y soles antiguos preñados de anhelo de reconciliación de pan justicia y paz, un deseo que ahora los unos y los otros nos quieren quitar: "Viva España. Alzad los brazos hijos del pueblo español. Que vuelve a resurgir… Gloria la patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol… Triunfa España. Los yunques y las ruedas. Canten al compás de un nuevo himno de fe. Juntos con ellos cantemos de pie. La vida nueva y fuerte de trabajo y paz". Se puede pedir poco más a un cantar tan enardecido que habla de justicia, de pan y de paz, pero su autor el gaditano Pemán nos salió rana. Ahora nos lo han convertido en el chundachunda de marras (pocos pueblos saben tirar piedras contra su propio tejado como el hispano). Cosas que pasan o mejor dicho no pasa nada. Uno más que "combayó" don José María como dicen por mi tierra. Aunque comprendo. Aquí cantas un himno y piensan que estás para marcharte a la guerra.

En mi infancia también vocalizábamos el Oriamendi de los carlistas y, metidos en harina, merece ser traído a colación que todas nuestras canciones vienen del norte. El cara al sol lo compuso un vasco el maestro Tellería y nuestra marcha real esto es nuestro himno es requeté cien por cien que los navarros se lo pasaban por el morro a los peseteros isabelinos que les soltaban el himno de Riego del otro lado de la trinchera. Putas guerras. ¿Por qué facción tirar? ¡Con lo hermoso que es convivir! Decía así:

"Alerta, españoles, alerta, no os durmáis para que este nuestro amado Reino no se hunda. Los hombres más perdidos son los jefes que quieren a España aplastarla para siempre" Y la traducción vasca que recojo pues yo siempre fui aficionado a estas coplillas reza así: "Gertu España tarak, ez lo eguin, gertu Geure erenu maite zu eztaiten ondatu fizonik gelduenak dituguz gaur buru España nei debenak betike zapaldu" Pues muy bien. Tan rotunda melodía es la madre quizás de nuestro Cara al Sol. Pero también he cantado Ghanesa en mis años mozos, no se crean:

"Si me quieres escribir ya sabes mi paradero. En el frente de Gandesa primera línea de fuego. Y si quieres comer bien para morir en buena forma. En Gandesa hay una fonda… a la entrada de esa fonda hay un moro Mohamed que te dice pasa, paisa, que quieres para comer… lo primero que te dan son granadas rompedoras... lo segundo de metralla para guardar memoria".

O la de la XLVI división que cantaron por estos llanos y lomas de Brunete en honor de Valentín González hace setenta años en el lugar donde vivo que era zona de pozos de tirador y de ramales de trinchera:

"La división del Campesino que en la lucha se distinguió vamos juntos a la batalla a derrotar al invasor. Luchamos un día y lucharemos sin cesar hasta que España se haga fuerte y defendemos la libertad".

Si bien se mira en la letra de estos aires de la tierra, nuestra piel de toro, el patrio solar, los unos y los otros, los que cerraban el puño y los que saludaban a la romana murieron por el mismo ideal: una España mejor que cada uno interpretó a su forma y la guerra se llevó a los mejores. Quedaron los políticos y el eco perdido de nuestras viejas canciones. Pasa nada, hombre. Hay vida después de ZP pero no entiendo por qué la han cogido meona con ese voluntarioso chico de León. España tiene que ser de todos.

Para himno – y llevas razón, maestro- La Marsellesa. Todos los franceses se ponen eufóricos al entonarla y los ingleses yo les he visto cuando terminaba el cine en Londres levantarse y muy serios cuadrarse cuando sonaban las notas del "God save the queen". El patriotismo inglés es flemático pero recio e implacable. Los americanos se llevan la mano al corazón al compás del America The Beautiful y es cuadrado y castrense pero melancólico el Deutschland über alles que también se tararea sin letra, otro chundachunda, porque lo que va dentro ahora resulta de impolítico según van los tiempos y la Hativka israelí es una marcha fúnebre, seguramente por todos los muertos del holocausto.

En fin que aquí somos mucho más jaraneros. El anda jaleo, jaleo, ya comenzó el alboroto y ahora vamos al tiroteo de los republicanos se contrapone al vino que tiene Asunción de los nacionales. Chimpún. Y el himno de la infantería es una canción guerrera pero a ¡cuanto nos hace llorar cuando la escuchábamos! pues pensamos en los muchos caídos por esa bandera de uno y otro lado de la cerca:

"Ardor guerrero vibre en nuestras voces, y de amor patrio henchido el corazón, entonemos el himno sacrosanto del deber de la Patria y del Honor. De los que amor y vida te consagran, escucha, España, la canción guerrera, canción que brota de almas que son tuyas de labios que besaron tu bandera. De pechos que esperaban anhelantes besar la cruz aquella que forma con la enseña de la patria el arma con que habrán de defenderla. Nuestro anhelo es tu grandeza, que seas noble y fuerte (bis) y por verte temida y honrada tus hijos valientes irán a la muerte. Si al caer en lucha fiera ven flotar victoriosa la bandera ante esta visión postrera orgullosos morirán. Y la Patria al que su vida le entregó en la frente dolorida le devuelve agradecida el beso que recibió. El esplendor de gloria de otros días tu celestial figura ha de envolver que aún te queda la fiel infantería que por saber morir sabe vencer. Y volarán tus hijos ansiosos al combate, tu nombre invocarán y la sangre enemiga en sus espadas y la española sangre derramada tu nombre y tus hazañas cantarán. Y esos infantes de la raza hispana que sienten se apodera de sus pechos con la épica nobleza castellana el ansia altiva de los grandes hechos te prometen ser fieles a tu historia y dignos de tu honor y de tu gloria"

¿No se les pone la carne de gallina? A mí sí; como cuando escucho el himno de la legión el "Soy valiente y leal legionario", el "Novio de la muerte" o "Prietas las filas", "el Camarada", el "Cubre tu pecho de azul, español", el "Margarita se llama mi amor" o el "Flecha meón" y sobre todo al compás de las notas del Cara al Sol:


"Cara al sol con la camisa nueva, que tu bordaste rojo ayer, me hallará la muerte si me lleva, y no te vuelvo a ver. Formaré junto a mis compañeros que hacen guardia sobre los luceros, impasible el ademán, y están presentes en mi afán. Si te dicen que caí, me fui al puesto que tengo allí. Volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz y traerán prendidas cinco rosas: las flechas de mi haz. Volverá a reír la primavera que por cielo tierra y mar espera. Arriba escuadras a vencer que en España empieza a amanecer".
Eso no quita para que también me "ponga" como a Antonio La Internacional que es un bello himno, pero no reniego de mi fe. La roja y gualda sigue siendo mi bandera y mi himno el chundachunda aunque cantarlo no ha de ser un pretexto para ir a la caza de otros españoles que no piensan lo mismo que un servidor. Tolerancia se llama esa figura o al menos a mí me lo parece porque España es de todos. O al menos a mí me lo parece.

 

Martes, 12 de junio de 2007

 

CUANDO UN NOVEL SE LLAMA VARGAS LLOSA.


 
 

Íbame yo un poco a la agachadiza con mi flash de dos mil duros de adquisición novísima en noche calurosa de septiembre tan tórrido y tan seco como mayo junio julio y agosto que aquí en Madrid todo es polvo y nada de lodos que casi se nos olvidó como es el agua caediza y de qué color es el barro. Noche de estreno que suele ser noche rumbosa. Se habían prendido las candilejas del Reina Victoria. El flash-caminaba yo pensando para mi capote que no me lo robe cualquier de estos chorizos hampones que riegan con sus truhanerías y tirones la noche madrileña y sabe dios por donde van a asomar la oreja.

Luego resulta que esos pobres chavales que tanto miedo infunden a las señoras que van al rosario y de aspecto algo atrabiliario melancólico cual diría el otro no matan una mosca, mal que les pese a su catadura. Se trata de africanos y de tercermundistas en tránsito a los que no alcanza para pagar la pensión y prefieren forzosamente por compañera la luna de Valencia. O de Madrid pero lo malo es tener miedo al miedo. Lo peor, la psicosis. Ningún percance me sucedió entre la boca el metro y la carrera de san jerónimo. Para colmo llegué al estreno con mis aparatos de retratar, hice una reverencia al conserje quien a su vez devolvió me el saludo con otra venia.


-Pase caballero.

Todo era luz. Todo eran alfombras. Perfumes caros y vestimenta chic de la gente importante y nocherniega. Había esa elegante discreción que solo suelen tener los españoles cuando van al teatro. Y lo malo es que me había colado de rondón a la fiesta guiado por mi suerte y mi olfato periodístico de paraparazi.

Recuerdo que una noche como esta por poco lo muelen a palos los Queen Fusilers en Falls Road de Belfast por ir a hacer un reportaje de un atentado con mi aparatoso flash. Es mas a este reportero lo derribaron al suelo y molieron a palos dos gorilas de Kissinger cuando éste se encontraba cenando en una fonda italiana de la tercera avenida. Los zaguanetes de la gente importante creen por lo visto en el dicho que el mejor retratero es el reportero muerto o el retratero deslomado. Sin embargo aquí los guardaespaldas del presidente –se nota que son guardias civiles- se3 abren paso sin brusquedades y todavía sonrie3n. Nunca he trabajado con mi propia policía. La de mi país. Eso es un valor activo de bienes raíces asset. Por otra parte una cámara de fotos sirve para disfrazarse de diablo cojuelo. Pero era la noche de fortuna.

La verdad es que se me había pasado el atragante de la cena con una noticia que leí en un periódico que aseveraba que en lima mueren deshidratados en verano en los barrios de los bajos fondos una media de 450 personas. Sin embargo este mal regustillo se me pasó pronto cuando empecé a tirar placas como un condenado a la hermosa gente las beautiful the guys and dolls de la noche matritense. Me había colado en el Reina Victoria para ver una obra de Vargas Llosa.

Gran esfuerzo de interpretación y un ambiente chejoviano flotando sobre los diálogos pero sin la dulzura del gran dramaturgo ruso – Vargas no es más que un perulero circunciso al que todo el mundo hace la ola no te fastidia no me descrismes esto lo escribía yo hace 25 años y no suelo variar en mis veredictos. Mucho cholito y mucha guajira silbante del lenguaje del mango y esa verborrea latina que no va a ninguna parte. La Ciudad y los Perros es una novela de aprendizaje mediocre que se nos ha colado como un best seller los hay que tuvieron suerte en la vida y no se a que logia se abrazaron a o que pila bautismal donde no está el bautista por supuesto pero aquí el que tienen padrino se bautiza, ciudad de los perros y mucho perro.
Aquella noche de octubre del 82 yo no sabia que el indito de que bueno que viniste se iba a transformar en el heraldo del intercambiador las arrolladoras oleadas de gachipijos tomando Madrid y que bueno que viniste. La obra se llamaba la señorita de Tacna váyase usted a saber quien era aquella señorita. Recuerdo una frase de esta prójima seguramente una madame Bovary a la peruana: "ante el placer venéreo no hay ni marido ni hijos ni chulos ni dios un poco fuerte no. Mientras los cholitos de lima mueren de inanición aquí tenemos al señor vargas Llosa reflexionando sus propios polvos. Él pertenece a la clase aristoc5rata trasfretada y transterrada, una aristocracia "latino" que juega a la ruleta rusa y sólo parece existir para sus orgasmos. Vino a España a hacer las americas y se quedó.
Todo un contraste. Me salí de la función. También a la agachadiza. Cuando uno se aburre en un teatro lo mejor es salir a echar un cigarro al vestíbulo o contar los minutos mirando pal claravoyo o ver lo blanca que tiene la cara la señora del guardarropa. Ni siquiera los desnudos de Rosalía Dans fueron capaces de animar la obra que se vino abajo en interés como una melaza. Hace poco más de un siglo a clarín y no le3jos de aquí a Clarín le silbaron un drama en tres actos "Teresa" pero no se puede comparar a Vargas Llosa con clarín con todos mis respetos. Sin embargo como este indito parece que cae bien a la parentela y gusta a las señoras pues dicen que es guapo no le silbaron ni patearon la obra. Antes bien llegaron a saludarle las autoridades. Todo el mundo al besamanos. Todos le hacían la ola. A mi me amostazaba tanto rendibú, el mucho paripé.

Por allí llegue a columbrar al Gran Ciprés y su mujer pianista cara de enterrador. Parece ser que al final del drama cunde el aburrimiento o el desencanto. Los espectadores parecían decepcionados de que su ídolo no estuviera a la altura de circunstancias y el papanatismo local hizo sus pros. De contras nada. El señor Vargas que nos parece un mediocre escritor se presentan en esta como si fuera el embajador de todas las musas del olimpo vivir para ver. En el patio de butacas se había dado cita todo el encanto de la burguesía. Venían a ver al maharajá de los Andes. Don Vargas sonríe falso luciendo su dentadura de brahmán. Parece indio. No un cholito o de barman o un cruce de razas. La obra suya todo hay que decirlo no estuvo mas de dos semanas en cartel. Menos mal

 

 

Mediterráneo 12, 9 del 1982

 
Saturday, 29 de July de 2017


 
LAS CONTRADICCIONES DE TOLSTOI



 



Antonio Parra

 

Tolstoi es el genio egocéntrico alternante contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota.

Es un autor que suele dejar poco en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos, la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor de iconos.

En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo Dostoievski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de los escritores.

Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas" en la que se percibe la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia.

El 3 de marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura (media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la última copeca.

Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es occidentalita y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana. En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser humano.

Huye del mundo, se refugia en su hacienda, en su dacha, pero tampoco puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo un propedéutico y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos. Redacta pancartas contra la guerra.

Son interesantes asimismo sus relaciones con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres, hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se abrazaba en la vida real.

Le roía la pasión del naipe. En su vida privada resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica.

El novelista experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista dice todo lo contrario.

Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina. Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24 años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto no suele ser así en la mayoría de losa casos.

Semanas adelante, el joven teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos tan característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero promete dar a la estampa la novela que lleva por título Infancia.

Se trata de una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición o ensamble del escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo finito porque en realidad el hombre no es nada.

De allí en adelante la carrera del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma.

El lecho del río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques- el misterioso bosque ruso (les) y grandes extensiones fincas como Yashnaia Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos, incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero el hombre continúa idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes.

Que nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño.

El tono que elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos. Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico. Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar. Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una de las interminables guerras del Caúcaso fue determinante. Como soldado fue irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial novelístico.

En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a escondidas entre el oficial y la chaval que terminaban en el pajar. Amor a escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde.

Todo esto impresiona su sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las riñas y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él es bueno pero débil.

No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no les falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan ha decorado el nuevo hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en una párrafo
"Praskovia Fiodorovna echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves. Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba"

En este libro plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Iván en sus negocios curiales dentro del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo, en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando que vaya a un medico en vez de estarse todo el día lamentándose.

He aquí otra manifestación de crueldad femenil. Acude Iván a un especialista. Vagas respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no te tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un letargo que determina su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles dolores.

El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo, inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama.

Toca anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan. La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un fantasma.

Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT.

Y para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica pero –la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo problema metafísico- a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma rusa.

18/04/2007

 


VOLADURA DE SPANDAU
 

Todo está a punto para la voladura de la cárcel de Spandau dónde yace en confinamiento solitario el preso más caro y mejor vigilado del mundo. Un nonagenario Rudolf Hess. Está a preparado el ataúd las velas el coche fúnebre para cuando exhale el postrer aliento llevárselo lejos de Berlín y también está lista la dinamita en las bodegas del edificio y las excavadoras en los patios donde ya no quedan presos. Esperan los guardias a godo fuma el alcaide su último cigarro en espera de que fallezca. Es la decoración suprema para una obra de Ionesco. Teatro del absurdo.

El fantasma de Fran Kafka deambula de incógnito por los pasillos. También dicen haber visto a drácula y a su esposa Némesis diosa de la venganza. Cuando el capitoste nazi la espiche no quedará ni rastro. Sólo la muerte libertará Hess de cadena perpetua. Sus cenizas serán esparcidas por el viento aguas arriba del Spree. Que nadie lo venere. Que no nos vengan a nostgros con urnas. Odio africano venganza judía. Doce hombrees sin piedad y el yo acuso. El penal una vez enterado de incógnito y posiblemente de madrugada en un lugar que no ha trascendido saltará por los aires. De lo que se trata es de borrar la memoria. Que no queden altares para las conmemoraciones las misas y los sacrificios. En Spandau no se creyó nunca en Cristo sino en el talión inmisericorde.

Han pasado 23 años desde que yo esto digo y hoy día de santo mártir que ya no se conmemora sino la fiesta de los maricas una mina israelí se ha llevado por delante a seis soldados españoles en el Líbano no hay protestas la censura borra – es la protervia del sanedrín que me acaba de condenar al silencio estaban el cara de oropéndola y el cara de cojugada israelí que dijeron sea reo y no publique- moral de venganza de todos los calibres. Me han amenazado me persiguen pero yo quiero sobrevivir recordando a Hess que se tiró en paracaídas en especial misión secreta o alta traición sabía muchas cosas y en este mundo no conviene saber demasiado. Dice el times que el bastión el ultimo bastión de la memoria del nazismo será destruido en 48 horas y tan pronto como los facultativos expidan el certificado de defunción firmado por médicos de las cuatro autoridades de ocupación francés inglés americano y rudo será la hora de las grúas y de la piqueta de demolición.

No quedará piedra sobre piedra. Contumacia bíblica. ¿No hay perdón? No. Por eso mismo, Verumtamen, te vigilan y la de los estropajos y la mopa que manda que una ministra mete las narices y sus inmundos dedos en tus cajones. De lo que se trata es de evitar el mito. Que no haya reliquias ni estampas ni fotografías ni huesos santos. Incineración piden los de la mentira del horno crematorio. Un hush up general. Silencio. Se te vigila. Hemos impuesto el carpetazo. Que pasó entre Hess y Churchill eso lo saben solo los ingleses y lo tienen todo muy calladito.

En boca cerrada no entran moscas pues eso. Londres y la Urss se opusieron a todo conto de clemencia. Capturado en Escocia en 1942 este alemán de los ojos azules y mirada fija se ha pasado casi toda la vida a la sombra. Toda su persona es materia reservada y para los ingleses un autentico secreto de estado. El edecán del Ferrer se llevará todos sus secretos a la tumba sin haber obtenida misericordia de los contumaces británicos que han echado toda la carne en el asador de la perfidia de Albión.

Apresado en 1941 después de tirarse en paracaídas cerca de aborden lleva en confinamiento solitario desde 1945. Vio subir al cadalso a algunos de sus colegas: Himmler, Goebbels, Doenitz, von Pappen Goering, y otros prebostes del reich condenados a la horca en los procesos de Nuremberg. Todo es como una pesadilla como una historia tétrica un aviso a navegantes que me hace entender muchos por qué de mi vida que ahora no me explico. Fue también el prisionero más caro del mundo. You are being watched se te vigila esa es la moraleja que saco de esta historia de hace casi un cuarto de siglos.

No se puede oponer uno a esa fuerza de incongruencia formidable. Se paga o con la muerte o con el ostracismo. No se ha pasado el síndrome tras los múltiples procesos de desnazificación desratización y de democracia al trágala estos judeocracia de los cazanazis como revive el diablo merodeador de cazafantasmas. ¿Qué crimen pudo cometer este hombre para padecer tanto? Me pregunto pero no hay respuesta hoy hay palabras vedadas o impolíticas y temas de los que no se habla pero que son capitales para la historia de la humanidad que nunca podrá construirse sobre el tinglado de una patraña una mentira un millón de veces repetida que se ha convertido en verdad.

El cara de cojugada el hispido columnista que vigila la parva ha lanzado el mensaje y yo he tenido que hacer mutis otra vez. Dejemos que solo escriba y únicamente publique aquí don cesar Vidal y que don Ismael vea masones por todas partes pero estos son mucho más peligrosos enemigos que los masones odian mi patria ay amigo preponderan mataron con cristo pero no pudieron con Él sí pudieron con el edecán nacional socialista, que renunció a la tableta de cianuro. Siempre dio la impresión de hombre frágil con aquellos ojos potentes que recordaban a los del actor norteamericano Montgomery Cliff.

Hess desde hacía ocho años estamos en 1984 era el único inquilino de este enorme fortín prusiano con más de doscientas dependencias convidado de piedra del horror al pasado y el más caro penitenciado del mundo pues para su tenencia en guardia había que habilitar toda una institución. Está enfermo y medio ciego y vigilado por todo un regimentó de soldados y bajo vigilancia electrónica su escapada hubiera sido un hecho contra natura. El prisionero es vigilado día y noche a través del ojo de buey donde a cada hora hace la ronda una centinela. Hay un perímetro de seguridad consiente en un muro de siete metros y una alambrada que llevan cables de alta tensión de más de dos mil voltios. Es como para preguntarle a Herr Hess qué es lo que piensa de los derechos humanos.

Su custodia les sale a las potencias vencedoras por un ojo de la cara. Treinta y cinco millones de dólares p.a. dicen sus vigías que se pasa la mayor parte del día leyendo. Su esposa Ilse y su hijo Wolf le van a ver una vez al mes pero a través de un locutorio con cristales blindados. Tampoco ha lugar el vis a vis. Con los suyos tiene que hablar por telefóno pues la mampara de separación no permite ser atravesada por la voz humana. No es un nombre no es más que un nombre lo que queda de un mito. Su hijo Wolf es acusado de encabezar movimientos neonazis peticionarios de su liberación o la suavización de la condena.

Pero todas esas tentativas cayeron en saco roto. Hess no existe para los activistas de amnistía Internacional. No hay amnistía ni remisión posible para un criminal de guerra repiten a coro los británicos y los rusos que es el único punto en que parecen de acuerdo. La culpa excede al perdón. Pero el prisionero de Zenda se haya convertido en Alemania en un mito rodante que puede abrir brechas no cerradas del pasado. Tengo medo. En Spandau hay 670 celdas todas vacías menos la suya. Varios centinelas de los destacamentos de los ejércitos de las potencias vencedoras se suicidaron pues no podían padecer el tormento de ver sufrir a este anciano arrojándose al vacío desde la almena del castillo al foso.

Por sus ámbitos se pasean los fantasmas y las almas en pena de los treinta millones de seres humanos que perecieron en la conflagración universal y dicen por qué su grito es una tortura terrible.

A los dos meses del fallecimiento del lugarteniente de Hitler la cárcel fue volada y de la misma no quedó piedra sobre piedra. Fue una venganza bíblica verdaderamente y ya aquel viernes de agosto de 1984 el gobierno de Felipe González hablaba de negociaciones con ETA. Eran los prolegómenos de un nuevo orden que padecemos una tiranía contra la que no caben protestas. Ellos son fuertes pero son pocos y tienen miedo por eso manejan a las masas con tanta habilidad. Han borrado la memoria. La historia la escriben los vencedores.

 

26/06/07 4:12:22

 

 

 

 

 

 
CONTROLAR LA BICHA, PARAR EL OSO


 


Antonio Parra
 
Un entrañable amigo y compañero, Donato León –Tierno, gran periodista y director de la agencia Pyresa, hacía alusión cierta vez a una frase atribuida a José Solís ministro de Trabajo franquista conocido por su simpatía. Su profilaxis maxilar pues tenía la dentadura perfecta y bien encajada del teclado de un armonio era de anuncio dentífrico. Su sonrisa a lo Carlo Ponti al cual un poco se parecía fue la sonrisa del Régimen y era el único que hacía reír al caudillo con quien el ministro se permitía ciertas confianzas como cuando, titular de la cartera de Educación,- también el turno de grupos "salen los de Arrese, entran los de Solís" fue emblemático del ansias de pacificación entre los españoles y ganas de hacerlo bien- se atrevió a decirle a Franco:

  • Excelencia no sé para que vale el latín.


Él le miró de hito en hito y le espetó:

  • ¿Y tú de donde eres Pepe?

  • De Cabra, señor

  • Pues entonces vale para que te digan egabrense y no te llamen cabrón. Cuestión de topónimos.


En uno de aquellos inesperados reajustes ministeriales tan esporádicos como impredecibles fue cuando se pronunció don José Solís Ruiz en una entrevista por los micrófonos. El país estaba crispado y había enfrentamientos a tutiplé. Broncas e insultos por nada. Pero lo peor de la situación no es la crispación per se, sino los crispadotes, los que parece que se han comido un tigre y no se desayunan con café con leche, mas con cicuta así se los pone la cara de bilis y los peores son aquellos que andan por la vida como si nunca hubieran roto un plato, no levantan la voz, nunca han hecho nada, nunca dijeron nada, chismosas y chismosos de todo hay en la viña del señor. Fue el Ministro de Trabajo y calándose las antiparras y el fonendoscopio y tomó el pulso al país.

  • Habrá que parar la bicha, domar el oso.


Solís era un buen corredor de fondo y sabía de la visceralidad nacional – y aquí los peores no fueron siempre los explosivos y los que pegan un taconazo sino los mansos, los bueyes duendos los que navajean con una sonrisa e invocan siempre la constitución, la legalidad, la solidaridad. Y solidarízate que algo queda. La hiel de estos cetrinos es la que desemboca en las grandes tragedias nacionales: guerras civiles tuvimos tres en siglo y medio y nos cargamos a cinco presidentes de gobierno. Uno saltó por los aires.

Es lamentable que un pueblo tan bien dotado para otras actividades como la música, la pintura, la artesanía o la literatura tenga tan serias dificultades para una sana convivencia en libertad. Los desafueros de la pasada campaña electoral lo han demostrado.

En nuestros genes prende con inusitado vigor el salpullido de la envidia. Hay frases de este acervo como "no sabe con quien está usted hablando", · "mala leche" "vaya un pájaro", "a la salida te espero " "tomar café en Peñalba". O "ya ves" que se han convertido en tópicos y que son intraducibles a otros idiomas. Joaquín Costa, todo es cuestión de escuelas, hogar y despensa, lo atribuía a un factor: la estulticia. La ignorancia y el resquemor hacen que algunos vayan por la existencia con la escopeta cargada.

Todo es cuestión de escuelas como argumentaba Joaquín Costa para el que el problema de España no era otra cosa que el fanatismo, la mala fe el revanchismo, las actitudes preconcebidas. ¿Quiere esto decir que sin todos esos elementos negativos se podría haber evitado nuestros conflictos armados, nuestras asonadas, nuestros pucherazos, nuestras semanas trágicas? No lo sé pero aquí el guerra civilismo es uno de los dos cañones recortados de la escopeta nacional. El otro es la fatuidad de los cretinos que por otra parte serían perfectamente fusilables, y con un 635 además. El que llevaban las señoritas de Hollywood y las espías de la Gestapo.

-Oiga no me venga usted con esas destemplanzas que no tengo el cuerpo de gaitas; que a mí me fusilaron a mi padre.

-Algo haría. Además a su merced le cupo el honor de escribir un libro y nos vino usted a dar la murga con el "yo vengo a hablar aquí de mi libro". Usted es un intelectual orgánico. Primero con los unos y luego con los otros. Sabe cambiar de chaqueta con celeridad. Husmea a todas horas de que parte sopla el viento de la historia.

  • Sí per a mi padre lo fusilaron.

  • Si era tan insultón y tan vil como vuesa merced no me extraña que lo dieran mulé.


Quizás sea más lo que unos une que lo que nos separa pero lo que nos separa es bastante y ahora hay algunos – de la derecha achicorizada Sarkozy el modelo y la marca de la casa – que se dedican a cavar nuevas zanjas y nos regalan caramelos tan envenenados como la unidad de España. En el fondo don Cesar Vidal con la ayuda de mi vecino mi padre mató un cochino es un ácrata como lo fuera el Dragó auriga en la diligencia de doña Espe. Utiliza un lenguaje viejo de pelucas empolvadas que huele a olla podrida, cuartos de realquilado con derecho a cocina y tener que romper la hucha de los chicos para llegar a fin de mes y por ultimo – pues estas situaciones de injusticia social desembocan aquí siempre en lo mismo- huele a cárcel, a palabras en el muro, a pólvora, a fosa común, a trinchera y a polvo de Brunete. Remember Brunete. Se van a cumplir setenta años. Lean mi libro. Yo he venido aquí a hablar de mi libro.

Hay que contenerlos. Habrá que parar la bicha. Domar el oso. Mientras estos fulanos anden en el machito, uno nos se puede permitir el lujo de la torre de marfil. Volvamos al frente. A la primera línea de fuego de las ideas no de las balas claro está. Aunque a este paso puede que terminemos en ello. No será por nuestro gusto pero si esos se empeñan...

  • Usted está loco

  • Es precisamente de lo que me acusan. Que más quisieran. Ahora es cuando más hace falta un periodista independiente pues la experiencia me dicen que hay guerras que se han evitado por un buen artículo o se han declarado.

  • Muy incendiario viene vuestra merced esta tarde, don Ejusmodi. ¿No había dimitido?

  • Un escritor no dimite nunca y sólo la muerte lo jubila.


Pero Donato León Tierno razón llevabas. Hay que parar la bicha, contener el oso. Los dos bandos vuelven a atizarse y así se explica la soledad o el missing del Rey que parece que está ausente y como ido. Es que aquí hay que hacer muchos juegos malabares. Tocar algún que otro palillo. El Rey es nuestro mejor embajador y se ha labrado a pulso un buen prestigio en el extranjero. Dentro, no tanto. La monarquía un mal menor ¿Imprescindible? Franco lo dejó todo atado y bien atado teniendo en cuenta los vicios ocultos de nuestra casa común que a veces parece un edificio inteligente. Otras es un torreón medieval de pasillos muy largos y con mucha oscuridad por donde corren unas corrientes gélidas de aquí te espero que paralicen el cuerpo pero así es el viento de la historia.

El Aquilón desestabilizador sopla con furia por estos solares. Otras parece España un tendejón a teja vana lleno de frías corrientes y con gotera. Nos gusta romper el juguete y a veces romperle la crisma al prójimo. Nos encanta la clastomanía. Somos un pueblo volátil de material algo clástico. A vueltas con el no-te-jode y luego con el nos-ha-jodido. A ver qué va a pasar aquí cuando antes no pasaba nada. Escopeta nacional. Parar la bicha, domar al oso. Y entran los de Solís, salen los de Arrese y aquí paz y después gloria. ¡Ya quisiéramos! Pero no aquí solo se mientan las reglas del juego cuando a nosotros nos da la gana. Si no rompemos la baraja. Hay que escribir. Hay que escribir. No queda otro remedio.(6782)
pulcharaque templa. Hoc tamen egregiis arte prius (Abundan por lo general en España los templos sagrados más hermosos del mundo pero este de León aventaja a todos); por este letrero llamamos la pulcra leonina a la catedral de León.

Siempre que voy a León me pierdo por su torreado recinto a la sombra de los palacios de los Guzmanes y de los Luna. Puerta de Cores abierta en el 907 y junto a ellas otras siete más que se llamaban la del Burgo, Santa Ana, la de San Marcial, Fajeras. Rúas y tabernas donde se escancia buen vino y se come mejor botillo y dicen los asturianos que pué más el guello que el butiello y es lo que me pasaba a mí en aquellos altos cerca de la Virgen del Camino. Que no cruzaba el Pajares, y no pasaba de la Robla, cuando iba a ver a la novia que se me murió.

Este verano, si Dios quiere, haré con los debidos permisos y bulas otorgadas otra de aquellas peregrinaciones de hace cuarenta años. Rezaré a la Virgen Blanca, gótica, a la que le inunda la hermosa cara la luz que de atardecido entra por el rosetón, calidoscopio de colores y luego me prosternaré ante la Virgen Negra de Arbás, románica, – si no nos la han robado los piratas de las obras de arte de nuestro patrimonio- y luego iré a Avilés y en la Carriona depositaré un ramo de guirnaldas ante la tumba de Demetria y, con las mismas, pa Langreo, a la cuenca minera. Que allí está la sepultura donde me aguarda y duerme el último sueño mi Demetria, mi ex amada, dulcinea del Sotrondio. Caminante no hay camino se hace camino al andar. "Con mi quiñón de León di a España mi mejor blasón". Los que vapulean a discreción a este legionense, José Luis Rodríguez Zapatero, víctima de los gusanos goebbelsianos, de los rencorosos, los envidiosos, de los injustos que van de buenos por la vida, que a mí me parece un español de pro no sólo cometen ligereza de villanos cobardicas sino que no saben de la misa a la media de la historia de España.

Por estos ignorantes vesánicos y fanáticos siempre somos aquí inclinados a tropezar en la misma piedra a cometer los errores del pasado. ¡Oh María mujer de luz yo te amé! ¿Y ahora por donde andarás? Virgen Santa del Camino, sé mi escudo y protección contra tan mala baba, tanta hiel.

 

21/05/2007



(I)





POR EL CAMINO DE SANTIAGO O A PERRO VIEJO NO HAY TUSTUS PERO AUN VALEMOS ALGO



 

Antonio Parra



Con el Calixtino por libro de cabecera, guía y vademécum de peregrinaciones, un legajo del siglo XII escrito por un tal Américo Picaud, un gabacho que ya nos pone de vuelta y media a los españoles esgrimiendo los antecedentes que esboza la picaresca sobre buen pueblo pero mala gente que dijo el otro cuando se topó con los muros de Benavente (escopeta nacional y España sin españoles sería el paraíso terrenal), mi amigo don Xanti y yo nos hemos echado a los caminos, bordón en la diestra, nuestras recias botas, nuestros buenos peales, buenos propósitos y mejores resoluciones en el alma que pecadores fuimos y pecadores somos. El vino que no falte. Y el breviario de antes de la nueva reforma también iba en la mochila. Para espantar el diablo que no deja de enredar incluso en las soledades cantábamos en latín los maitines y laúdes a la aurora con el preciso himno monacal de "Iam lucis", la tercia antes de la siesta, vísperas con el primer rayo del crepúsculo y completas al entrelubricán somnoliento. Nos lo pasamos bomba. Damos grandes rodeos al pisar las ciudades pero los viejos lugares de la Transcantábrica posábamos en veneración. Esquivábamos las carreteras y los farolillos rojos de los puticlubs que animan las cálidas noches agosteñas, cabe el arcén de las autovías, los apartábamos con un vade retro. A estas edades no es para que te den una medalla de condecoración si no te llama la atención la jodienda. A perro viejo no hay tustús. ¡Oh pecadores de la nueva Babilonia!

En una localidad del camino cantamos la Passio a dúo al pie de un Santo Cristo milagroso y lo hicimos con tanta unción, mi buen Xantipa de grave y yo atacando los agudos del cronista que narra los acontecimientos en la noche del Jueves Santo, un diácono ruso se nos agregó y bordaba los bajos del repertorio de Palestrina, que el cura y algunas beatas nos invitaron a chocolates con churros. Grande es nuestra fe y grande es España por más que me pongan como un trapo.

-Eso no tiene enmienda. A otra cosa mariposa.

Y dijo el Marquillos de Obregón y es a lo que iba pues no puedo desenredar ese enredijo de misterio que me hace tirarme al monte, claro, o buscar el refugio de las tabernas, pues la frase forma parte del laberinto en el que estamos inmersos:
Si eres por ventura español donde quiera que llegues has de ser mal recibido aunque te pongan buena cara. Que aquesa ventaja hacemos a los nacionales del mundo ser aborrecidos de todos; cuya sea la culpa yo no lo sé.
Ni yo tampoco pero vengo empapado del rocío de las veredas, con la música de algún malvís entre las orejas, el rumor del agua cerca de las cárcavas, la visión edénica de los gollizos y cuchillares, restos de antiguos glaciares que alfombran la manta de los montes de la Robla, el silencio edénico de los castañares ocultos entre las sierras, los cristos rotos y las imágenes venerandas de santos arrumbados que esperan en las iglesias cerradas a cal y canto, el tañer del cimbelillo en las ermitas del monte que a veces nos parecían tocar solas y nos parecía milagro no sé por qué, el donaire de algunas mesoneras que no niegan una sonrisa y un vaso de agua al peregrino, la borrina de los puertos, suspiros de tul en el paisaje de encaje, o el sonido isócrono de las olas sobre la mar de Vegadeo. O los ecos del canto de una salve al atardecer en alguna aldea perdida del Bierzo. O la armonía de la catedral de Santiago que dicen que el que llega allí por primera vez se transforma; si está triste se alegra y, si enfermo, cura de toditas todas, y si nervioso le penetra en el alma una calma infinita que trastoca el hervor diabólico, el tráfago luciferino de la ciudad hediendo a azufre y a exhausto de tubo de escape. Transpuesto el monte de Gozo, es cosa digna de mención que parece que se te alegran los pies y dejan de protestar como en algún tranco de la ruta en que estuvimos a punto de tirar la toalla. Gracias al vino que es sangre de Cristo y la fe. Toda esa belleza y dolor que trajo al mundo el cristianismo y que para mí sigue siendo la religión alegre y verdadera diga lo que diga don Haro Tecglén. Tachín tachén. Áteme esa mosca por el raro. Y luego en la catedral compostelana estaban los paneles que mezclan el cielo con la tierra del Pórtico de la Gloria. La perfecta caja acústica de la ortofonía con que fueran diseñadas las bóvedas. El canto llano que ensalza con salmos acompañantes el movimiento pendular del botafumeiro. Los miembros cansados, el rostro contento.

¿Habremos conseguido la gran perdonanza? No lo sé ni tampoco me importa mucho. Se hace camino al andar y es más importante Hemos ido por las ranuras de la puerta estrecha pero aquí hemos vuelto con nuevos bríos y con fuerzas de refresco.

No hay no puede haberlo país más bello en la tierra. En mi zurrón, yo hubiera querido meter en mi zurrón de peregrino tanta hermosura. No me cabía tanto amor en las alforjas. Al volver de Compostela regresaba ligerito y casi repartiendo besos.

-Oye a ver qué hacemos.

-Vamos de correría.

-¿De correría sin la guardia civil?

-De romeros camino de Compostela. A misa no voy porque estoy cojo pero a la taberna poquito a poco.

-Alguna vez habrá que compaginar la religión y la diversión y con esa idea fija en la mente hicimos la salva de los andantes. Una hogaza de pan tierno, algunos torreznos y tajadillas de la olla que saben a gloria en pleno campo y algún que otro laustibideo con un par de besos al jarro. Y de hoy en un año que el Dios nos conserve en paz y buenos

-Qui multo peregrinanntur paulo minus santificantur (mucho peregrinar y santificarse poco.

-Eso es el del Kempis. Imitación de Cristo. Pero aquel monje flamenco dice que luego se suicidó o que murió mal y por eso no lo canonizaron aunque gracias a su libro- admirable poder de la literatura que una cosa es predicar y otra dar trigo- canonizaron a muchos. Ya ve usted lo que son las cosas. Ese librillo es una fábrica de santos aunque con un poco de oscurantismo, un si es no es misoneísta y sobre todo quietista. Hoy si viviera el anónimo autor lo escribiría de otra forma. En la actualidad los émulos del evangelista actúan de otra forma pero se sigue el modelo copiando. Cristo alfa y omega hoy ayer y siempre. Y lo demuestra el hecho de que siga habiendo tantos crucificados y tantos crucifijos incluso en el canalillo del tetamen de Prosperina. Las nuevas chulas se colocan el símbolo al pecho que no saben lo que es pero que en el fondo las debe de proteger en medio de la hoguera de sus vanidades. Que les sienta como un tiro a tanta paganía.

-Cruz al revés.

-No creo que llegue a tanto. Es la puñetera coquetería. Ya sabe usted que si tres son los peligros del alma mundo, demonio y carne, las mujeres agregan otro que las pierde: el buen parecer. Pero yo quería volver a la Imitación pues de niño lo repasé cien veces.

-No me vaya usía a salir con toda una teología de la peregrinación que ya sabemos por donde va y los sabuesos de la información o de la inquisición andan peinando las Web en pesquisas de sospecha y si con barbas san Antón y si no la Purísima Concepción. Hechos. Y nada de dichos. Facta non verba que dijo el clásico. Cíñase a la banda.

Pues eso mismo. Salimos don Xanti y yo- su nombre de pila es Xantipa- un hermoso día de la transfiguración después de llevarle laureles a san Salvador cuya talla se venera desde hace siglos en un rincón junto a uno de las responsiones del lado de la epístola en la catedral ovetense. Allí es un día grande el 6 de Agosto y cumplimos la promesa del viejo rito de llevar el ramo y colocarlo a los pies de la imagen en la peana. El que a Santiago va y no visita San Salvador por honrar al siervo se olvida del Señor. Y tanto.

Por eso, muchos a Oviedo lo llevamos en el corazón. Es la ciudad de siempre, nuestro "oppidum" anímico, un refrigerio de cortesía y de elegancia, oasis en el desierto intelectual que nos aqueja, punto de fuga, venero de dichas y de desdichas, memorial de recuerdos, unos buenos y otros no tanto. Oviedín del alma, sombra de la aceitera donde don Fermín enfilaba su catalejo, plaza del Fontán y fachada de san Isidoro donde jugaba a la pelota Tigre Juan. El cuerpo podrá salir de tus recintos sagrados pero el alma jamás te abandonará. ¿Oviedo? ¡Presente!

A mí me nacieron en Segovia de la misma manera que a Clarín lo parió su madre en Zamora por una casualidad pero es – omnium consensu- que yo me he vuelto pixuetu hasta las cachas y hasta lo dice mi forma de parlar y de expresarme con giros y expresiones de la antigua fabla jovial. Dejamos la Argañosa y el roquedo del Padrún a un lado y a la vera del Nalón río matriz de las Españas con un descansín en Mieres del Camino para yantar dimos vista tras largo trajín a los airosos muros de Santa Cristina de Lena en lo alto de un mogote que fue para los primitivos asturcones monte sagrado al que escoltan rodales de castaños y un buen manto de abedules de copas esquemáticas y tronco albar.

Dios debiose de echar siesta en el paraíso antes de venirse a fundar por aquí estas encartaciones donde los horizontes son sublimes, buen refugio para el que venga huyendo del moro, o de la quema y quiera vivir a escondido. El oratorio de Santa Cristina joya embelesada del ramirense reina señero en el horizonte. Es la llave de los puertos.

Sacha, nuestro ruso y del que hablaré más adelante hizo la genuflexión prosternada según el rito bizantino ante el altar de la santa. Estaba abierta la ermita y delante del iconostasio, en pié, como mandan los cánones, entonamos el Akathistos el más antiguo himno a la Madre de Dios que se conoce. Como se nos había olvidado el griego a Xanti y a mí que también estuvo conmigo en el seminario de Comillas, lo tarareábamos dejando que el diácono ruso llevase la voz cantante. Respondíamos a la plegaria con el radesti (alégrate) cuando el oficiante concluía una de las veintitantas estrofas. Ora pro nobis.

Fue emocionante y como se nos hizo de noche allí mismo en aquel Tabor de veneración de la vieja España cristiana tiramos la boina y acampamos la noche, para, al alba, con el sol ya en las bardas de Campomanes, acometimos la recia subida al Pallares que no es grano de anís.

-Antoñito mucho te pesan las arrobas.

-Más me pesan mis pesares por mis pecados.

-Pero estás aun hecho un recental. Tira palante.

El bordón, la capa de límiste o paño de Segovia de color amusto (pardo), el sombrero capón en son de penitencia, la calabaza que yo sustituí por una cantimplora militar que me legara mi pobre padre recuerdo de los campamentos y las maniobras y todos los arreos del peregrinaje debían de ser un curioso espectáculo para los que pasaban por aquellas soledades. Estampa curiosa que no pertenecía al tiempo del ordenata y del móvil.

Los pueblos están casi desiertos, las casas deshabitadas. Ya no quedan niños y probinos los viellos no pueden ni tenerse pero alguna abuela salió a la puerta para saludarnos deseándonos buen viaje.

-Vayan con Dios

-Y que Él a usted la acompañe, hermana.

Hace treinta años hubiésemos sido un espectáculo y hubiéramos arrastrado tras nos a una recua de rapaces saliéndonos al camino a pedirnos una estampa o una perra para caramelos.

El peligro de los romeros jacobeos eran los canes. Ahora es la velocidad y hay que hacerse a la cuneta no te lleve por delante un treinta ruedas. Algunos camioneros saludaban con deferencia y otros con compasión al vernos vestidos de aquellos capisayos pasados de moda. Una malos pelos y la cara pintada de daifa que por lo que dijo nada amistoso llamándonos cabrones y del pepe por la ventanilla:

-Relicarios, tenéis más moral que el Alcoyano.

Era una rubia de bote y a mí quedaron ganas de retrucar lo del bueno de Jimmy que ya se sabe rubia de bote el chocho morenote por no caer en su misma falta de decoro y devolverla el corte de manga.

-Andididiai.

Otro motorista nos hizo el signo cabruno. Por lo visto le irritaba nuestra cruz de palo al pecho, la calabaza, la ristra de veneras y la esclavina penitente. Nosotros respondiendo bien por mal contestábamos con el signo apotrocaico o señal de la cruz que es aval de paz, de reconciliación y de volver la otra mejilla. En fin que parecíamos unas antiguallas en este siglo de vórtices y de telediarios para perder el resuello. Les da corte nuestra presencia. Nos persignamos. El paisaje era de auténtico cuento de hadas. Los pueblos de la derecha reclinados sobre el vértigo de la montaña parecían figurillas de un belén. Tanta hermosura quitaba la respiración.

Abandonamos morriñosos Asturias pero respirando a pleno pulmón el aire limpio de las cumbres. Don Xanti que anda un poco frayau con lo del azúcar perdía huelgo en algunos recuestos y hubo que parar varias veces hasta coronar el alto.

Arbás, arriba de las revueltas de Pajares, vino a darnos las tardes. Es también un emplazamiento producto de alguna nuncupativo a Júpiter pues los romanos sabían donde alzar sus piedras y prueba de ello es que en todos los lugares elegidos por ellos uno se siente siempre a gusto. Eran los arva o campos. En este emplazamiento mágico y magnífico se establecieron los cistercienses. Era el primer monasterio de las Monas o Nonas, nueve en total que abrían el paso a los límites astures como un cordón de oración y de trabajo. Fue una de las fundaciones más antiguas de los bernardos. El sitio le encantaba a Menéndez y Pidal, oriundo de Pajares, y todos los veranos se perdía por aquí.

Pero de estos extremos, así como de otros, sobre qué hacíamos tres sexagenarios locos embarcados en la aventura del Jacobeo así como de quien eran mis misteriosos acompañantes, un cura corito al que le habían quitado las letras dimisorias por darle al cristal y un diacono ruso que no sabemos de donde había salido se lo contaré en la próxima entrega, si Dios me guarda alguna semaneja más, sobre mis andanzas por el camino de Santiago, y si vuesas mercedes me dan gracia y un poquito de su paciencia. Por el momento, vale. De regreso saludo a mis lectores que a buen seguro no me habrán echado de menos pero de algo hay que morir y algo habrá que escribir y más se perdió en Cuba y regresaron cantando. Vueltos a la faena, la verdad es que te añoraba, Madrid, que ya no te quedas sin gente sino más llena a rebosar. Pues antes que te olvide, Virgen de Atocha, se secará la fuente de la alcachofa, que decía Luis Candelas que tampoco vivir muy lejos de la Mariblanca y fue allí donde le apiolaron.

  • Viene usted hoy de una euforia que lo tira.

  • Pues sí la verdad es que no me puedo quejar de la vida. Parezco un buque de guerra dispuesto al combate.

  • Hombre, no creo que esto sea la guerra



 
 
Me estoy temiendo la fecha de 2009 por algo que diré ayuso con motivo de la llegada masiva de las pateras y el libro de las grandes reivindicaciones históricas que algunos dedos malignos abren hacia atrás y con tal de causar el mayor daño, con ánimo de injuria y grave daño moral, y de escupirnos en la sopa. Reivindicarán estos la memoria de Miramamolín y los intelectuales del pesebre se entregarán a la disipación y lucubración inteligente sobre el regreso de la algara. Esto de la alianza de civilizaciones no es más que un pretexto para execrar nuestro pasado y volvernos las mangas del revés. Los moros tuvieron que partir porque, vencidos en el campo de batalla, no quisieron aceptar nuestras reglas. Sencillamente no se adaptaron y picados de su orgullo se mofaron de los usos y costumbres. Han pasado cuatro siglos y seguimos en las mismas.
Fray Hernando de Talavera a raíz de la toma de Granadas fue encargado por los Reyes Católicos de predicarles el Evangelio, tratarles benigno y con tolerancia pero los imanes reían en las propias barbas del arzobispo y confesor de la reina santa o se limpiaban el culo con las páginas de Marcos y Lucas. Total que siguieron aferrados a sus costumbres y practicando el bandolerismo. Tuvo que venir Cisneros, más drástico y puño de hierro en guante de seda pero menos contemporizador, y devolver el ten con ten haciendo con el Alcorán en la plaza pública una almenara. Lo que ha ocurrido el 7J testimonia que por desgracia el islam aunque predique la paz con la boca pequeña en el fondo es una preceptiva de guerra. Alá es grande. Este grito que entona el almuédano todos los días cinco veces desde lo alto del minarete es una convocatoria en verdad a la yihad.
¿Tendrá que volver a meterlos en vereda don Juan de Austria?
Triste realidad que a los españoles ocho siglos de continuo batallar lo refrenda pero aquí no se quiere ver la realidad, nos venden humo y lo compramos a toneladas (ay si el humo gravara) con eso de la alianza de las civilizaciones, todo un invento que les sirve a los hijos del Imperio Dañado de antídoto o de pretexto para reconquistar la promisión mientras que para el Occidente será todo una triaca que acusará sus efectos mortíferos no tardando mucho. Nos dan belladona y la ingerimos por esa boquita como si fuese tila o hierba maría luisa. Hemos metido el enemigo en casa y estamos incubando los virus deletéreos que acabarán con nuestro organismo. Lo de esos chicos paquistaníes del Yorkshire y tan británicos que uno vendía fishandchips corrobora tal presunción. Y aquí cuando las morerías tan populosas como las de Barcelona, Valencia, Madrid o el Viejo Reino de Aragón y nada digamos de Murcia porque esta gente no ha venido a ciegas sino guiados por sus consuetas que les han apuntado el papel de vengadores de Boabdil, la emprendan a hostias con ese furor ciego, ese fanatismo que los caracteriza, veremos grandes motines y convulsiones interétnicas. La secuencia de bombas y atentados terroristas no ha hecho sino comenzar.
-No hay que olvidar tampoco lo que pasa en Yugoslavia.
-Ni en el Bronx.
Esto del melting pot va a causar a nuestros nietos más de un dolor de cabeza. El mestizaje que practicaron los españoles en América, nunca los ingleses ni los alemanes protestantes, fue uno de los regalos del catolicismo a la cristiandad pero está visto y comprobado que sin la cohesión de los lazos religiosos esto de la mezcla de razas es un wishful thinking... la religión y de ahí religare es lo que más ata y vincula al persona pero los españoles nunca estuvimos tan desvinculados.
Me temo que el 1609 se convierta en una gran vendetta contra el rumbo y el perfil de uno de los aspectos más señeros de la historia: el triunfo de la fe evangélica. Vendrán los comisarios y farautes de los poderes oscuros e intentarán transformarla en el watershed de 1492. Al fin y al cabo todos sabemos que moros y judíos en España siempre se en tendieron bajo cuerda y de hecho Rabat es un gran bastión sefardí. Y ambas creencias participan del mismo odio a la Cruz. Por eso dentro de cuatro años nos invadirán los estudios, monografías, simposia y seminarios acerca de la morisma. A Isabel la Católica que es para los castellanos como nuestra reina madre la volverán a poner a caldo y decir que era una guarra. Ya nos conocemos. ¿Quién erigirá y pondrá de nuevo en su sitio el pendón de nuestros mayores? ¿Quién se prosternará ante la cruz alzada? ¿Cuándo resucitará España? La están repoblando de etnias diversas metiendo en la piel de toro gente a mogollón y haciendo un barrido de memoria de cara a 1609. Es la hora de las tinieblas. Aleve y a la agachadiza pues aquí el pueblo no nos enteramos de nada a través de los surcos oscuros menea sus infames albarcas el sembrador de cizaña.
En ese cantoral se conmemora la expulsión de los moriscos por Felipe III. Ayer una alaroza en el autobús, sayas y mantillas, el velo de los pudores sobre la cabeza, yihlah, y móvil último modelo, me miró con odio, un odio viejo africano. Los ojos de esta muchacha no transmitían curiosidad o coquetería femenil sino revancha. A su manera iba pidiendo guerra. Pedía la mano que le quitara tanto refajos. De la misma manera que muchas esas madrileñas del todo destocadas que nos vienen haciendo un calvo desde sus levis que por detrás allá donde la espalda pierde su casto nombre, descubren el canalillo de la rabadilla y por delante los dulces y amenos recovecos que descienden al monte de Venus. ¿Qué metemos al pájaro en el infierno, niña? Oiga se está pasando usted tres pueblos.
Debía de haberse dado cuenta de mi vista pesquisidora anterior porque dicen que la cara es espejo del alma y yo soy incapaz de engañar y mi rostro debió de expresar involuntariamente la sorpresa del contraste. Mientras las españolas van medio desnudas con esos vaqueros ajustados que abrochan muy por bajo la cintura y dejan al aire el glúteo, nos fotografían el canal de la rabadilla allá por donde la espalda pierde su honesto nombre, insinuando por delante las montuosidades pilosas de la zona púbica., Las tapadas erre que erre en su numantinismo talar. Son muy suyas estas jarifas.

  • -Parece que las viste una modista enemiga.

  • -Quiá. Estas no van a la moda y gastan poco en ropa.


La insolencia y el gesto de desafío de la morita a mí me dio que pensar y es para que muchos políticos se llamaran a andana contrasta con la indiferencia y suavidad de nuestras cristianas que salen a la calle prácticamente en taparrabos. Con sus abuelas eso no pasaba. En la Castilla profunda y hasta en Baleares que es más morisca todavía se tapaba a la hembra de los pies a la cabeza.
Mahoma que era un lascivo sabía sin embargo lo que se hacía pues en el juego amoroso loo que se guarda resulta más provocativo que lo que se ofrece al amante. El cristianismo que viene de Roma y de su pasión por el desnudo adora a un Dios crucificado que deja patente bien su humanidad viril velada por un paño de pudores. Toda una lección. Pero nuestros abuelos renunciando a los usos y costumbres quisieron también encerrar a sus mujeres y recatarla y aprendieron la costumbre de los musulmanes de celar la hembra. Y tanto la celamos y guardamos con siete llaves que de ahí nos vino el renombre de celosos Yo he visto ir en mi pueblo ir a misa a las tapadas. Si se encontraban camino de la iglesia con un hombre que no fuese su marido tenían que hacer la vista gorda.
-Ni tanto ni tan calvo.
-Pues sí.
-¿Me permite que le cante una copla de Segovia?
-¡Mientras no estorbe!
 
-Allá va:
Arriba abajo /que a mi novia le he visto el refajo/ abajo arriba que a mi novia le he visto la liga
Es una vieja canción mozárabe como lo era el "Me casó mi madre" donde se capta esa doble moral, ese sentido ambiguo de la gente fronteriza.
Estoy por cantársela a la alaroza en el autobús de Brunete, que de tanto resayo como lleva en el cuerpo va provocativa y a lo mejor me entendería. Además hoy me voy de v vacaciones y me importa todo un cojón de Mahoma. Donde las dan las toman. Sí señor.

 


CRONICA GENERAL: LOOR DE ESPAÑA


Antonio Parra


He leído los interesantes y emotivos trabajos de mi vecino de página, Félix Arbolí (cada uno tiene su estilo y su manera de hacer y al que Dios se lo dio san Pedro se la bendiga) y he pensado que para los que sentimos el periodismo y vibramos – a veces demasiado- con la palabra este tiempo y esta Web no pueden ser más interesantes. Gracias, José Luis Navas. Los que nos hemos pasado la vida haciendo un periodismo objetivo y estamos un tanto cansados de atenernos a las tres famosas seis W anglosajonas (who, whom, where. what, why, when) de las escuelas de periodismo nos desquitamos con esta visión personalísima del mundo que debe de llegar con los años y es un poco fruto de la edad provecta.

El egotismo se ha instalado en nuestras vidas. Para eso a los viejos reporteros nos han hecho columnistas y columnista, egotista; acaso en igual medida que lo de "traduttore traitore" o traductor traidor de los italianos. Mas, esto de escribir aparte de un acto de reconciliación con el mundo es como rendir culto a nuestro amor de juventud. Las palabras no envejecen de la misma forma que el buen amor no muere jamás. Ahora bien que cada palo aguante su vela. Uno no es nada untuoso, arrastra una visión satírica de la existencia y a veces caigo en la tentación de dar leña. Un resabio del mundo escolástico de mi juventud. Nadie más ardoroso y vehemente que un clérigo cuando se encastilla en una tesis teológica. Pronto llegan los argumentos ad hominem o los palos; y los circunspectos dómines se llaman de todo. A jesuitas y dominicos les he visto yo en Comillas andar a mamporros por una simple coma o la conjunción copulativa de un silogismo.

De lo que nadie debe de dudar es de nuestro amor a España, nuestra adscripción plena a la Iglesia y a esa fe que recibimos en la pila bautismal y de nuestra pasión por la verdad o lo que a nosotros nos parece la verdad, caiga quien caiga. ¡Bendito sea Dios! Por mucho que nos desmelenemos el cacúmen, creo que ninguno de nosotros, pobres plumíferos agitados en el egotismo agraz y torcaz, sería capaz de escribir una página tan hermosa y tan limpia como la que extraigo de la crónica general de Alfonso X el Sabio:
"Pues esta España que dezimos, tal como el paraíso de Dios, ca riégase de cinco ríos caudales que son el Ebro, Duero, tajo. Guadalquivir, Guadiana, cada uno dellos tiene entre sí et ell otro grandes montañas; e los valles et los llanos son grandes e anchos, et por la bondad de la tierra et ell humor de los ríos llevan muchos frutos abondados (abundantes)… España es abondada de mieses, deleitosa de fructas, viciosa (llena) de pescados, sabrosa de leche de todas las cosas que della fazen; lana, venados, caza, cubierta de ganados, lozana de caballos, provechosa de mulos, segura et bien bastida de castiellos, holgada de buenos vinos de abundamiento de pan, rica de metales... briosa de sirgo y cuanto se faze dél, dulce de miel y de azúcar, alumbrada de cera, cumplia de óleo, alegre de azafrán. España, sobre todas, es engañosa, atrevida y sobre mucho esforzada en lid, ligera en afán, leal al señor, afincada en estudio, paladina en palabra, cumplida de todo bien. No hay tierra en el mundo que se le asemeje en abundancia, nin se iguale ninguna a ella en fortalezas et pocas ha en el mundo tan grandes como ella. España sobre todas es adelantada en grandeza et más que todas preciada en lealtad. ¡Ay España. No hay lengua ni ingenio que pueda contar tu bien!… Pues este regno tan noble, tan rico, tan honrado, fue derruido et estragado en una arremetida de desavenencia de los de la tierra que tornaron sus espaldas en sí mismos unos contra otros, así como si les faltasen enemigos; et perdieron allí todos, ca todas las ciudades de España fueron presas de los moros et quebrantadas et destruidas a manos de sus enemigos"

Poéticas palabras del buen Rey Sabio que nos debieran hacer reflexionar en esta solazada mañana de pascua. Una maravillosa prosa que nos invita a la meditación. Entre nosotros el guerracivilismo como denuncia este texto inigualable y profético es rémora antigua. Yo se lo pasaría por el pico a los lendakaris, ibarreches, a los del bloque BNG, a los separatistas mallorquines, catalanes y valencianos, a los cantonalistas del viva Cartagena este pasaje escrito por un rey que escribió en gallego enxeibre las Cantigas allá por el siglo XIV y se puso manos a la obra en romance cuando quiso anunciar a sus súbditos algo de más monto y sustancia. Considero un privilegio rescatarlo de su descatalogamiento y poder colgarlo aquí. Reflexionen, hermanos. Se nos va la fuerza por la boca. Inmersos en nuestras discusiones bizantinas, el enemigo vuelve a rondar la plaza. Y éste nos divide con fruslerías y disquisiciones inanes sobre si serán galgos o podencos. Importa más que nunca España. El futuro de España. Unámonos. Que la unión hace la fuerza. Un consejo de nuestro gran Rey Sabio.


ROMANCE DEL PRISIONERO


Por Antonio Parra



Se acerca florido mayo, título para una gran novela de un novelista de la escuela andaluza, ahora olvidado siendo valioso, Alfonso Grosso. Unos van con flores a María [es un símil porque los mayos de ahora traen bombas bajo la chilaba, la gente anda aterrada y cuerpo a tierra, y entre flores y rosas Su Majestad es coja, y espían las merdellonas, bajan con los cubos de la calumnia oliendo a sudor y no se cambian la camisa, tusonas y fregatrices, da consignas don Diarrea el de la voz gorda, corren por la TV gigantes y estafermos que vivir es un sinvivir, una eterna paradoja, el personal se vigila a la rebatiña, dietas para adelgazar, buenas andan las comadres] y otros preferimos entonar el romance del Prisionero. Siempre vivimos emparedados en la cárcel del amor y por un supuesto lean:
"Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor/cuando los enamorados van a servir al amor/ y yo triste y cuitado yago en aquesta prisión...la la la larala/ que no sé cuando es de día/ni cuando las noches son/ sino es por aquella avecilla que me cantaba al albor/ Matómela un ballestero/. Dele Dios mal galardón... La la laralalá"

Oigo el crujir de las cadenas. El estallido de los cerrojos. Los manojos de llaves del Cerbero que vigila. Siempre en capilla. Estamos en capilla. Al nacer se nos condena a todos a muerte y eso muchos no lo saben. Pertenecen al cupo de inmorales ilusos que piensan que se van a quedar aquí para simiente. Los vigilantes de la parva nos escrutan con mil ojos de Argos. El personal no hace nada, está desorientado y tales desasosiegos determinan que ande la red cargada de electricidad. Son duros de oreja y el corazón hanlo de pedernal. Les cantas las cuarenta y se cabrean. Se rasgan la vestimenta y exclaman quien yo. Sí tú mosquita muerta. Hay mal ambiente y no debía de haberlo. Echan las culpas a un zapatero pero este hombre en política hace su trabajo. Obra prima. Buen trabajo mientras los otros andan sumidos en la cultura de la queja, quejicas, ¿qué hay de lo mío?, yo me mato por mis garbanzos ¿No serán ellos los remolones? ¿Los sepulcros blanqueados? ¿Los insolidarios? ¡Oh qué tiempos más interesantes!
- Mientras dure, Ejusmodi....
- Sé por donde vas, Verumtamen pero qué bonita canción esa del romance del prisionero. Un poco triste la verdad y melancólica aunque de menos nos hizo Dios. Una pena que los jovencitos de hoy ahora desconozcan el romancero. Eso sí; les atiborran la cabeza de documentos de gestión y del bizantinismo puro y duro que manda en pagina. Anda los tiempos muy alterados con esto de la política.

Serán carne de cañón o usuarios del verdugo que anda por ahí en la ronda de las celdas. Centinela alerta. Literatura carcelaria siempre excita mi compasión y existe una gran novela río de Eduardo Zamacois que cuenta las desventuras de los penados en San Miguel de los Reyes. Eso era un convento del cister y la desamortización del 1833 lo convirtió en uno de los penales más temibles en la Península. Se llamaba la obra que me causó impresión cuando la leía hace como diez años Los vivos muertos. Tomás Salvador escribió otra epopeya memorable en Cuerda de presos" y otra Cabo de Vara. Por temática, el Hacho. No llores niña no llores no llores que yo no lloro aunque me lleven a Ceuta a pelear con el moro. El sufrido pueblo es sabio y tuvo que sufrir prisiones, tiranías y arbitrariedades. Aquí por menos de un ardite te meten en cintura y acabas arrastrando cadenas entre bretes y grilletes. Dios no lo permita. A veces la cárcel ha sido morada pasajera de todo gran español. Pero ¿a qué no acaban en la trena los mediocres? Pues no. Más bien no. Y los machacantes del esbirro siempre hicieron carrera. Déme usted un cigarro. Ese pensamiento se me atraganta. Quiero pasar humo. Nos vigilamos unos a otros. Hay por ahí esparcida mucha madera de inquisidor y la red es el tornavoz de mucho escritor diletante y deprimido. Se observa al personal pero con eso no hay cuenta, Verumtamen. El arte de contar es la maula de fingir. Uno parece que está detallando su autobiografía y lo que está haciendo es atisbar la reacción del otro por un ventanuco. Buena orina, buen color y tres higas al doctor. Ponemos en pepitoria un corte de manga y parece que acabamos de dejar nuestra alma descubierta y sangrante entre las zarzas. Qué va. Solo es un truco. Escribir es seducir y hasta cierto punto engañar contando mentiras piadosas, En todo escritor subyace un buen impostor. Bonita forma de hacer tururú. No me vengas con monsergas. No me gusta Voltaire pero tiene algunas máximas aprovechables como cuando espetara que las palabras se esgrimen para ocultar los pensamientos. Sirven para esquivar los golpes y son coselete en la taleguilla para burlar los derrotes de mihuras astifinos que corretean por el albero y andan a cornadas cuando uno menos se lo piensa y ayudadme zancas que en esta vida todas son maulas. ¿Entonces escribes para hacer tururú? A veces. Nada más razonable que un corte de manga a tiempo. Los romanos en estas ocasiones se colocaban un humeral sobre la chepa al que llamaban la indutia. Los padres conscriptos confiaban a esta prenda talar el cuidado de sus personas contra los gargajos que les escupía la plebe disconforme en el foro. Eso, los senadores que los militares portaban el gladium y a ellos no les escupían, por si las moscas, pues menudos eran los decuriones, desenvainaban a la primera de cambio y el paludamentum o capote de guerra para arrebujarse contra el relente de las madrugadas, los juegos duraban dos días y hasta una semana. Y con ellas se presentaban en el circo a ver pelear a los hoplomachi o gladiadores. Roma y la vida política eran un espectáculo y lo que la chusma quiere. Panem et circenses. Así no murmuraban ni entraban en contubernios contra el emperador. Hoy Cesar tiene mucho más poder y muchos más recursos, como el control de la información, pero sigue aplicando la formula de Panem et circenses, alguna bacanal de vez en cuando y como ya no hay infierno desde el tornavoz eléctrico se previene a las mases contra la crasitud o contra los malos hábitos que pueden dar cáncer y es así que todo está atado y bien atado hasta la próxima bomba. Cada vez que bajo las escalerillas del intercambiador me entra casi un miedo pánico. Los de Alicaída merodean Madrid. Quieren reconquistar Andalucía. ¿Van de farol? es lo que dicen los papeles, chico y aquí todos que no les llega la camisa al cuerpo. Papá no fumes. Papá ven en tren. Con Iberia ya habría llegado pero para que tomar tantas precauciones y andarse con tantos remilgos si cualquier día de estos disparan la "catapulta" y todos volamos por los aires. El destino está escrito en las estrellas; es inexorable y las balas cuando vienen llevan tu nombre y dirección, te llegan y hay que abrir el sobre, lo decía un capitán mío de cuartel. En el peor de los casos te matan. Y en el mejor, es un tiro de suerte. La gente como anda bastante desinformada y no se preocupa se merece lo que le pasa y le va a pasar por burra. Y de desagradecidos está el mundo lleno. Y de dureza de corazón. Que algunos parece que lo tienen de hierro. Cuando yo llegué de Nueva York después de haberme partido el pecho por mi país con razón y sin ella fui recibido con un gracias por los servicios prestados y ale usted es uno de tantos, la gente va a su rollo, es insensible para vibrar ante las issues del patriotismo como pasa en Inglaterra, Estados Unidos o Francia y me sentí un poco como aquellos soldaditos de Mola que regresaron a Larache después de resistir diez meses en un blocaos de Dar-Akoba, diezmada la compañía y después de pasar gurruminas, se preparó un desfile militar y no asistió nadie. Los pobres sorches se sintieron desolados ante esta incomprensión de la retaguardia ellos que se estuvieron batiendo el cobre en la vanguardia. No sabe interpretar la actualidad que es tan críptica aun a fuer de apariencia inocente pero los hechos no son tan inocentes. La actualidad según esto se desarrolla con arreglo a un plan previamente diseñado en el encerado por el amigo de la batuta, el gran cofrade mayor corre turnos. Claro para eso hicimos, Ejusmodi, usted y yo la mili en los servicios secretos. ¿En el SIM? A tanto no llego. ¿En los servicios de Carrero? Pero estuve en el punto de mira de aquellos pelmas. Como espías fueron un desastre porque aparte de que mataron al zángano de la colmena, abejas rábidas, luego no estuvieron dando una a derechas. Que si 20N que si 23F que si 11M. Les han metido todos los goles. Bueno eso es un supuesto. ¿No será que aparentaron que se la dejaban meter doblada? También es muy cierto eso. Para sobrevivir hay que hacer como que no te enteras. Si no quieres acabar cantando el romance del prisionero. Todos a la trena. Paso. Vayamos paso y por parte. Escarbe. Haga memoria. Navegamos ya en aguas válidas. El tiempo anda un poco revuelto. Para esta época vienen fenomenal los cocimientos de genciana. Pueden ayudar a algunos a combatir la depresión. A resultas del gran montaje los destajeros del rumor, la columna inane, llevan chismes al Procurador.
- ¿Cómo se llama ese señor?
- Don Ahímelasdentodas

Pues vale pero no cante usted muy alto ese bello romance no vaya a despertar usted a los carceleros que son legión aunque no lo parezca en esta época de derechos humanos hay manga ancha para algunas cosas pero para otras cosas que uno considera leves o un simple ejercicio de la libertad de expresión son implacables y si las dices puedes acabar en la trena. De hecho no somos muy libres. El andamiaje está montado sobre las varas de medir y las vigas del miedo. Llama a seguridad. Que vengan los lictores. Y es con el látigo del terror con el que se tiene dominados a los pueblos. Es por esto por lo que se les ha declarado la guerra a las ideas y pensar por tu cuenta puede ser un delito. No. No quiero cantar las tristes estrofas del romance del prisionero que yo recuerdo haber oído interpretar a algún rabelista que se acercaba al baile en las fiestas de mi pueblo.

    • A buen entendedor..

    • ¿Cuál es entonces la solución?

    • Fray Jarro


Domingo, 15 de abril de 2007

 




EL PATRIOTISMO DE CAJAL


Vamos a trompa y talega camino del desastre. Un cursi hubiera usurpado el tópico a García Márquez con lo de crónica de una muerte anunciada etc., a qué tanto auto bombo después del boom y el bumbum machen cuando todos sabíamos que es un genio a cañonazos y un novelista a palos poliantea tropical y mucha verborrea como esos bellezones del culebrón que dicen mi amor garlan y garlan y cuento y no acabo sobre esos emplastos de las telenovelas. Pues por eso mismo los hay devotos de San Sandio que no dejan de menear el incensario y darle al botafumeiro troleros sin fortuna y se aprueba la moción. Ya digo que no es para tanto. ¡Viva Cai!

A mí nunca me gustó la prensa del colorín pero cuando nos penaron al silencio exules filiae Evae metecos en nuestra propia patria y condenados al ostracismo interior me agarraba la Pentax y me iba a Barajas. Logré captar algunas caras de la fama en tránsito. Las estaciones de RENFE y los aeropuertos siempre fueron lugares para ver quien sube y quien baja barzoneando por los andenes. A pasar el rato. Y ahora cuando subo a León me encuentro a los jubilatas en la sala de espera de la estación de autobuses de Villalpando una especie de Venta de Baños de la red viaria hacia Galicia y Portugal Asturias y Cantabria mano sobre mano. Todos somos almas en pena y esto no es más que un lugar de tránsito. Viendo quien sube y quien baja espantas la depresión. Y yo recuerdo a primeros de los ochenta ver a la llegar de Miami con la cara despeinada y acudiendo a recibirla su niña Rocíito y Pedro Carrasco. Un par de fotos y me largué. La chipionera empezaba a "vender" pero yo nunca pude ni siquiera sospechar de que el trío aquel iba a figurar en el candelero de la popularidad (el ex boxeador, la folklórica, y la nena que se iba a casar con un guardia civil etc.). Meterme en vidas ajenas siempre me sentó fatal. Profesionalmente me siento un poco en la cresta de la ola del estatuto prostituto. Nunca me incliné por ese periodismo de bulevar y "low brows". Hay gente que no es merecedora de que le hagas una entrevista pero excitan el morbo nacional y yo pienso que esa curiosidad malsana es una de las causas de nuestra decadencia.

El famoseo inmundo nada tiene que ver con la celebridad. Don Ramón y Cajal hubiera sido uno de los españoles que me hubiera gustado llevarme a las teclas. He leído casi todos sus libros y de mi biografía me entusiasma aquella época en que fue médico militar en Cuba y que renunció un par de años después del desastre al título de doctor Honoria Causa que le brindara la universidad de Chicago llevado por el patriotismo. Nunca pudo perdonar a los yanquis la judiada del Maine y además decían que era algo germanófilo.

El histólogo fue para mí el verdadero héroe del 98, el prototipo de militar y hombre de ciencia y de letras que trata de alejarse del légamo y la política y todos esos cilancos sucios de la vida nacional para encerarse en su laboratorio y desde la soledad de la torre de marfil tentar a las musas sin profanar jamás el sueño del silencioso templo de Minerva. La adustez y gravedad del rostro de este aragonés contrasta con el histrionismo de máscara de nuestros famosos y nuestros políticos de plazoleta. Vociferantes contorsionistas y saltimbanquis en el ágora.

Lo que nos pasa y ese es el síndrome de la modernidad o debe de serlo que confundimos fama con celebridad. En mala hora se le ocurrió a don Emilio Romero hace ya bastantes años instituir aquellos premios de la F de Famoso. A mí no me dieron ninguno ni falta que hace pero fui con unos a Avilés con la cla viajando en coche cama invitado por Muro de Zaro el creador de ENSIDESA y madre mía qué recuerdos sólo de pensarlo se me alborotan las pajarillas. Nunca volvía a catar vino como aquél ni a comer aquellas fabes con almejas que nos deparó nuestro anfitrión. Después de relamerse unas habas con almejas de aquel calado ya puede uno morir tranquilo que dice un refrán de por las brañas.

Premios Naranja y Premios Limón. Efe de famosos y de famosillos. En todo ese mundo de premiados y agasajados se instalaba el pensamiento poltrón del peor de los franquismos. La ley del mínimo esfuerzo. Y ha salido tele radio oiga. Se hacían llamar rojos y eran más fachas que las águilas del lábaro romano. Los vi viajar de compras a Londres en vuelos charter donde empezó toda esta movida. Iban a Selfridge y a Harrods a comprarle las bragas a sus queridas. Veníamos del aeropuerto Heathrow camino de la city. Rosón fumaba como un carretero y una vez Cebrián y él que le venía acompañando me dejaron a la puerta de mi piso en roland Gardens y todavía le estoy agradeciendo aquel favor a mi colega pues había cogido con lo del miedo a volar y entonces no había tantas restricciones una media tajada.

Juan Luis sea lo que fuere es un caballero y una buena persona ni quita lo uno para lo otro. Igual que su padre Vicente al que debo muchas cosas. Ya digo viajaba mucho con Rosón a Londres. Iban de bomberos o no sé si calefactores del consenso. Se alzaba el telón. Era un constante ir y venir una ininterrumpida peregrinación a la Meca de la democracia. Yo ya desde entonces pues soy siempre díscolo y difidente también disidente hacía no con la cabeza cuando sobrevolábamos las Vascongadas. Esos de ahí abajo nos van a dar un susto cualquier día. Con el apoyo de los ingleses quieren la independencia. Rosón como buen gallego no dijo ni sí ni no. Sólo que qué se yo.

Y ahí tenemos ahora a Otegi que se da aires de primer ministro. Todos quieren mandar Ibarrere, Imaz, Egibar, Chavez, el Rovireche. Se abrió la veda y tanto cantonalismo nos va a deparar las oposiciones a virreinatos vailías taifas sillas curules y demás garambainas. Seguimos en las mismas. Aquí todo el mundo como con Franco quiere salir en la foto disfrazado de gobernador civil. De Polanco don Jesús del Gran Poder caudillo mediático por la gracia de Dios a Franco no hay más que un paso. Creo que si me vaga y si la venia me dan hasta yo podría contraerles la historia de la mayor metamorfosis que vieron los siglos. Cómo Pyresa bajo la égida mágica de una varita de virtudes misteriosa se transformó en Prisa. Salimos del no te jode y entramos en nos ha jodío. ¡Qué jodíos! Nihil novum sub sole. Todo es un poco como deja vu.

Le canté pues yo veía la que se nos echaba encima las cuarenta a don Manuel y me quiso echar de la corresponsalía. Pero por sus obras los conoceréis. Ahí está. Más tieso y carcamal que la puerta de Alcalá. Cuando le dicen algo, llora lágrimas de Baoabdil el chico. Así que no me vengan con historias. Esto es el apéndice de todo aquello. Polanco lo controla como lo controlaba Franco. Es una mimesis pero al revés pero la gente no se entera. Yo voy a lo mío.

De padres gatitos hijos michines y de aquellos polvos estos lodos. En la primera Gran Traición nos enseñamos todos los dientes tanteándonos el bulto y dejamos el agua correr pero no lució el brillo frío de los alfanjes ni picaron a la puerta sin ser el lechero el que venía al amanecer. En esta segunda la cosa parece que va más en serio y puede pasar de todo porque este pueblo es imprevisible aunque, quiá, aquí mientras el personal tenga la andorga ahíta seguirá haciendo el rácano y el camaleón. Échame pan y llámame perro. Nos van a sacar los mansos pero como el personal aquí es muy pastueño y acomodaticio oye no te pases le gusta que le pastoree. Con toda seguridad y es la definitiva. Creo que nos va la marcha cantidad. Así que menos quejarse. Vivir en la cultura de la queja y reventar como el lagarto de Jaén todo uno y aquí es lo que les va a pasar a muchos. Que se van a quedar con la ficha en la mano y sus credenciales de haber sentado plaza y estar en nómina. La raposa cuando entra en el gallinero no se anda con chiquitas ni miramientos. Le hinca el diente al gallo lo mismo que a la pollita. Pero mal acostumbrados a la norma del fuero, la prerrogativa y el privilegio, la exención etc. el personal piensa que tiene bula. Eso no me va a pasar a mí no me jodas. Pueblo más insolidario no lo habrá bajo la capa de la tierra. España me exaspera. Yo no como se os ocurre. Yo ficho y estoy en nómina. Ahí nos las den todas que nos las van a dar en un carrillo. Todo por mal avisado por tardones del postfranquismo del dejarse llevar y de hablar por boca de ganso. Hay que hablar de famosos, de toreros y de los dientes de Ronaldiño. Balones fuera. Aquí nadie quiere coger el toro por los cuernos ni quiere que le mienten la bicha. Los españoles tenemos la mala costumbre de crucificar a los profetas. Vale lo del Cid que Castilla hace los hombres y los esguardamilla. Los claros varones de Castilla como el Cid, El Gran Capitán, Colón, Cajal o la Cierva y otros mucho luz bajo el celemín lo pasaron mal. Pero se alzan estatuas a los dioses de barro, se canta la palinodia a las cuatro folklóricas y a las pedorras de siempre. Se hacen monumentos a Fray Gerundio y se promulgan sesudos artículo ensalzando la prosa y la verborrea de García Márquez y a todos los del boom y los del bluff que siempre tuvimos la manía miope de extasiarnos con lo de fuera no viendo adentro tres en un burro o regateando méritos al compañero de al lado. Al amigo el culo al enemigo por el culo y al indiferente pues le aplicamos la legislación vigente. Ja já que bien me lo paso contando estas historias garbanceras, Es el imperativo de lo light lo que marca pauta. Nuestra hoja de ruta.

Me aturden esas arpías de la corrala mediática cortándole trajes a los famosos pues con estos programas oceánicos donde birlan la honra se rompen los virgos y el colorín hace caja por lo demás obsesionados con Ambiciones y la boda de Rocito, ahora estamos con la convalecencia de la mamá a la que desde aquí anhelamos recuperación pronta que yo no deseo el mal ni la muerte a nadie pero estamos hasta los mismísimos de viajes a Houston, partes médicos y tragavirotes chupando cámara total para no decir nada. ¡Qué cara de merluzos y sansirolés ponen esos remiendavirgos y entrometidos que se hacen llamar jornal-listos! Y hasta hacen rueda de prensa o comparecen en reuniones tumultuarias erizadas de micrófonos y de paparachis recién salidos de madre y de caza. No nos dejan vivir ni tampoco nos dejarán morir en paz esos necrófagos y necrófilas.

Y es que aquí confundimos el culo con las témporas. Celebre por ejemplo era Ramón y Cajal – se cumple este otoño el centenario del primer Nóbel en medicina para un español- y su patriotismo calado, tenaz, bondoso y con un cierto sentido del humor del que está acostumbrado a pechar con la mierda de la condición humana porque al fin y al cabo no somos más que agua y un montón de células que se renuevan y se disparan luego envejecen. Ìa mater. Algunos y algunas parece que no tienen nada pero eso de la sesera bien encuadrada se lleva poco. Lo que hace falta lo que vende es una chequera hasta los topes. Desfilar por la catasta. Contoneos. Show the flag que dicen en la Royal Navy o lucir palmito. Cuerpos que se tragará la tierra. No somos más que humo. ¿Incluso la Noemía Campbell? Incluso. Dentro de cien años nadie dará un duro por sus bullarengues ahora tan deseados y bollantes. ¡Qué asco! Pero qué asco más rico. Ciertamente la única democracia que yo conozco es la de los cementerios. Allí todos somos iguales. En la vida no. Aquí todo es estridencia, desnivel. Paradoja y contradicción. Hagan juego. Repantíguese en el butacón y a ver basura por televisión. A los españoles ya digo nos va la marcha.

 


 


 

 

 
 
 
 
TIEMPO DE ROSAS Y DE CEREZAS


 

Antonio Parra

Pido perdón al lector. Por un lío de epactas y debido a que tanto la fiesta de la Ascensión como la del Corpus Christi de los jueves que relucían más que el sol han pasado al domingo me hice también un embrollo entre el calendario juliano y gregoriano que en el año 2007 ofrecen fiestas coincidentes y la Bozneschenie (Ascensión) cuadraba con nuestra fiesta pero los ortodoxos rusos, y cuyo santoral trato de seguir a través de Radio Blago, una emisora ortodoxa situada en un monasterio (oraciones y salmos, pláticas, hermosa liturgia, las 24 horas del día, gracias, Jesús mío, que sigues presente en la historia a través de este instrumento maravilloso que es el microprocesador Word) lo festejan un miércoles. Gracias también a Paloma Gómez Tablas y mi admirado Miguel Ángel García Brera y el otro amable señor por recordarme el error. No creo que tenga por otro lado mayor importancia. In ascensione Domini, pues, Y ¿varones galileos qué miráis ahí como pasmadotes? Viri galilei, quid adspicitis in caelum? Cristo se fue al Padre. Aquel al que visteis subir al cielo del mismo modo volverá al fin de los tiempos. Se consuma de esta forma la promesa mesiánica. Desde entonces los creyentes nos hemos pasado la vida mirando al Cielo, resignados. Porque creemos en lo perfecto y vivimos en un mundo imperfecto. Es la fiesta que seguía a la de las letanías. Esto es las Rogativas. Cristo se va y deja un campo florido. Sus pies y sus manos llagados de cuerpo glorioso bendicen la tierra. En España ya es primavera..

El pasado domingo fui a misa a la catedral de Oviedo y acabo de regresar a Madrid. Allí sigue siendo una gran fiesta, tambor y gaita y danza prima a la salida de misa. Danzantes a toda mecha y humor y jovialidad. Esa jovialidad ovetense no la ofrece ninguna otra ciudad española, o al menos así lo creo yo ¿No era el corpus? Le dije a mi santa cuando predicaba el cura su sermón muy de circunstancias. ¿Dónde tienes la cabeza de melón? Hoy celebramos la Ascensión. Pues ciertos son los toros.. Que a veces uno tiene que estar al santo y a la limosna y se nos va el santo al cielo con esto de las nuevas rúbricas del misal, bueno ya no hay misal en realidad.

Los que ya hemos sumado algunos años acusamos más que nadie estas inconsistencias en las fiestas móviles. En Oviedo cayeron toda la jornada chuzos de punta. La meteorología, adusta, hasta parece que protestaba por el cambio de horario. Domingo de orballo y borrina pero el campo astur estaba hermoso en sus nueves matices de verde. Y las mocinas de Oviedo que guapes son, Dios. Y la copla seguía sonando al husmo del refrán meteorológico. "Por la Ascensión, rosas en Oviedo y cerezas en León"

Todos recordamos este día nuestra primera comunión, el alborozo de las campanas. En España se solía comulgar en esa fecha y creo que se sigue haciendo gracias a Dios aunque seamos más laicos qué se le va a hacer pero ¿no tendrán la culpa los curas por haber renunciado a una tradición milenaria con tanta alacridad?

En este día gozoso y triunfal no se puede por menos de recordar la elegía de Fray Luis de León en su oda ¿Y dejas, Pastor Santo? Cristo triunfa sobre la muerte y se va al cielo a prepararnos la morada del Tabor. Es el premio al dolor de la cruz. Y nos deja la potestad de curar, de hablar y escribir lenguas – a muchos no les afecta porque siguen siendo tontos en tres idiomas- y de arrojar demonios y de domar serpientes. Se consolida la Parusía y el Espíritu pentecostal que sopla cuando quiere y como quiere. Hoy cantando esta misa me he sentido con más fuerzas, más creyente. El bautismo nos vuelve inmunes contra la picadura del escorpión y del basilisco. ¿Y las serpientes? Que repten. Que arrastren sus inmundas panzas sobre la tierra. Varones galileos ¿qué andáis mirando ahí al cielo? Estamos curados de espanto. El Salvador nos legó la triaca que contra la picadura de la víbora y de las lenguas venenosas nos vuelve indemnes.

El evangelio de esta fiesta era uno de los más hermosos del año: "Estos signos serán de los que me sigan: en mi nombre lanzarán demonios, domarán serpientes, hablarán múltiples lenguas y si algún veneno bebieren no les hará daño. Sobre los enfermos e impedidos impondrán las manos y sanarán".

En mi pueblo se denominaba el jueves de la ascensión el Día del Bien. Seguramente por aquel "et bene habebunt" que nos promete el Maestro de Justicia y de Misericordia en el evangelio de Marcos. Las abuelas castellanas hacían el tradicional hornazo a base de rosquillas de palo que se repartían por las casas. Se condimentaban con unas hierbas recién nacidas, hinojosas y gencianas- en las parameras por esta época que aliviaban el vientre y curaban la opilación. Así que Xto. se va al cielo pero nos deja a buen recaudo. Todo atado y bien atado. No tengáis miedo. A tanto malvado y malvada pero no es que sean malos es que son gilipollas Él es más fuerte que la muerte y la enfermedad. La ascensión es su apoteosis. El colofón a la resurrección lo que vuelve a nuestra religión – practicada por nosotros hombres de poca fe y pecadores- invencible y superior. Por eso, nos atacan con tanto saña y denuedo. Pero en un plan teológico por lo que toca a los novísimos no hay color ni comparanza con el catolicismo. Nuestra religión es perfecta.

Las fuerzas oscuras no dejan de colocar chinas en el zapato y una de ellas es esta confusión de fiestas y de epactas, ese miedo que ha demostrado la jerarquía a salir en defensa de su fe, esa contemporización con el mundo y con los ámbitos de acoso y derribo a la gran catedral. Me alegro haber cometido este gazapo para demostrar a quien corresponda que el traspaso de dos de los grandes jueves del año, Ascensión y Corpus, para muchos fieles católicos de nuestra querida España es piedra de escándalo. ¿Y dejas pastor santo tu grey en este valle profundo? Quizá el otro día por eso en Oviedo y en León llovía a cantaros. Pero las cerezas y las rosas estaban ya en sus cestillos como todos los años. Colige, virgo rosas. Qué solos nos dejas, Señor, pero qué confortados. Pasó ya la Ascensión pero nos queda su octava. Gozoso tiempo de cerezas y rosas y de primeras comuniones.

Domingo, 20 de mayo de 2007


TRES JUEVES HAY EN EL AÑO

Antonio Parra
Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Traen auras los recuerdos de olor a romero y a tomillo calles tapizadas con plantas aromáticas y alborozado tañer de campas cantos eucarísticos al amor de los amores gentes apiñadas en las aceras para ver pasar al señor. La carroza pasaba portando el blanco viril testimonio de amor y de perdón estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos hecho pan y convertido en vino. Cuerpo de Cristo. No tengáis miedo. Ñie baiotsa. La frase la escucho por Internet por Radio Blago una estación ortodoxa que emite desde un lejano monasterio ruso perdido más allá de los Urales. ¡Caminos misteriosos! ¡Oh milagro del amor!

Porque en España este jueves del año que relucía más que el sol es un día de diario salvo en Toledo nuestra nueva Jerusalén. La Jerusalén española que guarda las esencias del rito visigótico. Que siempre será católica o al menos en eso confiamos. La custodia de Arfe asciende gloriosa por las vargas empinadas de la ciudad Imperial, baja las cuestas, en Zocodover los cadetes de infantería le rendirán honores y se interna por correderas misteriosas y empavesadas toldos del amor y del perdón y un alfomar de rosas, por la Puerta del Perdón. Hosanna al hijo de David.

El corpus a los que los franceses llamaban La Fête Dieu (la fiesta de dios) es un perpetuo domingo de ramos que conmemora la entrada en Jerusalén. La Cruz triunfa en la historia. Extended, pueblos, la alcatifa; que pise la tierra el ángel de bendición. Desenrollad vuestros mantos, tended humildes vuestras zofras para que sirvan de blando tapiz al rey de la gloria. ¿Quis est iste rex Gloriae? Dominus potens Israel, contesta el salmista con inspiración mesiánica.

Humillad vuestras cabezas. Todo está bien. Canta la golondrina en la enramada y por las veredas nace la flor. No tengáis miedo. No os suma la zozobra. ¿Quién eres? Soy yo. Quo vadis, domine? ¿Adónde vas, Señor? Voy con Vos. No conmigo, no, pero te daré tal don. Eucaristía. Eulogía. Palabras de perdón.

Pasada la Canaleja donde Segovia es todo un balcón que abre a sus puertas a la luz y las auras guadarrameñas, estaban los soldados del regimiento cubriendo carrera. Firmes. Un teniente abanderado presentaba honores. Este teniente artillero era mi padre. Los acordes del himno nacional sonaban en la Plaza Mayor Escoltaban el cortejo el obispo con capa magna. Un paje portaba los vuelos y aquel paje con sotana colorada de monago era yo.

¡Oh aquel obispo rozagante! Un santo, un verdadero santo (Daniel se llamaba, Daniel Llorente de Federico) que vivía muy pobremente y era austero y la cara demacrada por los largos ayunos, delgado y tieso como un huso, le recuerdo, no escatimaba el boato y el esplendor de la liturgia en las fiestas señaladas. Su entrada en la catedral se efectuaba al son de clarines y timbales. Un añafilero atacaba la caja y el maestro de ceremonias, un cura gordo que se fumaba sus buenos puros en las fiestas de guardar e invitaba a los amigos beneficiados a tostón en el Bernardino pues venía de una casa de labranza rica de Hontanares y además le había tocado la lotería, daba el aviso:

-Celso, toca, que ya está aquí el obispo.

Había un trajín de sotanas en movimiento, prisas y el volar de los faldeos de capisayos en el enlosado de las naves del transepto, allí toda la magia y el arte del gótico tardío de Gil de Hontañón y allá en lo alto de la nave del triforio sonreía maternal el cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro. Al tomar posesión de su cátedra monseñor Llorente (seguía el ceremonial de Toledo, según las rubricas del libro gótico, el cantoral gordo que abría sus paginas de pergamino apoyadas sobre el facistol del coro) y cada una de las rubricas las seguía a rajatabla, la primera mirada era para aquella imagen.

El maestro de ceremonias le iba señalando con un puntero de plata la oración del misal que tenía que leer o la antífona que cantar. Su primera mirada y su primera oración era para aquella Virgen sobre la predela catedralicia, que ocupaba casi todo el hastial sobre los ánditos del transepto. Yo también llevo desde entonces zurcida a las entretelas de mi corazón el dulce mirar de la Madre de Dios. Sonaban triunfales bajo la totalidad de las cúpulas las melodías del órgano. Yo era aquel monaguillo que en la fiesta del corpus y otras solemnidades portaba la capa magna detrás del cortejo episcopal de empuesta al diacono con la cruz alzada y los acólitos y turiferarios. Me halagaba que me vieran y si fijasen en mí las vecinas. Mira el curilla qué majo.

-El cante misa ¿para cuando?

-Pronto, doña Macrina.

Esta señora era amiga íntima de doña Patro. Eran dos solteronas que salían juntas del bracero. No se perdían ninguna procesión, triduo ni novenario. Yo les sonreía con la capa magna del obispo recogida en mi regazo y que abultaba más que un servidor. La Macrina y la Patro siempre juntitas y del bracero simpáticas beatorras, pero muy tacañas pues no se estiraban jamás cuando yo iba a llevarles la "caja" –un san Antonio o un corazón de Jesús o la Dolorosa- que según piadosa costumbre se iba repartiendo por las barriadas de mi parroquia de Santa Eulalia.

Todo lo más una perra chica o un bollo cuando había casas donde me regalaban un duro o una entrada para ver una película en el cine Cervantes. Yo no comprendía a aquellas solteronas siempre tan juntitas, tan simpáticas, tan redichas, siempre de hábito y ceñidas con algún cordón, a misa de doce salían con un devocionario. ¿Serían monjas? No; no eran monjas. ¿Entonces como es que siempre estan juntas y en permanente comunidad? Son dos bolleras, me informó una de mis primas que se enteraba de todos los bulos que corrían por la ciudad.

No sabía lo que significaba bolleras. Lo miré en el diccionario. Tampoco venía. Tortilleras, hombre. Ah. Acabáramos. Pero doña Patro y doña Macrina siempre tan elegantes tan juntitas resplandecientes como dos soles, no se metían con nadie, no dieron ningún escándalo, todo se quedaba en casa, que parecían profesarse tierno amor. Habían nacido la una para lo otra. Y hasta se murieron con más de noventa años casi el mismo día.

Don Daniel pasaba con gesto fatigoso y una sonrisa bendiciendo a la congregación. Le quedaban dos meses de vida. Había sido un gran catequista y pedagogo. Toda la cuaresma ayunaba y según cuentan debajo de su sotana de cachemir, de las más elegantes que confeccionaba Zurita un sastre de Valladolid dice que los v viernes ceñía sus carnes un cilicio y cuando murió encontraron debajo de la cama al lado del orinal pues murió de la próstata unas disciplinas emplomadas con bolas de acero (el gato).

Este príncipe de la Iglesia murió en la pobreza casi. Todo lo había dado a los pobres. Era un santo y un verdadero padre san Daniel su vida y su personalidad digna de ser talladas por la pluma de un Gabriel Miró. Pero no escatimaba ningún lujo ni esplendor en el servicio de la Iglesia. Por eso aquellos jueves santos en mi Segovia adorada brillaban más que el sol.

Nunca he ido por la vida en plan de recoge-pelotas y bien sabe Dios que nunca le tuve envidia a nadie pero me fijo mucho. Y cuando iba en la procesión detrás del señor obispo examinaba todos sus gestos, escuchaba todas sus frases. Y aquel Corpus de hace medio siglo justo al posar sus cáligas (zapatos de obispo) sobre el enlosado de la catedral donde yacían enterrados todos sus predecesores de aquella diócesis le dijo a un fámulo:

-Pronto estaré yo aquí con ellos.

El familiar, don Fernando Resines, que así se llamaba el fámulo: un canónigo vigoro y muy sanguíneo, que despertaba la admiración de las beatas por su brioso buen talle y hasta puede que alguna estuviera enamorada de él secretamente, se revolvió como una ardilla:

-Señor obispo, ¿Quién piensa en eso? Está aun para dar mucha guerra Su Ilustrísima.

Don Daniel que era un santo tuvo aquel jueves que relucía más que el sol una premonición un aviso de su glorioso transito. Moriría en olor de santidad tres meses más tarde aquel mismo verano del 57. Fue la muerte del Justo. Se parecía un poco al papa reinante en aquel tiempo Pío XII con sus lentes de concha redondos, su serena altivez de aristócrata de la Iglesia, su calva tallada a cincel. Se sentía muy enfermo pero a pesar de la fatiga ofició con minuciosidad el largo pontifical de casi dos horas. Ornamentos blancos casullas recamadas de oro del siglo XV. La misa del corpus la escribió la escribió nada menos que santo tomas de Aquino en 1264. Sonaron los himnos del Pange Lengua Gloriosa y del Tantum Ergo y la secuencia del Lauda Sión. No fue una misa de difuntos sino de resurrección y eso que nuestro prelado sabía que le había salido la hoja roja. Tenía el don de profecía y el de la introspección. El bueno cuando llega la hora se alegra. Sin embargo el malo se entristece. Mors impii- del rijoso, del envidioso del que odia, del que se presenta con las manos vacías a la mesa de la eternidad- pessima. Lo dice el Eclesiastés. Y en verdad la muerte del piadoso obispo fue como una eucaristía. Su recuerdo me alienta a preservar la virtud, a perseverar en el bien aun a sabiendas de que existe el mal. El odio y las navajas por detrás y la sombra del mal que acecha. Nunca las tinieblas podrán soportar la claridad. Y esas tinieblas son mis enemigas. Nada personal. Luchamos no contra la carne y la sangre sino contra esos malos espíritus diaños del aire y de las ondas. Corpus Christi custodiat animam meam in vital aeternam. Es la fiesta. La apoteosis del amor. Un amor que existe por más que no lo parezca. No tengáis miedo. Hoy, el Corpus. Engalánese España. Es la fiesta del amor.

17/05/2007 10:41:52

 




ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO XVI, EL PAPA ECUMÉNICO QUE LA IGLESIA NECESITABA

 

Antonio Parra
Il Campanone repicó gordo y el mundo en la misa de entronización del nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de gloria y de esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría. Antioquía, del obispo de Cantorbery y de muchas comunidades protestantes amén del mufti de Jerusalén y de imanes de varias mezquitas, ha abierto un pontificado que viene determinado por el signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento teológico que faltó a algunos predecesores, un hecho que desde estas columnas internautas nos encargamos de apuntar con gran escándalo de muchos que se rasgaron las vestiduras y nos tildaron de blasfemos.

A la Iglesia de Cristo, después de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras le importaba concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas, acercar al hombre del siglo XXI al depósito de la fe y al mensaje del evangelio que es un comunicado de alegría, hermandad, renuncia. Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del coro de Montecasino. Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de Nursia que emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro - ojo que no un prusiano como lo fue Lutero- ocupando el puesto número 265 de la lista y con un nombre tan hermosamente limpio y de una gran tradición entre los sucesores de san Pedro como el de Benedicto XVI. Atención que puede ser el papa de todos poniendo a contribución toda la carne en el asador de su peso intelectual para implementar las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un regreso a la ortodoxia liturgia, pero siempre desde el espíritu del amor y de la caridad, nunca desde los apriorismos y las descalificaciones gratuitas, según la regla que siguen algunos de sus detractores que ya los empieza a tener este hombre bendito y se han despachado a su gusto con insultos y bajezas hirientes. Alguna prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en las páginas más burdas de "Fray Candil" y de la inmensa pléyade de libelos anticlericales del siglo XIX.

Pero que nadie espere la canonización de la sodomía, para confusión de Mr. Cobblers. El pecado nefando es una aberración contra natura. ¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca un sitial de privilegio en la Iglesia, que ha sido siempre cosa de hombres y de mujeres entregadas a la causa del evangelio nunca a la condonación del vicio o a una impropiedad de natura.

En cualquier caso todo esto es adjetivo. Nada tiene que ver con la sustancia. A lo largo de estas tres o cuatro semanas que han conmovido al mundo hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena bien desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger puede ser una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde fue Gregorio V antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por el cual sienten al otro lado de los Alpes significada reverencia, ya que celebran con más fervor que ningún otro pueblo la "Sylvester Abend", último día del año. También hubo otro papa tudesco, aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en la cronología cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el Breve que otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre territorios hasta que éstos le fueron arrebatados por Napoleón.

Por lo demás la historia del pontificado está íntimamente entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico. La defensa de la religión fu el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en el cenit de la gloria pero hubo también momentos de desdoro como, por ejemplo, la lucha por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio VII, otro monje benedictino que acabó sus días en el destierro y despojado de su silla apostólica por el emperador actuando en rigor de venganza. Cosas de los hombres pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso el Divino Paráclito.

Hemos consultado la relación de nombres papales y el que se ha impuesto Ratzinger y el de Benedicto se distingue por haberlo tomado sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico. Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un beato Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto XIII que por no querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a vivir a Peñíscola permaneciendo en sus "trece" sin corregegirla ni enmendalla hasta su muerte en la localidad castellonense.

Este alemán seguro que hará bien las cosas. Está dotado de un fuerte carisma y tiene una sonrisa humilde y unos ojos claros, descripción muy distante del sambenito de inquisidor o del remoquete de "rothweiler" que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se distinguen por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma al que designan por lo menos el "bloody pope".

-No bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a mí el director de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que enseñé castellano.

Y luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de las proverbiales reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y pulidos pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los programas de la BBC y del Sky News acerca de la preconización del nuevo pontífice que apenas han tenido cobertura de forma muy desemejante a la que dieron a la muerte de Juan Pablo II, caso insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello - y que nadie se ofenda- juegan los réditos creados por la política. Para los ingleses no hay amigos ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su aliado natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición humana. El peso de la púrpura.

Papas ingleses sin embargo, sólo ha habido uno y los alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo general el colegio cardenalicio siempre se ha inclinado por los franceses y por los italianos. A pesar de todo, creo que Benedicto XVI parece que lo han vaciado en molde y da justo la medida del papa que todos necesitábamos, el "slandering" y el cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con complejo de inferioridad frente a los hugonotes de los grandes "trusts", para los tiempos difíciles de la primera década del siglo XXI. Puede dar la campanada en cuestiones de régimen interior (ordenación de hombres casados y admisión de la mujer al altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre todo la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el pontífice que haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. Lo dice este plumilla que un día soñó entrar en el Russicum donde los jesuitas romanos preparaban sacerdotes para ir a Rusia. El hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca Alejo II, asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es un avance de muchos enteros con respecto a lo que aconteció con el papa Wojtyla. Que tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un papa del Este.

Llamó a los judíos con frase de san Agustín en sus "Confesiones" los "hermanos mayores de nuestra fe". Y esta cita la hizo nada más comenzar su apelación ecuménica en la misa de entronización, lo que desbarata ciertos argumentos de antisemitismo que empiezan a sonar por ahí. Sin embargo, se registró en la ceremonia una gran ausencia: la del Rabino Mayor de Roma. Que no pudo asistir pues precisamente hoy celebran los hebreos su Pascua. ¿Una excusa o razón válida?

El nuevo papa ha recibido palio de cordero pascual inmaculado y el sello sigilar. En sus manos uno de los oficios más duros y con mayor responsabilidad que pueda haber en esta tierra. La gracia del Espíritu suplirá las mermas y limitaciones de la condición humana. Él nos lo conserve en salud muchos años.

Esta tibia mañana de domingo de abril ha sido hermosa. Fui feliz contemplando la pontifical por televisión. Es algo cicatera la vida con nosotros en ocasiones como ésta de suerte que estos momentos, tan escasos, de felicidad y de elación para los que aman las cosas espirituales tenemos que aprovecharlos.

24 de abril de 2005

EN DEFENSA DE DON JULITO. PRO DOMO SUA. EL GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.

 


Antonio Parra
Me afianzo en lo superlativo huyendo de lo diminutivo de nuestra vida venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al que todos queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus pedos, sus pecadillos y pecadazos, quien no los tiene, y el que esté limpio de culpa que tire su primera piedra, pero los que sabemos qué es persecución y somos trigo limpio en medio de estos almiares putrefactos, y seguimos, impasible el ademán, (quién no ha tenido alguna bronca con Merino alguna vez, grescas de juzgado de guardia en las que sale a relucir de todo hasta las siete señas del hijoputa, mas luego no era nadie, es incapaz de guardar ningún rencor este egabrense un poco squarehead, un poco loco de Guttemberg, que yo creo que ha leído demasiados libros de Unamuno, es difícil que dé el brazo a torcer, y en él lo malo es ese puñetero pronto que tiene) muchos éxitos le auguramos en la aventura editorial que acaba de emprender. Julio es arisco y a la vez encantador como todos los cristianos viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni nada de eso.

El rigor a sus principios merece todos los respetos. Salta, como todos nosotros, a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del Silencio. Ha demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso supone una medio condena a muerte. Él lo ha aguantado con estoicismo. No en vano es paisano de Séneca.

"El otro Franco" es un buen texto aunque después de leerlo echo en falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a estudiar y a entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus más y sus menos con las fuerzas vivas de la región, quienes le donaron con el apodo del "Comandantín". Su noviazgo con una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos ocasiones estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en vísperas de la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:

-Carmencita puede esperar. España, no.

Y así, otra vez a torear. Las balas como las cartas siempre llevan tu nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio que "abrirlas" en la esperanza de que no sean letales, sólo tiros de suerte. Las relaciones con Mola también siguen un tanto difusas e inéditas y uno de los grandes misterios de la biografía. Claro que a lo mejor a Merino en vez de un libro de trescientas páginas le hubieran hecho falta mil quinientas.

En Asturias tuvo para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca de Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a pescar al río Narcea y meter al "Campano" en su retel.

Nos alegramos del triunfo de su libro sobre el General y se lo pasaríamos por el morro a más de uno, a ver si te enteras Contreras, aunque me temo que estos libros que postulan la verdad, son ponderados, ni hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel mal estudiante del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas facilitadas por la OJE, de padre rojo luego enchufado en Sindicatos, al que en el SP llamábamos el Narices y que cuando entró en la redacción con tantos granos y diviesos en la cara pensábamos que su acné era debido a su manía masturbadora, y otros que escupen contra su pasado y las leyes de la gravedad que no perdonan hacen posar el gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En aquel tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie se le hacía escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber bandos y se excaven de nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y nosotros. Corderos bienaventurados a la derecha y condenados y precitos cabrones y cabritos a la izquierda. Unos al cielo y otros al fuego eterno.

Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar, estos que ahora se desapuntan con tanto desparpajo volverán a hacer oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios con un aval del jefe de Centuria de Falange de su lejana provincia. Por cierto, el flecha del campamento, pajillero y meón, por otro nombre el Narizotas - cualquier día de estos le echan de Segovia que es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza que es lo que traen estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos enterrada- el otro día desde una columna de la Prensa del Meneo él que formó parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo Sansón quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los cuatro evangelistas de Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo. Iskra de su furor. ¡Vaya un pión! Que le sirvan dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral, sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones?

El libro suscitará reacciones de todos los colores. Los enemigos de la verdad están que trinan pues es un nombre que aún levanta ampollas y a la culebra le gusta cambiarse de camisa - a sabiendas de que en los disfraces estriba su poder de humo y confusión- y procurarán por todos los medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa que son expertos estos manipuladores de nuestra memoria es en colocar mordazas y en tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son responsables de la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana veo toda una peña de fusilados que hacen cola para tomar el autobús. Son los muertos vivientes de don Dámaso. Pertenecen a una España de medio pelo, la que ficha y está en nómina. Madrid, poblado por siete millones de cadáveres. Una gran mega necrópolis nos espera al bajar la Cuesta de las Perdices.

Pastueños, sometidos al régimen a éste y al que venga, con tal de conservar la sinecura. Si les tocasen la cartera, si les echasen del ministerio a lo mejor se tiraban al monte, pero sólo entonces. De momento, estos franquistas espectros de lo que se fue sólo piensan en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la hipoteca y poder hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres matrimonios, pasarle a la ex los gastos de alimonia. Católicos, al único santo que ponen velas es a Santa Nómina.

Y los amigos y franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y en sus raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de torzal, a los que la noción de un Franquito juerguista, algo librepensador y con instintos libreros, ellos que se asustan de la letra muerta y que no han leído en su vida, ni falta que les hace, se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te has pasado tres pueblos, majete pues tienen del Caudillo una imagen hierática, descarnada, casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco Bahamonde. La utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España tiene complejo de funcionario cesante. Que vendió su alma al diablo, que se afilió al Psoe en catarata.

El problema de Franco es que es un coloso, un héroe epónimo demasiado grande para un pueblo tan capidisminuido como el español, que vive huérfano de su antigua grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos. Como un Cid que cabalgará milenios por la historia de España Franco ahora inspira miedo. Y a sus enemigos es que les vuelve locos, vaya. Se ponen histéricos, con la sola mención de su apellido, echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se mean por la pata abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al pedrisco. Por eso despearon su estatua de noche pues descabalgarle de día no se atrevieran, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el general de la estatua desenvainara su espada .y el caballo saliendo de la horma de metal en la que le vació el artista se liase a pegar brincos delante de la guardia mora, como solía.

La simple memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia - les recuerdo que mi gran maestro Rodrigo Royo, un falangista que colocaba a rojos en su periódico, al que tanto debemos los de nuestra generación escribió una novela bajo ese título - a estos prácticos del exterminio de la "recordatio nostra" en codicilos y libelos, tan en boga. Claro se forran. Parece que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar Vidal no hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a una tertulia, donde mandan las sociologías de don Híspido Estadístico. Con tal de subir y mantenerse en el machito estos fulanos que juegan a la derecha mandarían a galeras al mismo Larra. Ellos son el gobierno y la oposición. Son el santo y la limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a ellos diciendo que eres un poco la síntesis, te tomarán por un fantasma que les bajó del cielo de sopetón, y que no esperaban porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas. Por eso, si les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:

-¡Ah!

Nuestros anales estuvieron en manos de los que perdieron la guerra civil o en manos de los ingleses. A toda una generación de españoles, la que tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a nuestro pasado. Franco- eso fue lo malo- habiendo ganado la guerra real en el campo de batalla, resultó vencido en el campo por la gran parafernalia que le fue adversa del mundo de la información, en manos siempre de los sinabobos a los que tanto admiraba. Candaron con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí que llegan promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel la Católica y te contestan que una guarra, que estuvo siete meses sin cambiarse la camisa.

Otra cosa que les falla es su falta absoluta de sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos, costumbres, atavismos y manías de la serpiente podría volverles locos, si tiro de archivo, sé mucho de sus manías y renuncios. Pero no me da la gana hacerles el caldo. Que se jodan. Un ángel habrá borrado sus nombres del libro de la vida con el mismo afán maligno con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la lista. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias literarias y políticas.

-Rubicundus erat Judas.

- Y yo creo que también mallorquín, una mosca cojonera con pecas y con gafas.

-Habló el oráculo para decir inconveniencias.

-Y ¿qué dijo?

-Chorradas. No sé si salió el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo que le habita en el desván de su desvencijada casa.

Sólo nos salvará la poesía y a mí es lo único que me interesa: el culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo que no era blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba. La diosa la vi surgir entre la espuma, entre la marea humana del Intercambiador. Hermosos muslos de ébano, talle de avispa. Egregia entre todo el oleaje humano de Madrid, el malecón donde se estrellan las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas apátridas. La bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no importa, les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no es la misma, pero bufan, compiten y corren ya - Gallardón dixit- en nuestra manada. La carrera de ratas está servida. Birds of the same feather- dicen los ingleses- flock together. Pero aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas globalizadas. Esta ciudad fue siempre hospitalaria, dura y castiza, muy milagrera, amante de verbenas y botijos y más papista que el papa, aunque ya están celebrando los funerales por España. Han labrado sobre la lápida la inscripción de "hic jacet". No sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.

Ha sido una maniobra perfecta y bien orquestada, de espaldas a la galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro monsergas. ¿Y para qué queríamos tanta información que desinforma? Yo quisiera ser analfabeto, no saber nada de estos tejes manejes de trastienda. El conocimiento allega dolor. Por eso sufrimos tanto los que sabemos. La revolución silenciosa toca ya a su fin aunque parece que la gente está despertando, tarde y torpemente, y se da cuenta de que le han vendido la burra mal capada. Momento amargo

Míster Cobblers que ha recibido órdenes de arriba y es más acomodaticio de lo que algunos lo suponen al mandato de Supraba yo creo que pertenece al mundo onírico de las pesadillas. Pero no me voy a poner a escribir más sobre ese individuo que me da repelús. Va a convertirse en el Pedro Go de nuestros informativos porque la gente nada más verle aparecer agitando la zocata, mirando con ojos de basilisco y haciendo sonar su voz engolada hace zapping o apaga la televisión y lo dejan con la palabra en la boca. Este sí que tiene verdadera madera de dictador.

No. De nimis non curat praetor. Que lo hagan otros plumillas. Y que le den un jamón con chorreras. Yo no me mancho las teclas de mocos. Mañana más.

23 de abril de 2005




PERVERSIÓN LINGÜÍSTICA


 

Antonio Parra

 

Tenía que evacuar consultas no diplomáticas claro está sino editoriales. Llamo a Barcelona y me ponen un contestador en catalán. Me siento un gilipollas porque no hablo el catalán, lo leo y el lemosín a medias, tal vez por aquello del espíritu de cuerpo filológico que uno lleva dentro y que mis maestros fueron catalanes ( Mariner Bigorra fue el mejor latinista que tuvo la complutense y siempre que he de solventar una duda sobre étimos hay que acudir al Corominas complementario al de maría Moliner a titulo de referencia porque el que acaba siempre llevándose el gato al agua en cuanto al origen de donde arranca el uso de las palabras es el Casares. Pero, recapitulando, el catalán se me atraganta como a tantos otros españoles. Y ahora el gallego al que siempre sentía una simpatía racial por cuestión de vecindario ya que tengo algo escrito por ahí sobre el bable y gallegos y asturianos primos hermanos, tres pares de lo mismo. Porque no es gallego eufónico y meloso de Puente Denme sino el de los caldereiros de Villalba, el que habla Fraga, que es un gallego castellanizado y algo macarrónico. Telefoneé a Santiago e ídem de lienzo la misma cantinela. El contestador de marras al aparato. Dije:

- Eu. (Yo…)

Y colgué. Pero recuerdo con nostalgia la jerga melodiosa de los afiladores y de los segadores que nos mandaba Rosalía todos los veranos. Venían los coitadiños rosados como ángeles y se los devolvíamos como leños. Ay Santa compaña. Dulce Monforte de Lemos. Prosas de Cunqueiro. Melodías de campanarios que es la música de Mondoñedo. Este no es mi Juan que me lo han cambiado. Nuestra política lingüística desde el 75 para acá ha sido un desastre.

Pocos españoles sabrán y menos con los nuevos planes de estudios que borrarán del mapa a Isabel y Fernando y nuestros escolares no tendrán derecho a saber quién era el Duque de alba y qué ocurrió en Lepanto (¡cuán triste, ala triste) que el mejor canto a España está escrito en catalán por mosén Cinto Verdaguer en La Atlántida. Al alumno de las 17 taifas se le hará gracia de saber que Cosme Churruca el héroe de Trafalgar era de Ondarroa y que hubo un tiempo en que se decía que "España tenía las espaldas cubiertas por los pechos de los marinos vascos".

Antiguamente una de las mayores riquezas eran sus idiomas y dialectos. La unidad dentro de la variedad pero se ha malbaratado el peculio del "ex pluribus unum" lema frontal del escudo de los Reyes Católicos que se han apropiado los norteamericanos. Me acuerdo que una vez en Lieja estuve a punto de perder un tren. Había hablado al aduanero en francés y él era flamenco. Lo tomó como una injuria y me mandó al convoy que salía para Paris cuando yo quería ir a Bruselas. Las lenguas son un bien pero cuando se convierten en boomerang o en dardo, malo. Ha ocurrido en Bélgica y está ocurriendo en Rusia y en los Balcanes o en el Canadá. Pero los franceses que son muy listos han arrinconado el patois y las 27 variantes dialectales del francés que se parlaba en el medioevo.

Los servicios secretos británicos ingleses pusieron sordina a las reclamaciones de los escoceses e irlandeses por una lengua propia y la lengua del País de Gales que en los sesenta tenía cierta preponderancia no tiene mayor importancia en la Gran Bretaña actual que el castuo la tiene para nosotros. En la democracia más antigua del mundo no se ha dado licencia a los galeses para que tengan una televisión en su jerga materna las veinticuatro horas del día. Sólo media hora antes del telediario. Ocurre también en Escocia. Y el cornish y otras lenguas célticas que se hablaban en el Reino Unido han desaparecido. USA ha restringido a pesar de lo que diga don Luis Maria Ansón y otros optimistas de la cuerda (poco conocen a los americanos) la enseñanza del castellano. Los hispanos si quieren medrar tienen que renunciar a su idioma y adoptar al inglés y hasta se cambian los apellidos como ese candidato a la Casa Blanca que siendo chicano ha adoptado un nombre anglosajón.

No seamos ilusos. En Washington siguen creyendo a pie juntillas que la "lengua es la compañera del imperio" importan unidad y exportan división. Es lo que les conviene y aquí desgraciadamente el que ha ganado es don Chorri Puchol en su política de odio al castellano. Para mí ese hombre que tiene muy poco de demócrata ha sido el celador o el sacristán de esta democracia vigilada. Todavía tengo grabada la imagen de don Jorge con los pirreles colgando celebrando una entrevista con el Rey a bordo de un telesilla. Todos con equipo montañeros y botas de esquiar y el bueno de don Jordi en ropa de calle. Hasta los gatos llevan zapatos. La política lingüística de estos últimos lustros no pudo ser peor. Él tuvo la culpa, él. Encastillado de soberbia y de odio a España furibundo prietas las filas henchidos los pechos furibundos de venganza catalana. Y la vamos a pagar.

 

Miércoles, 31 de enero de 2007




ROUCO PAPABLE, LA MARIOLOGÍA Y LOS RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE

 

ANTONIO PARRA
Rouco se enfrentó a la puta bestia, denunció los males que aquejan a esta sociedad (familias destruidas, aborto libre, los niños de las escuelas sin cristianar y atragantados de laicismo, casamientos sodomitas, la ira que mata, la avaricia que roba, la lujuria que esclaviza y la vida que vale poco en esos barrios donde hay tanta violencia y donde te pueden pegar un tiro o un navajazo a la buena de dios, la juventud angustiada y sin salidas), cantó las verdades del barquero con esa voz joven y esa cara de misacantano - la Iglesia sigue siendo moza, alegre, optimista y esperanzada pues esto entra en el dictamen de la antigua perícope que cantábamos: "subiré al altar de Dios/al Señor que alegra mi juventud"- que sigue teniendo, pese a los años y a los achaques. Puso sobre la mesa la apostasía imperante hablando con la autoridad de un verdadero Primado:

-En Madrid se peca terriblemente.

Cierto. España, la hija predilecta de la Iglesia, y si no la predilecta, puesto que Roma siempre nos ha mirado con reservas, una de las naciones que más hizo en pro de la implantación en el mundo de la norma evangélica, vive de espaldas a la Cruz y por la ley de los instintos inferiores. Aquí se infringen con tesón, a barrisco, pública y concejeramente los diez mandamientos. Quizá, dando cumplimiento al discurso en el Parque de Comillas- y es a Comillas adonde quiero volver- de don Manuel Azaña, España ha dejado de ser católica.

La puta bestia no perdona y Anás y Caifás, los sacerdotes del Gran Sanedrín, los que vigilan la parva, los comisarios de lo políticamente correcto, se rasgaron las vestiduras y otra vez han vuelto a sonar las palabras que sonaron en el gazofilacio o patio de las condenas aquella tarde de Viernes Santo, dando vida a secuencias de la Pasión del Salvador que siguen gozando de una perentoria vigencia y actualidad sorprendente. Todo lo que se dijo y se hizo en aquella ocasión magna es aplicable a la problemática hogaño:

-Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos de testigos?

La entereza de este gallego que tiene una consistencia berroqueña propia del granito que tallan los canteros de su tierra lucense le costó la presidencia de la conferencia episcopal. Su franqueza le colocó sobre los hombros la coroza de impolítico. Y eligieron al tal Blaquez que tampoco es un obispo desdeñable sino un abulense acérrimo, teresiano y bien preparado, que ha logrado domeñar la alborotada colmena de Bilbao. Los caminos del Señor son inescrutables y el Espíritu tiene sus formas incomprensibles de actuación pero de tejas abajo el escándalo está servido y, a mí me parece, Arzalluz y sus muchachos nos han marcado un gol a los que hemos valorado mucho la independencia eclesial del poder secular. En Roma, sin embargo, la cotización de Rouco Varela ha subido. Figura ya como el delfín de Juan Pablo II.

¿Pero cómo puede decir tal cosa? Rouco rocoso, dijo Bedoyo desde las páginas de un diario nacional y a Bedoyo le conozco mucho pues era mi amigo en Comillas. Por díscolos e incorregibles el P. Eguillor, prefecto, aquel vasco que era uno de los hombres más perversos que he conocido en mi existencia, el fajín de san Ignacio le sirvió de poco a la hora de la santificación personal, nos colocó en el pelotón de los torpes. El tercer grado jesuítico se llama capelo y a los dos nos lo impuso dos trimestres. Juan G. Bedoya, aquel chico de Potes con el que discutía de literatura en los recreos, no sé si alcanzó el presbiterado pero es uno de los periodistas más respetables del país y corresponsal religioso del periódico donde firma. No comparto yo su visión de los asuntos canónicos pues siempre me ha gustado ir a mi aire pero le respeto y sigo pues está por lo general muy en el cristus de lo que acontece en la cúpula jerárquica.

NOS MANDARON A GALERAS

Nos mandaron a galeras y en cierto modo en aquella amistad - nos íbamos a leer "La Colmena", que era libro prohibido a los acantilados de Peña Castillo para estar mejor a nuestras anchas- empezó a fraguarse la reconciliación de las dos Españas, algo que por estos días se está viniendo abajo. A él por rojo, puesto que creo que su padre purgaba condena por motivos políticos en Santoña y a mí por decir que mi padre era militar de Franco durante un paseo. Ya en los cincuenta en algunos seminarios el nombre del dictador no era bien quisto. Caí en desgracia ya desde entonces, vaya por Dios, y ya digo ando muy curado de espanto; estoy avezado a todo tipo de descalificaciones cuando no a insultos satánicos. Me amparo como puedo de los gargajos. La última vez por lo que salió de las plumas y de las boquitas de algunos era para pedir agua bendita y exorcismo. Padre, perdónalos.

-No te metas en política, Parrita.

-Si yo no me meto, señor. Lo que pasa es que las verdades escuecen como le ha pasado al Cardenal.

-¿Les perdonas?

-Claro que sí. Hay que cerrar heridas. Pero reconozco que el momento es delicado. La bestia cambia de camisa y no se mueve en línea recta al revés que el común de los animales de la creación sino que repta en zigzag.

-Por eso la serpiente tiene entre nosotros tantos seguidores. Se ha instaurado a lo largo y a lo ancho el culto de ofiolatría. Es el nuevo lenguaje ambivalente.

-Ya lo creo. Ahí tenemos al ofidio enroscado al hacha símbolo del terror etarra.

-¿No te gustan los vascos?

-Ni mucho menos. Mis mejores amigos de Comillas eran vascos: Aburto, Arriaza, Arriola, Aramburu, que era hijo de un gudari, lo mismo que Amilibia, uno de los colegas que más admiro. Entonces yo creía que era posible el perdón y la amnistía. Ahora lo veo más difícil.

-Eta nació en un seminario.

-Es posible pero yo barruntando el humo de Satanás y la que se venía con el concilio colgué la sotana. Después Chusmari Amilibia que también estuvo en colegio de frailes cuando llegó a un campamento del Frente de Juventudes definió el estado de la cuestión en sus Héroes de barro: "Esto ya es otra cosa".

-Ojalá sea Rouco él el próximo sucesor de los apóstoles. Madera tiene. Es una lumbrera teológica, lo justo para la brega de defender a la SRI en su encrucijada. Esta puede ser la hora de los bárbaros. Vuelven a piafar los caballos de Atila y por Europa se cruza la sombra de Almanzor. Se habla del nacimiento de otra cultura, del diálogo de civilizaciones, un eufemismo para acabar con el antiguo statuo quo que suplante a casi tres milenios de cristianismo. Lo que no consiguieron la Toma de la Bastilla y la revolución rusa lo puede implantar de un plumazo el abogado de esa fórmula que supone una auténtica rendición al Islam y una declaración de guerra a los valores cristianos.

Sin embargo, alguien dijo: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos. ¿De qué dudáis, de qué tenéis miedo, hombres de poca fe? El odio y las históricas reivindicaciones revanchistas serán aplastados por el amor.

Tiene Rouco Varela coraje y mano izquierda. Tampoco le falta ternura y ferrete. Ese sentido del humor con que observan el mundo los suevos. Y sobre todo una amplia preparación teologal. ¿Serán tales avales suficientes para acometer la proteica tarea que le aguarde al futuro obispo de Roma?

-Las cosas marchan mejor en este país y creo que en la Iglesia Universal cuando mandan los gallegos. Tampoco hay que dejar de mano esa dulzura, ese tacto, de don Antonio María. Eso se llama carisma. Y él es carismático.

-A lo mejor tu artículo sobre Mondoñedo es profético.

- Dios lo quiera. Uno a veces escribe guiado por una mano extraña que le hace plasmar en el papel razones insospechadas y fuera de norma. No hay que echar nunca en saco roto los pensamientos oníricos ni las corazonadas. Creo que esa es una de las razones por las que emborronamos papel.

BUENOS Y MALOS

Todos aquellos padres jesuitas y había de todo buenos y malos eran muy inclinados al PNV y aliadófilos (Rábago, Cabezas, Eguillor) como bien demostró en su novela, una de las mejores de posguerra escrita por José Luis Castillo Puche Sin camino, una verdadera continuación del AMDG de Pérez de Ayala donde se plasman las aberraciones, injusticias, mariconería y discriminación entre alumnos pobres y ricos y muy pobre me era yo- mi padre un simple sargento del mal pagado ejército de Franco-, de los colegios jesuíticos. Era aquel seminario una iglesia de ricos, si bien el buen Marqués de Comillas la fundó con otro espíritu. Ora por mí desde el cielo, Padre Regatillo que me enseñaste a amar los Canónes y la Moral. En el claustro únicamente había un germanófilo el P. Martino recién llegado de Munich y éste tampoco nos miraba con buenos ojos. Tampoco me han logrado entusiasmar nunca los alemanes.

Esta obra del murciano Castillo Puche fue comprada en su totalidad por la Compañía y hoy es raro encontrar ejemplares de la misma. Había puesto el dedo en la llaga tirando de la manta y dejando al descubierto algunos males de la Iglesia y del falso misticismo, todos esos desafueros que hacen difícil la convivencia claustral, abogando por las reformas desde la crítica y la caridad. Cierto, las reformas son necesarias pero lo veo difícil. Es difícil pedir peras al olmo, que los curas se casen, que haya diaconisas, que alguien pida perdón por los vejámenes a los que fuimos sometidos novicios y seminaristas en aquellos años triunfales, los mejores que ha vivido la Iglesia española, para bien y para mal, desde el siglos XVI. Pero se cometieron atropellos. Estos lodos son consecuencia de aquel barro.

Me conformaría con que los templos hubiese servicios donde acudir cuando aprieta la necesidad. Es un derecho humano que se nos niega a los fieles cristianos. La implantación de mingitorios en los recintos sagrados sería un triunfo, una conquista social, y no haya que ir a buscar una pared como siguen haciendo desde la edad media los costaleros de las procesiones semanasanteras de Sevilla. El valor divino de lo humano. ¿O es al revés? ¿Qué hago yo en mitad de la misa cuando me dan unos retortijones y he de salir a toda prisa en busca de un bar? A veces un WC puede ser una obra de misericordia.

Ahora volvamos a Rouco al que González Bedoya tilda de rocoso y al que los socialistas acusan de haber sido compañero de viaje de José María Aznar. Eso no es verdad o sólo una verdad a medias. Conozco muy bien al cardenal. He seguido sus pasos y visto plasmado sus espíritu a lo largo de su dilatada y brillante carrera eclesial. Es un adalid en Dogma y un luchador por la justicia social. Estamos ante un cura de cuerpo entero, de los que no se casan con nadie. Me parece que fue una afrenta emparejarlo con los "newcom" (perdón por la palabreja) de la escuela de los economistas de Chicago o de los fabricantes de armas que mandan en el Pentágono como Cheaney. Rouco es un hombre de Dios, un hombre de paz. Ha demostrado que tiene muchas agallas y en Roma se quedaron ante su franqueza pasmados. Hacía mucho tiempo que nadie llamaba a las cosas por su nombre. Y tanto es así que lo hicieron palpable.

-Un papable es poca cosa pues ya sabes el viejo dicho romano: "Quien entra papa en el conclave, sale cardenal". Suele ser el Espíritu Santo bastante correoso y muy mirado para esto de las fumatas. Sin embargo, monseñor Rouco llega con buenos avales como el haber puesto en pie una archidiócesis tan difícil y llena de problemas como es la complutense. A Madrid la llaman la "nueva Babilonia" donde quieren implantar el diálogo de las civilizaciones. Aquí Mahoma es muy poderoso y la media luna quiere volver a hacer sombra a la cruz. A la vuelta de unos años, España puede sumarse a la lista de países islámicos, de seguir las cosas por ese camino.

PAPA MISTERIOSO

- Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Rouco es marianista.

-La mujer vestida de sol y calzada de luna que aplastará la cabeza del dragón.

-Totus tuus, sí

-Eso es de san Bernardo pero todos los caballeros de María es un emblema que llevamos marcado a fuego en nuestro corazón.

-Eso es de san Bernardo el cantor de María pero algunos se lo han arrogado como propio. El abad de Claraval llenó Europa de monasterios. Mandaba a sus frailes a fundar conventos de doce en doce. Estos centros de oración, estudio y trabajo fueron el antemural que protegió a Europa de la barbarie del fundamentalismo coránico.

-Así es. San Bernardo fue un enviado del cielo. Tampoco se casaba con nadie. Al propio papa Eugenio III, por sus inclinaciones simoníacas, y que rodeó su corte pontificia de usurarios y renoveros le escribió más de una paulina. Y de ellos queda constancia en sus exhortaciones de caridad y en sus cartas.

-Sus enemigos, que son los enemigos de la mariología decían de él que era poco hombre y un homosexual.

-Cierto era muy guapo, un adonis y sus biógrafos cuentan siempre la anécdota de aquella posadera que se encaprichó de su persona y ella vino en mitad de la noche a meterle mano. Pero él la arrojó de la alcoba con un tizón encendido.

-Eso mismo se cuenta de san Tomás. El Doctor Angélico y el Doctor Melifluo vieron a un buey volar y fueron los acérrimos restauradores de la castidad en Occidente y hoy son víctimas de los argumentos ad hominem. Han salido del armario. Sin embargo, las Glorias de María ahí están: Ella es la medianera de las gracias, el pilar de la Iglesia, la Cristífera y corredentora, el consuelo de los afligidos, la garante de los carismas y de los milagros. La gran obra mariológica de Rouco bebe en esas fuentes mismas. No se puede entender el Catolicismo sin la Virgen, algo que escandaliza a los protestantes, a los judíos y a los mahometanos. Pero a no a los ortodoxos de donde viene el culto. Los griegos llaman a Nuestra Señora la Odigytria (la que muestra el camino).

-Pero ¿cómo es posible? María de Nazaret vivió una vida oculta, y, después de la salutación arcangélica que la designa bendita entre todas las mujeres, no abre la boca en los Sinópticos más que un par de veces para decir que no tenían vino o "te buscábamos tu padre y yo; ¿dónde te has metido, hijo?". Con tales elementos se fragua el gran edificio del culto de hiperdulía. Las madonas renacentistas, las vírgenes negras de la antigüedad, trasuntos del culto a la Magna Mater, Cibeles, la madre tierra, la señora de las espigas de la fecundidad, las inmaculadas de Murillo o las tallas góticas siempre sonrientes vírgenes del pajarito y coronadas; en su regazo, el Niño. Resulta una desproporción semejante tinglado sobre una base documental tan escasa. Sin embargo, en los libros del Cardenal de Madrid se explican algunos puntos candentes del misterio mariologico. Lourdes y Fátima son otra historia sobre los cuales pasa un poco de largo, como buen teólogo, al igual que las profecías de san Malaquías que está claro que son apócrifas y se deben a los bolandistas. De la misma manera, la cuestión tan complicada de las apariciones no constituye para la Iglesia artículo de fe aunque sean piadosas realidades del culto local...

-Precisamente por eso. Porque es demasiado. En este caso sí. De María nunquam satis. Hablando de la Virgen nunca tendremos lo bastante. Eso también lo dijo san Bernardo. Porque ella simboliza ese deseo de belleza y de amor que colma las aspiraciones del ser humano. Una de las grandes epifanías de Juan Pablo II, este papa misterioso, ha sido decir que la divinidad tiene una fuerte carga de componente femenino, esto es: Dios es mujer. Toda una audacia que introduce un nuevo elemento al intrincado aspecto de la mariología. Hay cosas que ama el corazón y que la razón no entiende. Esas demasías, no obstante, pueden salvarnos. Siempre fue así en la historia de la Iglesia. Too much, desde luego pero de María nunca demasiado porque Ella rompe todos los esquemas. Espiritualmente, va contra el lema de los epicúreos que predicaban que de nada demasiado. Pero en el amor a la Llena de Gracia hay que colmar medida. Eya, velar. Velad aljama de los judíos. Velad, refugio de los cristianos. Pienso en estas cosas ahora que recuerdo las visitas de Roco al campus comillense hará la friolera de unos cuarenta y cinco años. Siempre nos hablaba de la Santísima Virgen.


SEMINARIOS ATESTADOS

Ciertamente en su proyección marianista los autores sagrados se sueltan la melena a contrapelo de la escasez de elementos de juicio con que se cuenta a la hora de alzar un monumento de tanta belleza y de tanta sabiduría como es el culto marial que aprendimos de niño en aquel somo sobre el mar, un verdadero edén iniciativo sobre los mismos veriles del océano entre los escarpados farallones de Peña Castillo y las dunas de Oyambre. Verdadero promontorio de sabiduría y de piedad era el campus comillense. Ya no se nos olvidará. La divergencia de acentos, de tipos y de clanes, así como de diversas persuasiones políticas, pues los vascos, como ya he dicho, iban a su aire, y me sorprendió ya desde entonces el antifranquismo que nacía en el seno de la Iglesia. Ellos serían los liquidadores del sistema pero hay quienes cuentan aquellas historias que yo viví y tergiversan las cosas. La sombra del Stella Maris viaja con nosotros hasta la tumba. Rouco que iba y venía y que nos visitó varias veces encargado por el arzobispo arriba y Castro a la sazón de Mondoñedo de ir a ver a los chicos de vez en cuando siempre aparecía rodeado por una turba de gramáticos, de retóricos, filósofos y de teólogos todos ellos provenientes de la nutrida cantera celta que siempre dio muchos curas y militares.

Algunos como mi amigo Lois que tenía un hermano afilador o el orensano Seoane hablando en gallego cerrado Los seminarios estaban entonces abarrotados y gracias a ellos pudimos estudiar los pobres. De ahí venimos y no nos es lícito escupir sobre nuestro pasado ¿Nacionalcatolicismo? Tal vez. Pero nunca he asistido a mejores debates, a mayores peleas dialécticas que las que se colocaban a la sombra de la Aceitera en aquel viejo salón de grados entre tomistas y suarecianos. La mente y el estilo de la iglesia es elucidaria, discursiva y abominó del pensamiento único tolerando la crítica. Incluso los inquisidores absolvían a los que abjuraba de sus errores permitiendo el paso a la hoguera sólo de los relapsos en herejía, los recalcitrantes. Los debates entre Pedro Abelardo y el melifluo Bernardo de Claraval hicieron época en el pensamiento medieval al igual que los altercados dialécticos entre platónicos y aristotélicos, entre escotistas y lulianos.

SABERES ESCOLÁSTICOS

Me acusan de pedante y de meter en mis artículos, nada circunspectos ni compendiosos ni cencerrados por cierto que mis razones tengo porque hoy el mundo ha dejado de ser monocromático y bilopolar, ardientes latinajos. ¡Pero si yo he aprendido a pensar gracias al Trivium y al Quadrivium! Yo ese mundo lo he mamado. No quiero dármelas de sabiondo pero ninguna base más sólida ni pensamiento moral más consistentes que el de la Iglesia, madre de la ciencia y paraninfo de libertad. Añoro aquellos quietes caminando de cuatro en fondo unos de frente y otros a reculas. O aquellos paseos de los jueves por las aldeas de la costa. Aquellos baños de mar. En la playa de Oyambre tan abierta y tan peligrosa todas las temporadas se ahogaban algún estudiante o algún maestrillo:

-Rubicundus erat Judas (Judas tenía la pelambrera color de azafrán)- le dijo un jesuita a un dominico, de color encendido como una mazorca durante una de aquella tesis y antitesis a capela con las que los padres nos regalaban algunas veces entre año por Carnavales. Las corridas de toros estaban prohibidas en el seminario y no había carrusel deportivo pues estaban prohibidos los aparatos de radio aunque algún listo se las agenciaba para montarse una radio galena en la camarilla, pero aquellos encontronazos verbales entre escuelas teológicas – se hablaba en latín- ofrecían lances muy interesantes. Al menos se pasaba bien la tarde.

-Sed de Societati Jesu (de la Compañía de Jesús) – le contestaba éste un poco cabreado haciendo frente al varapalo, al argumento ad hominem.

Pronto se metían con los pueblos y el debate terminaría con menciones a la madre, claro está:

-Caifás tenía bigote y era calvo. Había nacido en Medina del Campo.

-Tanto por tanto y letra de cambio.

Entre bromas y veras y a veces algún sopapo pues la gente se calentaba de lo lindo y por menos de nada estas grescas derivaban en luchas campales y Dios me libre de la cólera del clérigo y del furor del casto, tocaba la campana a silencio y en fila india bajábamos al refectorio a cenar.

Rouco viene de aquel mundo y de aquel seminario que yo conocí, lo mismo que la mayor parte de los obispos que integran la conferencia episcopal. Al campus comillensis le llamaban la fábrica de los obispos. No es un integrista sino un gallego cauto que sabe el terreno que pisa y con un gran bagaje intelectual a sus espaldas. Hoy su nombre ha entrado en el bombo de la quiniela de los papales.
La firmeza de sus quejas contra la España moralmente desmedulada han sorprendido en Roma donde ha imperado hasta ahora una política de asenso y de convivencia con los poderes fácticos. Es el dilema entro los dos Píos, ambos imperantes bajo el directorio Napoleónico, el VI "por ganar la silla pierde la fe" según un antiguo dicho romano y el VII es todo lo contrario. Per ganare la Fede perdere la sede". Algo de esto puede ocurrir en el próximo pontificado aunque el próximo sucesor de san Pedro no sea un éxito tan señalado mediático como el actual. Volveremos a la mandorla mítica dejando la cáscara que la envuelve a un lado. Roma- ya era hora- ha condenado el "Código de Vinci" por blasfemo y sobre la película "El Cuerpo" un ataque frontal a lo que significa el cristianismo, una cinta en la cual trabajaba el hispano Antonio Banderas, ha expresado sus reservas. Monseñor Rouco ha metido la mano en un avispero. Puede haber perdido la presidencia episcopal pero puede haber ganado la tiara de san Pedro y se sitúa en un lugar muy cualificado para ser el heredero de Juan Pablo II.
¡Qué orgullo y satisfacción para los que le hemos conocido, amamos a la Iglesia y queremos morir, aunque hijos indignos, bajo su disciplina! Está soplando seguramente el Espíritu. Y el manto de la Virgen nos resguarda del frío, de estos huracanes helados, del viento de la historia. Antonio María puede ser el Papa de todos.

16/03/05

 

 

 

 

 
….FÁTIMA


Antonio Parra Galindo

 

Trece de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas canciones y palomas en torno a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue machacando el ajo de las membranzas y de los sentires piadosos y similicadencias en los campanarios vacíos de las lontanzas. Bueno; no están vacíos sino en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel evento. Supuestamente, la Virgen María posó sus divinas plantas sobre una encina del Algarbe.

Tres pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco, tres pastorcillos como en la edad media – la Virgen no se aparece a los grandes y los poderosos como a los cardenales y a los señores obispos, va y les dice a esos niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción- fueron los agraciados con esta visita. Fátima dio muchas vueltas a mi vida. Crecí bajo los misterios de las supuestas profecías: la conversión de Rusia, el fin de la primera guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no hacía penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo, etc. Rusia se convertirá.

Viví mi infancia y adolescencia atemorizado por el miedo a la bomba atómica y por los secretos de Fátima que para más INRI contaban con un séptimo sello que no habían sido desvelado sino a la propia vidente, Lucía, que luego se metió a monja en un convento de Galicia y al mismo Papa. La sinopsis ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los sacerdotes que nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con cierto retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y cualquier día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me prosterné ante la imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos y misteriosos las manos uncidas a un rosario en plegaria todo de blanco (el manto, la túnica, las palomas que revoleteaban a sus plantas) excepto la corona que era de oro para cantar la Salve en aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana!

Dios te salve Reina y Madre de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre abuelo Benjamín a la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien o creía que salió con bien, luego murió en medios de terribles dolores, de una operación de próstata. Aquel blanco terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que el de las Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años cuando vivieron mis padres a la gran concentración que se organizó en Madrid en 1947 octubre para recibir a la de Fátima a la que se dispensaron honores de estado. Se movilizó toda España. La devoción a la Virgen como todo español integral viene inscrita en mi alma a sangre y fuego.

Un icono de la virgen María cabalgaba en el arzón de Babieca el caballo del Cid y lo llevaban consigo los conquistadores a las americas. El escudo del marqués de Santillana ponía "Dios e vos" y hay en mi lugar de trabajo dos bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo –socorro nosotros – y es la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y que me enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos. Me ayudaron y confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y de la gran tribulación. Siempre que puedo los ilumino con candela y rezo el Eya velar. Virgen María eya velar, como dijo en la jarcha antigua del quirógrafo inmemorial.

Y hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo. Convertíos. Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y traumas a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal contexto del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a este acontecimiento ocurrido hace noventa años en Aljustrel un pueblo del Algarbe. Peregriné a él en el 95 con mi familia y me pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y fúnebre que es el color de luto para los musulmanes.

La basílica, la escalinata, los Ángeles mastodontitos que guardan la entrada y esos barracones cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los hacheros. Sus chispotorreos me recordaron las llamas del infierno. Lo encontré un lugar turístico- Portugal y sus tres efes: Fátima, fútbol y Fado- y en cierto modo abominable pues se especula con el fervor de las pobres gentes machacadas por la enfermedad, los desahuciados, que acuden allí como un último remedio. Lourdes igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de mal gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en la muerte y que hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el mensaje para la vida y la resurrección. No creo que vuelva.

Acepto mi dolor y mi condición de mortal, asumo el barro del que me fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a dios con nuevas súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes – el dogma de la Inmaculada concepción sí- no forman parte del corpus de la fe. Son admitidas y recomendadas por la Iglesia como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la caridad al prójimo, el consuelo a los enfermos, las prácticas religiosas tan en decadencia hoy. Pero ambos sitios me escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial tiempo adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo medallas, estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas de noche de muy mal gusto y poco arte.

Fátima y Lourdes poco tienen que ver con Chartres, Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan de emular en copia sucedánea el espíritu de aquellas catedrales que congregaban a creyentes por millones en la edad Media. Una recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a Lutero y a los padres de la reforma. En cuanto al mensaje de la virgen María también tengo mis reservas.

Dijo que Rusia se convertirá pero Rusia en verdad nunca dejó de ser cristiana pese a los desmanes de la checa marxista, en las iglesias convertidas en museo del ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los grandes agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de Ipatiev el rico mercader. En Ekateringrad. Precisamente de aquella ciudad en el distrito de Zverdlosk nació Boris Jeltsin el estadista que acaba de morir y recibió en su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en aquel país una iglesia funeral como aquella desde hacía un siglo. ¿Un milagro? Tal vez.

No. Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin venció a los hitlerianos gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio llamó a la cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu del mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos totalitarios. Pero hay también otros caminos por los que la libertad y la dignidad del hombre están a día de hoy amenazadas. Hay el totalitarismo de la globalización que impone el pensamiento único y ataca a la iglesia de Cristo con más saña y procedimientos más filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo troncal y mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición femenina.

La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de géneros en nuestra sociedad. Se trata una aberración indigna para el gran papel que tiene la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia, la Madre de Vida y Esperanza nuestra. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros pero ninguna a la crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su pérdida de valores y a ese laicismo que aquí en España se quiere achacar como si fuera un chivo expiatorio de los males nacionales al presidente ZP. A la incomprensión a las injusticias en el reparto de las riquezas. Al capitalismo que ha entronizado el Divino Negocio, la Santa Moneda, Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna: descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta.

Y la virgen de Fátima debe de ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo del pontificado de Eugenio Pacelli que (todo hay que decirlo: fue una de las grandes luminarias de la Iglesia y él también salvó a muchos judíos) de ideas muy conservadoras aferrado a las pautas de un nacional catolicismo que hoy está muy en crisis y que ha vuelto a rebrotar en Polonia. Pero uno sigue en puridad siendo cristologico, cristocentrico, mariologico. Mi fe no es derechas ni e izquierdas, cree en el hombre y en su proyección sobre el siglo futuro. Postula por la causa de la libertad del Gran Eleuterio. El spasiteli o salvador que derribó los tenderetes de los marchantes y expulsó con un roten en la mano a los cambistas del pueblo. La simonía sigue siendo una amenaza para la Iglesia. Cando en época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde dicen que se parecía la Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo socorro con el Niño en brazos.

Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de tanta tiniebla. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros. Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre suspiros. Todo algo diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y como decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como.

Allí la gente iba en busca de amparo.

-Tú estás protegido- me dijo una saludadora.

-¿Cómo lo sabes?

-¿No ves esa cruz sobre la frente?

Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos eran del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista. Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a rezar el rosario y pedir por sus enfermos. Seriedad y compostura lusitana que nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.

Sin embargo, aconteció que me curó de una enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. Pero no tengo que darle las gracias a la Virgen María sino a ZP y una ministra como Carmen Calvo clemente señora que aunque se profesen laicos y republicanos tienen más piedad para con el prójimo que algunas Hijas de María. ¡Bendito sea Dios!

Por lo que toca al reencuentro con mi hija perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las escenas de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les avalaba ninguna conclusión científica.

Un día leyendo al gran Cajal me encontré con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión. Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parpsicología se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial, Mendjigore en la ex Yugoslavia etc pertenecen más que al mundo de la fe al terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de astrología.

Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus jipios y gorgoritos mi fe ha salido fortalecida. Es más esotérica por supuesto. Soy más mariologico. Más cristocentrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De una postura personal.

13/05/07




 
 

 



EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINESOTTA. EN EE.UU LA ORTODOXIA ES UNA MODA RELIGIOSA


 


Antonio Parra Galindo
Celebro Pentecostés en compañía de una radio amiga que accede hasta mi celda via Internet se llama Ancient Old Faith Radio (cantos sublimes y hasta las letanías intraducibles en el viejo eslavónico, en castellano, y en el griego puro no en coiné suenen maravillosas adaptadas con un buen coro en inglés) El Espíritu Santo sopla cuando quiere y donde quiera. Ahora le toca el turno al gran pueblo norteamericano.

Lo hace desde Minnessotta. Es una estación en la red en antena las 24 horas del día. Son las maravillas de un cántico nuevo gracias a la Red. El cerebro electrónico como útil de gestión y de transmisión. El mensaje es relajante, no estridente, como hacen otras radios del terruño y las comparaciones son odiosas, las veinticuatro horas del día. En las oficinas., en las salas de espera, en las consolas del escritor o del bombero o del policía merced a la magia electrónica es posible escuchar a los coros que escuchaba Musorgsky, el canto del Querubín, las letanías, el Agios –Agios- Agios o tres veces santo, el Akazistos o himno a la virgen. América, pese a las diferencias que puedan tener Bush y Putin, ha encontrado el tesoro escondido de la Ortodoxia una forma de entender el cristianismo donde lo personal a diferencia de lo que ocurre en el catolicismo y sobre todo en el protestantismo en el que prima lo particular en las relaciones con Dios se relega a lo colectivo, donde la liturgia y el canto diaconal nacida del culto a la belleza o filocalía, un concepto sin el cual no se puede entender a los griegos, lleva todo el peso de las invocaciones constantes a la Trinidad. Kyries y santiguadas.

La oración vocal le gana aquí la partida a la oración mental. Yo rezo. La adoración ha de ser colectiva. En la ortodoxia se concibe como un gran templo. Y no me quiero meter en teologías pues ese camino nos podría llevar a falsos misticismos y peligrosas aberraciones, cada uno modula su aproximación a lo trascendente según sus apetencias y capacidades pero aquellos que cantan y rezan juntos tienen a la postre que amarse pues han gozado en comunión de los dones del eucarístico ágape.

Los oficios religiosos en el rito de Basilio y Crisóstomo suelen ser muy largos debido a esa noción del hesicasmos o repetición continua de las suplicas que vino del desierto y de los mantras hindúes o del tasbib muslímico en el que se invoca el Alá es Grande múltiples veces en las congregaciones de la mezquita. Mutatis mutandis, el Ala akber islámico es un Kirie eleison cristiano, una invocación trinitaria. Algo muy viejo y a la vez nuevo porque lo importante en el hombre en su caminar por las sendas de la historia no cambia. En definitiva, América se ha reencontrado con la ortodoxia. Es un culto que está de moda en Nueva York desde que el Príncipe de Gales Carlos dijo que a él le gusta mucho más el canon basílico que el anglicano. Por otra parte se han cansado de los tele predicadores que durante las pasadas décadas arrasaron pero esos señores que hablan sin parar y dicen que curan y hacen exorcismos –me acuerdo en una misa en una capilla bautista de Georgia donde yo era el único blanco y a las señoras negras no se les caía de la boca la palabra Aleluya y el Gloria a Dios que entraban en trance les daban vahídos y prorrumpían en gritos histéricos cuando les ponía un dedo el ministro en la cabeza pero este ministro era un pájaro de cuenta se hizo millonario- luego resultó que amaban las riquezas más de la cuenta y ya lo dice el Evangelio es más difícil que entre un rico en el reino de los cielos que pase por el ojo de la aguja un camello.

Anécdotas aparte, el pueblo americano está todo el imbuido de un sentido mesiánico del vivir. Para ellos Dios es algo muy importante. Ya la revista Time lo anunciaba en una de sus portadas al comenzar la presente centuria que el siglo XXI será el siglo de Dios o no será. "In God we trust" se lee en el exergo de los billetes de a un dólar.

Recuerdo mi impresión primera de la Quinta Avenida y aquellos hombres anuncio que discurrían por la acera de la arteria más animada del mundo con un cartel por detrás The End is at Hand (se acerca el final) y por delante Jesús I love. In Him we trust (Amo a Jesús en el que todos confiamos) entre la indiferencia de los "conmuters" que tenían prisa. También era frecuente encontrarse con aquellos oradores de guardacantón en cualquier esquina de Manhattan que biblia al brazo comentaban los versículos de la Escritura y que un amigo mío los llamaba orates a lo divino. Un pueblo del Libro hasta la extenuación. No, América no es como la pintan las películas banales, materialistas y descreídas por más que sea el estado más laico del planeta y desde la Primera enmienda a la Constitución se profesa un respeto eximio rayano en veneración con la libertad de conciencia. Allí se reverencia tanto al ateo como al creyente pero nadie se escandaliza porque un sujeto haga profesión de fe desde una publicación que cada uno piense como le dé la gana allá cada cual pero no te rasgues las vestiduras si el otro se exaspera y te contesta como te corresponde.

Pero en España donde residen adherencias totalitarias dentro de ciertos "demócratas ridículos" tomando el rábano por la hojas nos hemos pensado a juzgar de esa mimesis que practica nuestra prensa corazón de las malas cosas y de los vicios ocultos de los EE: UU nos hemos pensado, digo, que todo el monte es orégano y que esto es Hollywood y que allí se vive en perpetua bacanal. No. Una de las cosas que echo de menos de aquel Nueva York que amé y padecí fue la primera página del New York Times. Tengo mono de aquello como le pasaba a Manolo Blanco Tobío. Era el catalejo para asomarse al mundo mejor. ¿Dónde quedaba España? Un país pequeñito.

Las noticias de Madrid venían en un recuadro pequeñito. A veces los españoles nos creemos el ombligo de todas las cosas. Hay algo de paranoia en la vida española. Pero, en fin, yo recuerdo con fruición aquella ciudad de los rascacielos sede del progreso con complejo de torre babélica. Donde todo era posible encontrarse con un rabino hasídico que caminaba por Brooklyn seguido de su mujer que gastaba peluca y estaba cargada de hijos y no debía caminar a la par que el marido como manda el Talmud y un poco más allá un hara krishna y en las escalerillas del metro me topé una vez con un gigantesco monje ruso. Vestía parda sotana barba recortada y el pelo largo recogido en una coleta al estilo del monte Athos y en medio de la barahúnda de New York City adonde había saltado a la plataforma del andén metropolitano seguramente desde las páginas de una novela de Antón Chejov parecía un espectro. Aquel monje que se paseaba por el apeadero del metropolitano neoyorquino al anochecer venía de cantar vísperas de una iglesia del Bowry en la que Dios se apiadaba tal vez de los desamparados y del deshecho de la Gran Manzana y volvía a su convento en Nueva Jersey.

Ya en el siglo XV llegaron a Alaska los primeros misioneros rusos y Alaska que los zares vendieron a los Estados unidos haciendo un mal negocio dependía del metropolita de Novosibirsk.

A América el cristianismo no lo llevamos los españoles aunque parezca chocante decirlo sino los rusos y ahí existe toda una maneja por desenmarañar y descubrir del Cristo ortodoxo que suele ser un cristo manso y oculto que habla poco y canta mucho.. La popularidad que encuentra la ortodoxia en los USA, una nueva moda que arrasa en un país imbuido de religiosidad se explica en la historia de la Unión fundado por no conformistas protestantes: Los padres peregrinos del Mayflower más radicales en la interpretación de la escritura que la iglesia oficial anglicana y por los virginianos de profundas creencias medievales en el culto a la Virgen María.

Ellos tuvieron que abandonar su país la Old Merry England donde la mayor parte de los campanarios normandos fueron desmochados o "belfries" y se derribaron las campanas. Asimismo las capillas a la Virgen o las lady Chapel fueron cerradas. Pero todavía un estado de la Unión el más importante donde se encuentra Washington se sigue denominando en honor de la Virgen y son los ortodoxos los que más se distinguieron en honrar a la Madre de Dios. Tienen un himno precioso que se canta de pies todos los sábados y en los días de Cuaresma el Akazistós. Todas las estrofas del quirografo bizantino que data del siglo VI empiezan con la salutación de Alégrate.

La escuché el otro día por Radio Blago otra emisora de espiritualidad ortodoxa instalado en un monasterio del Caúcaso y me emocioné un poco. Si bien se mira, estamos viviendo tiempos de cambio. Por el ciberespacio cunden las maravillas que transformarán al mundo. Las diferencias entre Roma y Constantinopla son mínimas en el credo pero abismales en el talante. La bizantina sigue la ruta filosófica de Platón y la romana la de Aristóteles. La utopía frente al racionalismo. El alma frente al pensamiento. Santo Tomás de Aquino el gran peripato que sigue la senda marcada por Agustín trata de explicar la existencia de Dios mediante el intelecto. Es un argumento hacia debajo de Dios hacia las criaturas. En los padres orientales es al revés. Un místico español Raimundo Lulio a contrapelo del pensamiento tomista de Bernardo y Abelardo imbuido de este sentir oriental de la presencia de Dios en el mundo creía en la posible reconciliación de las tres religiones.

El franciscano mallorquín había leído De tribus impostoribus y estaba convencido de que la conversión del pueblo hebreo y de los islamitas era posible no por la espada sino mediante la persuasión. Fracasó en su peregrinación a Berbería donde encontró según lo más probable la muerte a manos de los sarracenos. Es lo de menos. Su proyecto – Lull es el padre de la literatura catalana- queda ahí y escrito en lemusino con letras muy gordas: Dios es amor pero claro está luego los panteístas toman el rábano por las hojas y estamos en lo de siempre: La Iglesia Exterior o iglesia política nada tiene que ver con el tabernáculo interior del testamento nuevo. Lulio era un ortodoxo en el pleno sentido de la palabra. Parecía que había leído a Nicolás Berdiaeff con seis siglos de anticipación. La iglesia rusa que parece haber resucitado al cabo de un tiempo infernal de persecuciones, mártires y acosamientos sin tregua a del materialismo ateo y científico y para los que la no existencia de Dios –esa gente tendría menos porvenir en USA que un espía sordo- es un dogma de fe, parece haber resucitado de forma milagrosa, e insiste en este aspecto: la reconciliación de la humanidad en Cristo

. Sus teólogos la denominan la bolchaaia primierenia (tiempo de perdón y reconciliación) y en América parecen haber recogido el guante captando el mensaje.

Dicen que las comas las pone el diablo para separar el aliento de una frase. También colocó las conjunciones copulativas y si esa conjunción copulativa es enclítica la cosa tiene ya tres pares de perendengues. Y sólo una conjunción copulativa enclítica separa a las dos grandes iglesias católicas la del Este y la del Oeste, una autocéfala y otra jerárquica – los ortodoxos reconocen la autoridad del obispo de roma solo como un primus inter pares pero sus diócesis son autónomas reconociendo la primacía tanto del patriarca de Alejandría de Antioquía de Atenas o de Constantinopla-: el famoso Filioque que para tratar de explicar aquí por menudo había que remontarse a los tiempos de Focio y de miguel Cerulario en el siglo XI sobre la procedencia entre las tres personas del dogma trinitario. Los canónes con la salvedad del celibato eclesial norma que los papas aplican sólo al comienzo de la Contrarreforma y que los bizantinos mantienen ad libitum y salvo en el monacato donde la castidad es preceptiva y el credo son los mismos.

Ciertamente, ellos guardan las reglas primigenias de un cristianismo antiguo donde es muy importante la tradición. El papado, observa Berdiaeff, es posterior a la institución de la iglesia como institución. Fue una creación carolingia. El merovingio Pepino el Breve emperador del Sacro imperio confiere al obispo de Roma la potestad de coronar al emperador el día de Navidad y la primacía sobre todos los prelados basándose en la tan debatida potestas clavium que otorgó Nuestro Señor Jesucristo a san Pedro en el cenáculo y que los orientales no admiten o interpretan de otra forma.. En resolución, el tema no puede ser más apasionante y actual. Cuando se habla de una decadencia de Occidente, del nacimiento de una Tercera Roma y del síndrome de la iglesia católica vacía o los escándalos del Vaticano – el ultimo el turbio asunto del arzobispo Markinckus- los templos ortodoxos están llenos y hay que registrar esta nueva pujanza de la Ortodoxia norteamericana que llega precisamente cuando allí el catolicismo está en crisis, los testigos de Jehová o los mormones y los predicadores de ágora ya no son lo que era. Y desde allí el Paráclito nos visita a través de las ondas de Internet a los que creemos en el Salvador y en su Parusía.

 
Saturday, 29 de July de 2017




 

 

 
 



EL VIOLADOR



Antonio Parra.



Tarde apacible de domingo en el bloque de apartamentos de una barriada de Madrid. Las gentes de mi ciudad dan cuerda al reloj, miran lo que dan por la tele, escuchan resultados de los partidos o sacan comprobantes de la quiniela. De repente oigo gritos:

-socorro, vecinos.

Alguien riñe. Intento salir al pasillo pero mi mujer me disuade en prevención de que pueda tratarse de un enfrentamiento conyugal. El vecino del piso enfrente también asoma la gaita tras el cuarterón pero solo a puerta semi entornada y con la cadena en el pasador preventiva. En estas situaciones de emergencia la gente tiene miedo, no quiere líos. ¿Dónde está el antiguo genio de los españoles? Se achaca a la incomunicación, a la insolidaridad, a que la gente va a lo suyo y por eso las relaciones de vecindad son de lo más falso(el personal parece que acaba de zamparse un tigre o tiene la sangre envenenada) que hay, tienes la sensación de que te vigilan, te controlan, te envidian y los que siempre nos comportamos espontáneos y no tenemos miedo a nada ni a nadie mostramos nuestro carácter independiente pues por lo visto somos políticamente incorrectos pero cuando escucho la alarma de violador o se meten con el honor de mi madre yo siempre me tiro pa adelante.

Entretanto, los gritos arreciaban y las voces se hacían más estentóreas, había forcejeo, sonaban golpes. No había más remedio que tirarse a la calle. Bajo al primer descansillo de mi bloque. Tres de los inquilinos a los que yo solo conocía de vista – buenos días buenas noches- forcejean con un muchacho de unos 24 años. Un mierda, un gigas, pero iba bien trajeado, la chupa que llevaba encima debía de valer sus buenos duros, pega puñetazos y trata de escapar, pero entre los cuatro lo sujetamos.

El fulano no tenía ni media hostia. A mi padre en artillería le llamaban el sargento Fuerzas (no sé si yo heredé la fuerza para amarrar uno en cada mano dos proyectiles del quince y medio, pero sí el salero). Así que lo tumbé de un directo. En principio creí que se trataba de un caco pero al reconocer a mi vecino del cuarto Gerardo y su enfurecimiento comprobé que la la cosa pudiera ser más grave. El menda que teníamos acogotado – podíamos haberlo aplastado igual que una cucaracha- no era de los del gremio de la ganzúa de Rinconete y Cortadillo. La cosa era mucho peor. Un violador.

La pequeña Mabel hija de mi vecino Gerardo y funcionarios de Obras Públicas había bajado a comprar unas botellas de CocaCola cuando fue abordada en el ascensor por un desconocido que a punta de navaja la hizo bajar hasta el cuarto de calderas donde están los mandos de la calefacción y el cajetín de transformadores. La desnudo y le dijo tu túmbate que yo te digo cositas.

Allí fue sorprendido por otro vecino in medias res que escuchó los lamentos de la niña. Sentí vergüenza ajena y abominación hacia aquel joven pálido bien trajeado y el pelo crespo. Pensé en mis mujeres y le arrée. Con saña. Además.

-Vale ya, Antonio que lo matas.

-¿Qué lo mato? Este cabrón no se merece vivir.

Mabel tenía las faldas alzadas. Todo su cuerpo temblaba.

-Es que fue como un acto animal – decía el sujeto en medio de una granizada de puñetazos.

-El acto animal te lo van a dar a ti en la capona. Que te van a abrir un butrino en el culo en cuanto pises la reja, payaso, más que payaso.

Dimas el camionero no hacía otra cosa que pronunciar la palabra payaso. Pero aquel que teníamos en nuestras garras no había salido lo que se dice del circo Price. Por lo menos no del escenario donde trabajaban Totó y Fofito. Pero sí de una de las jaulas de los tigres de la Casa de Fieras. A las alimañas hay que cazarlas a lazo aunque vayan disfrazadas de domadoras pidiendo clemencia porque los clowns que en esta vida nunca falta y aquella tarde en mi bloque tuvimos "Fiesta al noroeste". María Matute volvió a contárnosla con pelos y señales.

La poli no tardó en llegar – esa abnegada y eficiente Policía Nacional-. Al número que le puso las esposas parece que lo conocía o al menos resultaba un héroe para mí. Era un hombre alto el rostro noble bien trabado de hombres. Serrano de Ávila. Recuerdo que dijo:

-Deberían haberle dado más caña porque es reincidente y se merecía una buena somanta. Ahora nosotros no podemos tocarle un pelo de la ropa. Porque nos denuncia y nos lleva a juicio por malos trato y por faltas al Código Ético de los Derechos humanos.

-No te fastidia

Se había arremolinado en el vestíbulo un buen golpe de gente. El rumor de que habían atrapado a un violata corrió por toda la calle. Y venía a ver la fiera como si fuese un número curioso de circo. Otra vez con los clowns a vueltas. Los números de la policía nacional y los guindillas que se presentaron al poco rato impidieron un linchamiento o que le aplicaran la ley de Mahoma de donde dan las toman. Todo el bloque estaba en peso enfurecido contra aquel hombre.

Hay dos cosas que sublevan a uno hijo de la raza, porque al fin y al cabo somos del país de Fuenteovejuna y es el atropello de una mujer no consintiente -cuando les gusta ya es harina de otro costal y en este caso era una virgencita una niña de poco más de once años- y el que le llamen a uno sin comerlo beberlo hijoputa. El mayor escarnio y algunas domadoras por ahí por foros y por chats se van de la lengua. Otros menazan. Watch out. Menos globitos
A todo esto nos fuimos todos a la comisaría. El individuo que dijo llamarse Fabián siguió repitiendo la cantinela de "fue algo animal ...fue algo animal". Pero se hace el atestado y en la declaración que ofrece el acusado dice que fue la niña la que le había provocado. Llevaba una falda muy corta y le sonríe cuando salía de la tienda de comprar chuches. Sin embargo reconoce que no estaba en el portal de nuestro bloque de visita. Había ido a conseguir algo dinero pa droga. El inspector no puede ser más eficiente y cabal en la cumplimentación del atestado pero dice que el ladrón-violador se las sabe todas.
Según el servidor del orden publico, será difícil que puedan aportarse pruebas y Fabián que fue habido gracias a nuestras feroces e indignados puños salió libre por la puerta grande de la Ley. Sentimos rabia e impotencia. Otro malhechor que anda suelto. En Estados Unidos lo pondrían en la morgue o lo sentarían en la silla eléctrica. América y en eso soy muy pronorteamericano no puede ver a los violadores –tampoco a los envidiosos y a los difamadores- Es la ley del Colt. El que la hace la paga y los policías neoyorquinos lo aplican la ley de fugas. Vd no corra ni se le ocurra cuando le diga un cop: corre. Porque va a ser cadáver en dos segundos. Aquí en España seguimos siendo demasiado permisivos para estos asuntos graves y muy estrechos de manga en lo que se refiere a parvedad de materia. Y yo digo estas cosas no a título de periodista sino como testigo de cargo a beneficio de inventario. Mabel la pequeña Mabel pudo ser su hija, amable lector o su nieta. Gerardo siempre que me ve me invita a unas cañitas.

-Tómese lo que quiera, Sr. Parra.

-Muy amable.

-Lo que hizo usted por mí no lo olvidaré nunca.

-Hombre se agradece pero no tuvo la menor importancia. Todo el mundo en mi caso hubiera hecho lo mismo.

-No todos no. Los hay que escurren el lomo o atacan por detrás. Vd. no es de esos.

-Por supuesto que no.

  • Ya sabe donde me tiene. Yo también soy valiente y me gustan los valientes.

  • -Gracias, Gerardo.


Dios se lo pague a su agradecimiento que de desagradecidos está el mundo lleno por eso cuando la calumnia aprieta sus tábanos – y la calumnia envidiosa o rijosa, el ultraje gratuito o la amenaza es como una violación, una violación del honor- me acuerdo de mi vecino el papá de Mabel. Y pienso que llamo a mi amigo Gerardo o a mi primo el de Zumosol. No hace faltan. En mi familia hay tres policías, cuatro guardias civiles y mi padre militar. No hace al caso molestar, me puedo valer yo por mi cuenta. No soy un matón pero tampoco un enagüillas. No he renegado de esa bendita bandera que juré en Getafe. Y la defenderé con mi propia sangre pero jamás de los jamás es para matar hermanos. Lo malo es que los ahora se las dan de tanto patriotismo no fueron a la mili porque fueron declarados hijos de viuda, expedientes de cupo, los pies planos o a lo mejor pueden que se declaren súbditos de otra nacionalidad. Se pasaron al enemigo Entonces sí. Entonces podían convertirse en objetivo. En enemigos de mi patria.


 

 



EN DEFENSA DE LA MINISTRA AL HILO DE UNAS FOTOS INFAMES


Antonio Parra

Carmen Calvo no pudo estar más ponderada y senequista – es de la patria de Lucano- cuando dijo que a costa de esas dichosas fotos tomadas por ese Montoya pacense, y que mucho remolino han concitado, que se está dando una publicidad gratuita a costa de esas infernales fotografías, mala pornografía, irreverente coprológica, un experimento de las salas de arte y ensayo de hace más de un lustro, que pasó sin pena ni gloria, el más mínimo decoro pero que aquí un colega currito – andamos un poco con el complejo del Watergate y aquí todos quieren ser Bernesteins y se quiere pegar el pisotón pero aquí no hay YT ni el Post ni un poder detrás que avale a los periodistas menesterosos- quiso equipararlo con el caso de las famosas fotos del profeta Mahoma que puso en pie de guerra a los Creyentes.

El escándalo, torticera e interesadamente, fue suscitado por un servicio de inteligencia que no nombro al husmo de sus intereses. Y, hala, picaron todos. Con Ben Laden debe de estar ocurriendo cosa parecida. Muy sutiles dedos con sus metadatos andan encriptados en el mundo de la información y hay que hilar muy fino, próceres, porque, de lo contrario, se mete la gamba a discreción y los maqueteadores de opinión y oráculos de la pluma la antena y el micrófono a unos les hacen bailar la tarara y a otros les desinforman. ¡Cómo se ríen de vosotros! Trágica risa diabólica pero al freír será el reír.

No dramaticemos. Porque ni el cristianismo tiene nada que ver con el Islam ni el tal Montoya que tiene apellido gitano de signo irreverente como el del chiste tan viejo de hace unos años y más cara que espaldas y lo otro le opinan como dos ollas es un crack que vaya a pasar a la historia de la fotografía. Ni hay que tomar tan en serio lo que parece tan en broma. El diablo que enreda tiene todas las dotes menos el sentido de humor y el ridículo.

Para empezar, comprendo al sentir sarraceno porque no permiten en su religión representación antropomórfica. Consideran una blasfemia (lo han tomado de los judíos) personificar el rostro de dios y adorarlo un gesto idolatra. Es la vieja polémica del culto a las imágenes que arranca de los primeros años del cristianismo. Rivalidades y feudos entre iconoclastas y ortodoxos de la Tradición Atanasiana preconizaban que al rendir culto a la imagen de un santo o una virgen no veneramos un leño, una pintura, un pedazo mármol sino la efigie y el enigma que representa. Si se hubiera impuesto la norma que trataban de implantar los iconoclastas que se hicieron primero arrianos y luego del séquito de Mahoma en las iglesias y catedrales cristianas se hubiera desterrado el gran arte del quinzzento, quatrocento y del barroco. Y nuestros templos estarían desnudos. Solo adornados con esa taracea muslímica que en Segovia llamamos esgrafiado y tomamos de los moriscos.

A Cristo en la cruz siempre lo representan los artistas desnudo, ocultando sus vergüenzas con un paño de pudor. Era un hombre y era hijo de dios. Esta es la idea que late por detrás de la gran estética católica. Las madonas de Veronés, Rafael, Leonardo, eran simples cortesanas o amantes del pintor de turno. Rivera, Velázquez, el Greco se complacen en la descripción anatómica del cuerpo humano. El Niño Jesús siempre lo vemos en taparrabos y hecho un sol. Nada irreverente en ello. Y, al efecto, recuerdo una historia que corrió por una convento de tierra de Campos donde unas monjas tenían un san Nicodemos muy viejo y gastado pero representado como su madre lo parió. Entró una madre abadesa reformadora que quiso por lo menos colocarle unos paños menores al buen santo siendo sus pupilas refractarias al cambio y esto es el caso que vino un carpintero para arreglarlo y ya se la llevaba a su taller cuando salieron todas las monjas timándose de la toca y gritando al buen artesano:

-San Nicodemus, san Nicodemus que con pingajillo y todo te "queremus".

Y no hubo reforma. Algo que tenía el cristianismo, por lo menos, esa fe de los cristianos viejos que nosotros amamos desde niños era sentido del humor. Lo cual es carencia es en estos zoilos y xenones de ocasión. Cara de palo y labio leporino tienen por norma. Adustos e histriones. Que farisaicamente se rasgan las vestiduras. ¡Madre mía como venía la COPE estos días de atrás! Lord Chauchau parecía que ladraba, la Schlichting tan parlotera echaba pestes con su eufónica voz y ese señor de las noches que creo que es luterano o judío que no sé y además me parece bien que sea judío o calvinista o lo que quiera ser pero no me parece que no es de buen tono que trabaje en una emisora de la Iglesia. Don Federico mire- este- chico- no sé si se proclama ateo o agnóstico y la Moneo, la hija del arquitecto del que fue mi vecino en la Waterside Plaza de Nueva York pues no sé que credo practicará pero solo le faltan los colmillos para morder a Zp en la rabadilla y el otro se jarta de llamarle a Carmen Calvo ministra de incultura. El inculto, señor mío, creo que es usted por muchos libros que escriba – tres cada mes- y muchos negros que tenga.

Esta falta de ponderación y de recato sólo contribuye a ahondar el abismo ideológico entre los españoles. Pero siguen la táctica de Goebbels de repetir machaconamente infundios para que la gente se lo crea. Detrás de estas campañas no están desde luego los votantes del pp. Que a mí me parece buena gente (y lo siento por Luis Partida el alcalde de La Cañada, uno de los mejores ediles que tuvo el partido, pero este país es un país de buenos alcaldes y malos políticos y de periodistas muy mediocres por lo general, no me incluyo entre ellos por supuesto, por eso estoy aquí) sino las tercerías del voto y de los intereses económicos.

Los populares están cayendo en los mismos defectos que achacaban a los socialistas y tan viscerales. Como buenos españoles. Somos un panolis y blandengues hechos una mantequilla de Soria para cuestiones sin trascendencia y exhibimos un corazón de hierro para aquello que importa. España está hecha de pedernal y de pastaflora. Y quizás ellos se deba a que por estas lindes prolifera el farsante. Se escandalizan por unas fotos episódicas, periféricas – piden la dimisión del gobierno- y se callaron como postes a raíz de una película que a mí me hizo vomitar. Protagonista: Antonio Banderas ese que canta saetas y se viste de nazareno semanasantero en Málaga cada primavera. Lugar de rodaje: Jerusalén. Fecha de proyección: la cuaresma del año 2000. Argumenta: no existió resurrección. Ese Hombre era un impostor.

La cinta fue un ataque a la línea de flotación teológica del barco de nuestra fe. El más rabioso y terrible que he asistido en mis días. Si Cristo no resucitó, decía Pablo, vana es nuestra fe. Esto es un montaje terrible del Vaticano. El Colegio Cardenalicio –pontificaba Wojtyla a la sazón- no condenó la película o, si lo hizo, fue muy timoratamente. Tampoco lo hicieron, como es natural, los obispos españoles. No había ni una escena fuerte; tal vez los amores de Banderas que trabaja como curita joven con una israelí y cuelga la sotana. Pero emética. Casi echo la pota al salir de la sala. Se ridiculiza y ataca a la Iglesia. Aquí todos mudos como tumbas.

Empero, se arma todo este cacao a costa de las fotos folclóricas de ese tal Montoya o se da una publicidad inusitada a ese Código da Vinci escrito por un malvado o por un inepto, y acaso las dos cosas [recuerdo a un señor como se puso conmigo cuando dije que era un mal libro]. También se apartan, hechos unas fieras cuando uno habla en castellano plata de ley y le llaman a uno grosero, fudidunculo – que no lo soy gracias a dios menos eso y montar en globo- y otros muchos insultos. Está usted acabado. Bueno. También se lo cascaron a Jesús y a todos aquellos que cantan las verdades del barquero. Estos son de la raza que acantea a los profetas, quema a las putas. Esos tibios católicos de misa de doce. Siempre dentro de lo convencional. Padre, perdónalos...

Por otro lado, los cristianos ya estamos acostumbrados a que nos escupan. Nuestro Maestro ("Felices seréis cuando os difamen y persigan en mi nombre") fundó una religión más que humana divina. Humana es la ley del talión y la del ojo por ojo. Aquí hay que volver siempre la otra mejilla. Un cristiano aunque puede defenderse, y les remito a los copiosos tratados sobre la guerra justa e injusta de la escuela de Salamanca, y no creo que la de Irak lo sea, no tiene potestad para tomar venganza.

Otra cosa es que se cabreé y tome el látigo como lo hizo Jesús ante los mercaderes del templo o cuando los llamó raza de víbora, sepulcros blanqueados. No se lo perdonan. Cuando se acerca la pascua, la navidad o cualquier fiesta importante de la catolicidad ya están soltando por ahí su bilis, la especie venenosa de que se casó con Magdalena – bueno y si se hubiera casado qué no era un hombre; pese a todo yo creo que se mantuvo en las estrictas reglas del nazarí nato de no beber vino ni sidra ni yacer con hembra, y además dulce Jesús, no sabes de la que te libraste de tener que soportar a todas estas arpías) que san José era cornudo. Bueno. Bueno.

La tradición es muy antigua. Es la teoría de los escarnecedores de las aljamas medievales donde coincidiendo con las grandes fiestas cristianas se hacía alguna tenida, se practicaban crímenes rituales y conjuros. Lo de los crímenes rituales no parece ser cierto aunque vengo de una ciudad donde se celebró la catorcena lo menos siete siglos a costa de uno de estos actos sacrílegos y lo de la demonización de los judíos tampoco me parece de recibo pues se les pintaba comidos de avaricia y con la nariz ganchuda. Feos y parientes del diablo. Estuve, por el contrario, en Israel y no vi gente más hermosa en el mundo ni más tranquila. Nada tiene que ver con el estereotipo.

Pero Guillermo de Norwich un fraile ingles hizo correr por toda Europa la creencia de que los sanedrines echaban mano a algún niño y lo freían en la sartén. Es la tradición del sacamantecas. Avalada por algunos casos que parecen ser cierto. Santo dominguito del Val prendido cuando ayudaba en la seo cesaraugustana, san Pedro Arbués, el Niño de la guardia, etc. Hay ciertos sectores radicales en la fe mosaica que nunca pronuncia el santo nombre de Jesús. Lo llaman "ese hombre".

Estas eran cuestiones subyacentes. Las creíamos olvidadas como una reliquia de la Edad Media y a la lucha de las tres religiones. Resurgen ahora. Los escrituras por eso llaman al diablo, o separador de los hombres, el cálido, la serpiente antigua Ahora esas pugnas vuelven a estar sobre la palestra. Para enfrentar a unos con otros. Recuperando viejos agravios. De todas formas es de alabar en medio del furor de la marabunta, la ponderación con habló la bella Carmen Calvo. Por lo que a mí respecta este articulista también ha aducido sus razones. Casi nunca me gusta escribir a humo de pajas. Ni hablar por boca de ganso.

La campaña contra nuestra religión por mor de unas fotos infumables es una maniobra de ida y vuelta. He dicho. Ahora espero vuestros insultos. No es bueno remar contra la bestia cuando ruge la barahúnda en estos tiempos de la bestia. La ministra tiene cara de Virgen cordobesa. Ten piedad de mí Cristo de los Faroles. Bajo a mi celda y canto la pasión cruzada al pecho la estola de diácono. Me dio cierta angustia pues sentí pasos y risotadas a mis espaldas en el jardín. El interpuesto se erguía de patas a lo macho cabrío detrás de los fresnos. No le hice caso. Seguí con mi lectura. Siempre daré testimonio de Su nombre. Ah y no insulten a Carmen Calvo. Es toda una señora.
22/03/2007



 

 

 

 

 

 



ZP HIZO UNA BUENA LEY DE LA FUNCIÓN PÚBLICA



Antonio Parra



 

El caso es que la ministra queda bien cualquier trapo que se ponga aunque sea un pingo y a Carmen Calvo la otra noche en la entrega de los premios de Teatro le caían pero que muy bien los colores republicanos. Al fin y al cabo yo no pongo excesivos reparos. El morado tirando a carmesí eran los colores de Castilla. Lo adoptaron los republicanos. Yo recuerdo aquel pendón casi tan alto como un árbol que había en el zaguán de la iglesia de Fuentesoto y que tocaba casi el techo con la punta y para sacarlo los días de procesión nos veíamos negros y había que embridarlo a la cincha porque de lo contrario se hacían polvo los riñones del portaestandarte. Era un menester ese de llevar el pendón castellano que se le asignaba al recio Constantino el alcalde. Bueno pues debe de ser por esa impronta comunera que la segunda Republica lo adoptó como enseña. Sea y admitamos la explicación. Los míos siguen siendo los susodichos del rojo y gualdo. Uno es demasiado viejo para cambiar de lealtades y mucho menos de bandera pero entiendo las razones por qué se los enjaretó la ministra. Estaba guapísima. Ella no es de las que tiene que cambiarse todos los días de modelito como doña Espe con su impoluto peinado de barbie. Ya se que el habito no hace al monje pero "ex abundantia cordis" y sin perjuicio de partir y aunque ya dijo el castizo que "de gustibus non disputandum" uno tiene sus preferencias y los colores políticos, las banderas, los trapos, la máscara y la cáscara sólo son el accidente y a uno le gusta la pulpa y la Carmen contra la que despotrican algunos tiene una cara dulce de hermosura tras la reja de encalado y florido patio cordobés. Las desinencias políticas que tanto enrabiietan no son de monto. Lo que importa es lo que va dentro y si en la áspera España hubiese más tolerancia más caricias y más cartas de amor a lo mejor no nos hubiéramos estado pegando los unos a los otros que así llevamos varios siglos. A doña Carmen solo le faltaba la carmañola y el epígrafe de liberté Egalité Fraternité Liberté para plasmar el icono de la revolución francesa porqué doña Carmen a pesar de ser de Córdoba y ser un bellezón andaluz clásico tiene una cara como muy francesa y que Dios te la conserve muchos años ministra. Guapa.
-De manera que su bandera es la roja y amarilla.

-Talmente. Por ella han muerto muchos.

-Y por la del moradillo también. Así que estamos en paz y borrón y cuenta nueva

-Es cierto y ya digo no me parece cuestión sustantiva ni motivos de pelea. Es un paño una tela y si fuera para la reconciliación con mis hermanos los del otro lado de la trinchera yo estaría dispuesto a encasquetarme la montera picona con esos colores aunque no creo que proceda. Entiendo a Carmen Calvo aunque no comparta sus ideas.

Ahora resulta que aquellos rojos que me pintaban en mi infancia como el lobo feroz no muerden. Son españoles como yo y carecen de intenciones revanchistas y tienen su razón. Todos tenemos parte de razón. Sigo pensando que Carmen Calvo ha sido una de los mejores inquilinos de la Casa de las Siete Chimeneas, una proposición que puedo demostrar. No es un halago ni un farol. Ha llegado con un buen equipo que ha pacificado las plantas y ha sido una de las mentes grises, ella, una mujer que ha ayudado a la redacción de la nueva ley de la función publica del 12 de abril de 2007 que servirá para apuntalar el ordenamiento jurídico de una vida en convivencia. Zapatero, que es un audaz y le sobra lo que han de tener los buenos políticos: cintura ha demostrado con esta legislación que no es un rupturista sino un defensor del empleo publico del cual él proviene al contrario que Aznar al cual le debemos el que quisiera cargarse la Administración Central. Haciendo salvedad de pulverizó al ejército y mandó a nuestros soldados a un conflicto cruel y sangriento como es la guerra de Irak, no para salvar una civilización sino alentar el ego de Bush y la camarilla que se alza detrás: los lobbies del petróleo. En esos intríngulis de largo recorrido y de profundo calado no entro. Doña Carmen de carmañola me hace sonreír. Me recuerda a aquellas rojas a las que yo amé tanto. Una belleza que calma, una gota de miel, una melancólica sonrisa en la áspera vida política española. Ya sé que con lo que digo muchos se van a llevar las manos a la cabeza. Pero ¿podremos entendernos ya de de una puñetera vez? Es un error culpar al presidente de todos los males que padecemos. A veces me asusta la Derecha. Sus discursos no vienen cargados de razón sino de intereses espurios. De altanería hipócrita y de una soberbia que no hay por donde cogerla. Zapatero ha hecho una buena ley de la función pública. Pudiera mejorarse desde luego. Pero esto es lo que hay. Estas son lentejas.



 

 
FAULKNER CUMPLE 110 AÑOS




Antonio Parra Galindo

 

El 22 de julio de 1962 moriría en Oxford (Mississippi) William Faulkner el novelista estadounidense que mejor supo plasmar a decir de los expertos la realidad del mundo moderno, y un innovador del género narrativo acaso uno de los más imitados junto con Kafka Joyce Dos Passos y Hemingway. Asimismo crece a lo largo de su dilatada una contemplación del mundo muy personal. Otro dato por el que es diferenciado Faulkner dentro de cupo de escritores de Norteamérica es por haberse erigido en rapsoda del Sur profundo y violento, segregacionista y atrasado. Para ello crea un país imaginario que algunos han imitado (estoy pensando en Juan Benet y su región). En el caso de Faulkner es Yoknapatwha – el nombrecito se las trae- y allí desarrolla gran parte de la trama de sus historias. El lugar es una especie de ínsula Barataria de las pasiones con sus crímenes, declives familiares, quiebras de las fortunas, el cierre y decadencia de las antiguas plantaciones de tabacos. El surgir y declinar de la estrella. La creación y profanación del mito porque más que un escritor es un mito. El mito de América. El sueño americano.

Yoknapatwha estaba en alguna parte del estado de Mississippi donde nació el novelista en 1897. Hoy tendría William 110 años. Era hijo de unos colonos tabaqueros y algodoneros procedentes de Irlanda. Su abuelo había sido militar surista. Era coronel. Mandó un regimiento. Mal estudiante y bajo de estatura no daría la entrada para alistarse a filas por lo que expediente de cupo se libró de marchar a pelear a Europa en 1914. Sin embargo lo admitieron en la aviación canadiense. La primera gran guerra es el hecho más importante de su existencia eje de marcha sobre el que gira a veces su novelística onírica hechas de jirones de realidad y de peldaños en la escalera del recuerdo. Otro tanto le ocurriría a sus contemporáneos: Dos Passos, Hemingway y Fitzgerald.

Su aparato fue derribado en la batalla del Somme. A consecuencia de las heridas tendría muchos dolores y acudiría a las anfetaminas la morfina y al alcohol que lo destruyó para mitigarlos. La metralla se le movía en piernas y brazos al cambiar el tiempo. Por eso bebe. Se matricula en la universidad de Mississippi. Lo echan por borracho. Tampoco era capaz de concentrarse. Recorre toda una gama de oficios: carteros, albañil, maletero de estación, guarda nocturno o lo que se llamaría hoy securata de unos grandes almacenes. Pronto descubre que el escribir sirve de terapia a su cuerpo y calma la sensación de vacío de una vida fracasada. En sus noches de vigilante se entretiene emborronando cuartillas.
Asi surge The Sound And The Fury. Una de las novelas señeras del presente siglo casualmente llega empapada de alcohol y de congoja. El título se lo había tomado al Macbeth de Shakespeare. La vida es una historia llena de sonidos y de furia contada por un idiota. En este caso la contaba un guardabosque. La crítica acoge la novela con entusiasmo y todos son unánimes de calificarla de hallazgo definitivo. Un cuadro anímico del espíritu de la América de entreguerras. John dos Pasos, Hemingway forman con Faulkner la terna atacante de la generación pérdida. Todos volvieron de la guerra, fracasados. Faulkner está considerado como el de mayor talla. Se había aficionado a las letras al poco de regresar del frente. Su primer trabajo la paga del soldado es de 1926. tres años más tarde y con motivo del hundimiento de Wall Street su humor no puede ser más pesimista: While I lie dying.

Es la novela de un suicida. Posteriormente vienen Santuario, Luz De Agosto, Absalón Absalon y Réquiem Por Una Monja. Ninguno de estos trabajos le reporta ningún lucro. Por lo que decide hacerse guionista de Hollywood. Lo mismo que otros escritores famosos como Aldous Huxley, Woodhouse etc. También sin excesiva fortuna. A la Meca del cine le venían grandes los genios. Estruja mejor la cabeza de los mediocres. Con lo que en su país sería prácticamente un desconocido hasta los comedios de los años cuarenta. Su prosa era desgarrada, críptica y algo en clave, penosa de leer salvo a los buenos paladares con bouquet para la literatura y a veces ni a estos mismos. Parece que sus novelas están escritas a caballo. No es el espejo que Flaubert larga a través del camino sino crónicas galope. Cabalga entre la desesperación y la esperanza.

En 1949 le conceden el Nóbel y hace declaraciones. Entre ellas la siguiente: "Creo en el hombre en su nobleza para el sufrimiento y la supervivencia. La raza humana sobrevivirá incluso a un holocausto nuclear. El ser humano es inmortal y esa inmortalidad dimana de su capacidad para adaptarse al medio. En los saltos que da el progreso a lo largo de la historia".

Faulkner llega del profundo sur donde el sentido de la existencia es fatalista. El ser humano no podrá escapar a us propio destino. Al Fatum de los romanos y que Nietzsche llama Schiksal. En la vida hay tres vertientes ineluctables: derrota-condena-fatalidad. Estamos sin embargo ante un escritor cristiano. Como la mayor parte de los anglosajones formó su estilo en la Biblia.

Y considera que los Sinópticos es la historia mejor contada. Ningún escritor conseguirá vencer a los cuatro evangelistas en el arte de narrar. Y aplica este cristianismo a su temática. Por ejemplo en Fábula que se desarrolla en las trincheras del Somme cuenta la historia de un pobre soldado desertor que encara la muerte por fusilamiento. El pobre muchacho encarna la pasión de Cristo otra vez y Faulkner intenta abordar el tema como si fuera san Mateo el cronista de este lance. El autor se nos muestra muy antimilitarista lo que no deja de ser parodia. No creo que su paisano Bush otro sureño y un autentico warmonger haya pasado más de cinco minutos ante un texto de Faulkner.

Con todo, su obra mayor es the Sound And The Fury. La vida no significa nada. Sin la fe todo pierde sentido. Y el ser humano caminará siempre rodeado de sombras. En esta novela el argumento no puede ser más crudo: el hundimiento de una familia en medio del alcohol, la codicia, el incesto, las cálidas noches de sofoco en la veranda entre el aullido lejano de los chacales, el zumbar de los mosquitos y el rítmico balanceo de la tumbona en la veranda. The Sound And The Fury calificada como una de las mayores obras de arte literarias del pasado siglo formula la profecía de un tiempo que habría de venir: la decadencia del sur que es la decadencia de América en definitiva.

Pero Faulkner sigue vivo campeando el temporal de las modas y de los gustos literarios. La literatura también rinde tributo a la novedad pero los hombres pasan y también las modas. Es el ápice y el punto de referencia del gran friso de la literatura estadounidense. Ha tenido muchos émulos e imitadores pero es un autor inimitable. Como todo aquel que habla con voz propia. Como todo profeta que señala el camino. El pequeño demonio del sur sigue marcando el rumbo y eso que su prosa no es convencional sino muy enrevesada como la de Samuel Beckett, Kafka, o Proust. Es un escritor de escritores. Denso y con una protuberante cargazón intelectual, un maestro de lenguaje y así da gusto leer y también escribir. Sus frases siguen retumbando en mi memoria como el eco de los derrubios que se lanzan al vacío desde el cañón del Colorado. Un aviso. "Absalon, Absalon" y que no se os enrosquen los cabellos en la rama de una encina como le ocurrió al fatuo y apuesto personaje bíblico.

 
S29/07/2017


 

 

 

 

 



ATEOS DE DERECHAS GRAFÓMANOS, PARANOICOS Y ORTRAS HIERBAS



Antonio Parra

Os curas e os taberneiros tiñen moito parecido, os curas bautizan nenous e os taberneiros o vinho. Los curas y los taberneros tienen mucho parecido, unos bautizan niños y otros vinos (canción popular, Galicia). En vez de llorar, orillas del mar, es como para ponerse a cantar muñeiras; por ejemplo, el Naveira do mar pues es el caso que como los curas y los taberneros tienen mucho parecido y por aquello de que dios los cría y ellos se juntan., aquí estamos hechos todos unos zorros Mi vida por un plato de lentejas y mi honra por un buen debate en foro de triste aforo. Preferí yo siempre los cenáculos porque del foro son solo los de Madrid y aquí lo que hay es mucho guiri. Pues eso. Los ateos y los gays- el que no junta desparrama- tienen una cosa en común: que no se les puede quitar la razón como a los locos. Ellos erre que erre, que no hay Dios. Esa idea no se les quita de la cabeza, y si les dices que no están en lo cierto, se ponen a chillar igual que posesos. Calma. Calma, amigos. Asómese a la ventana, querido fray Tomás, y contemple el universo. ¿Nunca ha visto un buey volar? Esas estrellas del cielo ¿quien los crió? ¿Qué mano ordena el ciclo de las estaciones? Si se mira a las criaturas, uno puede entrar en éxtasis o en contemplación y prorrumpir en un cántico al hermano sol a la hermana luna o al hermano lobo con Francisco el hijo de Bernardone.

Pero, si se mira hacia adentro, uno escucha la voz de alguien que es mágica que es nuestra conciencia nosotros mismos - es el argumento probatorio utilizado por Anselmo de Cantorbery- y el hecho de que usted no crea porque se le ha muerto un hijo que andaba metido en la droga no es para ponerse así. Blasfemos y desesperados los hubo siempre. Dios es el sumo bien pero también existe el mal en el mundo, el odio la malquerencia la calumnia el pecado de soberbia que es el peor de todos. Usted señora o caballero no es nada, algo insignificante y contingente, una maleta en transito que se pierde entre el matalotaje de un tren de largo recorrido, y el que a ustedes les hayan ocurrido algunas desgracias que a otros también nos han sucedido y no la emprendemos a tirar con flecha y con arco contra el triangulo de la Santísima Trinidad, no es para tomárselo por la tremenda. Somos carne de dolor y nuestro destino es convertirnos en crucifijos. La vida no es más que una mala noche en una mala posada, Teresa dixit. Dios seguirá existiendo y su presencia en las cosas es cosa demostrada. Seguirá existiendo a pesar de ustedes. Él no les necesita. Vds., a él sí. Pero piensen como ustedes le dé la gana.

Ese ojo mágico que todo lo ve y todo lo sustenta es Dios. El gran arquitecto como dicen los masones pues hasta los masones creen en Él. Dios, el cristiano, el Mío, es amor pero si usted va por esta triste existencia, lleno o llena de odio, no podrá escuchar mi canción, pues sus ojos no están limpios para ver al Señor. Vivimos en la cultura de la queja que deriva en blasfemia y a ver si va a tener la culpa ZP de que hayan ustedes perdido la fe. Se trata de un movimiento que vengo observando cuando recién inaugurado Internet yo me metía en los chatos. El ateísmo como el porno duro y las viejas canciones de la santificadora ortodoxia todo en totum revolutum todo metido en un mismo saco navegan por Internet pero allí no me encontré a los ateos de toda la vida a los anarquistas anticlericales los torvillos de mis entretelas, puesto que me percaté que los más envenados eran votantes del PP y se hacían lenguas de José María Aznar que para mí es uno de los mayores desastres de esta democracia.

Observé que estos ateos eran peperos paranoicos y un poco anticristos pues les deben haber lavado el cerebro en una cadena que dice ser lo que no es. Además, demostraban un ateísmo dogmático y practicante que hiere mi sensibilidad de creyente en Jesucristo no en Mahoma ni en Moisés. De las tres religiones del libro solamente una puede ser la verdadera pero no se lo digamos al Gordo que va con un sombrero negro y enorme a las manifestaciones y tampoco es él lo que parece aunque se diga luterano pobrecito mío. Son esos ateos una especie de peste que copan todas las tribunas de la red.

Ello forma parte de toda una estrategia bien diseñada de los anticristos. Al que dice profesar la religión de Jesús lo arrinconan lo escarnecen y censurarán con ese agit prop en el que son tan expertos. Ellos solo creen en la banca Morgan en Bush y en Blair. Además, inverecundos, exponen sus taras como si fuese una conquista y así se ufanan de sus mermas. Si argumentas por ejemplo que crees en Nuestro Señor Jesucristo salvador del mundo y dador de vida o si cuentas una historia de como posesionaste en semana santa detrás de un paso por una promesa ya te azupan los alanos de su intolerancia:

- Mira éste.

Y si eres partidario del amor como vinculo procreador entre el hombre y la mujer y no por mero deleite ya te vienen con monsergas. Uno comprende sus posturas que a lo mejor resulta de una enfermedad de un vicio de una mala postura en la cama o de algo genético váyase usted a saber pero amiga mía si usted perdió la fe por hache o por be no es para que la condecoremos. Es usted digna de lastima. Y no es que la recomiende yo que escuchara las charlas del P.Venancio Marcos como hacían muchas mujeres en mi infancia porque el pobrecillo ya se ha muerto y, amén de eso, decía verdaderas barbaridades teológicas pero permítame que la compadezca. Marcos, por otro lado, también era digno de lastima; era un obseso sexual producto típico del nacional catolicismo que es donde empezaron a quebrar muchas cosas en este país y ya lo vengo diciendo el cristianismo no es un problema de bragueta, mejor me lo pones. Creer es una gracia. No es un argumento sino un sentimiento. Nada tiene que ver con la mente. Hay cosas que están próximas al corazón que la razón no entiende.

Para mí la fe es un don precioso en vasija de barro que nada tiene que ver con mi peripecia personal, puesto que yo no soy importante, sólo barro que se apelmazará en la tierra, lo que no pase o lo que me deje de pasar se irá por la posta, se lo llevará la trampa. A mí también me ha zurrado lo suyo la vida pero todavía no he quemado las filacterias y suelo rezar todos los días el Domine Jesu Christe que dixisti apostolis tuis pacem relinquo vobis pacem meam do vobis ne respicias peccata mea sed fidem Ecclesiae tuae. Eamque secundum voluntatem tuam pacificare et regere digneris da nobis pacem in diebus nostris ut Ope misericordiae adjuti a peccatis simus semper libri et a Te nunquam separari permitas (Señor mío Jesucristo, que dijiste a los apóstoles la paz os dejo mi paz os doy, no mires nuestros pecados sino la fe tu Iglesia. Da paz a nuestros días para que mediante tu gracia seamos libres de nuestros pecados y no permitas que me separe nunca de Ti). Hermosa oración del canon tridentino pero, políticamente incorrecta e incoercible pues para empezar ya no hay pecados ni líneas de separación entre el mal y el bien. Preciso y precioso texto, que algunos orejas les sonará a latinajos y se llevarán la mano a las cartucheras y mira que eran viejos cursillistas antaño y muy de Acción Católica pero que siguen recalcitrantes en el error y yo creo que odian El Mandamiento Nuevo. Oyen del latín y tiran de pistola.

Y lo curioso es que todos estos ateos de nueva generación fueron a colegios de frailes o se educaron con las monjas. Algo ha fallado en esa educación sentimental que les dieron puesto que el péndulo osciló hacia la otra punta. Toda nuestra pedagogía ha fracasado. Que se han hecho ateos desde luego pero siguen conservando el dogmatismo el clasismo y ese complejo de superioridad y de culpabilidad que les hace ser egoístas y mirar a todo el mundo por encima del hombro. Hay que darles la razón como a los locos. Estos ateos de la calle Génova tienen madera de inquisidores. Exhiben su irreligiosidad, su agnosticismo y su anticatolicismo por más que se escuden al amparo de intramuros eclesiales y organizaciones afines próximas a la iglesia. Tienen una idea fija: Zapatero. Burro de todas las cargas culpable de todos los males. Hablan de los años perdidos y se refieren sin alharacas que el problema de este país es ese hombre. Wrong. El problema son ellos: su intolerancia, su ignorancia, su vesania. Son la cara menos amable porno duro en la red. Decir la más atroz de la derecha, esa derecha irresponsable que en parte fue la culpable de nuestra guerra civil es decir poco.

No quiero hablar aquí de un tipo tan poco presentable y muy golpista él nacido en palma de Mallorca y que dejó sus sesos estampados en una curva de la carretera de la Coruña el banquero de Franco los conciliábulos de Mola. Lo que yo supe y no supe, y después nunca más se supo, o nadie quiso saber. Los tapados de las dos esquinas.

Una buena capa todo lo tapa decían los castizos y el dinero puede mucho, lo puede todo o casi todo, es incoloro inodoro (aunque muchos hablen del sweet smell of money) e insípido pero con él se compran los campos de la sangre para enterrar a los ahorcados. Llevan siglos y siglos así. No cambiaron de táctica. Crime does not pay dicen los ingleses. El crimen no te tiene cuenta pero a ellos les va bien porque esta gente siempre se sale con la suya. Apostando a dos caballos gana.

- Entonces ¿por qué escribe usted?

- Para que no nos quemen más cenachos en España. Hablé en un artículo de la palabra clastomanía que es la inclinación mórbida que tienen algunos a romper la baraja. Y saltó un anónimo - conozco bien su nombre- espetando su iracundia: oiga, esa palabra no viene en el diccionario. Sin embargo este vocablo ha hecho saltar las alarmas. Pero yo me apunté otro tanto, les había descubierto sus cartas.

- Los hijos de las tinieblas nunca soportarán la claridad. La verdad les duele y reaccionan como Satanás cuando percibe el incienso a través de sus fementidas pituitarias. Él quiere que la humanidad huela a azufre y a sangre para él maniobrar en la oscuridad, vendernos la burra y sus campos de Haceldama.

- Entonces va el Pateta y lanza sus mesnadas por los foros de la red. El Interpuesto es muy hábil por eso le llaman Príncipe de la Mentira y múltiples son sus disfraces. A veces pone cara de buen chico/a Ahora enseña patente de demócrata y una librea de tolerancia aunque debajo de la manga se guarde su temible carta: la de la tiranía y la guerra, el dolor universal. Escupe hiel bajo una sonrisa de miel.

- Congruente e irreprochable su razonar.

Estuve cavilando y dándole vueltas ante el acoso de estos prójimos y prójimas y aproveché mis conocimientos de psicología para estudiar a través de sus textos algo que se oculta detrás de su fachada de "buenos chicos" y la verdad es que si ellos son malos ellas son malas malísimas como lo eran las guardesas de los Campos. Muy cerrados de molleras puesto que desconocen que el fin ulterior de la historia es lograr la fusión de los pueblos y las culturas. Se dicen hispanos pero son anti españoles. Si uno estudia un poco a los cronistas de Indias, los españoles fomentaron el mestizaje. El inglés, según nos relata Vasconcelos, sólo se cruzaba con el blanco y exterminó al indígena. Y todos estos pepitos y pepitas se declaran anglófilos. Pusieron en un altar a Tony Blair y para ellos Bush y el clan guerrero y armamentista de la actual administración de la Casa Blanca son casi de naturaleza divina. Y si proferimos alguna reserva al respecto como insurrectos del periodismo y algo contreras que siempre fuimos nos tachan de rojos y de progres y nos echan encima la clámide de albura de los avenates. Lógico. También a mi Maestro lo tomaron por loco y le vistieron de la túnica blanca de los orates de Israel. No obstante, y seguimos con los análisis de textos su grafomanía les delata.

Recuerdo una entrevista que le hice al doctor Vallejo Nájera hace ya algunos años. El tema de nuestra charla se centró sobre la paranoia. Y he aquí algunas de las conclusiones que he rescatado de los apuntes de mi archivo:

1. º Esta enfermedad o delirio suele manifestarse hacia los cuarenta
Años en los comedios de la vida y perdura hasta la muerte del paciente con algunas renitencias y recaídas.
2. º Se manifiesta en el orgullo, egocentrismo, hipertrofia del yo. Sobreestimación de la propia personalidad, exhibicionismo y engreimiento.
3º Tendencia a imponer las propias ideas. Nunca aceptan el más pequeño reparo a sus asertos.
4º Megalómanos y salvapatrias. Llamados a los altos destinos. Se creen un poco los elegidos de dios aunque para salvar a la humanidad tengan que abrazar el ateísmo.
5º El paranoico es totalmente crédulo para todo cuanto confirma sus ideas delirantes o de demencia senil y rechaza todo cuanto le contradice.

7º Conserva la lucidez y a diferencia del esquizofrénico no pierde contacto con la realidad y su memoria es buena pero se falsean sus recuerdos. Es terco, irritable y sobre todo y ante todo carece de sentido del humor. Ojo al dato. Lo que diferencia el texto salido de la mano de una persona cuerda es que en éste se notarán rasgos humorísticos pero en los de un paranoico delirante las notas humorísticas brillan por su ausencia. Son encefalogramas planas y en consecuencia muy difíciles de hincarles el diente.
8º Son grafómanos. Escriben constantemente pero su poligrafía les vuelve iterativos. Se repiten más que la cebolla. No suelen caracterizarse por aportar algo nuevo. Su estilo es pesado e insípido sin el salero de los verdaderos profesionales de la pluma a los que ellos roban cancha con sus paridas intrusitas. Pero estas no son incoherentes por lo que a veces equivocan al lector incauto que quiere haber descubierto a un genio cuando en realidad está ante un caso flagrante de demencia senil o de paranoia sin más.
9º Por ultimo, tienen delirios de grandeza y, tentados de profetismo, se consideran los elegidos de dios. Creen tener poderes de clarividencia y de adivinación. Pero el delirio se deriva de choques emocionales muy profundos.

Las aclaraciones del eminente frenólogo no tienen desperdicio y creo que vienen al pelo en abono de mi tesis que no es más que un pliego de descargo contra estos ateos de nuevo cuño, que tienen manía persecutoria con el jefe de gobierno, no creen en dios, tampoco en su prójimo, deforman la realidad con sus patrañas y mentiras peligrosas. Pero vivimos en una país de grandes paranoicos, émulos de Hitler, sufragáneos de Bush y de las absurdas guerras guarras para cebar el monstruo de su lobby armamentístico, delirios de grandeza. Me creo en el deber pues a lo largo de mi carrera me los he encontrado por todas partes a estos locos de guante blanco el desenmascararlos. Antes de que sea demasiado tarde. No me duelen los ataques personales. El que digan que estoy acabado o que no sé escribir - todos un ataque diabólico a mi línea de flotación: llevo más de cuarenta años en el oficio de juntar palabras- o el que sea un hombre acabado o un burnt out case un caso quemado, como el cura de la novela de Graham Green, no me duele tanto como el que traten de negar que Cristo vive y está en la historia. Doy testimonio de su luz pero estos procuradores del nuevo Cesar pronto desenvainarán la espada pues están dispuestos a todo. A cortar cabezas. Con tal de que su locura heredada de Luzbel el ángel malo prevalezca. Sin embargo, ahí están las nueve tesis de Vallejo Nájera para quitarles la máscara a estos pobres enfermos mentales. Son como una nueva peste parda. Tienen algo de nazis. De malsines. Deletéreos. Clastomanos. Enredadores. Muñidores de conflictos, pleitistas, irreverentes, sacrílegos, envidiosos, talibanes, egoístas, cargados de prejuicios contra la razón, prácticos de la mentira que viven engañados, muy pagados de sí mismos pero muy aprensivos de su salud y cosas personales, apegados a sus cosas, y fracasados de la escritura a los que recoge el cubo de la basura de Internet. Ellos son el problema. Ellos con su intolerancia los que han vuelto la vida española tan crispada en el paroxismo de la falta de conllevancia y en su impiedad pagana. Son mucho más intransigentes que los propios moros a los que critican estos paranoicos afectados por el morbo visigótico, secuaces de don Opas, y en punto a mujeres me quedo con la humilde emigrante rumana o boliviana pues a estas ex alumnas de colegios de monjas la mala educación sentimental le emponzoñó el corazón de odios y de rencores absurdos hacia el varón, lo que está convirtiendo los hogares en infiernos portátiles donde arde el fuego cruel de la violencia de genero. Por eso vemos por ahí tanto florero. Tanta rosa insatisfecha. Mi propósito, con todo, no se centra en el ataque personal; es sólo moralista. Propongo una enmienda a los yerros, no la culpa de las personas, se dice el pecado pero no el pecador, y marco la herida para el cauterio. Que se reformen. Que se conviertan. Que dejen de incordiar, de hacer daño. El problema de España no es Zapatero. Son ellos. Y en este pliego de descargo creo que me quedó corto. Podría aducir contra estos patrañeros muchas cosas. Sufficit. Baste por hoy

 

 



AQUÍ SOLO CANTA EL RAITÁN




Publicado en sur de Málaga el 24 de julio de 1982


 

De todas las lenguas romanas y románicas, de entre todas las diversas jergas y tonalidades en que se hablan las lenguas de España, creo que los vocablos más hermosos los conservan vascuence y bable. Dos idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que tuvieron un comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de los bosques del país cuando la brisa besa los árboles o los santigua el viento entre las ramas. Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas especulativas o analíticas. Aparte de eso guardan en ambos casos las esencias entrañables del pasado prerromano (el celta y el ibero) por lo que se refiere al guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más parecido al lenguaje de los juglares y de los héroes de los cantares de gesta o al de las legiones romanas que acamparon en el Bierzo, la asturica invicta cuartel general de la Legio VII Gemina. Es nuestro romance más puro al que hay que volver para estudiar la evolución léxica o sintáctica del castellano. ¿Quién no se ha extasiado ante la ternura de una balada en vascuence como el amets egin goitzian? ¿A quién no se le alegran las pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al escuchar los sones del pericote o de la danza prima? La llingua asturiana guarda asimismo de términos propios de ascendencia celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo, enciso, xana, hatores. Los sufijos diminutivos en in parece que endulzan la entonación de la marina y de las brañas cuando risca la luz las entrañas del monte. Hay vocablos como vixu y orballu y en la prosodia juega a la dulcificación general una yod intervocálica. En asturiano no existen las jotas que dcen las trajeron los moros pero que yo creo que son préstamos del habla fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu Perdida la XIII? ¿Estuvo de verdad el paraíso en Cantabria? Por Pravia dicen salió la lluna y calentémonos xunto al llar pero un poco más arriba por los concejos de Tineo esta l palatolental se hace explosiva dando lugar a tsuna y a tsar. Hay un bable en cada valle por eso resulta difícil codificar una lengua que fue muy alabada y coloquial pero apenas escrita porque el idioma oficial quedaba para los curas y los escribanos, el latín y el castellano respectivos y dentro del bable existen, como no variantes dialectales entre Occidente, la marina y la braña. Estos detalles son testimonio elocuentes de la riqueza y variedad de una cultura como la española. En Inglaterra, verbigracia, se han sentido orgullosos de estas variantes localistas pero expresarse en slang rural o en la jerga de las grandes ciudades nunca fue bien quisto. Se impuso el modelo de Oxford y Cambridge cuando más pausado y responsable más culto. Los de abajo hablan deprisa mientras los de arriba expresan sus conceptos con mucha lentitud y con prosopopeya en la dicción. De esta forma el inglés resulta una idioma diferente si se escucha en Cornualles o en las parameras de escocia. En la televisión y en las novelas los autores tienen a prurito utilizar estas diferencias acentuales mientras en España se dan de lado y hasta se ridiculizaron a astures y vizcaínos. De un lugar venían las amas secas y de la otra provincia las famosas concordancias. Sin embargo en Vasconia aparte del idioma propio se ha hablado y escrito muy buen castellano y la prueba ahí está en la gran Pléyada de escritores que dieran Guipúzcoa Vizcaya Álava o Navarra. A pesar de las concordancias vizcaínas de las que se mofan nuestros autores del siglo XVII. Aquí hemos tratado de construir una España irreal, etérea, tipo estandarizado pero no lo hemos sabido hacer tan bien como los franceses y los ingleses y nada se diga de loa alemanes. El habla es el alma de los pueblos y aquí la hemos cuidado poco. Se ha copiado en detrimento de los intereses el centralismo de Boileau y las tres unidades pero este país tan variopinto no es ni descartiano ni versallesco. Ahí es donde falló Larra, que es un pésimo escrito, hasta Umbral lo dijo, y con él los afrancesados, que son pléyade. Y a causa de esa cerrazón para respetar a los demás han ocurrido nuestras hecatombes nacionales. Nuestra falta de información interregional nos vuelve aparte de chabacanos chauvinistas y un poco templados hacia la cólera y la verdad que no es para tanto. En madrid no se supo cuidar ese tesoro que son las lenguas periféricas y esta tara ha derivado en separatismos. Mea culpa. Fuimos aparte de tontos un poco ignorantes. Por ejemplo esa imagen de Castillada prefabricada de imperial, apabullante, mesetaria intolerante cuando en realidad el pueblo castellano es uno de los mejor avenidos y tolerantes. Su principal virtud es la llaneza. Del rey abajo ninguno. Castilla es estoica, mesocrática y comunera acogedora a su mido pero también guerrera. Hospitalaria y dogmática. Castilla se estampa en los perfiles de cualquier capitel románico.

El cronista piensa en estos asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro bello y mínimo que se solaza tras los "finxos" de la era mientras la tarde cae son sombras prometeicas sobre los cerros astures. De todas las aves de la creación quizás sea el raitán el de menos envergadura pero su canto es recio y potente como el de una gaita que suena en alborada matinal. Anida en ramas de castaño este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la compañera atrayendola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño. El de mi casa es del siglo XVIII. Un epígrafe en el dintel escrito a gubia en letra inglesa dce: Fizolo Lucas Fernández en 1789. Podíamos hablar mucho de esa fecha. Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí estaban tallando troncos para construir cabazos y paneras los carpinteros de ribera. Al raitán no le ve. Es tímido como el ruiseñor y huraño como el urogallo. Sus tonadas, sin embargo, alegran los praos. Atardeceres mágicas. Un ángel de luz nos lleva en volandas por los montes del paraíso allá donde queda la Sierra del viento. Esta región nos prende a los que somos de secano. A Clarín lo nacieron en Zamora pero en su entraña es el mejor asturiano y yo estéticamente me siento astur que lo mejor del mundo España lo mejor de España Asturias y de Asturias Pravia. De la raíz del manzano nació mi madre asturiana. Mientras en madrid hablan de crisis y de la descomposición hasta el pie de monte no llegan los estampidos de los cañonazos de aquella guerra dialéctica. Ahora canta mi raitan amigo el que viene a visitarme todas las tardes a mi pomarada y me parece que sus gorjeos me dice:

  • Yo quiero a España... Yo quiero a España


Y con la mirada me dice como aquella rapaza que me da su corazón ole ya. Mañanas... mañanitas de llover. De llover. Hoy mi corazón se solaza con las viejas tonadas. Ha pasado una carreta tirada por los últimos bueyes del país lo ejes paez que cantan. Es Pachín que vino de la siega. Hay pocos lugares del planeta donde todavía puedan encontrarse aldeas como este donde se escuche el cantar enamorado del raitan o el sonido lúgubre y pastoral de las esquilas de las vacas que trae de llindar el guaje. Igual que en un cuento de Leopoldo alas. Me parece que estoy percibiendo por sus andares lentos y el son de la esquila amorosa y maternal el regreso al establo de "Cordera" la vaca abuela. Pero no se llama Cordera. Llamase Moruca. ¿Y la otra?

-Ye xata. Aun no la bautizamos, señor – me dice el vaquerillo muy circunspecto y ceremonioso.

A los animales domésticos aquí los bautizan cuando los fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la noche a lo mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista habita en mi aldea, el rellayuo. Y la verdad es que estas cosas nos hacen ser un pueblo rico y esperanzado como diría Borges. Debe de haber trasgo en el bayado. Las xanas bajarán a peinarse a la fuente del reguerín. Habrá luna llena

 

Escrito en el verano de 1987 y trascrito domingo, 24 de junio de 2007

 

BORGES SE QUEDA CON NOSTROS

 

 

Sur de Málaga 10 de julio 1982.

 

Apoyado en su cayado de profeta del antiguo testamento – la cachava la compró o se la regalaron en Segovia, era de esas de serpentina ahumada que yo vi tantas veces en mi ciudad natal los jueves cuando venían los paisanos al mercado- parece un profeta mayor de la literatura, de pastor que apacienta los rebaños de ficciones infinitas. Borges nos recibe en la suite del hotel Palace y habla con la cordialidad de los sabios, su discurso exento de dogma, tartamudea un poco. El argentino tiene algo de carismático y una sonrisa dolorosa con la que estira los labios un poco para evitar se le descuadre el plato de sus postizos. El autor de ficciones con el paso de los años y cuando ya otea el horizonte de la eternidad ha cobrado un aspecto digno de taumaturgo. Hay que ver la suavidad de su tacto al acostar la mano sobre la contera de su bastón celtibero. No le pega este garrote. Me estrella la mano al tacto su mano es suave algo calurosa y hasta sus ojos ciegos puede decir que te ven aunque te miran de otro modo. Es como si esas manos quisieran curar. Arar a un valetudinario con los colirios dulces y tonificantes de la imaginación.

  • Mi oficio es soñar.


El tono de su voz es aquietante y cordial. He aquí un buen compadre rioplatense con porte de británico. Borges ha venido con nosotros. Seguramente se quede a vivir con nosotros. De momento pasará una temporada en palma de Mallorca donde será huésped de su amigo el poeta inglés Robert graves que se afincó en la isla desde el término de la guerra civil. "Pero me costará trabajo desarraigarme de Buenos Aires. No quiere hablar de política. Prefiere como tema de conversación lo que siempre fue suyo: la literatura. Sin embargo no deja de repetir "ha sido algo terrible" refiriéndose al conflicto de Malvinas que acababa de ocurrir. Terrible. A causa del conflicto angloargentino el autor del aleph debió de padecer muchos puesto que sus lealtades estaban algo divididas. De un lado su abuela era de origen inglés. Y del otro su ascendiente judeo español a través de los Acevedo. En el torrente de su sangre se dan la mano y vivieron en armonía Cervantes y Shakespeare. Nos confiesa que a él le enseñaron a pensar y a sentir en inglés para contar y escribir en castellano. De esta combinación de fuentes ha surgido un genial hombre de letras. Borges maestro mayestático erecto muy polito y urbanita como oteando siempre lejanías. Mira hacia adentro una paisaje interior desde que sus ojos se cerraron a la luz desde 1955 lo que es la mayor condena para un bibliotecario. Dejar de leer qué suplicio. Pero pudo así mejor asomarse a los paisajes del alma que son los del laberinto. Pertenece quizás a esta estirpe de hombres señeros siempre en atalayas de vanguardia que vigilan el rumbo del barco del mundo. Son atalayas. Sigue el escritor confesándose anglófilo pero su anglofilia nada tiene que ver con las agarradas jupiterinas de madame Thatcher y sus fulminates actos enérgicos. Argentina crucificada por estos días en la cruz del sur. Allí también trataron de crucificar a Borges y con el a toda una nación. Borges seguirá siendo el chesterton porteño el hombre de la paradoja que nunca abdica de su argentinidad y que la ejercerá entre nosotros mientras habla de Acevedo y del Talmud y de cansinos assens al que él siempre colocó en un altar – aquel sefardí que habitaba el barrio de Chamberí hablaba treinta idiomas y tradujo a los clásicos rusos al castellano bajo el pseudónimo de Nicolás Tasin yo recuerdo bien aquellas novelas suyas de la colección universal que con tanta fruición leía siendo mozo- y al que conoció en la residencia de estudiantes, se apoya en su bastón de sauce y en el hombro de su secretaria de origen japonés Maria Kodama. ¿Las guerras? ah las guerras. Serán siempre necesarias para que luego vengan los petas a cantarlas pero las guerras son todas sucias, entupidas poco heroicas, huele a inmundicia y huele a sangre. Es lo que le pasó a homero. Tuvo que arder Troya para que él se pusiera a escribir la iliada. ¿Ocurrirá lo mismo con la guerra de las Malvinas?

 

 
En un reciente viaje a Londres la pascua pasada con vistas a la publicación de mi "Franco&Sefarad a secret love" con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un paseo por Portobello que es una especie de Cuesta de Moyano de los libreros de lance pero a lo bestia. Y en este recreo o paraíso del bobliópola pude solazarme, entre añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los diferentes acarreos y mudanzas por los cuales atravesó mi biblioteca, sobre todo los de la vieja Penguin.

Cuando era mozo los adquirí a centenares. El lema con que aparecieron estas ediciones en 1935 era "un libro por lo que cuesta una caña de cerveza". O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y pasiones mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la depresión económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo mismo hice cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un andamio. Llegaba la hora de comer y bajaba a un kiosco.

Compraba un cartón de leche – aquellos cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik- y por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de Sartre de la colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea significó en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los triunfos literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris el Goncourt y el Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York los Pulliterzs que consagraban. Y en ese marco de sueños de la gloria literaria nos movíamos los jóvenes de entonces. Por tanto nutríamos nuestra vocación cargada de utopía uy de expectativas falsas de escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no sabíamos, incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo general en la muela de la propaganda y los intereses crematísticos. Y no suele poner en altar a la calidad. Éramos teorizantes románticos o soñadores camino del final de la quimera pero tampoco pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y lo importante de esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino participar y competir.

Estas colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos años de hispanofiliación literaria, introdujeron a las grandes masas en la gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba mi madre para ir al cine o al baile lo invertía en un "capricornio" que capricornio era el logotipo de la famosa Colección de Espasa Calpe. El edificio en José Antonio 32 ahora Gran Vía, que tenía esta editorial era para mí una especie de paraíso. Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal, Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja, Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la arcadia de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que vive hacia adentro, una especie de staretzi místicos o guías por el camino del Espíritu.

Gracias a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa biblioteca que yo quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la única que ha salido con una alguna vocación literaria. Pero a lo que voy. La querida Penguin ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que todos los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno tres: Somerset Maughan, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo todos. Y algunos hasta "repe" como en las colecciones de cromos de nuestra infancia, aunque no soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los paso, no me interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi modestia tengo alguna novelita inglesa ingresa en mi gaveta y ando en tratos para su publicación; estoy en ello al menos.

Somerset Maughan es para mí el mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force para todos los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y un estilo, una carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar "Of Human bondage" (la condición humana)- un título que ha pasado al habla y a la retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma manera que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en castellano o The Moon and Six Pence.

También conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos digs con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio.

Pues al igual que él no le hurtaba Woodhouse el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban mucho más rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura, y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por los tenderetes y el rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí, ávido lector, una fiesta.

Con respecto a Lawrence diré que su "Lady´s Chatterley Lover", firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de una gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo.

Pero allí en fila india esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury. Entre ellos Virgina Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen que la autora era un bicho o bitchy (algo perra) aunque fumase en boquilla y que algunas feministas me perdonen. Virgina asumió su desesperación y su fracaso porque su literatura era demasiado intelectualoide ahogándose en las aguas del río Ouse.
Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin -la más cortita superaba los cincuenta mil ejemplares- popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra, no obstante. Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal, una utopía contra el comunismo pero que en realidad refleja una parodia de la sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el cerebro, pero este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien, superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a lo cual, los libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.
Palmares de los éxitos que puso en circulación la Penguin fue un libro de la actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio y comiendo lo que a uno le pete. Así como, otros libros "know how" o manuales de instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno en sociedad, lo que los alemanes conocen bajo el nombre de Sacherbucher. Omniscientes y sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te ayudan a dejar de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos. Pero recuerdo que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca aparecían por todas las partes cuando iba en el tubo – el metro como los llaman los londinenses- el autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes "lazy sunny afternoons" de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que baños de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos. En las cómodas y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de tabaco y aguardentosa de gin y que nos aconsejaban tal o cual titulo:
-Did you read the latest of Ágatha Christie, Mr. Normand?

-Oh yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.
Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los puentes del Támesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre nuestros ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor contumaz de misacantanos. Continuamos en nuestras trece amando la literatura. Y dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer tanto y tan bueno gracias a Penguin Books pues así conocemos mejor el mundo. La Casa cumple este otoño el LXXII aniversario de su fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que nos quiten lo bailao!


CORRESPONSAL DE LA NUEVA ESPAÑA EN NUEVA YORK. UN MORDISCO A LA GRAN CAMUESA.

Antonio Parra

Con una estampa de la Santina en bolso y bastante miedo en el cuerpo me acuerdo de mi arribada a NY tal que una noche de san Andrés de 1976. Estaba nevando o a punto de hacerlo en honor de aquel refrán que dice: Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés nieve en los pies. Cuando en América se acatarran aquí cogemos unas pulmonías de espanto.

Era una tempestad de granizo casi tropical lo que caía terciada con hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre la cima de los rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la aeronave. Por un instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres Gemelas. Allí vi un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para los hiperestésicos como yo no es nuevo. A Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La fatalidad muslímica frente al destino. Makfut. Está escrito.

Desde entonces, y aunque salí de aquélla y de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en la Gran Manzana, he tenido pesadillas columbrando aviones caían sobre el World Trade Centre. También la torre Eiffel y el embudo donde se encastilla el Big Ben, torre del parlamento de Westminster, pero sobre todo las torres Gemelas eran el tema recurrente de mis cefaleas oníricas. ¿Occidente en la encrucijada?

Hasta escribí una crónica y creo haber entregado algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres Mellizas derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó un giro de varios acimutes. Y silbé sus "blues" bajo la autoridad de Frank Pinatra, un neoyorquino típico: "I love Nueva York. Nueva York".

En América todo es grande y es extremo. Las montañas. Los huracanes. Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los más altos y los más bajos, los más guapos y los más feos, los flacos como leznas y los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan los "fatis", cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los árboles mayores como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de California. Se lo pasan allí en grande los estadísticos, los amigos de los contrastes y todos aquellos que sienten pasión por evaluar las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas de la raza humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas carecen de parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana calma de primavera a una tarde de calígine para luego tener una noche de escarchas. "If you dont like our weather, just wait" (Si no te gusta nuestro clima aguarda un segundo), advierten los castizos de Brooklyn.

Esta volubilidad a mí me parece que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor de mis crónicas en la IT de la Onu, un judío entrañable. El pobre se fue a morir a Miami a un cementerio de elefantes. Que así se llama en el lenguaje coloquial a los que se jubilan y lo peor que le puede pasar a un neoyorquino es jubilarse.

Y es que allá cuando llueve, es el diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad.

Iban a ser cuatro años de experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar el aire con una navaja y de hielos espantosos. Recuerdo la morriña que me invadía todos los veranos al regreso de las vacaciones en Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza costero que no existe en la Bahía del Hudson fuertemente contaminadas a causa del carboneo y el intenso tráfico náutico que ha degradado a las playas como las de Long Island consideradas como las mejores del mundo; una vez fui a bañarme a los arroyos de Staten Island, un marasmo de galipote, y por poco perezco, añorando las olas de mi Cudillero, no a causa del agua sino en el cieno de las cloacas y de los vertidos de los basureros oceánicos. De la parte de Nueva Jersey las tardes que cambiaba el aire llegaba una hedentina que quemaba los ojos y las narices. Allí todo era grande y distinto. Hasta el tufo. La naturaleza, más joven que en la vieja Europa, observa un comportamiento más vigoroso e imprevisible. Allí todo es grande hasta los atentados como el que acabamos de presenciar horrorizados a través de la CNN. En los famosos kills se entierran ahora los cascotes del desastre y Staten Island era y lo sigue siendo la isla de los muertos. Gestaten, en alemán y en holandés vale tanto como inhumación.

Habíamos tenido un vuelo con turbulencias. La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela. Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de la Mejana Inmensa que es la isla de Manhattan, a la que llaman cariñosamente Big Apple (la gran camuesa) los neoyorquinos, gentes de todas las etnias y razas que han aprendido a convivir en armonía y sin problemas, dentro de lo que cabe, formando ese caldero o melting pot que demuestra que los caminos del mundo no son los de la xenofobia sino los de la xenofilia y benevolencia hacia el forastero, el meteco o el espaldas mojadas que llega en busca de acomodo y de un futuro mejor. Allí uno nunca se siente de fuera.

Esto no quiere decir que sea una megapolis cómoda o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para llegar a viejo. Es una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia pero allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como con barbas. Su "slang" o jeringonza es uno de los más interesantes por sus alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende en la calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras que allí conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una orientación y una buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho local "nice guys here dont last" (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrado a las emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la radio ensayaba simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo pruebas de evacuación a los refugios que terminaban todos ellos con la muletilla: "Esto no fue sino una prueba, de haber sido una emergencia real les hubiésemos facilitado las precisas instrucciones".

Es el mejor inglés jamás escuchado y eso mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G. Ayer, un enamorado de América y de todo lo americano (los dos ibamos a comprar el pan juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón) que conocía bien Nueva York, claro dentro de un límite porque en este foro mundial todo se mueve. Todo parece en perpetua catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este colega asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de la Trinidad donde acostumbraba a beber hasta quedar tendido Dallén Thomas. A veces nos acompañaba el ovetense Delfín García, corresponsal de RNE, bravo carbayón aunque muy cabezota, que tenía un aire inconfundible de Humprhey Bogart siempre con su Pall Mall sin boquilla a flor de labios. Pero en Nueva York la bohemia es mucho más escurridiza y peligrosa que en Europa. He aquí a uno de los máximos poetas en lengua inglesa convertido en difunto de taberna en uno de esos pubs de mala muerte denominados "dives" (inmersiones) o cavernas o "speakeasy" (hablemos paso) que recordaban los tiempos de la Ley Seca. A Dallén que añoraba sus excelsos valles del Principado de Gales Nueva York fue su tumba; lo derrotó.

Así que el Sky line se presentó ante mis ojos como una visión. Pensé en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con las tablas bajo el brazo. Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente. Parto acongojado. Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de "Arriba" LA NUEVA ESPAÑA y una cadena de otros cincuenta periódicos y también a entregar la cuchara porque la cadena del Movimiento para la que trabajaba iba a ser pignorada o desmantelada a nostramo, porque dígase lo que se quiera reconozcámoslo o no en España desde el año 45 los que mandan son los americanos y algunos amigos yanquis me han confesado sottovoce de que con Franco les iba mejor. No quedaba más remedio. En aquel puesto había habido predecesores brillantes: Manolo Blanco Tobío, Celso Collazo, uno de los creadores de EFE, Guy Bueno, Félix Ortega, que fue el mejor de todos ellos a mi criterio de todo el cupo iniciado en el 48 por Pepe Cifuentes y Rodrigo Royo, quienes tuvieron que vérselas con una ley tan pistonuda como la MacCarrack, el diplomático de Truman que luchó en Brunete con las Brigadas Internacionales y que vedaba la entrada en territorio estadounidense a los españoles. El bloqueo estuvo en teoría hasta comedios de los cincuenta sólo sobre el papel porque en la realidad nunca se llevó a efecto.

Todas esas firmas habían dejado muy alto el pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un capote. Aquella vez y todas.

Durante la espera para aterrizar estuvimos de circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje urbano: Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados. Bocanadas de humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central térmica edificio lindero con el de la ONU y se iban a colgar estos penachos sobre los tiesos adarves del Woolworth, el rascacielos más antiguo, y del Empire State. Es el emporio de la civilización y la impresión que ofrece al viajero es la de algo que arde y echa chispas. Viviría dos años con mi mujer y mis dos niños casi a la sombra de este mastodonte de hormigón con su chapitel calado donde la inmensa lanza de una antena de radio hace las veces de campanario. Todas las mañanas me despertaba la visión y el espectáculo de la city. Es un paisaje abstracto que no inspira sosiego, que parece que siempre está llamándote a la calle e instándote a la acción y al movimiento pero los atardeceres son verdaderamente apoteósicos.

El Empire es el palo mayor de esta ciudad con forma y fisonomía de buque de guerra con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa. Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco dólares en 1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible, porque los cimientos son de sílice.

La Nueva Roma se funda sobre un plinto granítico y siguiendo las instrucciones talmúdicas trata de imitar a la Roca de Israel a la cual alude Ben Garrón cuando fue proclamado el estado judío en 1948; no mencionó la palabra Dios, sólo la Roca de Zion. Además, los muros de los rascacielos, orgullo de la ingeniería del siglo, estaban diseñados como soportar la oscilación del mayor terremoto. Por lo que el portaaviones sería inexpugnable. ¿Cómo iba yo a pensar que la Nueva Jerusalén de la Diáspora iba a ser atacada y sus dos símbolos señeros abatidos? Los pilotos kamikazes hicieron blanco no ya sobre las moles simbólicas de la Torres Mellizas sino sobre el corazón que mueve todo el ajetreo de las finanzas. El daño mayor no han sido los muertos, desaparecidas o el destrozo causado, aunque los norteamericanos tengan redaños suficientes como para resucitar de los escombros, sino la afrenta moral a lo que estas dos trípodes de cristal abanderaban.

Conque no puede ser más símbolo aquello de torres más altas han caído.

Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York y fui residente allí cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido el 11 martes fatídico de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un toque de atención que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser amada más que temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede castigar sino que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no va del todo bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra de represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino la reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde marcha el mundo.

Y esta idea se me ocurre cuando a mi memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en medio de la tormenta durante la angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de un tráfico terebrante. Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de aquellos dos conos mágicos como una soberbia representación de una ecuación matemática sobre el paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia genésica de una nación joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un trasatlántico en el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa la estatua de la Libertad apuntando su hachero con la flama perenne hacia Europa. Nunca imaginero tan mediocre como era Bertholdi, aquel escultor que fue contratado por la municipalidad neoyorquina para llevar a cabo el proyecto, tuvo tanto éxito con un molde. Es lo que significa el coloso. Los pobres de la tierra recién llegados a la isla de Elis estuvieron viniendo a refugiarse bajo sus zócalos y ahora el pebetero de la verde dama en cuya cabeza hueca cabe todo un restaurante puede que esté también amenazado. Ha soplado un viento recio en el rebufo de la carlinga y la cola de los dos aviones estrellados contra la fachada de las dos torres. Vesania fundamentalista. Muchos corearán aquella frase del Corán "Alá es grande". Pero la grandeza divina nunca podrá cimentarse sobre un montón de escombros y una pira de cadáveres.

Sin embargo, yo entonces con treinta y dos años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro. Caía en la forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del mundo nuevo. La primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta un poco cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el cordonazo de san Francisco o la palma de santa Bárbara que decían los pastores de mi pueblo. Me pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el croquis de los tiempos por venir con una anticipación de veintiséis años sobre los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de los demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera contar la verdad. Yo a los cables de la AP, de Reuter y del "Times" les daba siempre la vuelta y al revés te lo digo y acertarás, piensa diferente y acertarás. Hice periodismo de calle. No me limité a pegar telegrama o a refritar el Times como otros becarios de la Fullbright y con master en Columbia que se convertían en amanuenses de los lobbies por los pasillos del Edificio Azul o del Departamento de Estado. Desde el principio tuve muy claro que venía a servir los intereses de mi país. Me dieron por díscolo pero hice bastantes dianas y conseguí moverme con soltura en el laberinto de la política exterior de Cyrus Vance, para mí un auténtico caballero. Los americanos tienen un alto código de valores tanto éticos como morales y eso se nota también en el apasionante mundo político y estratégico de la Casa Blanca y del Pentágono.

La verdad tiene muchos carriles y a un periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de la libertad al estilo del fundador del "Manchester Guardian": Facts, sacred. Opinions, free" (los hechos son sagrados; las opiniones libres). De acuerdo pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo datos. A la que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida. Aquello me pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos prodigios de la ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo sobre la punta de la antena de una de las torres y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de acrílico un aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos a prueba de terremoto. Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones de pasajeros una fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en Babilonia y en Babel.

-Scaryeh? - dijo entonces un puertorriqueño compañero de vuelo empujándome con el codo.

-A little - repuse en inglés y él se puso a jurar entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la isla de Borinquen que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década anterior y constituían casi un cuarenta por ciento de la población:

-Manda huevos con el viajecito.

Gran parte del pasaje estaba vomitando en aquel instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos de reprimir la carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a poco sentimos gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir. Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de la Virgen de Covadonga parte indispensable de mi ajuar.

A lo largo de cuatro años no se me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé amando a Nueva York identificándome con su latido. Es el pulso del mundo del mundo. No me extraña que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más extrañaba - para este gran periodista gallego muy habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era una especie de exilio- es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York Times.



El bien y el mal conviven allí puerta por puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con sus kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El superfluo y la elegancia de la Madison Avenida entremedias de la cochambre del Bowry. De todo aquel caos que fue mi experiencia neoyorquina saqué la conclusión de que tiene que haber un dios, un demiurgo que ponga orden, que se apiade. Eso. Alguien que se apiade porque Nueva York hace pensar en la famosa frase de san Pablo "nada de lo humano me es ajeno". No se puede ser ateo en Nueva York. Todo menos ateo. Sientes como una fuerza que te lleva, una especie de protección. De lo contraría te hundirías. La gran manzana, la inmensa colmena, el hormiguero de gentes que se afanan un día y otro y también el avispero y las injusticias. Y como no la mafia. La metrópoli suscita ideas enfrentadas, pensamientos contradictorios de amor y de odio. No es una ciudad para volver porque de ella no se consigue salir nunca. Te atrapa desde el primer minuto y ya no te suelta aunque te alejes físicamente. Nueva York es una condición mental, estado anímico. Yo diría que es una ciudad mística. He aquí una lectura judía en versión talmúdica de la "Civitas Dei" agustiniana. Que sólo cree en la gracia del esfuerzo y que a Dios lo coloca en otro plano. A él rogando y con el mazo dando. Es una concepción utilitarista de los elegidos llamados a poseer la tierra sucediendo esto acá abajo sin tener que aguardar al más allá. No se conforma con la resignación cristiana ni lo injusticia a la que lucha por atajar en este mundo. Por eso es un frenesí continuo. Arriba y abajo. La ciudad que nunca duerme. La riada humana. El poder automático.

Está tan cargado de voltios el lugar que los picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade el entorno. Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos, nunca revueltos. Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que veneraban la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú italiano que es la "jettatura" pero católicos al por mayor ya que en la fiesta de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana había polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y antipáticos. Los pacíficos ucranianos todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con sus botas de fuelle me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi quiosquero, un bendito de Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba y hablaba algo de ladino o judeoespañol. "Aguarde su merced agora un momentico pues vengo al punto" Entre todas las etnias son los más de fiar. Los más caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión de dinero no se casen con nadie.

Luego, hispanos los había por todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa urbe con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero uno no sé por qué termina añorando a la Ciudad Automática. Un mundo sin paletos, sin intereses de campanario y con periodistas e informadores, literatos amantes de su patria y de su país con razón y sin ella, que tienen muy en cuenta la ley del libelo a la hora de sentarse delante del ordenador y que saben como nadie maquillar la información y autocensurarse mientras que la prensa a este lado del charco da fe de una picaresca en auge y la rosa en su chabacanería procaz parece una corrala. Aquí todo se ha vuelto un poco peripróctico, ya que la información, anal y asnal, parece girar en torno al mismo cabo. Lo acabamos de ver en la manera que han abordado el choque de los aviones contra el hastial imponente de las torres. Nos han demostrado que entienden el periodismo como una vocación de servicio público, un menester que ha de hacerse con categoría, responsabilidad y serenidad ¿Para eso queremos una Facultad de Ciencias de la Información?



18 de septiembre de 2001



Antonio Parra fue corresponsal en USA. Licenciado en Filología Inglesa y Románicas.



 

 

 

 

 

 



SAN FRUTOS, ABOGADO CONTRA LOS MALOS TRATOS


Millán Sacramenia Artedo



Le llaman "pajarero", seguramente, porque su fiesta, iniciado el otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el sur y lo convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el vuelo utilizando como descansadero a la impresionante cofa de este peñasco yermo que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el vuelo por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de las paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y cantadero las aves tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los ornitólogos.

Son como partes de una letanía misteriosa repetida cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las silvas con harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito que entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de la mano, allí por donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo, más que en ningún otro sitio.

San Frutos es un santo que sabe mucho de pájaros y de "pájaras" puesto que conoce algo de las costumbres humanas a redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio sino por amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las bodas que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita mozárabe, que nació en Segovia el año 642 y murió setenta y tres años después de vida penitente en el desierto tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho a bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan en precario por causa de amores que se acedaron, es baluarte de acogida para las mujeres zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la sospecha, para todos aquellos que andan en trámites de separación o están a punto de cometer un disparate. En fin, larga sería la lista de méritos y los prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres parece que se respira un aire distinto.

Villa y Tierra lo quieren y se le venera en todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes, campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde visita a estos riscos.

La ermita de san Frutos se yergue como un testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció entonces puede volver a repetirse.

Fue uno de los grandes santos intercesores hispanos, muy popular a lo largo de la Edad Media. Así lo destaca el Misal Mozárabe donde la fiesta de su tránsito era un día importante. La liturgia de san Isidoro, que es mucho más expresiva y poética, menos concisa y circunspecta que el ritual romano, como se sabe, le dedica nada menos que tres himnos de insólita belleza literaria, lo que indica que no es un santo de tantos en la lista de bienaventurados. Las rúbricas del Oficio Divino que acostumbran a despachar en dos líneas a san Acisclo, pongamos por caso, al anacoreta sepulvedano le apropian tres páginas de panegírico en elegante hipérbaton y salmos. La imaginería barroca nos le pinta con barbas apostólicas, una calva a cincel, el cerquillo penitente, en una mano un libro y en la otra, un cayado, la cachava de la cuchillada con que tajó la roca hurtando así su cuerpo de las gumías sarracenas que le pretendían degollar. Todavía queda la señal. Se abrió una sima entre la hueste agarena y el varón de Dios. Al abismo de san Frutos todavía se podrá asomar el visitante: una enorme garganta, y abajo, las aguas pandas y trucheras del Duratón, no demasiado profundas sobre el álveo calcáreo. Idóneo emplazamiento para ver nidificar al buitre o para suicidarse.

Su estatua corona la entrada norte que algunos llaman también como en Burgos la del Sarmental de la catedral de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar. Cuando esta página que pinga del vacío vuelva con las demás, es que se va acabar el mundo, según es crédito de radicación vulgar. La diócesis le tuvo gran devoción por éstas y otras muchas cosas.

San Frutos vivió tiempos difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos "por no amarnos unos a otros como Él nos amó", porque las rencillas, discordias y lo que dieron en llamar los historiadores "morbo visigótico" eran la regla. Ya san Isidoro nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores en todos los sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa nada al a ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en medio de la gran refriega religiosa entre trinitarios y anti trinitarios, arrianos y católicos. La Media Luna, que no se anduvo con arrequives ni remilgos, irrumpió por el Estrecho aprovechándose de nuestras banderías, sacando partido de la endémica desunión de la grey cristiana.

El lábaro verde del Islam flameó triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas que fueron asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros para abajo no quedó ni una sola cruz alzada - eso para que ahora digan- y en la Córdoba de san Eulogio y de san Pelayo, éste, el único santo sodomizado de todo el menologio cristiano, por un califa de perversas inclinaciones sexuales, que lo mismo le daba a Abderramán bardaje que bujarrón, pues hacía a pelo y a pluma, ante su negativa a abjurar la fe y luego tirado a un muladar, las aguas del Guadalquivir fluyeron teñidas de sangre de cristianos, según revela el testimonio del santoral mozárabe y las propias Partidas. Los recién llegados no fueron un espejo de tolerancia. Se comportaron como horda invasora y el que crea lo contrario que refresque su memoria leyendo a don Claudio Sánchez Albornoz, que fue otro san Frutos, pero de Ávila, mártir laico de la verdad y por unos y otros perseguido. Debemos nuestro atávico sentido de la vida política a los taifas. Hay los que olvidan que este pueblo estuvo peleando contra el moro nueve siglos.

Desde aquella ocasión hemos sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel, había que practicar una moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por aljamía. Fue el caso de los muladíes cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados muslímicos que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que pasar por carros y carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a los califas la alcabala del viento o tributo de las Cien Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se registra en los anales.

Pero los más hubieron de liar sus petates y enfilar las rutas norteñas. La España de los mozárabes poco se diferencia de la Grecia ortodoxa que describe Kazanthakis cuando irrumpe el turco en sus lares. Cargaron con los huesos de sus muertos y buscaron la desenfilada de las cuevas inaccesibles y de los caminos no frecuentados.

El Poema de Fernán González en dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:

"Tomaron las reliquias - todas las que hubieron.


Fuyeron por Castiella-así la defendieron"
Este pudo ser el caso de Frutos, de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.



Asqueado de la corte y desilusionado del mundo se apartó de él para mejor servir a sus semejantes y es así que el Señor le otorgó el don de interceder, de curar, de mirar las conciencias por dentro y de profetizar. Es una figura clemente y compasiva, una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de los filisteos sin perder la compostura una sola hebra de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos hace falta.

Por eso su fiesta, tras una eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una interrogante recia sobre la institución matrimonial, después de la crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en candelero. El pueblo nunca suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que le echen y los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es así que san Frutos el misericordioso está de moda.

No es tan sólo el interés ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos también a nosotros nos preocupa.

Su ermita está situada en un lugar escarpado, la espadaña en forma de cruz tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la cúspide de un farallón y habitáculo de la última reserva de rapaces que quedan en España, por el predio de Caballar, atravesado por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.

San Frutos funge como abogado de las mujeres vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad han instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero, convertido en varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se abrirá una vía de salida para que lo que humanamente carece de solución -Dios hace otras cuentas- se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos salvos. Por una vez vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal fracase.

Este Moisés de la Tebaida nacional de los castros apartados, tierra cenicienta donde se yerguen el serpol y el hinojo y hunden sus raíces perfumadas la encina y el junípero protege a los que sufren el desamor, nadie sabe por qué razón, pero también es abogado de las que padecen hernia a los que por allí llaman "quebraos". Se le invoca contra toda dolencia o malestar, pero, sobre todo, es como una deidad doméstica, un socorrista de primeros auxilios. En su persona se reúnen todos los manes, lémures y penates de la corte celestial. San Frutos siempre está de guardia tras el mostrador de urgencias. Fijo y perseverante como un tótem de bondad.

-¿Qué te pasa, hija?

-Pues que él me pegó, que no hacemos más que regañar.

-Vaya por Dios. ¿Y eso será irreversible? Un poco de aguante.

-Es que -dice la vapuleada titubeante- ya no nos queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.

Cantinelas como ésta las debe de escuchar el bueno del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un confesonario que le ha asignado san Pedro para que atienda los casos desesperados del servicio de urgencias. En la actualidad con tanta falta de conllevancia, nadie aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones de la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no fuera así ¿de qué iban a vivir si no los retratistas surales y gacetillas rosa?

La fidelidad, la castidad, la modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la biología patas arribas. La vida va al revés.

Por eso san Frutos, que debió de ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace.

Si su colega san Antonio era el encargado de buscarle novio incluso a los casos más desesperados, el pobre san Frutos acomete la desagradable labor de venir con los municipales para recoger los restos de la vajilla que se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina con diez navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de amor eterno. A veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en particular, evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores.

Es un santo moderno, en pleno vigor, encarnado en una época de empalme de caminos y de paso a la fronteras, cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en medio de muchos estertores de crónica negra.

En esta tesitura global, porque la violencia doméstica no se circunscribe a la península Ibérica sino que es flagelo que azota a todo occidente, es cuando más hace falta una figura que ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la duda y el desconcierto en que parece que nos hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto velarse el rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras moritas en los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue reclamando el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la crudérrima ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro carnal.

No en vano Shakespeare dio vida a este problema que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el monstruo de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente, víctima de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta.

En eso que nos llevan de ventaja a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara a sus parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la adúltera y los imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos parece que nos movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a poner la otra mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos salvando a la derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el alabastro de la dulce y tan pecadora mujer de Magdala.

En este mundo de contrastes entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue en vigor hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente desnudas de nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por carencia de medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te emborrachas, esa es la fija.

El efecto multiplicador del cuarto poder con su arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos púlpitos que son las ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de resonancia. Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de neón. Salimos a víctima de la violencia doméstica casi diaria.

Estos males, que siempre tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de "mujeres del mundo uníos". En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas de vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban en la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando?

En desquite de lo morboso, el crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le quiere dar. Es más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia de Dios en la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando entre nosotros.

La flaqueza del barro en que hemos sido fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en las mismas con nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo. Puede que san Frutos eche un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni los moralistas furibundos ni las feministas del moño retorcido. Más valdría morigerar un poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o de casquería. El alza de mira de la lente del espejo público no debe estar en la explotación morbosa de los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay intereses en juego para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra: pornografía más violencia. Es un círculo vicioso.



El efecto mimético de esta corriente llega a los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas vinieron a dar en campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la bicha no deja de escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios en los que tampoco se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida rápida. ¿Qué tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que unos días se hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y de la Campana de Huesca. ¿Te acuerda de lo de entonces? Pues ahora sufre. La máscara plateresca del Arzalluz retador y amenazante se ha convertido en una pesadilla que recuerda que en este país donde existe hoy una paz precaria hubo campos de minas, dinamita y trinchera. ¿Qué es lo que quiere el burro ése?

A este paso no va a quedar títere con cabeza.

La autoridad del cabeza de familia por los suelos y postergados sus derechos, la manumisión de las señoras ha traído un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo de quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a criar complejo de zángano de colmena al que las obreras humillan y desalojan de su celda por parásito e inservible. Cuando ya no eres apto para la creación, la patada, y esa calamitosa y precaria situación de marido y de paterfamilias que tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de su corral, donde más se percibe es en casa.

Como la mujer trabaja fuera y los hijos no se emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el guerrero de todos los tiempos se imponía y se lamía las heridas. Actualmente es un epicentro de borrascas agitado por maremotos y donde suenan las voces, son constantes las fricciones, y las amenazas derivan en reyerta. ¿Qué hacer?

Con tantos problemas y con tan escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y parricidios. El hogar altar sagrado de la vida de un individuo, conforme lo entendían los romanos y lo asimiló el cristianismo, se transforma precisamente en lugar de acampada sin raíces estables, en mansión de las sombras y un pedazo de ese infierno portátil anticipo de las tinieblas exteriores.

Como el mal no presenta visos de desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un síntoma de infelicidad y de males que enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que ver con el morbo visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone a la rivalidad y la discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar las apariencias pero lo cierto es que no hay buen ambiente.

Se dibuja entonces sobre el horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la intolerancia mortífera de rivales. Por eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia nos convirtió en un pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y blandos y papanatas hacia lo extranjero. Nos damos besos y abrazos al saludarnos pero en el fondo qué poco nos queremos.

La familia refleja ese trasfondo de desavenencia no solidario y banderizo que nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y casi una docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo nos queda recurrir a la lotería y al milagro. Los santos, por lo demás, están ahí, forman parte de nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una ruta de esperanza. Su ejemplo y su protección nunca nos faltarán.

San Frutos era un cortesano huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se produzca la desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total. Harto de aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre los pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor sarraceno sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun hoy lejos de la civilización y habitáculo de alimañas.

Le tildaron de loco y de tarado pero Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales del Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados beréberes que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta.



Los reinos del último godo se vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el terreno al invasor. España se desintegraba en medio de conmociones personales; la corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza visigótica habían caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales, el gusto por la riqueza y la molicie se habían hecho endémicas. Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el fantasma misterioso de la traición, la conjura y el asesinato que se cierna amenazante por la historia de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa pero fue así.

Hubo miseria moral a causa del lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y esa congoja apocalíptica que se conoce bajo el nombre de "presura" y que pone a los pueblos en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego estaban los trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos extraños en el cielo esto es apariciones con los que el brazo de Dios intentaba meter en vereda a los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y que practicaban el contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena que no estuviese allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar.

Por haberse encendido la iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron los torneos y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los templos a suplicar el perdón de la divinidad ofendida.

Por eso baremos puede ser, agrego, que la presencia constante de José María García machacona y hortera tras los micrófonos echando balones fuera o los trapos de la Campos "tele-ubicua" y baluarte del sistema de pan y circo con muchos muertos y muchas putas en el temario representen un argumento poderoso de que estamos llegando a las puertas de los Novísimos.

España en la encrucijada aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del acojone. Helo por do viene. Si es el Bush - déjenmelo que lo diga en inglés con la venia del querido patrón de mi pueblo- "we will be beating around the bush" (a pegar palos de ciego y que los golpes lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el poder lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las urnas dictaminen su opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del planeta estarán en manos de un subnormal... And a bull shall gore us. Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos pillará el toro a todos. El dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes divididas de este planeta. La sámara del abedul está desparramando sus semillas. Llega la hora de la siega.

Convendría en estos tiempos de alteración purificarse bañandose en las aguas pandas del Duratón y de postre cenar "jaroseth"a base de verduras cocidas en vinagre a imitación de nuestros antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de las maquinaciones de la infernal culebra que repta por los viales de la España emputecida y sea la triaca contra el veneno que sus babosos colmillos esparcen. Ya creo que se me entiende: preciso es regresar ante los eremitorios tutelares en los que se fraguó el espíritu de este gran pueblo invadido de falsos profetas disfrazados de periodistas que no son sino haraganes en guisa de filósofos y de políticos oportunistas con un ojo pipa que adoran al becerro y se pasean enseñando la foto de los reyes domésticos. Mucho daño nos hizo porque fue maldición bíblica esa fealdad fofa y bobalicona de los retratos goyescos a Carlos IV. Para librarse un poco del fantasma del Fernando VII conviene vestir la marlota del yermo. Alimentaos, hijitos míos, de miel silvestre, bebed leche de camella. Buscad la sombra de la espadaña que al proyectarse sobre vuestras cabezas del todo os librará de la desazón urdida por vuestro pecados. ¡Viva mi sexmo! Peregrinemos a la pedriza.

Los godos no pueden resistir las acometidas de las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo muy clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso.

Los soldados de Tarik quisieron prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza. Nada hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún respaldo de gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus hermanos, Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin embargo, cuando intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a los Cielos y tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a la Trinidad y en el momento en que se abalanzan sobre él los de a caballo se produce un corrimiento de tierra. Los soldados de Alá se precipitaron al vacío al abrirse una sima profunda que se puede ver en nuestros días, justo antes de subir la pendiente donde se alza la cruz de la ermita que fue un monasterio benedictino durante nueve siglos. La brecha tectónica (se abrieron las fauces de la corteza terrestre) queda ahí como un testimonio de que el Señor no se anda con chiquitas a la hora de brindar protección a los que elige.

No fue molestado más en adelante el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en son de turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel estrago, pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se guardaron sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de Segovia por Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de Oviedo, obispo primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano visigótico.



No obstante el culto a las reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín) arranca desde mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la espelunca donde pasó la mayor parte de sus días los monjes de Cluny se establecieron y fundaron un monasterio, directamente dependiente de Silos y que compitió en grandeza e importancia con el de Montecasino.

En este convento llegó a vivir una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla, la arrancó prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el desfiladero.

Otro caso similar vuelve a repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre Esther a la que el sanedrín local había condenado por adulterio al castigo de despeñamiento, cosa que se hizo con todo la minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó al suelo ilesa. Se encomendó a la Virgen y a san Frutos y saltó desde las peñas grajeras a una profundidad de unos cuarenta metros sin padecer el menor rasguño a su integridad física. En acción de gracias dejó la fe mosaica, abandonó a su marido, y entró en religión profesando en la Tebaida de la Pedriza, uno de los paisajes más sublimes de toda Castilla la Vieja. Es conocida con el nombre de María del Salto. La fisga popular que no es poca, porque aquí se saca punta a todo y se hace comidilla hasta de lo más sagrado, quiere echar a la provincia segoviana no sin su mucha miga de refitolero en cara su abundancia en hijas pródigas. Parece ser que ni María del Salto liberada por la Virgen de la Fuencisla ni la beguina del convento donde san Frutos oraba y a la que éste largó su cayado para que aterrizara con bien cuando la tiraron por el terraplén en volandas fueron las primeras. Tampoco serán las últimas.

Sin embargo, el refranero popular sigue adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta. Los mal pensados dicen que por algo será:
"Y de Segovia ni burra ni novia, y a ser posible tampoco la mujer"


En Caballar estuvo el desierto por excelencia, la retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones ganaban batallas a los moros, y el peor moro es un enemigo interior que llevamos todos en los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de los español podremos ser los españoles mismos en ese prurito inquietante por tergiversar nuestra propia historia.

El eremitorio conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete Altares, una especie de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un reclinatorio para encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos. El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la sierra donde los buitres de la reserva trazan círculos de concordia. Vemos alzarse una nube de traza espectacularmente polimorfa, casi se puede tocarla con la mano, tiene algo de premonición bíblica. Sobre el envés de este cúmulo gaseoso puede esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas acercan al éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo que el mundo desconoce; no podrán desgraciadamente captar su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados en sus negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la religiosidad en superstición y todo lo relacionado con las cosas del cuerpo en su fetiche. Leviatán asoma su perfil de chistera y pantalón a cuadros por la otra ribera del Atlántico, reclama que se le dé culto. Urnas y hornos crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos que tiran la piedra y esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos! La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr mucha sangre - virtual, claro está- a orillas del Guadalete, pero habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el anunciado renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas de los santos de la mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a las añagazas de la Tierra Prometida y del Paraíso de Alá. O del candelabro judío. Las ramas del crecal todas están secas porque pesa sobre todas ellas la maldición de la higuera. El Salvador no puede faltar a sus promesas.

Por ese cabo - todo habrá que decirlo - los peores fueron muchos curas y algunos obispos libeláticos que en aquella hora amarga pospusieron su fe a la razón y a los intereses de dinero y de poder. No fueron capaces de comprender porque se le escapaban las claves. Roma en el siglo VIII también claudicó y ahí están los Papas de la Edad de Hierro para corroborarlo. Cayeron las testas coronadas, se rindieron las mitras y las tiaras pagaron el tributo al nuevo amo. Cristo se retiró al yermo. Ahora resuena desde allí también su voz. Sólo unos pocos la escuchan. Si entablásemos escuchas en estos paraderos, comprobaríamos que la voz del yermo es renuncia y paradoja. Quien pierde su vida la ganará. Al fin y al cabo la Misericordia escoge a los perdedores- un pajarero, un mozárabe que abandona la Corte de don Rodrigo desengañado de la existencia, que no contemporiza con semejante estado de corruptelas y, que, perseguido, huye al yermo para esconderse de la mirada del basilisco- para manifestarse. Gracias a ellos, los planes siguen adelante, aunque esto no se explique del todo bien. No pertenece a nuestra lógica pero es así de cabal. Por eso nadie entiende el milagro aunque a veces se produzca sin que le veamos. Su presencia no acabará y seguirá manando el raudal de la fuente infinita. Quedad, pues, a pesar de todo, tranquilos.



Viernes, 3 de noviembre de 2000 (0:53 h.)



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Viernes, 24 de noviembre de 2000 (5:32 h.)





LA PILARICA

En el primer banco se sentaban los doce guardia civiles de guarnición. Era un sargento el jefe de puesto de la comandancia de un pueblo asturiano posado en un valle a la riba de un río. Hay que atravesar un puente sobre el ejido donde pasta alguna que otra "Cordera" maternal y que para mí seguirá siendo vaca abuela con todo lo que digan - el peligro hoy no es el matadero de Noreña sino esa extraña enfermedad que trae a los ministros del ramo de cabeza: vacas locas- y luego se accede a través de una calle larga que se recuesta entre las peñas.

A mano izquierda hay un bar acera por frente del cuartelillo de la Benemérita y otro chigre más que se saltea con un taller de reparaciones de bici y un tercer figón más que regenta Mariano Proficuo dando a la plaza sombreada por la presencia de un carvajal secular cuyas ramas tocan los perfiles del alar de la iglesia y enraman como si fueran una pérgola del laurel de Baco la casa café de la panadera. Ésta debió de ser una mujer de buen ver pues más que comediados los setenta y próxima a los ochenta sigue pechugona ella y tan flamenca. Tiene el pelo rojizo y fabrica unas enfiladas exuberantes y tiernas igual que sus pechos.

Se la podría componer algunas endechas y dirigir unos buenos cantares a esta panadera comprensiva y rumiante que se trae un aire manso y ejemplar con las vacas que pacen en el sel de la entrada pasada la ferretería de Carola después de virar por la curva y ya estamos en el ojo mismo del valle al que mi vivir o la fuerza del destino me trajo rodando por las pendientes de la casualidad o de un secreto designio que llevamos al nacer todos en la frente y cuyo sentido oculto vamos desmadejando cada día de nuestra existencia. Nuestro porvenir cuelga de los cuernos enroscados del buey Apis.

Pues era el día de la Columna Nuestra. La Virgen sonreía en su trono de jaspe de su altar lateral en la iglesuca íntima llena de fervores tutelares y el anagrama mariano por todas partes; templo de traza cuadrada muy propia del arte visigótico que no utiliza el círculo para nada. Diseño primitivo y rural, la traza románica conocería siglos adelante las excrecencias prendas y arrequives del barroco. En la nave de la epístola había un altar que representaba con mucho entremetimiento y pompa el árbol de Jetsé todo de colorines, muy rural, primitivo y tosco pero con un resultado que no podía ser más certero porque inducía a centrar el alma en el recogimiento. Un movimiento de piedad al tiempo que una sonrisa embargaba al visitante. Debajo del coro había un confesionario de castaño de traza cuadrada en cuyo dintel ponía el número de su data. Había sido construido en 1808, fecha evocadora de muchos sentimientos en cualquier español por poco patriota que se sienta un español. La junta de Asturias fue la primera en alzarse contra Napoleón. Esta comarca verdadero riñón de los concejos y cabildos todavía resulta efervescente en todo a lo referente a nuestro pasado. Por eso aquí se siente con más fervor que ninguna otra parte el sentido de la fiesta nacional. Al menos yo vibré el doce de octubre del 2000 con toda aquella escolta de gastadores rindiendo honores ante el altar mayor.

Tengo que decir que el arcipreste don Quintín pronunció un sermón muy sentido de los que por desgracia no se escuchan en nuestro templos desde que dirige los designios de la barca de Pedro ese polaco tan misterioso y comprometido con los poderes fácticos de la trilateral. Por eso tengo que aducir que la homilía del humilde sencillo cura de aldea me llenó de consuelo. Don Quintín, pequeño, algo calvo y rechoncho al que yo convido a culines o a una pinta en la taberna de la plaza adquirió ante mí una elevada talla moral que sobrepujaba a la del propio cardenal primado o el purpurado de Madrid. Porque si los príncipes de la Iglesia compasan y comanditan, transigen, tragan, ponen el cazo, acepto, lo que tú digas, vamos allá, París vale una misa, etc., con el orden terrenal los humildes clérigos de misa y olla se desentienden de esos planteamientos acomodaticios generales. Se les obliga a vivir hombro con hombro cabe el pueblo, sus problemas reales, sus zozobras, lejos de la retórica curial, los rescriptos y bulas papales; en una palabra, el Jesús de carne y hueso, hijo del carpintero y de María, el que talaba arados, mesas, ventanas, algún yugo de ciprés, la ventana que salía de sus manos no la carcomía la sarcoma, ni se abría con el viento recio de marzo, vedaba entrada a los ladrones.

Pero aquí estamos rozando uno de los enigmas más maravillosos de esta institución de origen divino a la cual los hombres bulderos y boleros han querido transformar a su capricho. Querían una iglesia hecha a su medida como una dulleta de encargo pero lo cierto es que a la institución empecatada y corrupta ya que siguiendo las indicaciones de Montesquieu -¿no fue el que dijo que todo el poder corrompe y el poder absoluto más todavía?- sólo le puede lavar la cara un san Francisco. Así la iglesia quedará a salvo de la ignominia gracias a un diácono.



La Tradición puede operar maravillas en misa de doce. En la ceremonia aleteaba un sentir antiguo que conectaba el presente con el pasado y nos colocaba delante de la mirada lo acontecido hacía muchísimos años y es que la memoria puede operar milagros. Es un divino don al que ahora combaten con tanto empeño los que hablan de borrarla en aras de su invento. Está visto que el legrado de memoria es uno de sus objetivos. Quieren convertirnos a todos en sapos y se inventa monsergas y acuñan consignas para que nos convirtamos a sus intereses. Tendrán bastante trabajo si de lo que se proponen es hacer que baje de su pedestal la Virgen del Pilar.



 

 

 

 

 

 

CRISTO ES UN ESTORBO

Por Millán Sacramenia Artedo.



"Yera moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque yé blanco, y ya non val". La sentencia que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la categoría de la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque la andanada era global, de esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que traen los papeles se ha vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas todos estos torpedos a la línea de flotación del barco de la fe.

Otro de los contertulios, Toñín de Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la "curuxia" en los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas descendían nubes muy negras amenazando una vigilia metida en agua:

-Tras el carru volcau to son carriles, nin.

-Caguen mi manta quien quitarnus la fe.

Se había entablado una polémica y hubo quién acaloró se.

-Es creer en lo que nos vino, que bien me recuerdo de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na escuela.

- Y no vimos - precisó Volo Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.

-¿Qué tendrá que ver el color de la piel? ¿No dicen ahora que no hay que ser xenófobos?

El color, la raza, la flaqueza o la crasitud, la fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren en la sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a la naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la "Nueva España" incluso es una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz, carrus volcaus, y de esa involución que ya está llegando.

La Summa tomista hablaba del color de la piel como atributo de accidente. Ser blanco o ser negro era como ir descalzo o con botas, estar sentado o de pie, ser miope o tener vista lince, con la espalda tiesa y bien trabada, o cargado de hombros, tener la cabeza en forma de paralelepípedo, cráneo torreado, o de forma alargada y hundida, batiscafocefalia, se decía cuando estudiábamos Prosopografía, ser braquicéfalo o dolicocéfalo.

Una de las grandezas mayores de la Iglesia es que nunca ha sido racista. Cierto, la más primitiva, la del rito maronita, irrumpió desde Abisinia y hasta san Agustín estuvo enamorado de una nubia a la que tuvo que dar carta de repudio por injerencias de su madre santa Mónica la cual le tenía echada el ojo a una mitra y en aquella época los casados no podían ser obispos. Las mujeres nubias, por otra parte, desde la Reina de Saba a esta parte, pasan por ser las más hermosas de toda la raza humana. "Nigra sum sed phormosa, filiae Jerusalem", se canta en el Oficio Parvo.

Pero aquí la gente sigue tomando el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres, porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la impostura.

Borran su memoria y siguen aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes y rábulas de la impostura. El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin pruebas aduciendo testigos falsos. Ora echan mano del libelo, ora de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo científico avieso de malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para que embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El caso es volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del revés.

Les exaspera la figura doliente del crucificado. Se encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone y una parte de ese lienzo se conserva en la catedral metropolitana de la Transfiguración de Oviedo, dedicada al Salvador. Este paño fue el punto de órbita del tan traído y tan llevado culto a las reliquias, y fue polo de atracción de romeros medievales, antes incluso de que se organizasen de forma estructurada las peregrinaciones a Compostela. Ya Alfonso VI en 1085 acudió al ara mayor ovetense para dar gracias por la toma de Toledo. La reconquista del adarve toledano representaba un regreso al punto de partida, un triunfo de la causa cristiana, que tantas persecuciones costó y tantas lágrimas. Toledo y Oviedo suenan consonantes incluso por lo parecido de su toponimia. Fueron sendos baluartes de los godos.

Hay razones fuertes que inducen a suponer que Oviedo, el antiguo templo de Júpiter, que cambió la advocación de su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la recuperación de las ciudades y del territorio de los que fueron erradicados a causa del empuje islamita los herederos de don Rodrigo el carbayón troncal de la estirpe jugó un importante papel.

No hay más que leer a Nikos Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que hoy se está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la "pressura gentium" del que nos hablan los sinópticos, con las mismas características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni peregrinaciones no hay fe que valga, pero "Cristu yera moru", nos dicen los expertos anglosajones. En el Beowulf, en la Chançon de Roland y en las antiguas etopeyas europeas hay referencias a esta pressura gentium. En el Poema de Fernán González, anterior al "Mío Cid" podremos leer:

"Tomaron las reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la defendieron."

Que se cometieran abusos no lo niego y que haya catalogados en todo occidente más de cien mil astillas del árbol de la cruz que supuestamente encontró santa Elena, tampoco. Todos estos vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y algunas aun se veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor de la Virgen, un mechón de los cabellos rubios de Juan Evangelista o la correa de las sandalias del Bautista. Sin embargo, habrá que poner en cuarentena todas esas conclusiones que publican oportunamente, coincidiendo con las grandes fiestas del calendario cristiano y que han sentado precedente de costumbre - una forma como otra cualquiera de amargarnos las pascuas a los creyentes -y airean los expertos cibernéticos, puesto que no suelen servir a la verdad, sino a intereses ocultos. Son la voz de su amo. Y la impiedad está al acecho. Ahora sólo amagan, pero, en cuanto tengan expedito el panorama, darán de veras. Vuelven a anunciarse grandes persecuciones.

En este tiempo de carros volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas; los versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el grado de especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que razonaban mis amigos del chigre. Para mí valen mucho más que las conclusiones de los expertos. Los últimos serán los primeros. Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que cumple, no como los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con sus monsergas de "España va bien".

El logogrifo del 666 se estampa en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes del dinero que mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado (me enseña un amigo un exhorto de la audiencia de Pravia para comparecer a un juicio de faltas, que luego resultó ser una infracción de Tráfico, porque el interfecto le había leído la cartilla al número de la Benemérita diciéndole que no toda la culpa de los muchos muertos que hay en las carreteras es de los que se toman un culín de más en las espichas y se van de folixia, huyendo del aburrimiento mostrenco o de las malas jetas de nuestros hogares, donde el odio se condensa, porque el hogar ha dejado de ser sancta sanctórum de la libertad para convertirse en duerno y abrevadero de imágenes, en sede de la insolencia más procaz, sino la violencia, el odio y la mala hostia que se respira en esta España de nuestros pecados, no somos lo que se dice una sociedad relajada y feliz) el número de la bestia aparece allí.

La maniobra que se esconde detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar con toda una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza blanca, rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los contornos en relieve de la Sábana Santa turinense. Las pruebas del carbono catorce surten evidencias de que no se trataba de un hombre del medievo sino que la fija de su fallecimiento finca hacia el primer siglo. En el sudario se encontraron vestigios de plantas hoy extintas y que se desconocían en Italia porque pertenecían a la flora Palestina. El perfil del amortajado era el de un ario de rostro alargado de miembros proporcionados que recuerdan a los cánones de Filias y Preexcíteles más que a los de un judío típico con ese pabellón nasal que diferencia a los hebreos - no es exactamente una nariz ganchuda sino un perfil que contorna la boca y el arco ciliar coronando la peana de un labio carnoso y sensual-, lo que ha llevado a los antropólogos a conjeturar la posibilidad de que hubiese algo de griego en la estirpe de la tribu de David. A Jesús luego se le tendría al menos como un judío helenizante lo mismo que a san Pablo.

Esto no es la sustancia. Es el accidente, volvamos a insistir. El meollo de la cuestión no descansa sobre su aspecto físico sino en la perduración de sus enseñanzas. Lo que prometió se ha cumplido. La Ciudad Santa fue desolada por Tito así como sus misericordiosas palabras acerca de la mujer pública: "Allí donde sea publicado este evangelio en el universo mundo todos tendrán noticia de su nombre". Los griegos dominaban la Decapolis o conjunto de ciudades donde se desarrolló la mayor parte de su vida pública. El Nuevo Testamento fue escrito en griego, a excepción del de Mateo, y hay muchos aspectos de la Palabra que recuerdan las normas de conducta de las enseñanzas de los estoicos y peripatéticos: el desdén de los placeres, el perdón de los agravios, la contemplación de las maravillas de Natura.

En el amor a los pobres y a los oprimidos, en su rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los fariseos, los miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza. Era un peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad y el brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la incriminación que el pretor romano que desde el principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse las manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás. Pilatos irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de los pontífices. Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían ante el emperador, sancionó la crucifixión, que era entonces el tormento de la ignominia, la peor forma con que podía acabar un ciudadano romano.

Cristo plantó cara al viejo orden. Estorbaba entonces y estorba ahora. El anatema de crucificale sigue agitándose macabro en los labios de los globales, los cuales - esto no se olvide- so capa de democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la propia memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las tácticas con que lo persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más originales que los Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos. Loco. Se hizo pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba demonios en nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a Él y a sus verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado extramuros del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las excomuniones episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de mantener preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos sinalagmáticos de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para los quemaderos inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos. Todo por no adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros.

No he visto película más alevosa que una protagonizada por Antonio Banderas y que se titula The Body, toda una diatriba contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la divinidad de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la resurrección. La daga venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no podía ocultar el brillo del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un planteamiento inteligente y consecuente desde la primera a la última de las secuencias. Pero, una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los otros judíos, los de la rama farisea.

Casi desde que inició su andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y querellas, amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los valores espirituales sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un único argumento: ser esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de mujerzuelas y débiles mentales.

Nietzsche, el cual tal vez había leído demasiado a Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de descubrir las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la contradicción y en todos aquellos que se han obsesionado con un único tema- blasfema: "Ese conjunto de afeminados son los enemigos de la raza superior, lo ario". Para el pensador teutón el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino que su fundador era un invertido.

Pero Arrio, siglos atrás, había sido seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de la diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda persona de la Trinidad en la que se inspiró el esclavo de un rabino judío, que era hombre rico. Me estoy refiriendo a Mahoma. El que había de ser azote de los cristianos tras la muerte de su amo y los desposorios con su viuda llegó a ser un hombre rico. Primera hégira. Un ángel del cielo le trae escritos los capítulos con todas sus suras del Alcorán. Sus seguidores viven en la ceguera siendo su religión un pisto o digesto de noticias y creencias del antiguo y del nuevo Testamento en los que se agazapa el arrianismo que practicaba el monje Sergio uno de los asesores del Profeta como las constantes genuflexiones o prosternaciones que se practicaban en los monasterios de la Tebaida. De los judíos tomaron la costumbre de no comer cerdo y de practicar la venganza y sigue a los nazarenos en sus prédicas en favor de la sobriedad y de la abstinencia de toda bebida fermentada. Hicieron suya la ley del Talión pero hay elementos paganos en este digesto de dogmas y de supersticiones que es la ley coránica, como santificar los viernes. Era el día dedicado a la Venera o diosa Venus. Su culto no posterga la lascivia ni todas las sensualidades del trato torpe por lo que asumimos que el mahometismo es religión cuya puesta en práctica no resulta del todo difícil. Es muy humana porque otorga a los instintos todo cuanto le apetecen, en contra del cristianismo que es ley arduo y fragosa que manda estar en todo vigilante, devolver bien por mal, amar a los enemigos y glorificar y adorar a la Trinidad, algo inconcebible si no se adscriba al código místico de la verdad revelada por la fe. A la legua se nota la vileza de condición de su fundador que era arriero o conductor de caravanas de camellos. En uno de sus viajes el auriga trabó contacto con un rico mercader hebreo al que acompañaba una escolta de renegados nestorianos y arrianos que eran gente versada en cosas de religión. Las escenas violentas que había presenciado durante el tiempo como faetón de camellos en mesones y posadas le hizo aborrecer del vino del que precave a sus seguidores. Él no podía ingerirlo pues era epiléptico y cuando le daba la gota coral quedaba como muerto. En esos trances decían los recueros que le seguía que quedaba como transpuesto y que recibía iluminaciones del cielo y que una paloma, el Espíritu Santo, bajaba del cielo, y, posada en su hombro, le intimaba las suras del libro de los libros. No hay más dios que Alá cantan los santones en lo alto de las torres a partir de entonces. Y no hay más cera que la que arde y si no aceptas pues te pasaré a cuchillo. Lo corean constantemente sus cadíes en una repetición de las cantinelas de los hesicastas; así la melopea sube a los cielos y de los viejos monjes griegos también heredaron el "tasbib" o rosario cuya cuentas se pasan el día entero acariciándolas con los dedos para matar el hambre o acallar la tentación de fumar. En las mezquitas el Alcorán enfundado en un repostero verde colocado debajo de una espada destacan por su sencillez y su decoración aniónica, herencia de la iconoclasia de Constantinopla. Mohamed, dicen, había nacido para profeta por que habló en el vientre de su madre, el arcángel san Gabriel vino a consolarle muchas veces, una burra habló en su presencia y luego la luna la partió en dos, de ahí viene lo del creciente, una higuera le vino siguiendo por todo el desierto de Arabia Feliz para escucharle y no se secó que siempre permanecía verde y daba brevas (éste es uno de los siete milagros) y al final de sus días descendieron los ángeles y depositaron su cuerpo en una zofra de color verde y el cuerpo subió al cielo lentamente. Mientras, uno de los suyos gritando no te vayas quedó colgado de uno de sus pies quedándose con una parte del cuerpo del profeta. De ahí lo del zancarrón de Mahoma que se venera en Meca junto con la piedra de la Caaba que bajaron los ángeles del cielo cuando vinieron a por él. Todas estas fantasmagorías suenan a secta pero han dado paso a la religión que lleva camino de convertirse en la primera del mundo.

No quería enemistarse con sus paisanos de la Arabia sino halagar los principios y exigencias animales de la condición humana. Les permitió tener cuantas mujeres quisieran. Nueve tuvo él. Vengarse de sus enemigos. Todo con tal de que sus súbditos se prosternaran para adorar a Alá cinco veces al día. Una religión que todo lo que sancionan los bajos instintos permitían y que prometía la arrizafa, un jardín de goces sensuales en la otra vida, habría de propagarse rápidamente. Y así fue. El Corán no es más que una pepitoria donde se condimentan creencias, doctrinas de los dos Testamentos en comandita con supersticiones autóctonas. Cristo había predicado la renuncia, la continencia, que sólo lo bueno es útil, aunque sea tenido en poco a los ojos mundanos, porque el Padre celestial hace otras cuentas. Insiste sobre todo en lo que los peripatéticos consideraban una de las premisas de la felicidad y la paz interior conocerse a sí mismos. Gnosce te ipsum.

Pero tampoco pidió imposibles. El hombre nunca será probado más allá de sus fuerzas. Exhortaba a la perfección a la vez que explicaba en la parábola de los talentos que no a todos se les puede exigir lo mismo. Nunca habló del celibato y siendo casto como lo fue nunca hizo bandera de la gazmoñería. Amonestó a los que querían dilapidar a la adúltera. Los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. Instituyó el sacerdocio. El celibato nunca. Alternaba con alcabaleros y mujeres públicas, para los judíos epítome de impureza.

Los que han convertido la fe en una obsesión genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan en el hito. Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el canon de la continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no fue hasta ocho centurias más tarde en que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de Aviñón y autor del "Colirium contra haereses" que no la impone en su archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese cura protesta poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de Talavera, que estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: "Eminencia, quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a sus apóstoles que se casaran".

De poco le valdrían las reclamaciones al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo, etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que envió al patíbulo al autor del "Testamento", pocos habrían leído los colirios contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste algo débil habiendo "mozes" por medio y puñetero, o con sus fervorosas loas a la Virgen María.

De lo antepuesto se desprende que esta magna cuestión genésica en la que los curas no han dado ejemplo no embarga el verdadero depósito de la fe. No es sustancia sino accidente, igual que el color de la pigmentación del rostro del Crucificado, varón de dolores, hermoso rostro que veneran los siglos. Tanto da que fuese ario, chino o etíope, como es lo más probable puesto que la estatuaria oriental así lo ha venerado a través de sus iconos que nos lo representa como un abuna abisinio de rasgos majestuosos y ojos penetrados de clemencia. El amor es la esencia de esa religión que tantos predican y tan pocos practican. Sobre él descansa su fuerza y su esencia radica.

Aquí la coartada es perfecta. Todos estos rasgos de naturaleza periférica se nos presentan como la médula y nada tienen que ver con el depósito de nuestro credo. Madre ¿por qué callas?

De lo que se trata mediante la elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los valores, atacar a la Iglesia aparente por la esencial. Se trata de melindres que esconden un anticipo de la persecución venidera. Cristo les estorba a los globales y a las fuerzas oscuras porque Él ya lo dijo: "Todos los que dan testimonio de la luz están de mi parte".

Ellos, sin embargo, erre que erre. La labor de zapa continúa mientras en el Vaticano no sólo miran para otro lado y como no los pueden vencer se han unido a su facción. El carro volcau y todos son carriles. Pero a pesar de todo cualquier día de esto puede aparecer un diácono como era Esteban o como eran Francisco o era Efrén que haga que las cosas vuelvan por donde solían. Quizás el bueno del curín de don Acisclo tendrá que cambiar la imagen del Cristu. Las cuentas no nos cuadran.

Ahora parece que todo se ha salido de madre. Paciencia y barajar, que diría Cervantes.



 

Miércoles, 18 de abril de 2001 (21:22 h.)



 

 

 

 

 

 

 

CAMÓN AZNAR AUTOR DE UNA GRAN NOVELA

SOBRE LA VIDA EN ASTURIAS PASADO EL TERROR DEL AÑO MIL.



Por Antonio Parra Galindo.



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Cosa cierta es que los seres humanos tenemos una querencia espiritual y afinidades misteriosas que nos conducen por una vereda determinada, por unos derroteros tan diversos e inextricables como pueden ser la trasmigración de las almas, las coincidencias en los paisajes, la comunión estética o la participación en unos mismos afanes políticos. Hay que hablar de la polaridad, de la atracción de los cuerpos pero también se da un irrefutable magnetismo entre las almas. Al entrar aquí habría que explayarse en tratar todos esos vértices esotéricos que no explican del todo pero que en cierta manera coadyuvan a vislumbrar algo del misterio del cristianismo, la más verdadera de todas las creencias y la más perfecta dentro del piélago de dioses falsos a los que la humanidad adoró siempre.

Se nos ofrece pues una metempsicosis intelectiva que nos instala en un grupo o en una capilla específica, pero nuestros maestros, nuestros profesores marcan las almas. Ellos fueron la antorcha que guía y su voz resuena en nosotros de por vida porque los ecos de su voz no conseguirá extinguir la muerte.

Camón Aznar fue profesor mío de Arte, recuerdo con fruición y embeleso aquellas clases en la Facultad de Filosofía complutense de ladrillo rojo y de planta funcional en los inicios de la década prodigiosa de los sesenta. El aula donde impartía cátedra este aragonés con aires de despiste nacional daba vistas a la Sierra de Guadarrama so un jardín de rosales y cedros y la diafanidad toda de Madrid envolviéndonos, cobija de amor y de sabiduría, esa luz cruda y entusiasmada, aires cortantes de cuchillo, ese viento de Madrid que mata un hombre y no apaga un candil que tanto miedo en el cuerpo le metía a Clarín al que hoy recuerdo a los cien años de su muerte, se nos fue un día de Corpus de 1901, y un mal aire que se le coló de rondón por la barriga, un mal aire de Madrid, acaso un berrinche, se lo llevó a tumba en Oviedo una mañana en que cantaba el raitán en su pomarada. También Clarín ha sido en literatura mi parangón. Su prosa calada de belleza encuentra un eco en la de este aragonés trasmontano y cuya trayectoria vital tanto tiene que ver con Asturias.

Siempre que bajo a San Martín poso en la tienda de mi amigo M. Méndez Vigo, el hábil Manolín con sus manos que todo lo componen y cualquier artilugio reparan, perito en amistad y sobre todo gran ingeniero del alma, que está frente por frente de la casona que tenía Camón en ese valle de Luiña cuyos paisajes saltan a sus páginas porque se enredaron en sus sueños porque también a él Asturias se le coló de rondón en el alma con la magia indeleble del "culiebre" y quedó prendido de la canción de los labios de una xana.

Es una casa de planta moderna de tres pisos, galerías acristaladas. Palmera real da escolta a su antojana y de estilo funcional. Cupiera suponer que uno de los hombres que más sabían de arte románico y mejor lo explicaron habitase una de aquellas casas blasonadas con portón y estragal, balcones corridos, hastial de piedra que se dan tanto en el país, los que describieron nuestros clásicos del XIX. Pero no; prefirió la modernidad y el confort indiano. Él era un hombre austero y de costumbres sencillas, adusto en apariencia como su cara. Tenía un rostro que de tan trágico resultaba lo puramente español y sus ojos delataban a todas horas embeleso y pasmo. Dicen que uno continúa vivo hasta que le abandona la capacidad de asombro, el espíritu de curiosidad y Camón hasta el último huelgo la mantuvo consigo y nos la comunicaba. Su mirada bajo el arcosolio de aquellas cejas tan pobladas y negras, palio de curiosidad y de asombro que se asomaban cada día a un mirador cósmico, estaba siempre como huida pero atenta siempre denotaba esa sorpresa del que descubre e investiga, pescador de belleza en ubérrimos caladeros ocultos a la mayor parte de los mortales. Tenía el alma de llama y las espaldas algo cargadas del hombre estudioso, luego cuando se le trataba al viejo profesor larguirucho resultaba un hombre cordial, algo burlón, daba gusto oírle contar chistes verdes y chascarrillos en la fabla de Aragón. Se podía explicar al Greco mirando para el profesor Camón cuando acometía la exégesis del pintor toledano escanciando imágenes con aquella voz rajada que él tenía y tratando de asir lo inasible con aquellos dedos lardos como flecha apéndices de sus manos enormes, casi de cantero medieval con que accionaba durante la disertación. Algo estevado y con inclinación de hombros. Muchas horas sobre el pretil de un códice asomado a esos ventanales panorámicos de los sueños que son los libros. Nos parecía que el profesor se nos iba por las ramas y que siempre parecía venir a clase con resaca como flotando entre las gasas de una gran borrachera mística. Flotando. Eso. Al andar parecía que flotaba él tan habituado a conversar con los ángeles de piedra y a extasiarse ante las gárgolas habitando la región de los pináculos cósmicos. Sin embargo, conocía muy bien la tierra que pisaba. El Camón íntimo no tenía nada que ver con el Camón oficial, hermeneuta de los ángeles románicos, artista de la palabra, que parecía recién caído de un guindo por sus aires despistados y geniales o escapado de un códice cálamo en ristre.

Había en él como resonancias magnéticas de un trasmundo inabarcable. Era uno de esos hombres a los que encontramos por primera vez y su "cara nos suena" acaso de haberla visto en una existencia anterior. Ese mesmerismo es el fautor del arte, el que carga la turbina de la cultura puesto que la cultura se produce por asociación de ideas y es la resultante de un proceso de bilocación. Dios existe y Cristo está en la historia pero su santidad y su presencia es otra muy diferente a como nos la presentan todos aquellos cuyo todo y único afán ha sido apropiarse de su figura. No conviene darse muchos golpes de pecho ni exclamar "Señor, Señor". Los fariseos no entrarán en el reino de los cielos. En Camón yo llegué a entrever la existencia de un Cristo que se acercaba a la noción platónica de la divinidad. Todo lo de acá abajo es un calco imperfecto de la perfección que está arriba. Pero como Dios no es unívoco y san Anselmo ya lo definió utilizando un proceso silogístico de exclusión para adecuarlo a nuestra capacidad precario, como lo que no es, ni mortal ni finito ni visible, etc., tampoco a Cristo hay que contemplarlo desde un ángulo unilateral. Por eso hay un Christus "músicus", un Christus "praedicator" y otro "praedicatus", un taumaturgo, un demiurgo y un reo, un resucitado y un perdedor, el de la Ascensión y el de la bajada al sepulcro, un sembrador de parábolas que tuvo que emplearse con el látigo contra la "raza de víboras" y otro que fue escupido y azotado, un Cristo manso y un Cristo arquitecto y un Cristo poeta, y otro profeta, pero todos estos conceptos siendo análogos no son idénticos como tampoco es unívoco ni equívoco ni idéntico a fuer de universales la idea mariológica que viene a concretar y completar la visión cristológica como dos ramas de un mismo árbol, y para entender el arte y la teología hay que estar acostumbrado a moverse por el ámbito de la exposición conjunta.

La edad media prefiere presentarnos al Mesías como el gran triunfador, el Juez grande que se sienta en la silla de la majestad mientras el barroco se inclina por el Varón de dolores pronosticado por Isaías (otra versión diferente del mismo Dios real). La fe tiene sus lados sombríos. Es una cosmogonía acercándonos a todos estos misterios de lo trascendente de la gracia santificante. El arte en la medida que trata de explicar esa tutela sin tregua de la divinidad sobre el hombre que le sirve de refugio y amparo en su caminar a oscuras por el mundo de esta forma apoda y acoda a la teología. La existencia humana viene a ser como una gran romería jacobea del principio a final. Esta es la idea matriz de esta grandiosa novelita del profesor Camón Aznar. En vida no fue tan famoso como insigne, aunque debemos declarar aquí que eso del "famosus" tiene en Lat. Matiz de deshonra (no van descaminados pues los que usan la palabra con tanto albedrío), este medievalista de talla cuya obra poco conocida rinde homenaje al saber en libertad. Personalidad fascinante algunos de sus artículos de ABC han de considerarse de florilegio. Yo recuerdo aquella tercera del órgano monárquico - nada tiene que ver con el monarquita de hoy-de la calle Serrano en el que escribían mano a mano los Pérez de Ayala con los Azorín, los González Ruano con los Pío Baroja o el Ortega de la última época. Firmas triunfales. Festines auténticos de la literatura. La de Pepe Camón era una estrella con luz propia en aquel firmamento de estrellas del que sólo nos quedan hoy postes de la luz y jarrillas, mucha jácara y mucha paja debajo de nombres promocionados, novelistas de designación reconducidos de lo negro a lo blanco, ha estallado la bomba de mano de la vulgaridad, sus libros se nos caen de las manos de tan políticamente correctos como van. La crítica los acoge con palmas de tango a todos los "hit" y a todos los "must" que en tongo se deshebran pero hoy la crítica está reconducida y manipulada por amiguetes a los que las casas de contratación de la cultura sobornan previamente. Como van de trapillo a la televisión a comparecer ante el ratón de bibliotecas emblemático tránsfuga que mira por encima de sus lentes de inquisidor y detrás del atril de diserto parece una trinchera a punto de hacer fuego con una de avancarga y luego vaya y sonría con cara de conejo. Pero estos son los toros que hoy hemos de lidiar en este coso. No hay más cera de la que arde. Hay que escribir a cara de perro para hacerle una higa a ese carajo esperpéntico de lo "deja vu".

Un crítico era Clarín y un crítico como Dios manda era don José Camón Aznar. Prosaba con magnificencia y maneras elegantes de cardenal renacentista, manaba su palabra por aquel chorro de voz baturra y que luego se transformaba en melodía cuyos ecos acariciaban los arcos formeros de un empino de bóveda de cañón. La impostaba porque había algo en su persona de hierático perfil sedente, la majestad del pantocrátor. Nadie ha explicado el misterio del arte de Jaca en sus boceles, impostas, lucernarios, balistarios, ese mundo fantástico de los bestiarios cincelados sobre la piedra fabulosa con tanta solercia y cacumen como él. Era un especialista inter alia en códices medievales. Los beatos iluminados del arte asturiano nos van a llevar al arte románico que surge como una agradecimiento arborescente hacia la persona de Cristo cuando pasa el terror del milenario. Contrariamente a lo que se ha venido diciendo los capiteles románicos con sus endriagos y harpías, hipogrifos y dragones alados, reflejan ese amor a la vida en el reencuentro con la naturaleza.

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Hay que retrotraerse a la mentalidad del año mil. Camón era un especialista en el siglo XI. El pavor del milenio igualitario lo refleja en una de las más grandes novelas cortas que se han escrito en los últimos lustros En la cárcel del Espíritu. Es la historia de un monje bávaro que como expiación de un pecado cometido cuya evolución de psicológico refleja el autor con pluma digna de Dostoievski - es un pecado contra la fe, la caída en la sima de la desesperación, la gran aliada de Satanás para penetrar en el corazón de aquellos a los que quiere perder, desesperación que define por otra parte a nuestra época- se embarca en una peregrinación hacia Compostela. No llega a su punto de destino. Fray Lázaro viene a morir en un albergue u hospital de peregrinos en Soto de Luiña y que todavía sigue funcionando. Miguel Ángel, el del bar de la plaza al que llaman el diácono, sigue examinando credenciales y estampillando avales a los que pernoctan en el refugio con el mismo rigor y sentido de la hospitalidad cristiana con que lo hacían aquellos ostiarios de las posadas del Camino Francés.

El autor parece que tiene delante el hermoso paisaje de las Luiñas a la hora de escribir el libro; en los primeros párrafos habla de un "lugar en la llanura, rodeado de bosques y ceñido por la curva de un río" y trata de reflejar sin entrar en detalle cómo era la vida de un benedictino (¿Benitos o monjes blancos? Los benedictinos hacían vida comunal mientras los bernardos dormían en crujías o dormitorios corridos. Es el único anacronismo que encuentro en la obra, error mínimo).

He aquí una sala hipóstila. Los lechos eran esteras, el refectorio alargado con el púlpito empotrado en el muro. Mística y casta serenidad trasminan las páginas de "En la cárcel del espíritu". Es un viaje a un claustro donde el tiempo se amansa y donde vemos a los pendolistas de bruces sobre el pupitre del manuscrito en el que laboran con un pincel en la mano "que cae sobre el pergamino con la levedad del copo de nieve". Describe la sala capitular siempre resonante de discursos y la iglesia como un trasunto de un cielo humano y dialéctico con arcos que son como respiro de los espacios y pinturas que concretan los pensamientos inmutables. Es un lugar habitado por monjes descarnados de grandes ojos redondos que ocupan un espacio pero que no habitan en el tiempo, esqueletos de ideaciones apocalípticas. Cada vez que el sol enrojecía las gentes iban a encontrar refugio a los montes porque detrás de la sombra se percibía la silueta del dragón, observa el escritor corroborando al propio tiempo lo siguiente:
"En la crisis milenaria hasta las iglesias se vaciaron. Cada hombre arrastraba con su sombra su sepultura. En los monasterios sólo se leía un libro el del Apocalipsis y la preocupación de los comentaristas consistía en adatar a su tiempo las páginas descomunales del libro"

Este párrafo tiene hoy plena vigencia porque otro terror del milenario es el que acabamos de vivir o estemos acaso viviendo. Camón, que se nos muestra como eximio novelista, topógrafo del sentir y del latir de una época, describe a estos frailes que escribían e iluminaban y que parecían mojar el cálamo en llama y salían del minio colores que eran como "la cresta de un incendio", "ojos cuya redondez era la del mundo abiertos con el espanto del que ha visto morir al universo. Sus túnicas se doblan con las mismas curvas contraídas de las hojas secas al quemarse". Al redactar estos magníficos párrafos parece que tiene delante la talla de madera del Salvador que se venera en la catedral de Oviedo mostrando la majestuosa traza de un atlante que se yergue ante la amenaza apocalíptica y empuña como un cetro de paz la esfera armilar.

Pero el peligro ha pasado ya, los curas volvían a aprender latín y las tierras a labrarse, los antiguos manuscritos a ser copiados. "La pánica alegría de aquel momento se convirtió en gratitud hacia la divinidad. Un inmenso amor de redondez panteísta hacia la naturaleza y hacia Dios impulsaba catedrales y cosechas". Se vivieron años en definitiva de exaltación edénica. Lícito es preguntarse si a pesar de todos los pesimismos no estaremos abocados a una de esas grandes épocas de la humanidad cuando acabamos de doblar el cabo de los terrores milenaristas con todo Nostradamus a cuestas, las profecías de Malaquías y las predicciones de todos los estrelleros y magos de la New Age que hemos dejado atrás. El mundo, concluye Camón, volvió a ser de nuevo un paraíso sin serpiente. ¿Se aleja también ahora la tempestad? ¿ O los horrores que describe Juan- "tomó al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo, Satanás, y la encadenó mil años. Cuando hubieren acabado los mil años será Satanás soltado de su prisión y saldrá a extraviar a las naciones"Ap.20-7-8- pertenecen al hic et nunc de nuestra sangrienta actualidad? El estado emocional del mundo se parece bastante al de aquel entonces. La clepsidra implacable marca la hora global: tiempo de la Segunda Venida. Hace mil años los monjes de las iglesias asturianas le aguardaban encerrados en una celda construida en lo más alto del templo, en el sobrado mismo a la que se accedía por una tortuosa escalera de caracol.



Y a veces por una cuerda como entre los eremitas de la Tebaida, el monte Athos o entre los coptos. Para bajar había que descolgarse de una cesta. La contemplación por aquel entonces demandaba estas truculencias del Estilita encaramado en su columna para no contaminarse, torres de marfil penitenciales. En Santullano y en Santianes parece ser que quedan restos de estas cámaras anacoréticas. Era el éxtasis del vigía que escudriñaba el horizonte desde el campanario pero el Cordero tardaba en llegar. Oteaba desde las techumbres el monje pero el Amado se hacía de esperar. A la sazón puede que esta guardia se monte desde las páginas Web, aunque no hay constancia pero es suposición plena. Los cistercienses de ahora tienen turbios los ojos a causa del pervigilio doblado el raquis, difícil será encontrar a un contemplativo rectas las espaldas. La guardia sigue en sus diferentes relevos y parece que Dios continúa hablándonos desde el silencio. Hay quien hace la escucha siguiendo su rastro desde la garita iluminada. Abajo se condensan las sombras, los fantasmas nocturnos.

Sabemos que el protagonista era vástago segundón del señor de Klamheim con feudo sobre el castillo de Toeltz. Siguiendo la costumbre de la época sobre la primogenitura ingresó en la abadía. Allí fue feliz fray Lázaro hasta que el diablo vino a visitarlo atosigándolo con el dogal de la duda y la desesperación. Sus años de noviciado tuvieron ese carisma de la ondulación y melisma del canto llano. El cuerpo de los monjes está hecho para la liturgia, la melodía monódica que recorre las bóvedas con la elegancia del cisne en el estanque. El templo románico se convertía en un lago de beatitud donde hasta la estructura hipóstila desempeñaba una función de alabanza a Dios a través de la voz humana. Era un discurrir placentero por el perfil de los días y el turno de las estaciones materia y forma conjuntadas y sin diferencias entre el alma y el cuerpo. La vida monástica es una búsqueda de armonía y un anhelo de contemplación.

Era el cristianismo total a la sombra del Pantocrátor de la mandorla mística antes de la llegada de la peste franciscana, el principio del fin, el primer conato de reforma religiosa que iba a desembocar en las demasías de las guerras de religión. Era entonces cuando Roma no tenía tanta importancia pero la cristiandad era más católica, más universal y más libre. Los ojos se entornaban hacia Jerusalén. "No había fronteras en la fe ni en los pueblos, ni nacionalismos montaraces, ni cismas ni herejías". Por eso viene a concluir el autor: estos siglos que van desde el terror milenarista marcan el triunfo verdadero de Cristo. Algo que en la historia no se ha vuelto a repetir. Todos los que amamos a la grandeza de la Iglesia verdadera tendremos que suscribir esta hipótesis que Camón aquí describe maravillosamente. Los tímpanos románicos expresan asimismo esa idea célica del paraíso impersonal y cósmico, un empeño que sólo fue posible mediante el rescate de la sangre de Cristo. Es la ideación pura, el concepto teológico en carne viva lejos de las vivencias personales. El creyente sentía partícipe de una empresa total. A Dios no se le puede ver, tampoco se le puede nombrar. Es lo absoluto e incognoscible. Sin embargo, los que se acercan al arca santa de tapas nieladas, ese cofre de salvación de la fe en español, a contemplar esos ojos que acechan y perdonan, ojos del mundo redondos y opacos y esa sonrisa de la talla tan dulce como tosca o se prosternan ante el Pórtico de la Gloria consiguen una visión de ese reino futuro que aguarda a los que perseveran siquiera sea a través del ojo de cerradura que abren las arcadas románicas.

El autor va explicando el proceso con acuidad y pluma veloz a través de una prosa en el que el castellano recobra todos los honores de lengua espiritual apta para hablar con Dios y entusiasmarse ante los deliquios de la Virgen María. Entusiasmo es un endiosamiento y sin entusiasmo no puede haber cristianismo ni tampoco buena literatura. Es algo que sólo puede comunicar Dios a través de sus criaturas. Es privilegio del todo no de la parte y es ahí donde fallan algunos de los novelistas de aluvión el colmillo retorcido o que andan de medio lado que escriben en la España de nuestros días sino del todo. Por eso no lucen aunque traten de encandilarnos con sus mejores galas. Para sentar plaza de novelista o de crítico lo que hay que hacer es estar contra lo de entonces. Este sino de los tiempos nos recuerda a las plagas de Egipto y no queremos esta vez dar nombres. Demasiado revanchismo. Respiran por la herida. La cicatriz de la derrota les sigue superando de ahí que sus libros nos hagan recordar a verdaderos manaderos de pus.

En el estilo de Camón Aznar pasa lo contrario. Es una novela de tesis que prende desde el principio. Además, es uno de los cantos más bellos a la mujer que hayan podido escribirse desde la duda y desde los dolores. Lázaro viene a coincidir con el dictamen del protagonista del Nombre de la Rosa que de la misma manera devino en monje giróvago: los momentos de felicidad mayor no fueron los del convento ni los del éxtasis místico sino la noche que pasó en compañía de aquella muchacha a la que llegó a conocer casualmente. La crisis religiosa que padece hasta su exclaustración y la posterior condena abacial a hacer la ruta jacobea que en muchos casos equivalía a la pena de muerte porque el viaje estaba cargado de peligros y bajo la amenaza del hambre, la peste y los lobos, es una preparación del camino para explicar su estado de ánimo.



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El detonante de la crisis viene dado por una experiencia con la que no contaba: la muerte del maestro de novicios. La visión de su cadáver convulso y desesperado le hace reaccionar. El preceptor había practicado la virtud desde que profesó y seguido a rajatabla las constituciones de san Benito pero en el postrer momento, el definitivo, tuvo un instante de debilidad, resbaló en la duda presa de terrores incomprensibles que le acercan a la boca del abismo. La desesperación es un sentimiento específicamente satánico. Esa tentación a punto de expirar cuando más aprieta el diablo la tuvieron muchos santos. No hay nada más allá, el cielo está vacío; ese viene a ser el argumento. Todos los seres de la creación tienen un destino trágico, juegan la baza con las cartas marcadas, de lo que se colige: procede disfrutar aquí todo lo que se pueda porque si no hay otra vida todo estará permitido en ésta.

San Pablo fue acometido muy recio por los espasmos de esta duda pero la venció y fue arrebatado al séptimo cielo del que bajó diciendo que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que es aquello pero la serpiente antigua se atrevió a plantearle cara al Apóstol de las Gentes. Le llamó exaltado y lunático utilizando como argumento su gota coral. Parece ser que Saulo se cayó del caballo en un arrebato epiléptico.

Es una interrogante que parte las carnes de muchos creyentes y pasa agitándose por los cielos de la historia. Algunos la llaman el silencio de Dios. No todos tuvieron el privilegio de ser arrebatados como Pablo de Tarso a las alturas. Porque vio creyó y esta fe le hace increpar con la vehemencia que le caracteriza a la muerte preguntando dónde estaba su victoria y proclamar incluso "culpa feliz" al pecado de Adán factor desencadenante de la redención. Pero hay que insistir que no todos gozan del carisma de la claridad de la trasverberación que arranca las nieblas del error de sus intelectos.

El orante se ofrecen en oblación y ha de cargar con los delitos y lapsos de los otros. A veces la cruz resulta demasiado pesada y viene la duda del sepulcro vacío. He aquí a Lázaro de Kleimheim copista y amanuense de los libros santos en un monasterio de Alemania sumido en el laberinto. Siente que el cielo se le viene encima, gime y busca sin hallarla la salida a la encrucijada. El tiempo de rezos y el duro trabajo caligráfico que trazaba líneas y colores, rasgos, sobre los preciosos cantorales, no eran más que un alivio pasajero. Cuando en las cortas vigilias antes de Maitines sobre la estera o la yacija de paja que le sirve de lecho en la crujía hipóstila vuelve el gusano a roer y la tentación por sus fueros. El cielo está vacío y con la muerte estalla sobre nosotros la nada. Él no resucitó, los vendajes del sepulcro no eran los suyos y el mito de la resurrección fue un montaje, la fabricación de unas plañideras histéricas que estaban enamoradas físicamente del Galileo. Todo es un invento, una inmensa fábula. Sus torturas y escrúpulos únicamente encontraban una tregua mediante las manualidades de su absorbente labor de miniaturista.

El proceso está perfectamente descrito tanto como el ambiente de la época. La hambruna y la mortandad de la peste van a ser otro emulsivo del entusiasmo con que arranca la undécima centuria. La sociedad feudal hace crisis. La lucha por las indulgencias y las disputas entre trono y altar por la preponderancia vuelven más duro el panorama. Si existe un Padre Célico que ordena nuestros destinos y todo lo dispone hacia el bien para que nos sintamos a gusto y no nos falte de nada ¿por qué entonces permite el mal y la injusticia, el desamparo? El joven benedictino se amarga la vida haciéndose una pregunta eterna. Él pensaba que había un orden en el mundo pero mira alrededor y comprueba que vive cercado por la desgracia y lo diabólico. Hay un desfase entre la idea y la materia. Zumba sobre sus oídos el garrotazo amenazante de la entelequia. La vida del monje se convierte así en una lucha contra la quimera.

"Los hombres andaban como cadáveres a pie por los caminos y e las casas no salía humo". Esta imagen del hogar frío y la chimenea apagada, el jardín abandonado y la casa cerrada acentúa la sensación angustiosa de ciudad desierta y de país despoblado es de entidad apocalíptica porque nos remite a connotaciones de castigo divino, de manipulación de la descendencia que es en definitiva un atentado contra las fuerzas de la vida. Fue el pecado de Sodoma. La Asturias de diez siglos atrás guarda cierta analogía con la de hoy con un crecimiento demográfico cero atendiendo la llegada de la alfaida, la marea humana, de hordas en masa que van a constituir una sociedad amorfa y desespañolizada y alóctona. Todas esas contingencias ya se preparan.

Así fue al despertar del medioevo cuando desde Escandinavia denominada entonces "oficina gentium" se impulsaría la colonización masiva de Europa sobre las ruinas del romano imperio. Los bárbaros del norte llegaron en oleada y de forma sorpresiva. Era una visita que nadie esperaba. Todo descorrimiento de pueblos presenta unas connotaciones apocalípticas que hacen pensar en el castigo bíblico. Lázaro de Kleimheim sentía sobre sus carnes esa presión.

Pero la auténtica crisis de fe va a tener lugar coincidiendo con la llegada de un fraile esquizofrénico, trasunto de Savonarola, al que su soberbia le sume en la herejía, desde otro monasterio circunvecino a predicar una cuaresma. "De la boca de Fray Martín no partían razonamientos sino rayos, nada de adoctrinamientos sino anatemas. Hay en su persona un anticipo de Lutero puesto que en el visitador se plasma la rebeldía diabólica, la cabeza engallada del "non serviam". Su presencia produce en las aguas tranquilas hasta entonces del monasterio una conmoción. Acusa a los monjes de ser castos y crueles, de predicar la caridad porque no se atreven con la justicia. Roma es el símbolo del engaño, la mentira y la avaricia. Sus sermones atraen la ira de la parroquia. Se le suspende a divinis pero recalcitrante en el error vuelve a predicar contra las Indulgencias y es dilapidado por hereje al pie del altar por la chusma airada. El hermano Lázaro contempla con horror aquel asesinato, ve cómo el cadáver es arrastrado a las tinieblas exteriores para que se lo coman los buitres. Era un blasfemo, un apóstata. Y aquí llegamos al nudo de la trama de esta impresionante novela teocéntrica en el que se denuncia a una sociedad hipócrita capaz de matar en nombre de Dios y que se atreve a manchar sus manos de sangre porque alguien cuestiona el libre albedrío, el derecho a pecar. La libertad humana es sacrosanta, la propia divinidad la respeta. Por una vez lo infinito se doblega ante el capricho de lo finito. La angustia y grito de fray Martín proyectan hacia el cielo la angustia del hombre contemporáneo.

A un escoliasta de la época no se le ocurriría explicar con tanta clarividencia e interés el proceso psicológico, la dura prueba a la que es sometido este religioso que vacila zarandeado por uno de los problemas más arduos: la presencia del mal. Pronto vemos al protagonista sumido en la soledad del ángel destronado. La Biblia lo recuerda: "Ay de los solos". El sacrosanto refugio del monasterio es perforado por esa duda caliginosa y a partir de ahí no va a ser un espacio resonante de las notas de la himnodia gregoriana. Los turíbulos no sahúman el perfume del incienso sino el humo fétido del azufre al que acompañan las estentóreas carcajadas del ángel caído en su vagar absoluto por los derroteros de la historia. Se ha perdido la inocencia del Edén. El hombre vuelve a su condición de animalidad precedente al génesis, no es más que una fiera que piensa, copula y traga, merodea y caza sin obediencia a otras leyes que no sean los apetitos instintivos. O dicho de otra forma el peso de la novela se apoya sobre el ominoso barrunto de la muerte de Dios. Pero parafraseando a Nietzsche cuya entera obra son las exequias de la divinidad fallecida, ¿existe Dios? ¿Y si no existe cómo podremos hablar de su muerte? ¿No será la idea de la divinidad algo subjetivo, una especie de prolongación de nuestro ego insaciable? El simio se puso derecho y anda ahora erecto, evolucionó como evolucionará algún día su pensamiento hasta conquistas insospechados hasta ser el mismo su propio dios en su proceso de adaptación. La tentación de Babel otra vez bajo los planteamientos seductores de Darwin.

La dilapidación del hereje hace que Lázaro, el puro, el incorruptible entibie su fe desde la base de un razonamiento verosímil: no es lícito asesinar en nombre de la divinidad pero esto fue precisamente lo que estuvo haciendo el ser humano desde las cavernas a través de la práctica de un ritual supersticioso. A Dios había que inventarlo puesto que daba coherencia al grupo porque nos reafirma en lo que pretendemos, nos halaga el oído. De esta forma el concepto del ser supremo pasa a ser algo subjetivo, puro maquillaje para nuestra vanidad intelectiva. Un analgésico para el dolor que comporta el destino de los nacidos para la muerte.

Lázaro había pecado y el pecado es como la rotura de una armonía con el cosmos. Sin embargo, la razón no es más que la tapa de los sepulcros. Un buen día reconoce su culpa y va a caer de rodillas a los pies del abad con todo el monasterio reunido en capitulo. En aquel entonces las penitencias eran públicas. El prelado no puede absolverlo tratándose de tamaño pecado mortal, el de desesperación; es un pecado contra el Espíritu. Lo envía de peregrinación a Santiago de Galicia. A la sazón las autoinculpaciones se llevan a cabo ante el capítulo. Las penitencias también eran públicas. Los pecados, distintos. De una magnitud más solemne si cabe porque diferente era el concepto de cristiandad. Recordad a tal respecto la Huida a Canosa. Todo un emperador prosternándose descalzo ante Gregorio VII. Hasta que no estaba saldada la deuda con la iglesia o con los hermanos, Dios no perdonaba. Era frecuente ver vestidos de saco en el ámbito de las ciudades a los flagelantes clásicos. En realidad las peregrinaciones empezaron a partir de esta noción de culpa que había que expiar mediante el viaje iniciático. Los romeros cuando de personas consagradas se trataba recibían de manos de su abad un bordón, unas veneras de concha y el clásico petaso o sombrero de ala ancha que servía para protección de la intemperie y también para ocultar el rostro. También recibían el ósculo de paz y treinta dineros para el camino. Nada más.

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No era consciente el Hermano Lázaro cuando se despidió de sus compañeros que la hégira expiatoria que iba a comenzar le iba a llevar más lejos de sus sospechas. Como primera medida tuvo que dejar morir a su yo para empezar a vivir. Dejó de pensar. El trajín de la andadura le deparaba el robustecimiento de sus miembros corporales. El alma se purificaba. Tenía que aniquilarse y ser semilla que después de caer en la tierra hará que fructifique la espiga. Alguna veces añora la casa matriz y se acuerda de sus frailes con una vida tan reglamentada y tan diferente de la azarosa que a él le persigue, añora los ritos y canta cuando puede el oficio divino o dice misa en plena soledad porque partió con la recomendación expresa de su superior de evitar las iglesias y los poblados. Sin embargo, al llegar a Tarbes localidad de los Pirineos pide al obispo letras dimisorias para poder consagrar la Eucaristía. No ha de olvidarse ese nombre. Tarbes es la diócesis donde se produjeron las apariciones marianas de 1858 a santa Bernardita Soubirous. Lourdes está en pleno corazón de las peregrinaciones jacobeas. Aunque obtiene la facultad de celebrar y concelebrar pronto olvida su condición de clérigo porque, tramontados los puertos y habiendo dejado atrás el monasterio de San Pedro de Sieresa, una serrana de un valle navarro lo recoge cuando estaba medio muerto y lo lleva a su choza, le da de comer, le venda las heridas de los pies y, cuando despierta escucha hablar en vasco: "gaixo ziñatan, orain zaunde" (enfermo estabas antes, ahora bueno). Se inicia una bella historia de amor pastoral. El protagonista vive los instantes más bellos de su existencia, conoce la plenitud. Ni siquiera se acuerda de los votos arrastrado por su pasión pero un día al salir a arar encuentra el cuerpo despedazado de un hombre por los lobos la noche anterior. Le viene a las mentes el recuerdo de la palabra empeñada al superior. Vence las lianas que le atan a aquel hermoso caserío rodeado de fortísimos montes donde viven gentes sencillas en estado de gracia original anterior al pecado del primer hombre y abandona la vida arcádica. La mujer le sigue durante un trecho pero vuelve a abandonarla.

El cristianismo que encuentra pasada la cordillera es una religión en estado de guerra. "España vive-dice-sólo para vencer a los enemigos de la fe en franco contraste con la mansedumbre y placidez del sur de Alemania. Aquí todo se extrema a punta de lanza. Todo se radicaliza con ímpetu de ataque". Tampoco el cristianismo es un concepto unívoco. Nunca nos pondremos de acuerdo pero es así. Lo único que le mantiene vivo es lo externo porque lo interno pertenece a algo tan sagrado como es la conciencia y es allí en lo íntimo del alma donde Dios habla al ser humano. Pero los ritos, las oraciones, las fiestas, la letanía, la tradición. ¡Si quitamos eso, en qué queda la fe! ¡En monsergas místicas! ¡En una interpretación del Evangelio ad líbitum! Sólo un monje benito puede entender que el catolicismo consiste en liturgia, en un constante recitar de oraciones con arreglo a los ciclos estacionales. Porque la practica rutinaria de la regla nos libra de nosotros mismos. Ora y labora. No te desesperes. Cumple la norma, únete a la tradición, pero si cambiamos la norma, si introducimos cambios en la liturgia obtendremos una mutación de la esencia y llegaremos al síndrome del templo vacío, a la macrocefalia jerárquica. Tenía que renunciar al amor pero al igual que en el "Nombre de la Rosa" Lázaro reconoce que no hubo instantes más suaves que los que le depararon sus nupcias con la serrana de Arán. Su recuerdo le hace casi enloquecer. Sin embargo, tiene que empuñar su cayado y entonar el "Ultreya" sin temor a los peligros de la andadura iniciática. Otra vez se pone en ruta. El Salvador le acompaña. Para expiar la culpa, caminar. Tenía psicología de huido y cruza cañadas, desfiladeros. En algunas posadas vuelve a saludarle la tentación, traba conversaciones con otros caminantes hacia Compostela. Unos perseveran, otros son seducidos por los cantos de sirena, las mesoneras y mozas de partido, que ya entonces el itinerario era ya la ruta de la sífilis, el chancro y las tabes, el perro de san Roque, mal francés y camino francés, otros mueren en los lazaretos o quedan sepultados en los cementerios de peregrinantes, otros mueren devorados por las alimañas, se extravían, enloquecen, se dan al vino o mueren a mano de los bandidos. ¡ Señor, Señor cuanto pecado, cuánta imperfección y cuánta defección! El destino es la tumba.

Alfonso VII el gran rey de Castilla, el repoblador, el que tanto amaba a Oviedo y a los asturianos puso guardia de templarios en la ruta para proteger a los transeúntes. El Hijo del Trueno Boanerges es el símbolo de ese cristianismo prevenido en frontera.



 

Que encuentra el monje alemán pasado el fito de Navarra, era casi una fe desconocida que acaba atrapándole, se emborracha, se enamora de España a través de una moza vascuence. Hasta los sarrios y las cabras enarbolan el pendón de la cruz frente a la media luna. Ha pasado el letargo del milenario y la cristiandad empapada de vida quiere liberarse de las cadenas y de los yugos que le uncen a las pechas y servidumbres del califa. Al grito de ultreya y del "Dios lo quiere" de Pedro Ermitaño se llena de actividad, despierta de su modorra y se embarca en la dudosa aventura de las Cruzadas, algo por lo cual nuestra fe ha sido tan vapuleada por sus enemigos. Sin embargo, ahí tenemos a Ariel Sharon una especie de Ricardo Corazón de León Judío y nadie le dice nada.

Fray Lázaro había escuchado de labios de un francés que hacía la ruta de Compostela por la parte más sañuda: la de la costa- curiosamente al remontar Oca dejando a un lado Vascongadas que ya en aquel tiempo seguía sin estar romanizada y sin cristianar- "el que va a Santiago y no visita al Salvador por honrar al criado menoscaba al señor" y opta por el ramal de la derecha el que a través de Arbas enfila la ruta de los antiguos monasterios mozárabes de las Monas o Nonas y cruzando por Mieres desemboca en el Templo de la Transfiguración, verdadero Tabor del arte ramirense y de la fe vieja. Queda prendado de las costumbres de aquellos monjes asturianos que nada se parecen a los de Alemania. Para empezar hacen vida eremítica y algunos viven encaramados en lo alto de una celda incrustada entre las socarrenas de alguna peña tejada o en lo alto de una iglesia prerrománica, aquellos templos de cuerpo tan chico pero de altos muros. Es así como opta por abrazar la vida contemplativa en San Julián de los Prados. Es izado a lo alto de su cobijo en una cesta. Desde allí ora al Criador y contempla ante un paisaje de montes bellísimos que demuestra ser cierto el aserto del códice "In Asturum conventu dedit Dominus montes fortissimos circuitui ejus et praesidit ex hoc, nunc et in saeculorum saecula" (Dios escogió a la provincia de los astures a los que protege mediante una cadena de montes fortísimos). El paisaje de Asturias, santuario de España, tiene algo de sacramentos. Pero el pobre monje tiene allí que ganar el cielo luchando con la tentación que se presenta unas veces en forma de mujer como le ocurrió a san Jerónimo con la satiresa. Otras quien golpea es el silencio de Dios o el desaliento. Hay pasajes en esta obra tan bien llevados que hacen pensar en Tolstoi el cual de forma parecida describe el proceso de la tentación del cenobita en el "Padre Sergio". Las fuerzas del bien y el mal se turnan. Ángel y diablo parecen confluir en una batalla sin medida. Es el ritmo sonoro con sus impasses e intercadencias del péndulo. La luz libra una cerrada y sórdida batalla con la oscuridad. Nadie sabe de estas luchas interiores. Por toda la redolada ha cundido la fama de santidad del fraile extranjero encaramado en su celda de estilita. Cuando celebra misa los domingos y las fiestas de guardar el pueblo en masa es testigo de sus trances y al final de aquellas misas largas que duraban casi tres horas en el rito mozárabe algunos feligreses se acercan a tocar sus vestidos para llevarse a casa un trozo del hábito, una hebra de su barba bermeja e hirsuta como reliquia. Una noche de junio el valle resuena con el eco melancólico de los cantos de ronda y el brillo lejano y seductor de las hogueras de san Juan, el aguerrido grito del ijujú de la danza prima cerca de las quintanas. El Padre Lázaro vuelve a sentir la llamada del siglo y sucumbe a la celada de la tentación. Se escapa de su nido de oración y de penitencia en lo alto de san Illán de los Prados por una cuerda y huye a favor de las sombras con la luna a las espaldas. La vida de un peregrino es una huida hacia delante. Siente la llamada del deber. Tiene que cumplir la penitencia impuesta por su abad. Le sonríe las estrellas como lagrimas de cristal en la Vía Láctea. Ultreya. Ultreya. Le convoca la fuerza del camino. Proaza con su torre quedó atrás y contempla Avilés reclinado en la ría pero no se atreve a entrar. Escucha el sonido espectral de las Tablillas de san Lázaro. Hay peste en el lugar. Siente las arremetidas de la fiebre, pasa la barca de Muros de Nalón y al atardecer da vistas al Valle de las Luiñas que le recibe con sus praderías y cuetos detrás del Monte de Santana, cruza el río Uncín y llega al lazareto de Soto. Su estado de salud ha empeorado y es allí en aquel hospital de pobres donde exhala el último suspiro después de haber recibido la absolución de una abate francés también romero a la Ciudad del Apóstol. El penitenciado no consigue cumplimentar su proyecto, pero Camón observa que lo importante no es la meta. Es la vía lo de más. Los santos pueden alcanzar la cima de la virtud heroica habiéndose quedado a medias, siendo unos perfectos desconocidos. En definitiva se hace camino al andar.

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Es una de las novelas psicológicas encastrada en una trama que nunca decae bien escrito y mejor pergeñada que responde a un conocimiento histórico de la vida de las ideas y de la sociedad visigótica recién iniciada la Reconquista que casi entusiasma. Al profesor Camón se le conocía como crítico, especialista en el Renacimiento pero su faceta de novelista y de dramaturgo pasaron desapercibidas. Su cara era como la de un pergamino y su estilo de hombre pacífico y modesto, aunque tuvimos entendido que fue anarquista cuando la República, atraía como atrae un códice iluminado porque era el espejo en el cual nos miraríamos de viejos, y es cierto porque al contemplarme a mí mismo en el espejo veo que me parezco algo a mi maestro cuando tenía mi edad. La vida me ha hecho rodar por sendas muy parecidas a las del profesor de la Central. He seguido la ruta de los entusiasmos y la de los libros hasta dar con mis huesos en una de las hondonadas paisajística mente más sublimes de la península donde fue a morir Fray Lázaro el protagonista de "En la cárcel des espíritu" ¡Qué cosas!. Aquí la tierra nos puede ser más leve al cubrirnos con el manto de eternidad. Tan risueña perspectiva hará seguramente llevadero el albergue porque es también las rutas que llevan a la Luiñas lejanas donde yo quisiera descansar.

Siempre que paso por delante de la casona que se encuentra a tiro de piedra de la tienda de Manolo Menéndez Vigo, contertuliano de mis parrafadas y que no sólo me arregla los pinchazos de la rueda de mi bicicleta sino que me da clases de bable, el que hablan en Muros, aunque Manolo provenga de Lugo, y detrás de la de Eloína, otra buena mujer de aquel lugar entrañable, siento la melancolía por aquel tiempo que se fue, por los libros que no se leyeron o de los que apenas hablan pero que son importantes. Solía Camón viajar a su rinconada de este lugar en el concejo de Cudillero con harta frecuencia. Una vez lo vi en Oviedo haciendo tiempo para tomar el tren de Madrid acodado en uno de los veladores de la Mallorquina. Parecía un dios vencido y un centinela a punto de relevo en su garita del Café Peñalba, quizá recordaba a los muchos que cayeron. Era un día de lluvia y llevaba puesto uno de aquellos impermeables de plexiglás a la moda de los sesenta "pluma d´oro" anunciado por la tele de los primeros tiempos por Torre Bruno dando voz a un personaje característico que llamaban "Topo Giggio", con un gorro para la cabeza. Tenía un aspecto de cansancio y le vi viejo ante una taza de café que se había quedado frío. Acababa de enviudar y ya no había aquel entusiasmo en aquella mirada de figura de arquivolta románica de los tiempos de la Facultad sino la de un senescente abatido y sin curiosidad. Era por el verano del 77 aunque no recuerdo muy bien la fecha exacta. Al poco tiempo murió el profesor Camón Aznar. Quiero con este artículo honrar la memoria de uno de mis maestros. Fue uno de esos intelectuales que habiendo nacido a esta vertiente del Pajares como Claudio Sánchez Albornoz, Ferrandis, Menéndez y Pidal, Alarcos, Azorín o Gustavo Bueno han sentido esa fascinación ineluctable que infunde Asturias sobre los espíritus. Los amantes de la letras de los tiempos venideros tendrá que hacer justicia a estos prohombres del pensamiento hoy olvidados o ninguneados. Ellos abrieron brecha e iluminaron la paz del sendero.
Antonio Parra. jueves, 7 de junio de 2001 (2:41 h.)

 
 
 
 
 
 



CARTA A DON ARTURO



 

 

 

 

Villafranca del Castillo a jueves, 7 de junio de 2001 (19:31 h.)



Amigo don Arturo:

Tengo el gusto de enviarle las fotos del domingo de palmas. Fue un día muy bonito. Espero que sean de su agrado y que se haya restablecido de sus achaques.

En otro orden de cosas, sintiendo una gran curiosidad por el Camino de Santiago, de hecho, estoy escribiendo algo sobre el tema, al que daría cima si Dios me da salud este verano, en mis pesquisas encontré un texto del profesor Camón Aznar que me ha entusiasmado. Es uno de los pocos goces que les están reservados al investigador.

Me tomo la licencia de remitirles lo que pienso yo acerca de esta novelita corta del querido Camón EN LA CÁRCEL DEL ESPÍRITU.

El protagonista acaba sus días en el lazareto de ese lugar tan entrañable también para mí.

Sería mi deseo que las generaciones venideras supieran de la historia tal y conforme era en el alto medievo. Esta obra de Camón debería estarse en los anaqueles de la Biblioteca.

Yo me encargaría de agenciársela. No creo que valga más de dos mil pesetas.

Así que si Dios quiere cuando vaya por ahí hablaremos.

Pero si le vaga y tiene ocasión de leer esta glosa en que yo explico hermenéutica mente el sentido de las cosas dentro del espíritu del siglo undécimo dígame qué le parece. Este libro jacobeo al que me hace falta dar la última mano aborda la cuestión casi desde el punto de vista del profesor Camón.

Ya tengo ganas de volver al Rellayo y bajar a misa Soto. He vuelto a engordar. La batalla con el tejido adiposo la doy por perdida pero mientras vayamos tirando... Queden Vd.con Dios. Me impresionó un detalle que me contó Miguel Ángel sobre su antecesor, el cual sólo sabía decir en latín la Misa de Beata, y celebraba todos los días del año con el introito del "Salve Sancta Parens" como el clérigo de Berceo. ¡Qué primor!

Con afecto.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



ARTE RAMIRENSE EN TIERRA SEGOVIA

La iglesia de san Gregorio en Fuentesoto de Fuentidueña apud Sacramenia está en un alcor. Surge a medida que el viajero se acerca como una aparición cabalgando un somo de laderas pardas donde destaca el lomo de algunas bodegas inhumadas taladrando el perfil del monte. Es la que decíamos del Ara Vieja. Tierras de pan llevar. También buen vino cosechero. Zona de castillos y monasterios aprovechando que por esta demarcación fronteriza la orografía ofrecía refugios naturales, en valles recónditos con cuevas en las vertientes. Hubo una Tebaida. Los cenobios diseminados por las estribaciones del macizo de Somosierra atrajeron a muchos orantes y clérigos que venían huyendo de la persecución sarracena cuando la caída de Toledo. Los eremitorios andando el tiempo serían la base de los fundos cistercienses de carácter militar contra aceifas y algaradas por sorpresa en muchas partes.

Hay una serie de rasgos que hacen sospechar de la influencia del prerrománico astur concretamente en este templo de san Gregorio in excelsis, todo un resabio en piedra del antiquísimo culto miguelino de raigambre bizantina. Nos recuerda en cierta forma a San Miguel de Lillo. La traza es cuadrada y rectangular el testero que refuerzan contrafuertes y sillares a hueso. Tiene toda esa solidez áulica y esbeltez con que definía Menéndez Pidal al Arte Ovetense: alma grande y cuerpo chico.

Se pueden rastrear asimismo reminiscencia de esta factura o atavismo en el arte de construir templos en algunos antiquísimas iglesias de Siria y Armenia donde se aprecia la solidez de sus firmes junto a la gracia recoleta. El rito y la liturgia eran similares, calco del bizantino con resabios ambrosianos, las misas cantadas a base de trotarios con un canon esmaltado de invocaciones en griego y en latín, y epiclesis o llamamiento trinitario sobre las especies "en conmemoración de la Cena, más que consagración efectiva, por neta influencia de los monofisismo arriano, tan extendido entre las cristiandades visigóticas hasta Leovigildo.

Sin embargo, los diseñadores tenían problemas a la hora de voltear las bóvedas y no encuentran el camino de las techumbres de cañón a base de arcos perpiaños. Eso vendría con el románico. Así que muchos techos se desploman por la impericia de los constructores.

El de la nave central y la tribuna del antiguo templo parroquias de Fuentesoto, hoy transformado en camposanto y sus farallones remanentes aprovechados para nichos y enterramientos, cayó, o puede que la iglesia se quedara a medio hacer a causa de una de las habituales correrías de Almanzor, como demuestran las adarajas en el arranque del ala del presbiterio. O hubo un derrumbe o los albañiles tuvieron que liar los bártulos porque los moros venían zumbando.

No así la parte del cabecero que exhibe su ojiva adosada a la espadaña. Quedan adherencias y desconchados en el techo de algunas pinturas al temple. Las iglesias asturianas estuvieron adornadas con murales policromos que las hacían rutilantes y acogedoras casas de oración. Al lado del evangelio se abre el tiro de una escalera de caracol con los peldaños muy gastados -impresionante detalle- por la que se trepaba hasta la torre. Más de ocho siglos subiendo y bajando por este vano de exiguas proporciones para tocar las campanas determinaron los horadados de la escalinata cuyos tranquillos gastados por las pisadas ofrecen una superficie alabeada, comba de los siglos. Asimismo, lo exiguo del vano hace suponer que nuestros antepasados tenían inferior envergadura que los mozos de hoy puesto que no había hecho acto de presencia la "generación del yogur". Es una constante que se detecta en todas las excavaciones arqueológicas el porte inferior del español medieval con respecto al de nuestros días. Claro que con su descomunal fémur el esqueleto gigantesco de Sancho el Fuerte de Navarra, hombre de estatura aventajada que pudo sobrepasar a lo que mide hoy un pívot de baloncesto, es excepción que confirma esta regla.

Parece ser que el monumento fue arrasado por los soldados Murat en una expedición de castigo contra este lugar que había dado cobijo a Juan Martín el Empecinado. Sin embargo, el torreón campanero quedó indemne y señero desafiando a los cierzos y ventiscas y las lluvias de los siglos. Nos observa desde la cumbre con los ojos vacíos, como cuévanos por donde se asoma todo el cielo de estos riscos, de sus ventanas sin campanas ya.

La traza cuadrada y los contrafuertes adosados al muro cimienta la sospecha de su filiación asturiana en esta tierra de frontera, antemural de contención a la presión agarena desde el sur antes de la aparición de Castilla como tal, la de Ferrán González, y con suerte alterna los territorios enmarcados en los arribes del Duero pagaban pechas al rey de León o al califa. Las tornas cambiaban sin interrupción en ese batallar constante en una guerra sin cuartel de sangre y suelo; por las vegas, por las casas, por las dehesas, por las obradas, por los rebaños y hasta por las mujeres como demuestra el ignominioso tributo de las Cien Doncellas. Esta feroz pugna étnica se está repitiendo en Kosovo donde asistimos a los episodios sangrientos de un Reconquista al revés. Es ahora a los cristianos a los que les toca la peor parte y humillar la cerviz ante las presiones de la Media Luna. Los intrusos arriban en oleadas sin que en apariencia exista una mano de contención ni un poder que tapone la sangría hacia dentro que pueden desembocar en verdadera hemorragia social en no tardando mucho. Antes bien, en los medios de difusión pública, debe de ser una antigua táctica bélica que dice que antes de asentar el golpe definitivo al enemigo hay que machacarlo con la propaganda, parece existir una cierta fruición narrativa a la hora de anunciar el goteo que no cesa. Estos juegan fuerte por lo que se ve. Van a por uvas como se dice en argot taurino.

Con tales estratagemas en curso lo que se ha conseguido es retraer Europa a un ambiente que desconocía hace muchos siglos, y que sea verdad aquella frase del Mariscal Göering que cuando escuchaba la palabra cultura se llevaba la mano al cinto. Si sustituimos la cultura por la religión que al fin y al cabo son una misma cosa veremos cómo nos cuadran las cuentas.

Yo he visto tirar de pipa a judíos y a mahometanos, escupir y chillar presas de histeria al escuchar hablar de Jesucristo. Mientras los palestinos de Arafat llaman a la yihad las huestes del nuevo Josué israelí, Ariel Sharon, parecen definitivamente a punto de embarcar a un revival del espíritu de las Cruzadas en versión judía por recuperar la tierra prometida.

España fue otrora también una suerte de paraíso de las tres religiones, cada una de ellas pugnando por dominarla. Es el mensaje que proclaman las ruinas exaltadas de la torre de san Gregorio. Nunca hubo un verdadero clima de conllevancia entre los tres credos y sería una utopía pensar que hoy cuando reverdecen con más fuerza los postulados, reivindicaciones, nostalgias y hasta un alarmante instinto de desquite al que da pábulo un misterioso y oscuro aliento de discordia, más allá de los comodines de libertad, democracia y carácter etno-centrífugo de composición alóctona, un producto que algunos sectores nos tratan de vender a toda prisa y que aducen como un hecho consumado. Esto hará que pronto o tarde la marmita entre en ebullición.



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San Gregorio, iglesia-fortaleza en la cúspide, baluarte templario, refleja el anhelo de defensa de una comunidad asediada. Preside la cima de un páramo donde empiezan a escalonarse las tierras altas de la Pedriza que sirvieron de base a los campamentos romanos (hay tres toponimias castreñas: Castro de Fuentidueña, Castro Gimeno, Castro Sarracín)

Es justo pues alargar la memoria hacia el pasado y añorar con nostalgia aquella batalla de Clavijo en la que el buen rey asturiano Ramiro I exoneró a las cristiandades de la Península Ibérica de la afrentosa gabela de las cien vírgenes. Era un voto a la lujuria y a la salacidad de los monarcas nazaríes. La efigie de Santiago cerró los cielos y España estampándose entre las nubes a lomo de un caballo blanco. Desde entonces el busto y el perfil del Matamoros hoy tan minusvalorada y arrinconada fue elemento de cohesión nacional pertenecen al patrimonio de la historia sagrada de España a la que escupe, escarnece y pisotea el enemigo [la muletilla que corean hoy los globales con su furia y retorcimiento de mente de siempre es "dónde está vuestro nacionalismo, bien por Cataluña, por Vascongadas, por Galicia, pero ¿ Castilla, dónde te me has ido?"; y replican: "a echar la partida al bar de los viejos"], nos la tienen en el Lithostros, nos la llevan presa su imagen coronada de espinas con una caña por cetro y una manto de púrpura que se echaba a las espaldas de los ajusticiados y de los locos, antes de ser nuestra nación crucificada. Sus verdugos no hacen otra cosa que echar espumarajos por la boca. Su baba nos salpica desde hace cinco siglos.

Ahora a Ariel Sharon, otro matamoros, nadie se atreve a pararle los pies. Parece un fantasma fugado del sacomano de Clavijo en versión sionista, claro está, sin que persona le llame al orden. Antes bien la opinión internacional chicolea sus incursiones en territorio palestino y hasta lo bailan el agua lo que demuestra que este tipo de zarabandas interconfesionales se ganan alimentando la cadena de agravios y de venganzas, importa dar pábulo al fuego sacro.

Sin embargo, eso es harina de otro costal. Aquí lo que importa decir es que en el 875 en Clavijo empezó a liberarnos de las garras del infiel, por más que muchos historiadores, aun los más sesudos y circunspectos hayan tratado de ponerlo en duda.

Todos estos valles cerrados de Castilla la Vieja cruzando el Duero testimonian aquel empeño de los monarcas de León y de Oviedo por impulsar la tarea reconstrucción de zonas devastadas. La tierra se llenó de torrecillas sagradas luciendo la cruz griega como escudo y pararrayos de clemencia sobre la cofia que desafía a todas las intemperies, adarga que arponea las brisas, cruz en lo alto, cruz de hierro. El tañido del bronce volvió a convocar a las gentes huidas a las montañas. Sus ecos perduran en los cuencos vacíos de los campanarios desmelenados tocando a arrebato desde su silencio impresionante. Para que los héroes de la estirpe resuciten y vayan a misa. Las ruinas de San Gregorio son un símbolo que se alza en la raya de demarcación de ambas Castillas, aunque en puridad Tierra Segovia cruzaba la sierra y se adentraba a las avanzadas de la ladera de mediodía. Navalcarnero, Navafría y el Escorial caían dentro de la jurisdicción del obispo de Segovia.

Hasta aquí llegaban las mesnadas. Los pendones flamearon sobre estos cerros, ara y guarnición al mismo tiempo, muro de contención contra las invasiones por el sur. Las huestes astur-leonesas de Alfonso III el Magno clavaron las estacas de sus campamentos, los vientos de sus tiendas, tramontando el cauce del Duero, para sujetar al moro que presionaba desde el sur. En la vieja España avezada durante nueve siglos a escuchar el toque de rebato la suspicacia hacia todo lo que suene a benimerines o almohade la llevamos metida hasta los tuétanos. Claro que los demiurgos del cacicato globalización, secundada por un sector importante del alto clero durante más de diez lustros casi se han dedicado a una labor de zapa intelectual, paciente e inteligentemente llevada, con el deseo de aniquilar - ellos dicen inculturizar como si se tratase de una especie de inoculación del virus anticristiano- de la mente de los europeos esa noción de frontera en la defensa de los valores eternos.

Aquí ya digo andamos un poco curados de espanto y con la mosca en la oreja porque la convocatoria de la yihad "Alá es grande" y "arrasa Arabia" se ha escuchado ya unas cuantas veces por lo que todas esas mohatras de la sociedad multiétnica, apátrida, "tolerante", va a ser una ley del embudo que beneficiará en detrimento de la catolicidad a los epígonos de Mahoma y de Moisés. La sinagoga trata de vendernos la burra vieja, desempolvando a Voltaire, y a los enciclopédicos, para proponernos un esquema de futuro pintado de color de rosa, basado en una sociedad laica, confesionalmente neutra, étnicamente amorfa, sin lábaros, sin procesiones, sin píxides ni campanas, pero con llamadas a la oración por el almuédano desde el púlpito de la mezquita, y calabazadas del rabino contra los sillares del templo y dejando encargos y notas a Dios en forma de cartitas.

Aquellos rudos mesnaderos del Cid mozárabe fueron un faro de fe y un ejemplo a seguir en estos tiempos en cuarto menguante, tan descreídos. Por todos los rincones resuena la carcajada estentórea del rival. Mediante loores, engaños, chantajes - y yo lo digo en una novela con una frase del caló de los gúrus de la ciudadela del dinero donde se cuecen las ollas de todos los pucherazos, los bizarros lances de la porno-política, la compra de votos y de conciencia " I´ll buy you out"- el enemigo se ha colado intramuros y ya no hay quien lo eche. Son hechos consumados. No cabe paso atrás, argumentan.

-Pues ahora sí que estamos apañaos. Tanto rosario iluminado y tanta Virgen y ahora lo que se comprueba era que el enemigo pretendía era eso: el coladero de la marcha verde.

-Sí. Nos están solmenando de firme.

-Ya llegaron y han pasao.

-Nos devuelven visita

-Otro Guadalete.

Ante este tipo de diálogos de la gente corriente que se escuchan ahora mismo en el interior de muchas conciencias de españoles honrados o con la boca pequeña, uno no puede menos de acordarse del ovante caballo blanco del Apóstol, ese que vemos alzarse a la empinada en lo alto de un retablo de la catedral de Logroño y con el suplicatorio especial del que era objeto por parte de los romeros en tránsito hacia Compostela: "Herru Santiagu, Gott Santiagu, Ultreya. Iesuseya. Desu, adjuva nos".


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El Duratón es río truchero y cangrejero donde los haya (hasta que vinieron unos malignos y echaron polvos al agua que envenenaron las frezadas) famoso por sus hoces encajonadas. El cauce parece que se intercala sobre cañones profundos y entrega hundido entre los riscos de roca calcárea formando en los afustes y paradas de peña tajada escotaduras y socarrenas, hoy nido de buhardos o por donde el águila planea. Antaño estas anfractuosidades sirvieron de refugio gracias a los afustes y desniveles del terraplén a los eremitas de las cristiandades del Al Andaluz - reparen los etimólogos que Andalucía viene de vándalos, no es nombre, por tanto, árabe sino godo, porque así designaban en el norte de África a los pueblos germánicos del sur) que venían huyendo de las sacas y persecuciones del califato. Para practicar su fe tuvieron que subir a estas breñas, un reclinatorio de oración donde el cielo parece quedar a menor distancia.

Hay tres núcleos dentro del monacato mozárabe. El primero se aposentó en esta franja de la umbría de Somosierra en una línea de enclaves anacoréticos que llegaba desde Sepúlveda hasta Berlanga. Otro grupo era el del Valle de Silencio tierras arriba del Bierzo y cuya cabeza de partido era Samos, donde se formaron Bermudo el Diácono y Alfonso II el Casto, Sila, Mauregato. Siguiendo la tradición carolingia, estos centros servían de acomodo al magisterio y a la enseñanza. De allá imparte la cultura de los Beatos. Alcuino de York, maestro itinerante, da señas de ellos y hasta es posible que impartiera clases en Samos el cual había abierto sus puertas en el siglo séptimo. Encontraba su vértice en Mellid, el punto de encuentro de los ejércitos asturianos y gallegos cuando iban a pelear contra el moro.

Pero existía un tercer eje y era una cadena que iba desde Astorga siguiendo la calzada de Marco Aurelio hasta Pravia, Oviedo, Villaviciosa, dejando a sus espaldas los nueve centros que desde Arbas del Puerto hasta Mieres del Camino orlaban el paso del romeraje jacobeo durante toda la edad media con escala en Santa Cristina de Lena.

Cistercienses y Templarios se nota que aprovecharon su infraestructura, verdadero anillo de oración, que aseguraba y protegía el camino jacobeo, para dar un carácter más castrense y guerrero a estas apartadas colmenas de oración que agrupaban a hombres y a mujeres sin distinción de género y donde el celibato por más que estaba recomendado no entraba dentro de los planes de la regla donde las preeminencias quedaban determinadas por el afán de estudio, la transmisión de la cultura grecolatina y la lectura incesante de los evangeliarios, sobre todo el libro más popular del nuevo testamento de entonces, el Apocalipsis.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

 


DEDOS LARGOS
 Camara enfocando a un hombre de más de cincuenta años, aunque aparenta más. Sin embargo, hoy va bien vestido. Viene de comprar libros en la cuesta de Moyano que ha metido en una bolsa amarilla. En una de las paradas sube su mujer que a diferencia de Emeterio va muy engalanada y enjoyada a lo joven. Se parece a la reina de Saba. Le cede un hueco en el asiento y comparten banco como compartieron tantas cosas en la vida y tantos sueños que se están viniendo abajo. Le echa la bronca:

-Esa corbata no hace juego con el traje y la bolsa es muy cutre.

-Vaya por Dios.

-Siempre vas hecho un adefesio.

Tantos jarros de agua fría no parecen hacerle mella a Emeterio. Ya está acostumbrado a tales incriminaciones de la parienta bajo las cuales se palpa el desamor. A veces piensa que su esposa es una desconocida y tales razones le han llevado al desaliento del alcohol. Cuando se habla de violencia de género y de malos tratos a mujeres nadie hace ni la menor referencia a los vejámenes contra el cabeza de familia. El hecho está muy en boga pero los medios de comunicación lo obvian.

-Es que no me di cuenta.

Trata de disminuir importancia al hecho pero a él tan susceptible se le ha amargado el día. Venía contento pero Adriana que no comparte su gusto por la literatura ni por casi nada le ha sentado las costuras a su optimismo de esta mañana de primavera. "Si volviera a nacer-piensa- no casaría con mujer brava, ni española, ni funcionaria, que parece que les rebozaron en pica- pica".

Sin embargo, a estas alturas ya es demasiado tarde. Hace propósito de enmendar la plana. Sacar el bolso de piel.

Esta decisión le va a traer muy mala suerte como se verá. Su mujer aparte de hacerle un desgraciado le había dado mal fario. ¿Qué será que algunas hembras destruyen al hombre?

Ambos callan aunque para su capote, mientras el autobús sigue pegando tumbos por las calles sin nombre de la urbanización y destruyendo amortiguadores por los montículos y badenes reductores de velocidad que han colocado en la urbanización. Emeterio parece que en vez de regresar al hogar adonde llega es a una trinchera o a la mazmorra de una cárcel. Eso sí bien ventilada y con la nevera llena. Ha engordado de la bulimia que le causa su destructora esposa. Se siente cansado. Es mayo y Baco con sus ínfulas deletéreas está llamando a la puerta con las insinuaciones a la huida en las haldas traicioneras del tintorro. Piensa que su vida destrozada vale poco. El pre de los campos de la muerte acaso estuviera guisado con más cariño que los guisos de Adriana que acaso le está envenenando poco a poco. Los malos tratos y vejámenes que han encontrado un eco en la prole piensa que esconden el deseo latente de un inicuo `plan secreto de exterminio. ¡Qué infeliz se siente y todo por una cochina bolsa! Mañana llevaré esa de piel de cuero.

Transcurre el día con el martirio de la televisión perchelera con su habitual bazofia de programas sandios donde se hace trizas a la familia y los novelones cursis con acento italiano que a Adriana tanto le gustan. Debe de ser porque es una romántica o tiene un lío. ¿Por qué se arregla tanto? Ella sube y yo bajo, porque así está escrito. Las mujeres tienen la sartén por el mango. Piensa huir pero no tiene trabajo. Está suspendido de empleo, cobra un subsidio y esa circunstancia determina el desprecio de su media naranja. Las mujeres no tienen bandera, sólo se entusiasman con los vencedores. ¡Ah pécora! El mundo está del revés, la cruz inversa, los valores que hicieron grande y significada a esta cultura por los suelos.

Los telediarios han estado vociferando todo el día el caso de un supuesto español- no es español sino a medias- que se encuentra en el corredor de la muerte. ha habido una campaña nacional que ha costado miles de duro para librar a este malandrín que cometió doble asesinato de los ferodos de la silla eléctrica. Insensata y vociferante campaña. Se está comiendo nuestros impuestos. La ola de inmigrantes todo el lumpen del planeta de arribada a nuestras costas. Arzalluz el padrino de eta parece el presidente de la nación a juzgar por la cobertura informativa que recibe su persona en todos los telediarios. Se siente angustiado, aplanado, ante el tropel de injusticia y el cúmulo de despropósitos porque los anunciantes de la caja tonta sobre todo los bustos parlantes de voz homologada que parecen haber ido a la misma peluquería y a un cirujano plástico común para que les infle de silicona los morros y las tetas declaman el estribillo de las desgracias nacionales con voz idéntica y com si nuestros desastres no les afectara para nada, son marcianas recién aterrizadas de otro planeta, hijas mías de mi vida pero de donde habéis salido, ¿por qué os expresáis en esa voz homologada y os expresáis en ese tonillo? Emeterio las considera a todas mujeres clónicas y pánfilas. Trata de pensar en otra cosa, hablar, encontrar cariño, escribir pero ya no puede escribir, se baja a su garita. Su hogar se ha convertido en un abrevadero de imágenes, en un duerno de violencia. Y huye de estampida.

- Me voy otra vez a Madrid.

Su mujer nada objeta pensando que tal vez la no presencia de su incordio como llama al marido le permitirá entregarse a sus aficiones ventaneras. Hay un jovencito en la barriada que la enamora. Una vez la pilló timándose con él y menudo número montó. Hasta tuvo que venir la guardia civil.

Toma la máquina de hacer fotos, la mete en una bolsa de piel no tan cutre como la que traía a la venida y abandona la salita donde todos están repantigados viendo el novelón lacrimógeno de sudacas con acento italiano. Una trama cursi y pobre que sólo puede satisfacer a las porteras pero exigir más a su mujer sería como pedir peras al olmo.

-A lo mejor vuelvo tarde. Tengo que hacer algunas fotos.

Siente dentro del alma una tremenda desolación interior. Está de un humor de perros.

La cámara avista a Demetrio de nuevo en el autobús, que conduce el Verrugo uno de los conductores más seguros pero más lentos de la empresa de transportes. El coche va lleno de extranjeros, moros y sudamericanos. A nuestro personaje le entra complejo de Doctor Livingston y se le acelera la adrenalina, le sube el azúcar y el mal humor. En una de las paradas sube un matrimonio de peruanos. Entregan al Verrugo un billete de diez mil pesetas.

-No tengo cambio.

Pero los recién subidos viajeros no dan muestras de apearse y se quedan parados en el cancel de entrada. Pasan varios minutos. Hasta que al fin al chófer no le queda otro remedio que encontrar el vuelto de la moneda hurgándose en los bolsillos. Cuando arranca el vehículo otra vez ha transcurrido un cuarto de hora. Demetrio se revuelva en su asiento pero no dice ni mú como también el común de los pasajeros que aceptan la injusta situación con resignación pero los infractores de la norma toman sitio triunfantes entre risas y una sonrisa de oreja a oreja. Es lo que no puede soportar Emeterio pero se aguanta. Sin embargo, el Verrugo va como muy nervioso y están a punto de chocarse con un camión en la carretera de la Coruña. Es un buey mudo pero la procesión va por dentro. Hoy los españoles hemos de aguantar carros y carretas, lo que nos echen. El miedo guarda la viña y engendra mutismo, cinismo y un cierto resentimiento. Nadie sabe se atreve a llamar a las cosas por su nombre. Tiene que andar con rodeos y eufemismos. Cataluña tierra de cogida. Aragón sin barras de libertad. Pamplona sin cadenas y sin mejana. En Andalucía nos queda el Rocío pero eso no es más que una fiesta pagana, con mucho desplante y vuelos de lagarterana y el calañés de ala ancha. A Castilla le han hecho la manicura a los leones rapantes de su emblema los áulicos que dicen ser monárquicos pero no son otra cosa que monorquidos, en verdad, porque esto de la patria no ha sido para nosotros sino cuestión de testículos. No hay garra ya. Al fin Emeterio opta por salir en defensa de la justicia y del decoro.

-La próxima vez cuando volváis a tomar el bus haced el favor de llevar lista la calderilla y no hagáis esta faena al hombre.

Esta advertencia a dos jovenzuelos no les parece de recibo. Ya está liada.

Los chorlitos se quedan de piedra y sin decir nada. Acaba de entrar en ebullición un volcán. Estos indios son de la raza cobriza, el pelo muy negro pero sin accidentes ni curvas en la cintura, amazacotados, petizos, como tapones.

Pero un joven se levanta y se enfrenta con Emeterio. Se han vuelto a enfrentar las dos Españas. Estampa trágica. El padre y el hijo desenvainan los sables y apuntan al corazón sus filos temblantes. La escena es de los aguafuertes de Goya. Se recuerda que uno de los dos son excluyentes. Uno de los dos tendrá que morir por la punta de la espada.

-Aquí se paga como a uno le da la gana, tío fascista.

-Fascista ¿yo?

-Sí, tú.

-Eso no me lo repites otra vez a la cara.

Se levanta como un resorte Emeterio y se encara con el jovencito.

-Clámese.

Una mano intervino e impidió que la cuestión no pasara de las amenazas y que no tuvieran un atestado. Tras una larga serie de peripecias el ómnibus dio con sus hierros y con las humanidades de carne y hueso del pasaje que llevaba dentro en el Intercambiador de Moncloa. Aquella hora la terminal subterránea parecía un aduar y en las escaleras mecánicas para salir a la calle el personal ocupaba los peldaños que les escupían hasta el vestíbulo y luego a la calle.

Los abetos primeros del parque del oeste con sus elegantes ramas dejadas caer al desgaire como brazos de un samurai le recordaban los tiempos de estudiante. Las idas y venidas con los apuntes bajo el brazo. Este lugar de Madrid a la vera del arco de triunfo en cuya cúspide un centurión romano conducía la cuadriga del saber le traía a la memoria pasajes de victoria. Capas y banderas al viento. Las crines de la yegua de juventud que desafía al rayo del ocaso.

Esta nostalgia le puso en situación de la primera copa. Hay que ir a comer. Perderse por los restaurantes chinos. Acabar en el comedor de Casa Rodríguez cerca del palacio de Santa Cruz. Hacer diplomacia de mantel con uno mismo. Un día es un día. Había sacado de casa la cámara de fotos. ¿A quién quieres hacer reportaje? Al mundo futuro. Esa mente fue testigo de los momentos importantes de tu vida.

-La compraste en York. El óptico que te la vendió se llamaba Mr. Dixon.

-Buena memoria tienes. Sí señor.



 



LA VIDA DEL HOMBRE Y EL GURRIATO DE SAN PAULINO DE YORK

" La vida del hombre en su rápido por la existencia es un azaroso peregrinar - recordaba san Paulino el monje al rey de Northumberland- semeja al vuelo azorado de un gorrión que se extravía del bando y va a dar a un hall entre cuyos machones se encarama buscando refugio; al cabo de unos cuantos revoloteos angustiosos encuentra de nuevo la salida y desaparece para no volver más".

Con esta parábola consiguió que el monarca, que era refractario a aceptar el cristianismo, recapitulase y aceptara las aguas del bautismo. Se bautizó Edwin con toda su corte la noche de Navidad. Los bancales del río Ouse hicieron las veces de río Jordán y al obispo y a todos los misioneros enviados desde Roma se les cansaba la mano de derramar sobre las rudas testas de aquellos anglosajones las aguas de salvación. Así empezó el cristianismo en Inglaterra en Eboracum, la madre de todas las iglesias de las islas británicas. Evora Magna, la Roma del norte, una visión mística de la ciudad de Dios, vaciada en el marfil de la historia, túmulo celestial en medio de un paisaje de cañadas al amor de las tierras planas de uno de los condados con más personalidad de Inglaterra.

La leyenda piadosa, luego transformada y sujeta a múltiples versiones y conclusiones, la vamos a encontrar esparcida por códices y cartularios durante la alta edad media. Todos hemos oído contar durante los días retiro y ejercicios espirituales de nuestra adolescencia el apólogo de aquel monje que salió a pasear por la huerta de su convento. En dudas su ánimo hesitaba sobre la literalidad del texto que acababa de cantar a Maitines en el coro: "un día de Dios semeja a un soplo". Pero el buen religioso se aceptaba a aceptar tal versión. Un día es un día. Lo mismo aquí en las antípodas, conjeturaba para su cogolla el tonsurado. No puede ser y dicese que por sus escrúpulos el Señor lo probó. Cuando regresó a su celda no reconocía las tapias de su monasterio, había cambiado el diseño arquitectónico, ni los árboles ni los hombres eran los mismo; había otra torre y otro abad, ni el hábito ni la forma de hablar que apenas entendía le parecieron igual. Y es que habían pasado mil años. Dicen que la fuga de las horas con los estragos que causa sirven a Dios de correctivo para punir la vanidad humana.

El resto de sus días aquel fraile estuvo llorando su falta. Dios le había abierto los ojos y como Tomás pudo meter el dedo en la llaga del costado y creyó, dejó de ser perezoso y renitente en el cumplimiento de la Regla y fue más piadoso y caritativo con los hermanos. Un día de Dios no semeja en nada al que nosotros tasamos con nuestros propios cálculos. ¿Cómo poner al mismo nivel la habilidad humana con la sabiduría infinita? Velay los misterios de lo que llaman los teólogos economía de la salvación y es que los designios divinos son inescrutables. La ruinas dilapidadas de los monumentos cistercienses, que a lo largo de mi vida tanto encalabrinaron mi curiosidad, me sirvieron de receta para acallar esta desazón. Yo estuve siempre encadenado a la forma de vida contemplativa que fundara san Bernardo. Acaso mi pobre yo no sea más que una reencarnación de uno de sus frailes blancos que purga las faltas cometidas por inadvertencia o desidia a la observancia claustral y ando por el mundo añorando aquel tiempo en medio de cánticos a la Virgen. Todo York y sus valles resulta un tributo al espíritu cisterciense. Los hados me llevaron hasta sus muros blancos. Era un viaje de ida y vuelta el que realizaba desde Sacramenia a Eboramenia. Tortuoso trayecto vital. Pero no era en busca de un hábito ni de un capelo sino detrás de una mujer cuyos ojos iluminaron mis sueños de vivir una amor indestructible.

De este modo se inicia la andadura de la nación inglesa que se mantuvo acérrima e incólume en la fe de Xto. aun en medio de los embates de la Reforma y de la Disolución Monástica hasta bien entrado el siglo XIX donde merced a las intrigas de Benjamín Disraeli se va a convertir en emporio de otra civilización pero ya no bajo el signo de Jesús sino en los brazos del templo masónico y la sinagoga. El York de la Disolución Cenobítica, el de Taulero o el Inconformista del metodismo de Wesley o el de la capilla fundamentada en la biblia a palo seco nada tiene que ver al respecto. El mío cantaba en latín a capela sin órganos clamorosos y tenía un cierta prevención hacia el hebreo. Los himnos del "Prayer Book" con su clamoroso estruendo me dicen poco. Mi añoranza es por la ciudad de los ciento treinta campanarios. Con sus cuarenta y dos parroquias y sus setenta y tantos conventos. Albergo mi esperanza de que algún día vuelva a renacer cuando el arzobispo Hutton que duerme el sueño de los justos en una de las capillas de la pérgola con un libro caído de bruces sobre su barriga se despierte de su modorra. O esa estatua de la diosa Higia que exorna el altar de la Señora son una urna en la mano ceda el puesto usurpado a la Madre de Dios cuya talla fue destruida por otro dignatario de la reforma, monseñor Holgate, sólo para complacer la clastomanía de un Tudor.

Fue un milagro la conversión de los contumaces "picti". La catedral de York es piedra angular de una iglesia que se codeó en prosapia con Roma y Bizancio, con Ávila, Tarragona, Hispalis, Toledo o Tours. En Eboracum o York de romanos nació Constantino. Su madre Santa Elena, a la que la iglesia universal debe la invención de la santa cruz, el culto a las reliquias y la liturgia a la Majestad, era una bella eborense, hija de un centurión romano que vivió una villa o quinta en una localidad que se denomina Wilberfoss y en la cual tuve la dicha de residir nueve meses de luna de miel y también luna de hiel porque ya en mi juventud empecé a probar las dulzuras y acedas de esta religión que pone como condición sine qua el dolor, el sacrificio, la abnegación.

York se alza en los montes del recuerdo para mí como una pináculo excelso coronado de alas de ángeles. A veces escucho entre el rumor de sus campanas el himno de las letanías entonada por los coros durante toda la eternidad. Santo. Santo. Canto. De aquellos impresionantes y privilegiados comienzos estriba la grandeza y el atractivo de esta primera urbe a la que llegan todos los años multitud de turistas y de peregrinos: la Jerusalén de Occidente. Todos los jerarcas que recibieron el palium en esta sede primada eran considerados como patriarcas de todas las Inglaterra, mientras que el arzobispo de Cantorbery es primado de Inglaterra solamente.

Y tosamos acá con una cuestión peliaguda que ha sido causa de guerras entre la Casa de York y la de Lancaster. Cantorbery y York han pugnado a través de los siglos por la eminencia. Sólo se puede llegar a una conclusión. Que la heptarquía del sur ostenta la hegemonía política mientras que la relevancia de la norteña guarda sesgo más espiritual.

Una fuerza escondida e incoercible me atrajo un día hasta sus muros y al socaire de sus murallas de arcilla blanca iluminadas en la noche como si fueran el fuerte crenelado de la Ciudad de Dios me arropo. El rumbo de mi estrella marcaba el septentrión. Viajamos hacia el punto de origen, la casa de Helen la bella y el fulgor de la cruz de Constantino en Puente Milvio. In hoc signo vinces. Este es un lugar como para vivir la esencia del amor que es la fuerza de la institución creada por Jesús. Hay una conexión insondable entre esta ciudad y los santos lugares. La madre de Constantino mandó construir nada menos que más de mil templos en Tierra Santa para conmemorar alguna circunstancia bíblica de interés o algún paso de la vida y pasión de Jesús Nazareno. El nombre de esta mujer es muy a tener en cuenta en los anales de la religión y si bien muchos de aquellos templos mandados labrar por ella están arruinados y perdidos o convertidos en caballerizas o en mezquitas por los sarracenos queda su rasgo impresionante. Ella puso en marcha todo espíritu hacia la Jerusalén de la que en York se perciben los ecos y que trascendió al mundo caballeresco de las cruzadas.

Toda mi existencia estuvo relacionada con "Helen" y la victoria de Puente Milvio es mi batalla. El nombre de Helen da vueltas al laberinto de toda mi vida. York aparece así ante la vista igual que un sueño. Es un sueño en el bosque encantado de piedra. Ápice del gótico florido o estilo perpendicular hijo del arte normando. Te emborrachas de cresterías al llegar. Su perfil tiene algo de la cerveza robusta que sirven en Whitmawhatmogate donde se encuentra la tasca más vieja del país un publicano que se dirige a la clientela con aires de caballo percherón. " I am a Yorkshire land". Es una casa minúscula como la de los cuentos el hastial que se abomba y se derrienga convexo hacia el exterior como si sus robustos estribos pintados de negro atlantes de roble que sostienen los pisos asimétricos y salientes de un equilibrio difícil pero cuya estabilidad desafía a la acción de los años no pudiesen más. Dicen que en este tugurio fumaba Guy Fawkes, un nativo ilustre, y fumaba su pipa mientras tramaba un complot para subvertir la monarquía. Después de siete pintas un martes de septiembre tomó la decisión de pegarle fuego al parlamento. Para hacer saltar al orgullo inglés. Guy era para mí el verdadero epítome del eborense, pero todos se reían de mí cuando lo mencionaba, me trataban de iluso.

-Entra en la burbuja de los ensueños.

-Llego al país de irás y no volverás. A la Inglaterra de los encantamientos.

-Tu vida será una quijoterías

-Esta ciudad tiene un alma señora y señera.

-Sí es un castillo de marfil. Por cada una de sus siete puertas solo se deja paso a los privilegiados. A los poetas, a los profetas. A todos los que en este mundo han sido.

Todo aquí está relacionado con la belleza en verdad os digo, sus torres y los paneles de las ventanas geminadas rinden culto al dios de la armonía. Es como entrar en un templo sagrado de noche y de pronto las flamas inundan los hacheros, se hace candela y todos son lucernas. La ciudad es el marco perfecto para un auto sacramental como aquellos que estuvieron celebrándose durante los normandos en la "Fête Dieu". Todo parece dispuesto como para empezar el rito de misa pontifical. Un eco de antífonas pervade las calles. Quedan las codas de los himnos de resurrección. Sí York es la ciudad de la resurrección. Su escolanía así como la escuela catedralicia adjunta es una de las más antiguas de la cristiandad. Apellidos augustos ocuparon su silla arzobispal y ciñeron su palio de lana virgen con seis cruces negras desde san Egberto que fue el primer metropolita hasta el actual Duncan. Muchos de ellos fueron elevados luego a la silla de Cantorbery como Walter de Gray, Bowet que ocupó el cargo entre 1497 y 1523 y cuya estatua funeraria sedente con un libro abierto en las manos embebido el personaje en la lectura hace pensar al doncel de Sigüenza. Hay que distinguir esta estatua yacente del lector ávido y aplicado de la del lector displicente y amodorrado como es el caso del arzobispo Hutton que arrebujado en su capa pluvial parece echarse la siesta. San Guillermo patrono de la ciudad que fue canonizado pese a la recia disputa que tuvo con san Bernardo de Claraval por cuestiones prelaticias. Murió en olor de santidad y sus despojos expuestos a la veneración del pueblo durante una semana exhalaban un ungüento odorífero que curaba las enfermedades y hacía otros milagros. Subió a los altares por aclamación popular en 1153.

Luego habrá que citar a san Cuthberto, a san Alberto templario en su día promovido a la mitra de Jerusalén y fundador de la orden del Carmelo así como san Juan de Beverley. Otros no tuvieron final tan incomible ni murieron con la aureola en la mano. Fueron obispos armados en frontera justicieros o rebeldes, señores de la guerra, según una expresión que está muy de moda por las fechas corrientes, durante la guerra de las dos rosas. Un tal Aldred en 1069 fue descuartizado a instancias de Guillermo el Emperador por oponerse el obispo de canon irlandés a aceptar el rito romano que trajeron los normandos. A Richard le Scrope, titular de la mitra orcina lo mandó asesinar Enrique IV Plantagenet en 1405 muriendo el prelado al pie del altar lo mismo que santo Tomás Beckett, aunque su fama no se desparramase tanto pero evidencia el clima de recelo y de suspicacia que tuvo sumidos a la cristiandad la lucha por la preponderancia entre trono y altar.

Tomás Wolsey, el legado pontificio que había comunicado al rey de Inglaterra la bula papal en virtud del cual se proclamaba a la corona como defensora de la fe de Xto. recibió en pago de su solicitud una mazmorra en una oscura prisión eclesiástica de Leicester y después la visita del verdugo. Murió Wolsey decapitado en abril de 1530. Había criticado la conducta sexual de Enrique VIII, harto estragada como es sabido de todo.

Tales intercadencias en el padrón de preconizados arzobispos hace pensar en la variedad y muchas formas de la iglesia instituida por Jesús. Hay muchas iglesias pero fundamentalmente dos: la de Pedro y la de Juan; una externa con mucho aparato y otra interior que apela a la conciencia misma de los bautizados, pero esta es otra cuestión que cae fuera de las competencias de cualquier historiador que exprime y juzga por lo que ve. Sólo la superficie (pleitos, casamientos desafortunados, estupros, avaricia, guerras, sentencias y desdichas de varia condición).

Estaba escrito que el ser humano sea hijo de sus pecados. Así, el báculo o "staff" eborense pudo estar en manos indignos de la misma forma que el cayado romano y el anillo y la quiroteca se ciñeron a dedos indignos simoníacos, tiránicos y a veces personajes neutros de aluvión. Sólo tú eres santo, Señor. A la vista de las impresionantes torres cuadradas de la catedral sentí deseos de arrodillarme y de rezar un confiteor. No hay por qué escandalizarse. De todo hay en la viña del amo. Buenos, malos, regulares, medianos y excelentes. Peccávimus, sí. Los hombres vienen y mal como las olas pero sólo tú permaneces. Somos contingentes y aleatorios como el gorrión que vio posarse san Paulino sobre su alero. De pronto desaparece para no volver más. Volaverunt. Ya no son. Pero la grey sigue su marcha camino de no sabe bien de donde. ¿Hacia las praderas celestes? It is the long march of everyman. La eclesiología, esto es Xto., es lo esencias y lo accidental los individuos que ejercen el mandato del rebaño. En York se materializa este pálpito de eternidad. El deseo de amor transformado en piedra. Uno ante el espectáculo del gótico perpendicular se siente formar parte del cuerpo místico.

Hay rangos y jerarquías individuas pero dentro del conjunto o ámbito de lo total brota las calidad singular de personas únicas e irrepetibles amadas de Dios desde toda la eternidad. Y de esa invitación a lo total, a lo inalcanzable, nace esa maravillosa utopía que alberga el cristianismo en sus entrañas, encina de Jetsé de la cual brotan muchas ramas, el árbol que vio Habacuc en sus sueños que junta lo negro en lo blanco, lo grande con lo pequeño y reúne en una misma dirección a los cuatro puntos cardinales, coordina las treinta y dos direcciones de la rosa de los vientos. En la cúspide, el Pantocrátor bendiciendo a su rebaño con los dos dedos desplegados en gesto de majestad solemne. El poder taumatúrgico.

El arte gótico no es más que un abraxas, un campo de símbolos que abre las credencias de un portal con vistas a un paisaje de coros y armonías donde el dolor y la muerte no tendrán ya vigor ni cabimiento. Los briosos rosetones y ventaneros - en la nave del transepto- se abre un inmenso óculo global que abarca el espacio de una cancha de tenis todo él de cristal de grisalla. Los maestros de la catedral de York muestran una pericia singular en teñir de colores mortecinos el cristal, de la misma forma que el azul resalta en Chartres o León es la cumbre de otro tipo de policromía más abrasadora. Y esta combinación de matices abre perspectivas inefables. Colores que pueden decirse sólo del alma.

Los británicos con el sentido práctico que dan a su piedad, la celebra "anglicana pietas", algo que sigue llamando la atención cuando atraviesas el cancel de cualquier templo de las Islas, la gente reza con grave recogimiento, lo hacen todo a su manera y por eso su religión es tan nacionalista. Hicieron la revolución religiosa de Lutero imprimiéndola un sello autóctono sin desceñirse de la majestad litúrgica. Quitaron muchos santos de sus altares ciertamente pero conservaron lo esencial del rito romano que se convierte en el Common Prayer Book y los cabildos catedralicios fueron rigurosos en la guarda de sus prebendas y derechos adquiridos. Por eso entre los anglicanos sigue habiendo canónigos, precentores, sacristanes, deanes, archidiáconos, lectores, magistrales, limosneros, ecónomos. El esplendor litúrgico trató de ser salvado cambiando el latín por el ingles y sustituyendo la plegaria pro papa por la de pro Regina, o pro Rege. El tesoro catedralicio excepto las tecas con los huesos santos no sufrió grandes desperfectos. Siguieron guardadas en los cajones capas pluviales y las dalmáticas de fimbrias de oro macizo, los pectorales de platas con gemas de rubíes, los acetres y los hisopos. Ya se cargaron de esto los tesoreros de ponerlos a buen recaudo cuando la chusma asaltó los templos. Asimismo, la reluctancia que siempre hubo en esta sede a aceptar la primacía cantuariense inclinó a York de parte de Roma durante el grave litigio de la contrarreforma y en la zona pervivió incluso durante lo más crudo de las persecuciones de Isabel de Inglaterra y de Cromwell un importante núcleo católico renuente a abrazar el anglicanismo y de ese grupo de católicos nació Guy Fawkes el conspirador de la Pólvora.

El oficio divino guarda por lo tanto el rancio sabor de antaño. Incluso algunas costumbres a las que ha renunciado el rito romano tras la puesta al día de las normas del Vaticano II la sede de York las guarda como el besar la epacta al final, la bendición con dos dedos, el deseo de paz que se hace con el portapaz. Los incensamientos y los responsos casi son idénticos que en Segovia o en Toledo. York sigue fiel a su primer compromiso y es católica a no poder más.

Hay una tradición de maestros de capilla que se mantuvo incólume prácticamente desde el siglo ocho. Los primeros cristianos supieron a través de Constantino que la fe ha de entrar por el oído. Es palpito del corazón más que raciocinio. Aquella tarde de otoño del 69 cuando llegué a las puertas de York me pareció tener como una visión. El paisaje que contemplaba me estaba acercando a todo aquello en lo cual soñé desde niño y de lo que guardaba una esperanza remota de que de alguna forma se materializase en mi existencia. Estas corazonadas nunca fallan. La mía se cumplió de alguna forma aunque mis imperfecciones y fallos determinaron que no fueran acreedor de todo aquel designio. Algo en mí no estuvo a la altura. ¡Pobre pecador! Tampoco supe retener el amor que allí se me daba y de toda esa culpa habré de dar cuenta un día a mi Criador.

El cristianismo tiene un sentido formal de la belleza del que carece cualquier otro credo. Es algo que sobrecoge y arrasa y no entronca con los subjetivo y pietista sino que revierte a lo general, a lo total y eso se convierte al trepar por los nervios de las bóvedas de las catedrales góticas como estas que vieron mis ojos a los veinticinco años una tarde de amor al catolicismo. Estos templos son el árbol y la mejor presea de su universalidad. Venía a empaparme del rocío de un sabor viejo. El alma se anonada y sumerge y olvidándose de su presente flota por las riberas del tiempo como tratando de regresar a sus orígenes más simples. Entonces dejé columpiar todo mi ser sobre el brocal del pozo de lo inefable. Sentí pues una importante moción mística, volviendo a nacer. Me suspendí en los brazos del destino acatando su ligadura y sometiendo mi voluntad a la suya. Evora Magna resplandecía como el altar de la purificación.

Entré por la puerta del oeste. me sobrecogió aquella solemnidad de la penumbra. El olor a cera y a rezos pero allí no había viejas sino toda una ristra de banderas colgando de las pechinas y laudas sepulcrales. La Desamortización había clavado su huella y la austeridad y acendrada religiosidad del medievo entraba en alianza con el aspecto patriótico ese sello nacionalista que dan los británicos a sus relaciones con la divinidad y que heredaran los americanos hasta el extremo de haber hecho del pendón colchonero de las estrellas y las barras señuelo de una nueva religión.

Un arzobispo Holgate ordenó meter el hacha al altar de la Señora tradicional en las catedrales europeas donde el culto de hiperdulía tuvo rango descollante y sustituyó una talla de la Virgen de orden bizantina por una joven semidesnuda de buenas partes toda ella de alabastro junto a una urna cineraria que representaba a la mitológica Higia patrona de la salud.

Allí estaban las metopas y estandartes de muchos regimientos pues York es plaza fuerte y campamento desde los romanos. Exvotos ganados contra el enemigo y muchas "Union Jack" en sustitución del petaso de los obispos y arzobispos que cuelgan del techo en otras catedrales como Toledo. Una placa conmemorativa rememoraba la gesta de un hijo de la ciudad el capitán Oldfield muerto en combate en la ciudad de Kandahar cuando todo su destacamento fue copado por los afganos. Esta tumba me parece a mí que está hoy muy de actualidad cuando la que está cayendo sobre aquel fiero país de afganos donde los federales buscan la cabeza de Ben Laden y lo quieren vivo o muerto. Acaso los soldados británicos que han vuelto allí a pelear este 2002 estén tratando de vengar la muerte de su camarada.

Un paseo por la pérgola nos llevará a conclusiones interesantes. Siempre desde que era niño he sentido inclinación por descifrar los epígrafes de las laudas sepulcrales en los nichos catedralicios o en otros enterramientos eclesiásticos porque allí se percibe la vanidad de las cosas del mundo. Por dentro la carne se momifica y los huesos se vuelven polvo y por fuera queda el arte estampado en las hieráticas figuras de mármol o jaspe. Algunos están tumbados. Otros hacen que rezan. Otros parecen que se han echado un ratito a dar una cabezada mientras suena la trompeta del juicio final que congregue a los mortales al Valle tras el Torrente Cedrón en las afueras de Jerusalén en las estribaciones del monte Olivete donde Cristo subió a los cielos.

Un arzobispo carilleno y aspecto sonriente parece que duerme la siesta. En sus rasgos aprecié atisbos de mí cuando fuese viejo. El escultor debía de conocer sus costumbres y nos advierte que debió de ser lector contumaz; un libro medio abierto yace sobre la casulla debajo de la cual abulta la barriga. Le gustaba vivir bien, los buenos libros, la buena cerveza, bufar su pipa con labores que trajeran de América los galeones piratas de sir Walter Raleigh. Al lado los símbolos de su dignidad episcopal: la mitra, el palio y los guantes con una cruz guarida de diamantes. Doy en pensar que estas riquezas han de llamar a los ladrones y no voy descaminado en mis conjeturas puesto que hasta poco antes de la guerra cerradas las puertas de la basílica había una ronda de cinco serenos que recorrían las dependencias del templo con perros amaestrados para disuadir a los amigos de lo ajeno. Lo que no fue óbice para que por alguna puerta excusada o por sus vidrieras se colaran estas visitas desagradables. Una noche de 1829 un tal Martín saltó y pegó fuego a la sacristía al tiempo que llamaba cerdos a los canónigos, les acusaba de cobrar las rentas y de comer tocino. Por culpa de este loco gran parte de aquella impresionante obra muerta se perdió. Ardieron las techumbres artesonadas de madera y se fundieron las vidrieras de tan primorosa hechura.

York es lugar con buena castrametación y todo habla de que es plaza fuerte apercibida al combate pero el castillo inexpugnable puede ser asaltado desde dentro. Pululan los caballos de Troya y los demonios interiores contra los cuales nada puede hacer el alcaide de modo que desde aquel "arsonista" dicen los ingleses: " The city of York, lollipops and lunarios" y también de maestros diría porque allí se forman buena parte de los profesores que imparten clases en esta preponderante nación.

Los ingleses pueden resultar acérrimamente insulares, muy pagados de sí mismos y rematan algunas veces en sanguinarios por la defensa de sus usos y costumbres. A lo que nosotros conocemos como contrarreforma tildan ellos de Disolución de Monasterios. El cierre de todos los conventos fue implementado por Enrique VIII. En algunos casos puede que el monarca llevase razón habida cuenta de la laxa disciplina y la moral disoluta de estos centros que se habían relajado lo suyo pero la circunstancia que determina esta sanción es la codicia de las tierras e inmuebles de las ordenes de clausura. El oro de los templos. La seda y el oro labrado de los ornamentos religiosos. Lutero había llevado a cabo el primer intento de reforma agraria en Europa. Cuando vio que la furia de los campesinos envalentonados por la rapiña y sed de riquezas quería ir demasiado lejos ya era tarde.

Y un poco de eso les pasó a los británicos. Amaban su iglesia como símbolo de poder y de regalía, sus símbolos y el esplendor y la pompa de la liturgia romana pero al introducir la lengua vernácula en sustitución del latín se dieron cuenta que el esquilmo y el saqueo de los bienes eclesiásticos del que sólo los nobles y los judíos salieron gananciosos había minado la autoridad regia aparte de haber empobrecido el esplendor de la casa de Dios. Por eso hubo un intento de frenada. Que los prebostes siguen luciendo sus ternos de gala y capas pluviales durante las fiestas de pascua. Que no se suprima el canon de la misa. Gracias a esta actitud los cabildos de las catedrales no desaparecieron.

En ese sentido la silla de York sacó partido de su oposición a Cantorbery para guardar el acerbo recibido durante casi mil años de romanización y en la ciudad todavía fermento esa espiritualidad católica genuina e inconfundible. Pero la historia está trufada de desencuentros y de malentendidos y los que la escriben ponen a veces pizca de aviesa intención. Por ejemplo, Enrique VIII fue un rey con muchos defectos pero también con bastantes virtudes. Es el tirano que envía a sus repudiadas y validos sospechosos, no importa fueran eclesiásticos de rango o nombrados escritores como Tomás Moro, al cadalso pero el poeta capaz de componer madrigales tan bellísimos como la "Feria de Scabouriugh" y fue tan devoto en sus años mozos que mereció que el papa Alejandro VI le confiriera el título de "defensor de la Fe", un privilegio que les fue negado a otros reyes católicos mucho más eximios como pudiera ser el emperador o el rey de Francia. Tales preseas no fueron óbice para evitar que fuese enviado a la Torre Robert Wolsey, el que fuera cardenal, legado apostólico y arzobispo de York. A la par los pirómanos del monarca pegaron fuego al anillo de oro de más de setenta monasterios que apretaban sus murallas en círculo de defensa tanto estratégica como espiritual. Quedaron arruinadas las abadías cistercienses de Santa María del Vado a orillas del Ouse y su hermana gemela de Rievaux, que tiene un apellido riente pues san Bernardo emplaza sus conventos en lugares muy buscados donde la naturaleza luciese sus mejores y escondidas galas y fuese en general un canto a la vida y a la fecundidad.

Esta fue fundada por el propio Claraval en 1131 y al poco surge la Abadía de Byland. Más al norte fueron pasto de las llamas el priorato de san Agustín (Austin) y el famoso convento de Whitby que se alzaba en la cúspide de un eminente acantilado desafiando a las galernas del Mar del Norte. Éste era uno de los primeros cenobios fundados según la regla de san Columbano o rito irlandés. Contaba con una comunidad mixta de cerca de más de mil pupilos. En sus claustros profesaron Alcuino de York y Beda el Venerable los dos exegetas más importantes de la espiritual con que cuenta la iglesia del alto medievo. Había padecido el saqueo de los vikingos en el siglo X y estaba en manos de los frailes negros o benedictinos al sobrevenir la exclaustración del primado Cramer. Pese al cambio que supuso el cisma de Inglaterra éste no ha de interpretarse como una quiebra de la trayectoria sino un acicate a la búsqueda de nuevas rutas y otros encuentros en la obra de la evangelización por encima de las diferencias culturales y de la fuerte idiosincrasia isleña, remisa a acatar el yugo extranjero. Los escándalos y malos ejemplos que dieron los papas denunciados por Lutero fueron un pretexto que no una razón justa a la revolución. La furia de Lutero clavando sus noventa tesis sobre las puertas nieladas de la catedral de Wittemberg revelan el acto de un loco pero sus pretensiones eran del todo cuerdas porque decía verdades de a puño. Sin embargo, los anglicanos siguieron al agustino alemán sólo a medias. Hay un esfuerzo por salvar los muebles y guardar lo que tenía de bello y carismático la liturgia pontifical y ese esfuerzo se aprecia en los vitrales y en los muros perpendiculares que parecen que caen a plomo desde lo alto o se alzan a los cielos en una apoteosis de armonía de la Minister eborense.

Entonces interrogué al viento pero cambiaron de repente las auras y Eolo no supo darme respuesta. Es como cuando preguntas por una calle a una señora que no es de la ciudad en la que tú te pierdes.

-No soy de aquí. He venido a la función.

-Está bien. Todos somos forasteros, pero yo busco el domicilio de mi amada.

-¿Qué fue de ella?

-Es un fantasma.

-Ah qué la vida pasa, señor, y nosotros no sabemos nada, fluye y nos desconoce. Fíjese en los letreros y a lo mejor tiene suerte. Bon voyage.

Allí las grandes verdades de mi vida se me hicieron patentes. En el ochenta y seis fui a buscarla. Compré un ramillete de rosas en un florista. Hay que ver como mudan los tiempos. Falto de Inglaterra doce años y parece que han mudado hasta el lugar de las casas. No es aquí. Busque la ruta.

Llamé a una puerta y salió a recibirme un individuo en bata floreada en la diestra sujetando del ronzal a un perro de ataque y en la otra escondida en el bolsillo una pistola. Había pensado que yo era un ladrón.

-Sorry. Me he equivocado de puerta. ¿No me darán otra oportunidad?

-Get out.

Me fui por donde había venido. Parzena no daba señales de vida y el taxista judío, un buen samaritano de aquellas navidades negras, movía la cabeza assustado y decía para sus adentros "he is a bit nuts, you know". Siempre me aturullo. No tengo el menor sentido del ridículo.

Ni en Epping, ni en Hull, ni en York ni en Doncaster donde tuvimos morada ya no estabas. Helen is gone. All gone Helen. Mal padre fui para ti. Un loco que te amaba. Dios perdone nuestros pecados. Pero ahora pienso que lo pienso estoy seguro de que todo aquello fue un sueño como una revelación. Este pobre alma de Pablo que alienta en mis huesos no se ha caído todavía del caballo.

Estaba un poeta de nombre Pope Primus Pater escandiando sus versos asomado a la torre de San Martín y era como un farero que guagua a los peregrino que se extraviaban en los bosques camino de Eboracum. El cuerpo enflaquecido los ojos cansados y la joroba que se había doblado su columna ante los libros no iban en consonancia con la sobrecarga divina y magnifica de su estro pero este es el sino de los grandes profetas que sus conciudadanos no les dan importancia. Pasan desapercibidos. Sus palabras en mi oído sonaban como aldabonazos trascendidos de un vestíbulo donde se recitaban poemas a lo divino en otra dimensión más allá de las nubes.

-He ahí un verdadero hijo del Yorkshire que plantaba viñas en su finca de Twickenham y quiso vivir apartado rendido a su numen lejos del mundo y desengañado
Domingo, 23 de abril de 2006



 
Easter. Cristos anesti. Anbiat. baskriesi, rissen. Gerissen, resurresité. surrexit sicut dixit. Ressurection and Erstehung. That is the cry today in all the languages (Greek, Rumanian, Russian, German, English etc.) I remember one novel of Tolstoi with that title. Was tired after a bad week. Prosecution that never ends at the Archive. El CIDA is like hell. Kafka lives among us. There are more chiefes than indians like in the bad spaguetti westerns. You sahouldnt do that. You shoud do this. You are not a qualified archiver etc. So my fingers become ghosties as we say in old spanish. Mis dedos se tornan huespedes. More than twenty year listening to the same tune. Envy. Rage. The classim and idiocy of the spanish society. After all we are descendent from the Visigoths. The Spanish Laberinth at work. La Fuensanta, la Reme, la Chumillas El Antonio G. Quintana. Are we heading for another civil war? Going to work for me many afternoons is like marching to the front.

Why didnt he shoot himslef alter living to the Catalans the Papers from Salamanca? Insted he hostigates me. Mobbing at large. The sexism od the women funcionarias a chip on their shoulder. Envy. All of them have spent lots of euros in crash course to learn English a language that little secrets for me even if I cant get rid of that wqild Çspanish accent but I learnet it by heart and it was the masterpiece of love. When you love your learn. Everywhere jews and turncoats. Los tornadizos de siempre que asoman la oreja siempre a lo largo de nuestra historia. Judas at work.

Jelousy. They dont know how to draft a comunication official. I know how to draft. I know where are the books. I am aware of the drastic and dramatic history of Spain. I know and I am scared of my people. The rule of fears. I also know how draw a knife but a follower of my Master I prefer to put down the guns. Mitte gladium in vaginam. I am peaceful and meek. My best altar are the taverns. The good tavern is a good tabernaculum. I am lover of beauty, good feelings, compassion, a bit of laughters, easy going but those ideas dont sell nowdays you have to be on the perpetual watch, suspiocious minded or became a bastard insensible to your neighbours feeeling bloody hell. I am the odd man out. Hangling from a rope never reaching the end like in the nights of white Satin.

In any case I have been quite worried about my Helen. Has her car dented by a silly old hag. Watch where you are going missus. After all she was honest and left her address recognizing guilt. That shouldnt be like that in Madrid or New York. England after all is the whole land of gents and ladies. Now my Helen our Helen she drives at night working the night shift caring for new borns. God bless her. In a world like ours especially in Spain whre the fall of demography is appalling (only parent prio paris parire peperci partum I know how is conjugated that verb from my Latin days the gachupichus, the blacks and the arabs, Europe is going to have a problema but that is none of my business in the same degree as I should not worry because petrol prizes are climbing up in preparations for the next war in Iran ) lady Suzanne your words are always soothing. You are the the only person in the world whom with I can talk. Sometines. They have messed all up, they should put the remedies. Like in the Baske country, like in the fucking Ulster. I spent years of my life writing about the Irish and I dont know a wolrd of it. Even I interviewed Paisley, Faulkner and all those cronies. I dont know a bit. Nor of the basque country. Now a certain presbiterus called Reid has come here as Mr. Kissinger to make end meets. Oh priests. I dont understand the Catholic Church, Wojtyla, the Pope. All is power. Nothing to do with Christ. That is why I have become orthodox and I pray at home in from of the face of the illuminated ikons. There was a priest in me a seminarian and is sprouting up in my last days. Today is Easter. Christ is risen. Joy to all. Yesterday after talking to you, Lady Suzanne, there was in a Arab station form Aegipt the transmission via satellite – I follow the Germans and the Skynews- of the blessing of the Patriarch of Alexandria. The song to Christ resurrected in Arab sounded also by the Nile margins and for me it was quite emotive because someone has sent to me years ago the photo of this venerable bishop and is with the photos of my Helen and my rosaries in a gesture of adoration of the Bizantine Cross in full gear with all the garments. The tiara, the humeralis covering his head and patriarcal shoulders. Strange signal that mitigates the sadness of my troubles. Oh let us have hope and be joyful. Suzanne do you think I am a marthyr? I have had that feeling in El Escorial. Will talk to you one day about those awkard and exicing experiences. I knew you were healed. I had the impression also that I made you suffer a lot. Oh Lord forgive my sins. Good God. Mj thinks that I am useless. Perhaps. A bit unpractical. And Cristina is a sweet. She is very eager to come bak to Madrid. I hope that she talks with her half sister. I know everything will be alright. Trust God. Anyway Suzanne my mind is confussed and happy. I am glad you had a lovely holidays in Wales. The dragon of Wales. Caernavon. There are there your roots arent they? But you also are a bit Irish arent you not? Any way let us keep in touch. Hope you dont mind this epistle. Looking forward for your holidays in Frogland. Have a rouge on me. Or two. But tell you one thing the best wine in the world is Valdepeñas trust my word of connoisseur. Have a very nice week. Writting for me is a relieve. I think I ll continue a novel I started but I cant find time. When I get back to Madrid I am exhausted.

Have a peacful and joy ful week.
Quinto centenario – el hecho fue en 1506 y a raíz de la concordia de Salamanca- de la asunción del poder por Cisneros y sin mover una "palla". Lo que aquel fraile francisco al que sus contemporáneos describen siempre con cara de frío ("una galga en pieles parecía"), muerto en Roa de pulmonía cuando iba a recibir a Carlos V, austero y flemático y sin descomponer el gesto ora aferrando el báculo o empuñando la espada. Gloriosa fue su campaña en Túnez contra la morisma pero no lo diga usted muy alto don Verumtamen que le azuzan los dogos de Alicaída. Que nuestra "intelligentzia" se ha pasado al moro. Pero no es ni intelligentzia ni nada. Es como tener un tío en Alcalá. Vanas ilusiones de ahora mismo mientras nuestra nación, nuestra inmensa nación, España, se despendola y descuaja.

La banca hizo flux y no nos vamos a levar ni las diez de monte. Por supuesto que para mí resulta mucho mas sugerente la figura de un Cisneros español de pro que de un Chávez chien andaluz, el tornadizo, con su cara de brigada de cocina (pues su padre era suboficial de infantería) de igual forma que el de Rovira catalán fue del honorable cuerpo de la Benemérita) y el de tantos otros españoles que han renunciado a la españolidad. Ser del bando de don Opas el que nos traicionó en Guadalete hoy tiene mucho prestigio.

Acaso por eso sea un personaje sin demasiado ascendiente en la España zapateril y conejil pero que no nos vengan con aquello de que el cardenal era una carca. Al contrario, todo un político del Renacimiento diserto en las artes cisorias que convienen a todo estadista y que había leído a Maquiavelo. Todo un sabio. Fue un eclesiástico que amaba el poder pero concebido éste como un acto de servicio a su patria y a la Iglesia de Jesucristo. De su frugalidad, de su laconismo, de la forma como sofocó la rebelión de moriscos en las Alpujarras mano de hierro en guante de seda y de su temple y valentía mucho tendrían que aprender los políticos de la contemporaneidad.

La unidad que el construyó y alzo hoy se desgarra. Estamos al cabo de la calle. La gran talla intelectual de este hombre tampoco han de negársela ni sus más recios detractores. Fue el fundador nada menos que de la Complutense.

Ese colegio de San Ildefonso donde todas las primaveras comparece la ministra traba luengas del pixi dixi y los letrados de la orla boyantes y ovantes ufanos – a la mayoría de sus señorías no les cabe un piñón por el culo cuando se sientan el birrete colocado sobre el colodrillo cual si fuera un pavero de ciencia- para conceder galardones literarios que son la tramitación de puro compromiso pues vienen aquí novelistas y poetas que solo los conocerán en su casa y a la hora de comer es una creación del gran Cardenal Ximénez de Cisneros fundador de la universidad de Alcalá. Desde sus orígenes a este centro universitario le cumple una tradición de heterodoxia y de liberalidad que no tuvieron por ejemplo Salamanca de inclinaciones más conservadores.

Las aulas complutenses dieron acogida a los disidentes y a los conversos – Ignacio de Loyola, Quevedo, Cervantes el príncipe Carlos – y a los cachondos mentales como fueron Pablillos y Guzmán de Alfarache. El Lazarillo no. El lazarillo –no hay regla sin excepción- perteneció a la salmanticense.

De Alcalá por contera era Manuel Azaña. Yo no se si esto es para la ciudad un orgullo un titulo o un baldón a secas pero habla de la tradición liberal de esa plaza que desde los romanos pues allá abrevaba la Legio VII cuando no estaba operativa en el norte y de su carácter castrense conservó nombradía de lugar de paso y de una gran hospitalidad para el forastero. Trajano la convirtió en un vivaque o campamentos de invierno para su orden ecuestre. Contó hasta hace poco con varios regimientos de caballería. "Tengo un hermano en el tercio y otro en regulares y al mas chiquillo de ellos lo metieron en Alcalá de Henares", cantaba una copla castellana, muy triste como todas las coplas.

También tuvo penal. La vieja institución erigida por Cisneros es cosa venida a menos ya lo sé y algo devaluada por este batiburrillo de los premios Cervantes. Tener un tío en Alcalá. Por hay va la cosa. Pero allí nació por ejemplo en 1485 la desgraciada Catalina de Aragón de la cual les hable en algunos de mis otros artículos con motivo de mis visitas a Peterborough en el Yorkshire ingles.

Sin embargo los graduados en la complutense solemos ir de humildes por la vida. Aquí el saber nunca ocupa lugar y miramos en nuestro diploma de licenciatura hacia el cerquillo de este fraile que aparece coronando en camafeo con su sayal y su humilde cordoncillo la larga nariz que fue testimonio de la curiosidad intelectual del "galgo en pieles" con un cierto orgullo. También con mucho afecto pues allí esta nuestro nombre estampado en la fachada plateresca con sus ajimeces y botareles del colegio de San Ildefonso de marras con paramento de Tomajón y joya del plateresco que completa Gil de Hontañon.

Como estos dos maestros citados, el intelecto y el perfil cisnerianos son muy plásticos y arquitectónicos; todo como cortado a plomada. De ahí la personalidad de este fraile que oculto tanta grandeza debajo de su cogulla monacal. Sus orígenes humildes no descartaron su ascenso al cargo de heredero de la monarquía de Isabel y Fernando cuyos reinos administró en el oficio de regente y como reza el emblema de su sepulcro – la frase se me quedó grabada pues es la de un hombre para la eternidad – "en luteam olim, marmoream nunc" (he aquí el rostro de un hombre que fue de barro y ahora pertenece al mármol)

Hizo de España un gran país como artífice de un imperio que hoy pretenden negar y zaherir personajes tan histriónicos, desalmados o canallas como Evo Morales el del Poncho o Chávez el bolivariano. Odio del indio que devuelve con moneda de ingratitud la defensa de ellos que hiciera el P. Las Casas. Todo el derecho de gentes. Ese inmenso orden escolástico que habla de la dignidad y respeto de todo ser humano hecho a imagen y semejanza de su Criador habla la filosofía de estas aulas. Por mucho que quieran no lo podrán mover. No lo conseguirán levantar.

-Guadeamus igitur

-En realidad ese era un canto de estudiantes foráneo. Ese gaudeamus en verdad era un jocoso cantar ruin de borrachos y de giróvagos flamencos. La tonada no puede ser más burlesca y extemporánea a nuestra idiosincrasia complutense donde escribimos mucho mejor latín que parisinos y oxonianos. Lo entonaban en la Sorbona y en Paris pero bajo los techos de los salones de grados de Alcalá otros resonaron. Sin embargo si, en efecto, regocijémonos.

En virtud de la Concordia de Salamanca y de la muerte de Felipe el Hermoso, Cisneros es nombrado regente. Había sido confesor de la reina Isabel la Católica y en la corte tuvo fama de disciplinado y entero porque este madrileño nacido en Torrelaguna debió de ser de armas tomar del todo diferente a Hernando de Talavera al que Isabel de Castilla le consideraba un "santo". Sin embargo, aquel santito no fue capaz de solucionar la rebelión de las Alpujarras. Cisneros de mucha más mano dura por el contrario sí lo hizo aunque tuviera que emplearse a fondo con medidas drásticas como por ejemplo la quema del alcorán en la Alambra de Granada. Nadie, por lo demás, se lo eche en cara. A fray Hernando que era más bondadoso y tolerante los moros le toreaban.

El prestigio intelectual de Cisneros es enorme: la traducción de la Biblia políglota tarea que acomete en 1502. Fue uno de los primeros impresores de categoría y una de las primeras estrellas de la galaxia de Guttemberg. Publica el "Misal mozárabe", "Las epístolas de Santa Catalina de Siena" y la "Vida de Cristo" del Cartujano que precisamente iba a ser determinante de la conversión al catolicismo del capitán vasco Iñigo de Loyola. Asimismo, y para que los catalanes no se nos pongan a mal dio a la estampa las obras completas y tratados místicos de Ramón Llull.

Estamos insisto ante un prelado renacentista que movía con igual acierto el cálamo de versado en escrituras como la mitra de obispo o el "galerus" o casco de prelado romano. Recuerdo una emoción suprema que me embargo un domingo cuando fui a misa y en una capilla del citado colegio me tope de manos a boca con el monumento funerario a Cisneros. Su tumba es una maravilla de estatuaria yacente en mármol de Carrara y figuras de alabastro, obra de Fancelli que también tallo el sepulcro – completado por Bartolomé Ordóñez- del infante don Juan y el de los Reyes católicos en Granada. De estas obras de arte dijo Unamuno que en ellas esta enterrada España. La tumba fue profanada por las turbas marxistas en 1936 y reconstruida durante el franquismo.

El orden universitario español con sus luces y sombras sus grandezas y miserias se cuadratura en Cisneros. En una mezcla de pileo académico garante de libertad y de casco castrense. La tolerancia y espartaquismo. Colegios mayores y menores. Se llegaron a contar hasta treinta y cinco. En siglos anteriores y hasta mediados de 1745 cuando Alcalá deja de emitir títulos las grandes familias españolas mandan a Alcalá a estudiar a sus hijos pero permiten que estos se acompañen de criados o chofistas pues se alimentaban con las sobras de las mesas de sus amos quienes a su vez consiguen graduarse y acceder en muchos casos a ordenes eclesiásticos como Sorbona, Oxford, Cambridge o las universidades italianas pero allí la jerarquía aristocrática es mas rigurosa. Alcalá que siempre fue porcionista y algo medio pensionista en contraposición conserva un carácter de llaneza comunera desde el principio y esta humildad con que nació la sapiencia se la deba al carácter de este fraile de Torrelaguna que perteneció a la cogulla y al cordón de los Mínimos reformista y reformador como buen franciscano.

Quienes han conocido los rigores de esta hermosa tradición medieval y hemos llevado la beca roja o azul según los colegios y el manto pardo que se convirtió en esclavina no podemos mirar para la efigie de fray Francisco que resplandece en todos los títulos complutenses con una nota de simpatía, agradecimiento y veneración. ¿A que ese afán de tirar por tierra lo nuestro? Nos consta que la Universidad de Madrid ha tenido una de las mejores facultades de Medicina, Jurisprudencia y Lingüística (Latín, Griego, Hebreo) del mundo pero los egresados según dicen los sudacas en estos claustros apenas lo damos importante. Somos humildes como nuestro fraile fundador. Es ya medio milenio bajo las aulas. Si entrásemos en coloquio con las paredes de esos claustros, cuantas cosas nos podrían contar. Buenas y malas. Algunas tristes otras tiernas y las más picantes .De fiestas como la del obispillo, las de los soplillos de Pascua o los aguinaldos por Navidad. Los enfrentamientos y reyertas y hasta algún estacazo entre los mozos del pueblo y los estudiantes. En una ocasión por una mora mató un teatino del Colegio Menor de los Vizcaínos al sobrino de un obispo y hubo desmanes entre los treinta y cinco colegios por discrepancias regionales. Aun no se había inventado la España de las autonomías ni Cartagena era nación.

Todos los primeros de curso se daban sonoros y novatadas y por san Juan había enramadas y rondas de galanes por las mozas del lugar y algunas veces también palos. En el Colegio del Rey estaba media servidumbre de palacio y allá por el mes de julio se veía abandonar la ciudad a verdaderas comitivas de mulas reverendas con las artolas cargadas de libros y los recién graduados con sus sotanas y sus birretes conseguidos con la orla triunfal y la lectura de la "disertatio" en el paraninfo. Eran los licenciados que acababan. Iban camino de su pueblo soltando latinajos muy pagados con su tonsura y su aspiración a una sinecura como beneficiados o prebendados en la iglesia de su lugar. "Sint ut sunt, aut non sint". He ahí el gran dilema. La purga de Benito. Ser o no ser. Que las cosas se queden como están o no sean más.

La formula había que recordarse al señor ZP en este centenario de Cisneros que contemplará don José Luis como quien oye llover y que no sé si ha tenido un tío en Alcalá pero con el de presidente no tenemos tío ni chá. Todos vamos de curritos. Esto es: de fámulos, según prescribía nuestra rancia tradición escolástica.

 

miércoles, 03 de mayo de 2006
CUADERNOS DE ROTACIÓN




#Cuaderno del Maestro. Selección de ejercicios del cuaderno de rotación # Escuela de niños nº de Arganda del Rey Años 1922-32 # Maestro D. Román Aparicio Pérez # Ayuntamiento de Arganda del Rey. Madrid 2005

ISBN:84-71320-370-7# Papel estucado con atajos e ilustraciones b/n y en colores, apaisado, tela editorial, sobrecubiertas originales, muy esmerada edición.



 

El Ayuntamiento de Arganda en colaboración con la Universidad de Alcalá de Henares ha organizado una exposición centrada en material escolar sacado de los fondos municipales de los Archivos de aquella localidad. En los cursos que van desde el inicio de la Dictadura al segundo año de la Republica.

Un total de unos trescientos cuadernos con trabajos suscritos por la firma de niños de aquella escuela por aquellos años, y con los más importantes incorporados en atajos en blanco y negro y en color dentro del texto del libro de la exposición primorosamente editado en papel estucado como un libro mayor, trazan una panorámica social y vital de la vida en la provincia de Madrid de los años veinte y comienzos de los treinta.

El lector o el visitante puede tener una visión de conjunto y hacerse a la idea de cómo era la cotidianidad en provincias. El niño no miente y cuelga observaciones y comentarios sobre la vida local de los puntos de su pluma.

Redacciones, dictados, sketches, dibujos, al natural, cuentas, mapas, algún aleluya gracioso, con las observaciones y notas al margen del maestro don Román Aparicio. Un gran pedagogo debió de ser aquel maestreescuela humilde, cordial, mal pagado, cargado de hijos. Soñaba en un mundo mejor y en un mañana más justo. Trata de incorporar a la escuela de Arganda algunas de las innovaciones pedagógicas avanzadas basadas en un desarrollo integral de la personalidad, en el incentivo de la imaginación y la iniciativa personal que se estaban realizando en los Estados Unidos, Francia y Bélgica y aplicando teorías afectas en dicha materia a la Institución Libre de Enseñanza. Todo esto forma el corpus de este diorama de la vida discente y docente en el medio rural visto a través de los cuadernos de campo de niños de corta edad. A juzgar por la letra de pendolista algunos alumnos de don Román hicieron auténticos meritos en caligrafía

La mayor parte de las muestras son entrañables. Hay entradas de un carácter senequista como las reflexiones de un niño acerca de la negativa de algunos vecinos a dar cobijo a un pelotón de soldados que se dejo caer por el pueblo en unas maniobras en contra de las normativas y del bando del alcalde. "A mi no me gustaría que me dejasen tirado o me diesen con la puerta en las narices cuando vaya a la mili", "allí donde esta la bandera esta España", etc.

O como era en aquel entonces la Semana Santa. "El Miércoles Santo vamos a la iglesia al oficio de tinieblas, apagan las luces y tocamos la carraca". Igualmente la apostilla que pone don Román con respecto a que los niños los más pobres celebran la primera comunión el domingo mientras a los de casa rica les toca el Corpus. Y eso no es justo pues dice don Román subraya un tal Luisito en su ejercicio- que eso no debiera ser así El carnaval, los juegos mas frecuentes, el sorteo de los quintos y cantar el numero con los que tocaba a África y los que se quedaban en destinos de la península. En fin se trata de una relación circunstanciada del modo de ser y de pensar de los españoles en le período que va desde la dictadura de Primo al advenimiento de la II Republica..

Los progresos en caligrafía se advierten a ojos vistas lo mismo que los resultados excelentes aplicados por el humilde don Román que en pedagogía era todo un gigante y que hace pensar en los versos de Antonio Machado y en toda aquella gran pléyade de maestros de primeras letras que tuvo la Segunda Republica.

Fue su mayor logro el haber abierto multitud de escuelas. La mayor parte de estos edificios académicos rurales fueron inaugurados durante aquel cuatrienio pero estallada que fue la guerra civil la Republica no pudo llevar adelante sus programas en materia educativa. Y don Román aparte de rezumar humanidad debió de ser un hombre tolerante y un gran patriota como demuestra el esmero con que hace dibujar a sus chicos la roja y gualda. Un espíritu abierto y un hombre en el pleno sentido machadiano de la palabra bueno al que le toco vivir un tiempo de convulsiones traumáticas y de enfrentamientos entre españoles. Trató al parecer de reformar y educar a las nuevas generaciones de españoles en la libertad, en la solidaridad y en un mínimo afán de progreso en pugna con el rancio oscurantismo haciendo suya la norma de Joaquín Costa de que el problema de España se resuelve "con la escuela y la despensa".

Por desgracia, encarcelado por los vencedores a causa de su militancia en partidos de izquierda fue condenado a muerte en la cárcel de Porlier aunque no pesaban sobre su causa delitos de sangre y su único "crimen" parece ser el haber sido amigo de don Manuel Azaña. La pena capital le fue conmutada por la de trabajos forzados pero la buena nueva le llego tarde. Porque, en el ínterin el maestro de Arganda, presa de la desesperación y antes de hacerse firme la sentencia, puso fin a sus días en su celda del presidio de Porlier el 23 de noviembre de 1939.

Una publicación y una exposición como la Cuaderno de rotación si tuviéramos que hacer un juicio de valor constituyen un autentico festival que honra a la archivística por haber permitido el acceso al publico de estas fotografías como la que abre en el envés de la guarda del maestro rodeado de sus discípulos y que no faltaba en ninguna casa de la España profunda antaño y era tan importante como la de la boda o la de la mili.

En la instantánea don Román aparece sosteniendo en las rodillas a su hijo más pequeño que aun gasta "cuco" y babero.

Si la historia es la "magistra vitae", estos humildes trabajos escolares demuestran el interés que tuvo la Republica por la Educación de sus ciudadanos y el afán de superación.. Al propio tiempo nos exhorta a seguir el ejemplo de la figura señera de don Román Aparicio, un mártir de la libertad.

Este funcionario del Estado fue un caso paradigmático a imitar y un escarmiento en cabeza ajena. Para evitar que la sangre vuelva a correr entre españoles y se ahorre el sacrificio inútil de vidas valiosas y todo por ese clima de enconos y de odios de siglos. Se trata, pues de un memorable tour de force archivístico a cargo tanto del Excmo. Ayuntamiento de Arganda como la Universidad Complutense para recuperar la memoria histórica de un pueblo en el extremo de la provincia de Madrid famoso por sus buenos caldos y sito cerca de Titulcia por donde pasaba la vieja calzada romana.


Me impelo a ver cóccix (las muchachas de hoy en día tienen mucho ringorrango ya no enseñan las pantorrillas como las dulces minifalderas de mi juventud o los tobillos cuando subían al estribo del tranvía y a nuestros bisabuelos les "ponía" o entrar en manga corta y sin rebeca en la iglesia umbría caballo de batalla de los párrocos años 40) traseros perfectos que los lewis obraron el milagro ya no hay feas y se cinglan se visten o más bien se desnudan que así esta España con el culo al aire las muchachas generosas casi una cuarta mas abajo del "onphelos" que no es lo que ustedes piensan sino el umbilical, sólo el preludio invitando a meter el pájaro en el infierno bocachian y el metro sus escaleras y pasillos es un festival de las bien ceñidas ausonias Que diría Homero. Esto es Troya.

Lupercales fiestas de rabadillas que cuando se agachan se las ve la raja de la parte donde la honestidad pierde su casto nombre. Tápate un poco Henarcita no nos hagas esas fotos hija. Ya digo esto es para darse un lote de vista que diríamos en mis tiempos. Cóccix ijares cuadriles que invitan al reclinatorio de la mano. Besos y huesos sacros lo de un poco mas para arriba y lo de un poco mas para abajo, todo ese dintorno gozoso de la geografía anatómica de la mujer y nalgas al pellizco o al azote mientras me derrumbo por las primeras estribaciones del monte de Venus. Cinturas y rabadillas navels esa depresión en la mitad del abdomen pero ningún nabo. Recordando una copla, "este rabel pide vino y las cuerdas aguardientes y el mozuco que las toca mozas de quince a veinte tirolariru"

Venus triunfante. Ha estallado la primavera. Recoletos es una fiesta nómada de muchachas en flor. Las mujeres están inmensas. Mating season de perspectiva. Eso de todas todas pero la verdad es que me gustaría que no fueran tan narcisistas porque todas se han vuelto pedorras y a todas menos a la mi legitima la encuentro su aquel, si a mano viene, para hacerles un favor. Me gustaría que dijesen lo que las indias le dijeron a Colon. Si dios no lo dio y no nos lo quitó es para ponerlo a contribución. ¿Gozas vida? ¿Compartes? ¿Repartes? Pues ya sabes el que parte y reparte se lleva siempre la mejor parte. Mais pas question les samedis. Andamos todos metidos en nuestra propia burbuja. Que si Zapatero, las zarandajas del Cantamañas que cada día me parece mas un histrión un golpe a mis principios ¿es esto la derecha oiga? Y los correveidiles del estatuto Prostituto. No son problemas reales pero estamos siendo invadidos y eso sí es real. Entonces el sexo no es más que hic et nunc una evasión. Dos días postrado y ha sido un alivio no ver televisión. Los gags muy malos de "Aquí no hay quien viva" propalaban el aburrimiento en el cuarto de estar promulgando la incomunicación de las familias.

Anduve por Sevilla ferias de abril y como a orillas del Guadalquivir no se cortan un pelo la palabra que más escuche en todo el camino "schoscho" y requiebros a las hijas mías de mi vida pero en riberas del Manzanares hemos perdido la capacidad de asombro. No estalla en el aire ni un piropo como antaño. El personal parece como ahíto de beldades. También en esta apoteosis de las formas femeninas existe un no sé que vengativo. Ellas proclaman a los cuatro vientos somos el sexo fuerte. Hemos vencido al maromo y nuestros hombres no son más que esclavos objetos sexuales meramente. Lick up my ass, baby. O yea.

Huyo y me llamo a parte pero no existen refugios ni donde asilarse. El escondite esta dentro de uno mismo en las buhardillas de la fantasía y en los sótanos del sentir y del pensar. A eso lo llamamos exilio interior. En los tiempos de Stalin para librarse de la muerte segura los refuseniki contestatarios se hacían pasar por locos o por borrachos. Y así los guindillas de Beria y del NKVD no les echaban mano. Evitaban el campo de concentración pero aterrizaban sobre los rastrillos de un nosocomio detrás de los cuales se apartaba a los orates. Hoy para sobrevivir hay que dárselas de salido. De frecuentador de los fogones – enmiéndale la plana y manda una receta a Arguiñano para que haga una fabada como dios manda- o de cachondo.

Si das en pensar o te califican loco de remate o te condenan al mar de hielo. A mí me quitaron el agua y el fuego como se hacia en Grecia con los metecos por la malquerencia de una jefa de inclinaciones tortis y muy tuerta y atravesada de corazón como las gentes bien pensantes de derechas.. Extranjero en mi propio país. Se me parten todavía las carnes y rilan por el miedo a decir la verdad. Los tiempos de Aznar fueron terribles. Gracias a dios la negra Micaela un regalo a España del bueno de Fidel me ha libertado de aquellas garras. Nigra sum sed formosa. Morena me llaman y yo blanca nací. El sol del enverano me hizo ser así. Pero mucho cuidado con don Simón. ¿Quién es don Simón? El enterrador de España. Nos tiene manía y un odio africano y nos ha mandado A Vargas Llosa de escritor delegado ese que está en todas las revistas para que nos entretengamos. Story tellers. Cuentacuentos de peruleros cantamañanas al uso. Contar historias. Los extranjeros que ya son muchos mas que nosotros entonan los blues y estos peruleros a los que los Rochild y el maldito Lord Beaconfield el gran agente de la hispanofobia envian a barrisco no son mas que un bluff. La impostura habita entre nosotros. Falsos genios a punta pala. Yo conozco al negrero que esta trayendo negros a esgalla en cayucos. Va a Senegal a levantar gente y nos las envía remesas en manada. Es un argentino. Pura mafia. Bird of the same feather –diz los ingleses- flock together dios los cría y ellos se juntan. El negrero argentino es un hermano mielgo de Vargas Llosa. Demiurgos mediáticos, una pasada. Narrar batallitas de lo mal que lo pasaron cuando entonces y que a su padre lo fusilaron algo haría no será el primero ni el ultimo. No nos cuenten más. De Sánchez Drago ¡ jodó! No hablo. Quede para otro día la historia.

Gestamos jartos de ellas y nos dicen siempre lo mismo. Huele a puchero enfermo. Barrunto judíos. Micaela, de la Habana vieja me has abierto los ojos, y me brindas tu pezón. Edoce me in vías tuas. Infancia espiritual. Solo soy un niño de pecho agarrado al cordón umbilical de lo que se fue. Dame de mamar. Todo este fumeque y tener siempre en los labios la boquilla de mi cachimba no es mas que un reflejo condicionado de regresar a la areola nutricia. El psiquiatra me dice que eso os pasa por no tener madre o por haber tenido una que os salió rana ¿España, pues? Tu sabrás. Os destetaron demasiado pronto u os criaron con pelargon pero en realidad lo que os pasa es que no crecisteis de la leche de una mujer ni de una diosa o de la loba capitolina; os amamanto una cabra. No una madre como dios manda ni una oveja ni una vaca. Una cabra. Así estáis todos. Para que os encierren. La leche que nos dieron y que locos nos volvió. El símbolo patrio no debiera ser el toro sino la cabra. Cabras de España, hembras del cabron nuestra preferida palabra.

Todas tales reflexiones e hipocondrías me hicieron caer malo. Estuve tres días con cuartanas. La fiebre me subía a treinta y nueve y medio las tardes. Se me apareció la negra Micaela con su cuerpo de guajira triunfal. No sé por que pero a mí me gustan las negras como en ese cuento de Chejov que narra los delirios de un probo auxiliar de pasante en una covachuela de Petersburgo que planea irse al Congo a echarse novia y romper con toda la parentela de madre esposa suegra su prole. Si pues a mi me gustan las negras que se le va a hacer, nadie es perfecto, no todos podemos vivir en la plaza aunque mis consuelos son los de la imaginación pues me sobra la fantasía y no están los tiempos como para visitar la Casa Campo ni tengo tan buena cartera como la Rigalt que se baja al moro cada vez que quiere echar un "porvete". A la Gran Carmina le pasaba algo parecido. Ella también nacida cristiana se aljamiaba por amor.

Voy yo mas por el camino de don Inda, don Indalecio Prieto quiero decir, un asturiano "fartón" y que por menos de nada se nos iba a moces un día si y otro no hasta que una vez por un casual uno le pregunto: Don Inda ahora le veo poco por el burdel y muy socarrón el gran ministro socialista le contesto: Es que ahora encontré otros procedimientos de desfogue. Un poco pendón si que era don Inda aunque no del todo mala persona un si es no es mocero que para eso había nacido en Cimadevilla aunque no tanto como don Alejandro Lerroux el emperador del Paralelo. Las secretarias que entraban a su servicio lo hacían en el pleno sentido de la palabra. Azaña por ese cabo era neutro, flexuoso y verrugoso pero si no le dominaba la lujuria lo alienaba el fuego sagrado del odio y del rencor.

Los agustinos sexualmente debieron tararlo –y esas marcas infantiles dejan cicatriz en el hombre de por vida- en el Escorial. Un fraile debió de querer meterlo mano. A veces pasa pero no es para tanto. Y yo porque no me deje pero aquel maldito P. Manaba me arrimaba el cañón y el aliento en la confesioaria echándome todo el pestazo a tabaco y a cebolla me agarraba por la muñeca y me hacia daño o me pasaba la mano por le lomo grandísimo bujarrón. Hijo mío, ¿ Y cuantas veces? Y a usted que le importa, reverendo, mind your own business? Porque salí corriendo y le dije que se metiera la absolución por sus mismísimos que de no poner pies en polvorosa allí me la clava. Eso de la mariconería en los conventos es un escándalo, como el diablo meridiano, antiguo. Ahora - bien por Ratzinger cada vez me gusta mas este papa- han ha tirado de la manta y todo se descubre. Al interfecto lo emplumaron con suspensio a divinis y que el fundador de esa orden místico castrense que también pasaba a sus pupilos la mano por el lomo como el padre Minaba sea anatema. Y haga propósito de la enmienda pero¡ que baldón para esa que dicen Legión!

Lo malo es que el modus operandi y educandi del Opus de los jesuitas y hasta de los paules carga del mismo costado. Son vicios ocultos del edificio exterior – el interior va por otro camino y alli existen verdaderas moradas de grandeza como demostró Teresa- de la Santa Madre Iglesia. Queremos curas machos y obispos de pelo en pecho como Cisneros.

Esta finura pasada de moda y que calcaba el modelo de un tal san Luis Gonzaga que para mí es un bienaventurado marisco tuvo en un tiempo bastante ascendente dando paso a una espiritualidad enclenque e hipócrita alejada de la misma vida y presentando ante nuestra mirada un Cristo gay fruto de sus meditaciones y hecho a su medida cargada de represiones y de fantasías. Mi fe nunca fue un problema de bragueta. La negra Micaela azúcar de dengue vino a decírmelo. Traiga sus consuelos de amor la frutal magdalena que ungió los pies del Señor. Baja la fiebre y al arregosto de mi debilidad crece mi nostalgia. Pero ahí al otro lado de la ventana y como si la naturaleza ignorase mis desdichas y dolamas ha estallado la primavera con cuerpo de mujer. Es el milagro de las chavalas en flor. Proust en ese titulo creo que estuvo muy logrado y bastante rotundo. La vida sigue. Y se renueva. Con este mujerío de tronío no me explico como pudo haber tanta mariconería en los seminarios que yo conocí. Quizás la represión. Ahora ya no hay represión pero la inapetencia es flagrante. Las muchachas en flor esperan en el baile. ¿A Godot? Ellas saben que esperan al que no vendrá nunca. Por eso se acicalan tanto. Un ejercicio de vanidad como otro cualquiera.

24/05/2006



BIENVENIDO MR. MARSHALL. WELLCOME GONDOLEZA



Antonio Parra

Cuerpo de gacela y una cierta sonrisa entre las cortinas de unos buenos pìños la cara amable y humana del adusto ceño que frunce Bush y sus señores de la guerra Gondolezza esa...esa digo Rice viene a Madrid. La verdad es que se trae un aire a Loretta King la viuda del mártir de la segregación racial. Mis bondadosos lectores no saben lo que era aquello. Me estoy refiriendo a Alabama años 60. El ghetto. Escuelas autobuses y hospitales y por supuesto iglesias (allí nacieron los espirituales y los blues del sur). Y, si lo supieran, se iban a enterar de lo que vale un peine. El mundo sigue adelante a marchas forzadas paso adelante dos atrás. A los nostálgicos del aznarismo que están impregnando la vida española de una filosofía de cloaca y de un lenguaje duro de sofismas, entelequias, tautologías y argumentos ad hominem aunque no digan palabrotas pero su corazón es una sentina del revanchismo y el odio convendría recordarles la teoría de Demócrito. Nadie se baña dos veces en el mismo río, la guerra fría del pasado se desvaneció en las brumas del futuro, el general don Vernon Walters que en paz descanse ya no escribe en el NYT pero aquí vuelve no sé porqué la caza de brujas y el deseo de barrer rojos debajo de la alfombra. ¿Dónde están los rojos oiga? Ha caído el muro de Berlín. Otros muros se han levantado, sobre todo, muros y barreras de incomprensión y de estulticia, el peor enemigo el peor de todos, en los corazones

Una vez me hice un costa a costa y por equivocación o porque era mayor mi ingesta de cerveza de lo habitual me equivoqué de puerta en los infames WC de una gasolinera perdida en Dixie Land y fui a exonerar mi afligida vejiga a un "gents" sólo para negros y por poco me pegan un tiro. O yes I had a dream. Era la frase y el gesto de Martín Lutero King por todo el país en las marchas de los derechos civiles. A él lo asestaron un tiro como se lo dieron a John y a Bob y a Lincoln. Pero dicen que la sangre de los mártires es semilla de cristianos y la de aquellos hombres, americanos de pro, germinó la amapola de una cierta tolerancia. Wellcome Gondolezza (vaya nombre, que suena a góndola y a tarantela de galfonieri enamorado, que fueron a ponerte hija pero es cierto en los suburbios de Chicago los padrinos no se andan con remilgos a la hora de cristianar en la capilla bautista a una cristiana nacida de nuevo, born again). Esta señora es un emblema de los pasos gigantes que ha dado aquella América del profundo sur.

En las noches de la iguana de calor y desazón un vaso de güisqui al lado de la mecedora y sobre el regazo el Colt para espantar murciélagos o cazar brujas o cazar negros, don William radiografió aquel país, aquella pesadilla desde su prosa entablillada sobre las cuartillas empapadas de alcohol y desde el bamboleo de la mecedora. Mucho cambiaron las cosas desde entonces hasta este complejo mundo que vivimos recién amanecida la aurora del siglo XXI. Yes, I had a dream. Y toda esa desazón racista de violencia que dinamizan las novelas de Faulkner vuelve a hacer acto de aparición: las rampas de misiles en Chequia y en Polonia o la amenaza de un ataque contra Teherán o los cadáveres que a todas horas nos ponen sobre la mesa; con tanto muerto de por medio y con tanto cadáver ambulante no se puede seguir adelante pero habrá siempre que buscar una salida, no echarse al surco.

Lenguaje de frontera pero es así como se fraguó aquel país. La ley de la supervivencia y en Nueva York sobrevive sólo el más fuerte o el que consigue adaptarse a los nuevos imperativos del medio. Nadie se baña dos veces en las mismas aguas. No. Después de todo se sienta en el Departamento de Estado una negra. Una tataranieta del Tío Tom, fruto de la manumisión esclavista, preside uno de los mayores centros de poder de la tierra. Verdaderamente, en este caso se hizo carne de profecía el aforismo de que USA is the land of opportunity. La inteligencia y el valer- y dicen que su mente trabaja con tanta rapidez y acuidad como el disco duro de un microprocesador- no hacen distingos de edad, sexo o color de la piel. Algún día podrá alcanzar la Casa Blanca una mujer. Yes I had a dream. Lutero King no derramó su sangre en balde. Habitualmente la cancillería norteamericana estaba en manos de los llamados whiz kids o superdotados. Todos clonados. El mismo rostro, idénticos gestos un lenguaje común, y hasta una misma dieta la del astronauta para deshacerse del tejido adiposo inútil, cuerpos elásticos, talles cenceños (Brown, Weinberger, Schlessinger, Foster Dulles) que parecían hechos a la medida y cortados por el mismo patrón. No parecían humanos sino robots. Aunque hubo algún anglo como Clark el gobernalle del State Department estaba en manos de judíos de origen alemán. Cyrus Vance, un elegante wasp de Harvard, todos los demás formados en politécnicas, fue una excepción. Kissinger, el más conspicuo de todos, hablaba y pisaba con pies de plomo, paso a paso, step by step, de secretario volante. En sus circunloquios se refería al efecto dominó porque encriptaba la idea de que iba a caer el muro de Berlín y el que avisa no es traidor; y se cabreaba muchísimo cuando le decían que hablaba con cerrado acento alemán, asustado tal vez de su pasado, y la verdad es que pensaba en alemán aunque se expresara en el midwest English con acento bávaro.

Esta merma le hizo odioso a muchos periodistas pues se decía que el bueno de Henry era algo gafe. Recuerden el abrazo de la muerte a Carrero, de Makarios, de George Pompidou, y el finiquito que supuso su gestión durante el Watergate para Nixon. Hasta tal punto que a veces cuando iba a un país el personal se abstenía de darle la mano por sí las moscas. Sus conferencias de prensa ofrecían claros en filas y bancos pues muchos periodistas nos absteníamos de asistir a ellas por si acaso.

Ese no parece ser el caso de Gondolezza Rice quien también es el rostro humano con faldas pero no a lo loco de la Administración Bush y su apafuegos oficioso, una cándida paloma en medio de un corral de halcones y ese sector armamentístico en el que Dick Cheaney se sitúa como gran caporal. Nada tiene que ver con su predecesora Magdalena Albright mal hablada y contumaz. Sus cojones, si es que los tenía y no ovarios, poniendo sobre la mesa, estuvo a punto de provocar una guerra nuclear al final de la guerra fría, fue la que dio la orden de bombardear Belgrado. Ni con la Dama de Hierro. Ni con Golda Meir. No. Gondolezza es fina como su tipo, sonríe gélida con esos sus dos paletos de micky mouse y pisa fuerte, una negociadora hábil, pertenece a la gran escuela diplomática de Columbia, puño de hierro con guante de seda, desde luego.

Es una máquina fría e impersonal. Nada de gafancias aunque yo que el presidente Zapatero estaría en guardia habida cuenta de lo alborotado que anda este cotarro contra esta jauría de perros rabiosos buscando las partes blandas del presidente, que es un tío valiente, y de León, y todo un líder, precisamente lo que a esa derechona mostrenca le falta y pueden darle una dentellada; al fin y al cabo este es un país cainita no tiene un sentido ni una moral de Estado, ni una leal oposición porque les falla el olfato de la democracia. Mire, mire, ése es el que no se levantó en el desfile al paso de estrellas y barras, duro con él. Todos estos están llamando a su primo el de Zumosol. Se desgañitan, piden árnica. Profesan un pro americanismo feroz de palomitas de maíz, del pavo del Día de Acción de Gracias y siguen cortándose el pelo a cepillo por la moda de los sesentas, parece se han caído de un guindo, cornflakes al desayuno y comida rápida. Los corifeos de las ondas se desgañitan en una histérica campaña de insultos contra su señoría que hay orquestada toda una campaña de acoso y derribo. A veces me pregunto si no habrá resucitado Goebbels o si anda por ahí Lord How How haciendo radio desde una emisora clandestina de Londres. Veladas amenazas, bélicas proposiciones. Hay una derecha ersatz - son tapados y sucedáneos que esgrime la razón española en justificación de sus desazones pero está visto que España les importa un ardite- que ha escogido a ZP como cimbel de sus desfogues. Para ellos la política es un duelo entre gladiadores. Por eso tantas cosas en este país andan tan a cara de perro. Echan mano del agravio comparativo, le mientan a uno la madre si no piensa igual que ellos. Vea, compre y compare: Sarkozy. Otro emigrante que ha alcanzado las alturas del Elíseo. Muy bien cuanto me alegro; encantado de haberle conocido pero Francia y España nada tienen que ver. Son la curva y la línea recta en un mismo ensamble. La trigonometría de Descartes y los senos cosenos de Montaigne poco casan con la Metafísica de Francisco Suárez. Aquí somos culteranos, también conceptistas y vamos a nuestro aire.

Aquí fueron siempre las tres unidades de Racine odiosa cosa. Nos repatea la grandeur y cada uno va a su bola hablando mal del prójimo y despellejando su propio país, algo impensable para un gabacho. Sarkozy. Bien. ¡Pues vaya un modelo que me propone! Tiene un cierto aire de falso Napoleón. Será por la napia, y todo en él es un sucedáneo y Francia es un polvorín, cosa que siembra inquietud entre los politólogos norteamericanos. Y la política, eso lo saben Gondolezza Rice y José Luis Rodríguez Zapatero no es más que el arte de lo posible. Una está haciendo de bombera de las extralimitaciones internacionales de Bush y el otro tratando de encontrar compostura para los desmanes de toda una generación esforzada en el desmembramiento del estado español- mala herencia recoge- evitando corra más sangre en el Norte y de reconciliar a los españoles.

Zapatero es un soñador. I had a dream pero los sueños pueden venir bien en política. He aquí el tenor de algunas de sus propuestas. Que Miaja aquel jovial general carbayón al que llamaban "Pepín el decidido" porque era un ovetense al que no le faltaran redaños encuentre un lugar al sol en la historia militar española y una vitrina en el museo del Ejercito porque era tan africanista y tan español y tan patriota como el que más o como los pudo ser Franco, que se repare a todos aquellos españoles que lucharon por una causa, justa o no, y que perdieron y tuvieron que emprender el camino del exilio, recoger sus bártulos, hacer de tripas corazón y como dice el Clásico tomaron sus huesos todos los que hubieron y con ellos fueron por Castilla y así la defendieron. Es el lenguaje del Cid. Otro trastejado.

Don Claudio Sánchez Albornoz nos dijo una vez en casa de Mariano González Aboín, su sobrino al que los rojos le fusilaron a su padre militar, y a al historiador y profesor eminente le mandó el Dictador para Buenos Aires Franco, que nunca perdonaría a los azules el que profanaran y destruyeran su biblioteca. Es el santuario de un escritor, sus queridos libros y papeles verlos dispersos le causa un dolor de muerte porque en ellos está enterrado todo su alma y afán. Pues bien yo entiendo las vacilantes tentativas de la memoria histórica de ZP como un acto de reparación hacia todo aquel dolor, todo aquel exilio, toda aquella sinrazón. Es un lenguaje asimismo que entienden perfectamente en el Departamento de Estado. Verbigracia, allí se tributa honores de héroe de la patria al general Lee habiendo sido un rebelde y un perdedor en su guerra civil. Por otra parte, nuestro presidente no le ha dado quebraderos de cabeza a la Administración sin llegar al colaboracionismo servil de su predecesor- el que no se levantara del asiento al paso de la bandera americana no es más que pura anécdota a lo mejor estaba cansado o no se enteró bien del protocolo- en el dialogo entre palestinos e israelíes su alianza de civilizaciones ha servido para tender puentes en lugar de destruirlos sobre todo en el acercamiento del Turco a Europa. Todavía mucha gente se pregunta si será hacedero y viable el dialogo con el islam que ha de hacerse desde parámetros laicos y desde la libertad de conciencia personal y no desde el confesionalismo.

Su política con Marruecos donde los americanos no quieren interferencias -con el reino alauita tiene firmado Washington el más antiguo tratado de amistad estampado por el primer presidente de los Estados Unidos- ha sido equidistante lo que es muy de agradecer porque el país norteafricano donde se ha derramado tanta sangre española es un terreno acotado de la política USA. Los americanos organizan su política en Europa a través de esta lealtad alauita por un cabo y por otro y por otro apoyándose en su bulldog o guardián fiel de sus intereses que son los brits. Inglaterra se ha convertido en su aliado de primer rango. La Casa blanca tiene hilo directo con Downing Street. Blair y Bush han tocado un dueto durante bastantes años. Sin embargo, en esa música empieza a haber desacordes, suenan algunos gallos. Debe de ser que hay alguien que desafina en la orquesta. Por otro lado la gestión de la Administración Zapatero no supuso riesgo a la estrategia occidental. No ha nacionalizado la banca por ejemplo ni tuvo roce alguno con los concernimientos yanquis aquí. El caso Dolphi me dirán. Las reclamaciones al maestro armero. Lo que es bueno para la General Motors es bueno para América. Los trabajadores de esa empresa de fabricación de componentes automovilísticos afectada por el cierre no debieran dirigir sus reivindicaciones contra Chavez ni meter bulla en Sevilla sino de protestar en Madrid. Oiga doña Gondolezza por qué nos deja a más de mil y pico familiar en la calle y casi media Andalucía a la luna de Valencia. Pero aquí como vivimos en la cultura de la queja rebozada en demagogia la culpa de todo lo que nos pasa la tiene ZP. Ya digo lo han escogido de cimbel. Es el chito con que algunos juegan al tango. Irresponsibiliodad y poca reflexión española. Por otra parte la secretaria de Estado llega a Madrid después de un encuentro delicado con Putin en Moscú. La política del actual mandatario de la Casa Blanca hace aguas en Irak y suenan clangores de guerra del clan armamentístico encabezado por Cheaney para bombardear Irán de una forma selectiva como en la crisis de Kosovo. La invasión israelí del Líbano ha llenado el aire de interrogantes en el propio Israel donde se cuestiona la alacridad con que Olmert dio la orden de hacer rodar los tanques y este último país tiene enfuriadas a gran parte de las cancillerías europeas con la judaización de Jerusalén. La Ciudad Santa ha dejado de ser cabeza de las tres culturas de las tres religiones como lo fue Toledo en la antigüedad. El siguiente paso puede ser la reconstrucción del segundo templo con lo que quedarían prácticamente descartadas las otras dos religiones del Libro y que honran por padre a Abrahán. Madrid debía sacar alguna contrapartida de la debilidad de la política exterior por ese cabo. Capitulo de terrorismo. ZP ha sido un negociador brillante por ese cabo aunque con sus mermas y con las interrogantes que pueda plantear el futuro pero el término terrorismo no es unívoco en Washington y en Madrid. Lo que allí significa una cosa. Aquí se refiere a otra. Nada que ver Alicaída ni con ETA ni con el de los provos del Ira quien por cierto acaba de deponer las armas y, salvadas las diferencias, pueden ser un referente de pacificación digan lo que digan las martingalas. Es el signo de los tiempos: la reconciliación. Por ejemplo, la iglesia ortodoxas rusa del patriarcado de Moscú y la del exilio zarista acaban de firmar un abrazo de Vergara habiendo sido irreconciliable. Y aquí nadie lo comenta. No nos enteramos. Vivimos sumidos en nuestras propias broncas y mirándole al vecino su hoja de parra a ver si deja los huevos al descubierto. No es eso. No es eso. Así que bienvenida Gondolezza. ¿Leche en polvo? Ni hablar. ¿Queso de bola? Tampoco todas las tardes de mi infancia adolescencia los tuve para merendar. Y de antiamericano menos. Todavía recuerdo con emoción a aquel vecino que te llevaba una tarta cuando eras nuevo en una barriada. La buena gente ordinaria que sufre y trabaja y que ignora lo que no le interesa. Que sabe poca geografía. Muchos no sabían ni donde está España. ¿En algún lugar de Europa? ¿Sí? Pero tengo algunas reservas sobre los tan cacareados tratados de amistad. América no tiene amigos vengo a repetir. Sólo intereses. A los dictadores (Somoza, El Cara de Piña-con Fidel no han podido- Strossner, Pinochet, el Sha, Jomeini y el propio Sadam que acaba de columpiarse en la horca y fue su aliado en la guerra contra Irán) luego les dan la patada. Ser amigo de los Estados Unidos a veces no quiere decir nada.

En mis tiempos, mucha leche en polvo y queso amarillo y armamento viejo de los desechos de la guerra de Corea nos daban estuvimos largas horas esperando a Mr. Marshall pero luego va el tío y cruza el pueblo en aquella limusina de color negro a toda marcha como en la película de Berlanga. Pasó de largo. Que por cierto algunos panolis quisieron que la censura metiera mano a la secuencia lo mejor de la película: cuando la dichosa banderita se la llevan las aguas de un arroyo abroñigal. Fueron con el cuento al General y éste, que era hijo de un héroe de Cavite donde los gringos nos dieron caña, y que había leído a Insua otro gallego como él y mucha cachaza testigo de cargo del Remember the Maine, y que a estas cosas de las banderas no les daba demasiada importancia les mandó con cajas destempladas. Archivese.

-Aquí somos españoles ¿No? ¿Y con sentido del humor? Pues archivese.

Sabio. Franco con lo que es costumbre en estos y que recomendaba a sus ministros que no se metieran en política, murió en la cama. Pero a su lugarteniente del abrazo de la muerte no le libro ni la caridad. No hay mal que por bien no venga dicen que digo con su clásica mentalidad pragmática. Así que Wellcome, doña Gondo, nada de gafancias. Como verá. Acá no pasa nada. Viene una negra guapa pero los cayucos con otros negros no tan deseables también andan de arribada. A este paso pronto ocuparán varios campamentos. ¿Es esto fruto del hambre o de la necesidad de la Afrecha irredenta o responde a una geoestratégica de antemano planeado? Las malas lenguas dicen que la VI Flota anda al pairo y ayuda a no perder el rumbo a estas rudimentarias barcazas. No me extraña que exista cabreo entre los militares españoles porque esto tiene trazas de ser una marcha verde una invasión pacifica de las Islas afortunadas y tal vez de la propia España. ¿Y qué piensa la secretaria de estado? ¿Qué se cocina en las ollas de la Casa blanca?



TARASCA DE CORPUS Y VUELVEN LOS DEMONIOS AL JARDIN


Antonio Parra

Clarín creo que titula uno de sus cuentos El Diablo en semana santa cuya temática hace referencia a esa paradójica coexistencia del bien y el mal puerta por puerta. A mí me parece, sin embargo, que junio es el mes del demonio. Largos años de experiencia lo avalan porque de sus tretas y de sus mañas algo sabemos todos aquellos que no sé si por elección, por deformación profesional o por condena, hemos sido signados en la lucha contra la Bestia. Bajo las alas de arcángel san Miguel nos acogemos. El divino Signifero al grito de "Quis sicut deus" opugnó a Luzbel. Hubo una batalla enorme en el cielo etc. Ese es uno de los ejes de marcha temáticos del Libro del Apocalipsis. No es ninguna broma.

Las tarascas del Corpus, la nit del foc y los ritos sanjuaneros obedecen a una cita anual que tiene la humanidad con sus demonios familiares y sus espectros. Son de origen pagano sincretista y la iglesia trató de reformarlos a golpes de hisopo de agua bendita combinado todo ello con exorcismos. La tarasca – gumia y arpía- una mujer de rostro malvado epitomiza todo el mal, el odio y la muerte que existen en la tierra. Es el símbolo de la serpiente. Va detrás de la custodia de Jesús Sacramentado pero no se priva de nada. Le hace momos a la hostia santa, derriba las píxides haciendo que de repente sople durante la procesión un viento huracanado, hace que un pájaro excremente sobre los ricos bordados del gorjal de diacono o la capa pluvial del preste o se introduce en el interior de los incensarios haciendo que en lugar a olíbano huela a cuerno quemado o a azufre.

Por eso los monaguillos tienen la obligación de mostrarle siempre que enrede la cruz procesional. Esa era una de las misiones de la cruz alzada que abre carrera en todas las marchas devotas: espantar al maligno. Si no se sujeta, duro con ella, hay que emprenderla a escobazos. De ahí los palos y golpes secos que desentonan en medio de los cantos melifluos y la dulzura de las calles empavesadas de espliego y romero al paso de la carroza.

De una manera simbólica conjura acechanzas de los malos espíritus en las fiestas de la Minerva y del Cuerpo de Cristo lo que los franceses denominaban la FEDE Dieu y que coinciden con las noches sanjuaneros. Está claro que se trata de ritos de purificación de origen muy ancestral pues el Antiguo – este es otro de los nombres del demonio, aparte del Cálido y de diablo o separador – es tan viejo como el mismo mundo.

Es precisamente junio en el hemisferio occidental, el mes de la plenitud y la granazón cuando los días son más largos y las noches cortas y sorprendentemente hermosas cuando él echa la zarpa. Los que tenemos una sensibilidad especial, acaso sinestesia, para detectar mociones especiales no sólo en el alma de los hombres sino también en las profundidades telúricas que a veces emergen a la superficie, podría corroborar esta presencia del mal. San Pablo ya nos lo advierte con palabras que se han unido al enquiridión o formulario de ordenación de diáconos: "no es dado poderes contra la sangre y la carne sino contra los espíritus que vuelan por el aire y saltan desde lo profundo de las olas".

Dicen que a veces reina sobre los cuatro elementos y por eso mismo son tan frecuentes en todas las religiones los ritos de purificación del aire, el suelo, el fuego y el agua.

Por lo que se refiere a los católicos, estas fuerzas invisibles se vuelven operativas es incluso pugnaces al acercarse la fiesta de Pentecostés y hasta podríamos asignarle un ciclo que va desde la Trinidad hasta el Día de san Pedro. Los fieles por eso mismo invocan al Divino Paráclito – Veni Sancte Spiritus et emite lucis tuae radium; Veni Páter Pauperum, Veni, Dator Munerum, etc.- para que envíe los Siete dones. Pero la efusión de tales carismas no es algo que se otorgue gratis. Es entonces cuando el diablo más se resiste y lucha a brazo partido. El enemigo inveterado de la humanidad por estos días parece que ni da paz a la mano ni descanse.

Y lo que les voy a relatar creo que sirve para demostrarlo. Ya les conté que en el lugar donde resido tuvo lugar en 1937 una de las más cruentas batallas de nuestra guerra civil y precisamente donde se alzan las casas cayeron muchos hombres de uno y otro bando. Al cimentar se han encontrado vainas de ametralladoras, obuses, cintas y cierres de seguridad de bombas de mano Lafitte. Pues bien, detrás de los adosados acotamos un pequeño jardín. Esta parcela ha dado incontables litigios entre el vecindario que nunca se ponen de acuerdo y hasta llegaron a las manos pues es costumbre muy española esto de los pleitos de linderos, por demarcaciones y fitos.
Tomando una iniciativa que me costó no pocos disgustos y para evitar que aquí se formase una comunidad de vecinos que hay que echarse a temblar y a la que siempre temimos como la bicha de cerrar el jardín y que cada cual cogiese la pequeña porción adlátere a su patio trasero. Bueno no saben las amenazas, malas palabras, malos gestos, etc. Con decirles que a causa de esto no nos hablamos. Esta experiencia me ha puesto en antecedentes e incluso prevenido de lo que representa la codicia y la insolidaridad humana. Pero creo que en gran parte de las ciudades y pueblos de España pasa otro tanto por estas cuestiones de lindes. Somos u reino dividida condenado a perecer.
Después de cerrarlo con el permiso del Ayuntamiento claro está queda un pequeño pasillo en el que yo había plantado algunos árboles, un cerezo, un almendro, un plátano ornamental, pero un día por junio del año pasado, que es un mes en el cual aquí comienzan siempre las chapuzas, y con amenazas inclusas tratando de sembrar divisiones entre mi mujer yo me reclamó ese pasillo. Bueno, lo consentí, pero en la parte de delante queda todavía un cornijal mínimo de unos ocho metros cuadrados. En uno de los árboles coloqué un icono de la virgen María para que la intercesora de la humanidad mitigase aquellas discordias. Bueno este chopo donde estaba el plato mariano hubo de ser descuajado. Y es que acá somos todos mu católicos por lo visto.

Yo creía que se acababa ahí el asunto y aquí paz y después gloria pero el vecino a veces dando fuertes y cuando yo sabe que estoy a la escucha se despacha a su gusto con insultos a la Virgen. El otro día se pavoneaba de esta manera:

-Se me ha aparecido la Virgen María y me ha dicho que el cornijal es nuestro.

Risas y enormes risotadas. Y a renglón seguido oigo que llama por teléfono y dice con voces estentóreas:

-Oye que me traigas las armas.

¿Es que me va a pegar dos tiros? No tendré más remedio que denunciarle a la guardia civil.

Como es militar retirado, tiene licencia pero en vez de ir a defender a España, como cumple y bojar el Estrecho, se dedica a vivir de las rentas y amenazar a pacíficos ciudadanos. Su jardín es el mayor de toda la urbanización Mide 180 metros cuadrados. Es casi un campo de fútbol. Sin embargo, le ha echado el ojo al cornijal donde hace quince o veinte años y con el permiso municipal planté yo dos acacias, un níspero y un castaño de indias. El milico quiere agrandar su jardín y no parará en barras hasta que lo consiga. Se trata de un verdadero nazi con toda la barba, pues sus tácticas me hacen pensar en el Anschluss hitleriano. Dicen que es almirante. Yo con todos mis respetos hacia su persona, me parece que este hombre no merece llevar la guerrera que llevaron con tanto honor hasta entintarla con su sangre un Fernando Villamil, un Concas, un Topete, un Eulate, un Cervera. Me causa tristeza que un alto oficial de la armada se dedique con cargo a los presupuestos del estado y con dinero del contribuyente a la especulación inmobiliaria.

Esta chulería y jactancia me hace pensar en los militares golpistas argentinos. Pero lo que más me enerva son esas befas a la Virgen María a sabiendas de que yo soy gran devoto de Nuestra Señora y me he acogido bajo su mando en mis luchas contra la tarasca. Cierto cuando esta voz habla en la toldilla de su jardín que semeja un barco de asueto parece que la tierra se estremece y por su voz de cíclope se avienta el humo de los fuegos fatuos. Tantos que murieron por España para que este bestia parda de malas pulgas y que parece un cavador gallego en vez de un oficial de nuestro glorioso ejercito se aprovechen y dedique a su vida a los porcentajes, tenga la hija, funcionaria de Defensa en baja por depresión, y cobrando unos dineros que pagamos todos los contribuyentes. Este individuo es un caso.

Para conjurar los peligros imploro el socorro maternal y entono las estrofas del Akathistos pero hasta mi cuarto paredaño con la propiedad arrebatada y la mota de privacidad que perdí llega el estruendo de los balonazos de los niños de la casa que utilizan el hastial y el trozo de terreno que yo les cedí – conminado por coacciones y amenazas de un militarote que me iba a pegar dos tiros- para jugar al frontón. Todos queremos más. Y está visto que no se conforman. Sin embargo, la Tarasca no tiene poderes contra la el Divino Signifero. Pobre hombre, lo que más me apenan no son insultos contra mí sino las blasfemias contra la Virgen María. Es lamentable que un marino se mofe de su patrona. Pero ojo que esta quiebra de la convivencia entre españoles cabalgando el potro de su egoísmo y dando espuela a la ambición viene a ser un signo apocalíptico de esa Derechona insolidaria y egoísta, pepera, vacía en todos los sentidos. Y mi pobre pegujal que yo sembré y al que tengo cariño aunque no mida más de dos palmos pero que el vecino quiere agregar a sus 180 metros cuadrados el símbolo de esa otra España – la mía – para lo cual los ideales valen más que el dinero de corruptos funcionarios de derechas de toda vida y espadones prevaricadores.

La avaricia rompe el saco. Cuando le oigo fanfarronear y dar voces desde su puesto de mando, pienso que los pobres soldaditos que dieron con sus huesos en este lugar se revuelven en sus tumbas. Los muertos de la batalla de Brunete quieren pelea. Hay demonios en el jardín.

09/06/05


 


LUIS VIVES DESASNANDO TESTAS CORONADAS

Antonio Parra

Bajando o subiendo de York a Londres –recuerdo bien aquellos viajes en la British Rail- cuando el tren a más de cien millas por hora se internaba en la planicie de los Midlands umbríos campos de patatas y alguna frisona paciendo en la distancia mientras los quejigos solitarios corrían raudos ante nuestra vista aparecían de repente las agujas grises de la catedral de Peterborough. Los encajes de la piedra disimulaban una oración para el recuerdo de una reina española que vivió prisionera en su castillo y está enterrada en uno de los nichos del testero. Catalina de Aragón. Brutalmente noble y brutalmente desgraciada y honni soit qui mal y pense que rezaba un lema de la Orden de la Jarretera.

Mediante la política de los casorios los Reyes Católicos quisieron urdir las paces y conciertos con las otras monarquías de la cristiandad y, como no se puede conformar a todo el mundo, sólo consiguieron hacer desgraciadas a sus hijas: esta pobre Catherine, María de Portugal que moriría de sobreparto, Juana la Loca. Fueron fieles, nobles y desdichadas infantinas llorando su desconsuelo ante la rueca o asomándose a un alto mirador desde donde reclusas e ignoradas vieron pasar la vida.

Pero sobre todo sentaron pauta de desentendimiento y melancolía en las relaciones anglo españolas aunque yo siempre amé a aquella Inglaterra cuando era un Jardín de María. Vivíamos en un pueblo del sur del Yorkshire. Nombre más bonito no lo habrá. Edenthorpe (la aldea del edén), pero en este mundo traidor resulta que no hay paraísos. Todo resultó ser un espejismo. Luego no pudo ser. Más vale honra sin barco que barcos sin honra y envié a mi escuadra a pelear contra los herejes no contra los elementos. La frase del Rey Prudente marcó mi trayectoria. Los sueños se vinieron abajo I am a dreamer.

Oxford me entusiasmó. Aquellos estudiantes con sus becas y sus togas cintas de mi capa estudiantil que a lo mejor son ya pasto de las polillas enterradas en un viejo baúl o aquellos birretes que remataban en un cuadrilátero del que pintaba una orla de los graduados (Goodbye, mister Chips) y la chapela enorme de los doctores que daba un aire renacentista a los decanos. Se la ponían sin terciar. Es esa boina humanística que lucía Vives –semper vivas- en los libros de texto sacados por la editorial del mismo nombre de mi primer catón, en la que yo aprendí a leer y a soñar.

También se la vi poner en Oxford en una ceremonia de investidura a Andrés Segovia a Salvador de Madariaga. Con gorra y sin gorra aquel gallego siempre me pareció un tonto en siete idiomas. El humanista valenciano era otra cosa. Sobre todo un pedagogo, un filosofo de la pedagogía en cuya obra se imparten consejos acerca de cómo aprender lenguas modernas (de viva voz, si es posible), cómo ha de ser la mujer hacendosa buen ama y amante de su marido y de sus hijos en de institutione feminae christianae, y hasta la forma cómo hay que trinchar un asado o coger con la mano un cuchillo-artes cisorias- si hay que dar azotes y cómo han de ser esos castigos pupilares o el deporte. La proverbial locución de mens sana in corpore sano se la debemos a él. Pues la obra de este autor ha sido una de las más saqueadas por aquellos amigos de lo ajeno que gustan de refreír a los demás. Estamos bajo las alas del cuervo.

Quise, siguiendo la senda de la didáctica, andar tras la huella de Luis Vives en Inglaterra, ser don oxoniano pues yo sabía más latín que muchos de aquellos dómines que a mí traduciendo y escanciando hexámetros de las Geórgicas no me seguían; era un as y Eneida en mano pocos me ponían un pie delante y acabé de maestro de gaya doctrina en un pueblecito de la cuenca minera del Yorkshire. Todo fue bien en mis clases hasta que un día aquel Payling canijo levantó el dedo en mitad del aula (era una tarde de primavera y yo explicaba a Berceo) y me hizo una pregunta bocajarro please mister:
-Sir, what do I want Spanish for if I am gonna be all my bloody life down in the pit? (Oiga, señor, para qué coños necesito saber yo español si me voy a tirar la puta vida en esa mina de los cojones).

Me llevaron todos los demonios y no supe qué responder. Recogí mis bártulos, metí mis libros y mi guitarra en aquel mini colorado y me volví a Madrid con aquella frase a flor de labios del Cancionero de Upsala: "que yo no quiero amores en Inglaterra que los tenga yo mejores en la mi tierra". Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte fui al sur. Creí que el viento era agua. Que la noche la mañana. Se equivocaba pero esta fe de erratas es lo que salpimienta mis textos. Toda mi vida ha sido un error.

Algo tiene aquella isla antigua tierra de Merlín que seduce a los caballeros andantes como yo, pero estos esforzados hidalgos nunca podrán rendir la plaza. Vives fue otro derrotado. Huyó de Londres rumbo a Flandes con los corchetes del rey Tudor royéndole los talones. Nunca es bueno entrometerse en estos líos de alcoba. Enrique octavo le tomó ojeriza por haber sacado la cara por su mujer Catalina quien al fin y al cabo era casi su paisana.

Este valenciano que españoleó por las cortes de Europa y enseñó en la Sorbona, Brujas, Lovaina, Oxford fue el paradigma del genio universal tan sabio como desgraciado e incomprendido. Estuvo al lado de Catalina en su ostracismo lo que le hizo perder la privanza con su marido Enrique VIII del que era también asesor. Se libró de ir a la Torre de Londres por chiripa.

El marido de esta reina inglesa nacida en Arévalo aparte de un poeta más que mediano y de un músico mucho más que aceptable un cristiano ferviente en su juventud hasta el punto de haber recabado el título de Defensor de la Fe otorgado por rescripto papal remató en Barba azul. Sus líos conyugales dieron lugar al Cisma de Occidente. Si por una herradura se perdió un caballo y por un caballo la guerra y así sucesivamente sabe dios lo que se puede perder por una mala mujer – bueno son todas buenas en realidad aunque unas mejores que otras retiro lo dicho-. Acaso el mundo entero.

Un Tudor se encoñó con Ana Bolena que había nacido con Seis Dedos en la mano derecha y un cierto estrabismo visual lo que debió de darle un atractivo sexual más allá de lo corriente y ocurrió lo que tenía que suceder pero Ana no se conformaba con el puesto de barragana regia. Quería ser reina. Ahí empezó todo el rebujo. La mediación del cardenal Wolsey protector de Luis Vives y de Tomás Moro, los legados papales, los interdictos y por último la excomunión que abría un camino sin retorno en las relaciones de la Iglesia Católica e Inglaterra. A partir de entonces y tomándole a Lutero la palabra para los ingleses Roma sería la Gran Zutana.

A su mujer natural Enrique la hija de los Reyes Católicos la dio carta de repudio desterrándola fuera de la corte. Vivió en el exilio y en la pobreza a la sombra de aquella catedral gótica que acudía a saludarme en mis viajes hacia el sur a toda la velocidad por la ventanilla del expreso entre la melancolía y el haze (esa especie de borrina que difumina los contornos del horizonte en el paisaje inglés) y allí murió.

La vida de Luis Vives, preceptor de Catalina y profesor de latín de Felipe II, en términos más modestos fue también a lo largo de sus cuarenta y ocho años una pugna contra la pobreza. Hubo de abandonar su querida tierra de los naranjos (añora siempre a Valencia en todas sus cartas) para convertirse en preceptor o institutor una especie de criado intelectual o profesor particular de los ricos para llevar príncipes por la senda del recto proceder y del buen saber (desasnar testas coronadas fue su oficio) pero sus amos le pagaban siempre tarde y mal. Esta lucha por la subsistencia del pensador, del escritor, del novelista, del poeta, siempre fue acérrima. Yo la he sentido sobre mis propios huesos pues el amor a las letras supone un estilo de vida equivalente a la precariedad, el vértigo. Siempre a salto de mata con la vida. Los banqueros son los que tienen la pasta y muy volubles y caprichosos los mecenas son. Más agarrados que un chotis. Más tacaños que Paul Getty.

Baroja acumulaba patacones en una caja de zapatos. Dámaso Alonso al que conocí en el bar de Filosofía tomándose una caña preguntaba por los adeudos de la colaboración. Antonio de Olano el otro día en el sepelio de Alfonso el del Gijón el mismo criterio: si me pagan me retrato; de otro modo, mi pluma no entrará en los tratos de la prostitución. Sin embargos las dichosas tijeras del sastre del Campillo aquel que cosía de balde y encima ponía el hilo se ciernen sobre nuestras cabezas. Cervantes ahí lo tenemos palanganero de una mancebía en Valladolid y Quevedo como zaguanete espadachín o "armario" de un príncipe italiano. Tomás Salvador – el mayor novelista de posguerra - era policía de la ronda secreta, Luis Romero corredor de libros. Valle Inclán murió en la pobreza y Rosalía de Castro que vivió en la calle de la Ballesta se metió a puta. Benet ingeniero se ganaba la vida construyendo puentes bastante buenos mejor que sus libros que por lo menos no se caían lo mismo que los personajes de sus novelas infames. Volverás a región y así sucesivamente.

El más listo de todos fue Cela que harto de criar hambre, rencores y caspa y de no tener para el café se circuncidó, se puso la hipa viajó a Jerusalén en calidad de preboste de la alianza hispano israelí y mano de santo chico. Murió millonario y le dejó a su viuda joven y rica la Marina Castaño que con un ojo llora y otra repica un buen pico. Hoy es el cadáver más opulento de todo el camposanto de Padrón.

Y ahora al fin de tantos años cuando parezco haber recuperado contacto con lo que más quería mi Picle me pregunta dónde estas, dad, qué has escrito, qué has publicado, y, transfixo en esta cadena de reconversiones, cribas, purgas y excarcelaciones de la literatura y aunque mi compromiso con la verdad de Cristo y el amor a mi patria sigan incólumes y en mis trece, le he de decir, pues acá me ando, mi hija. ¿Y de dineros? Nada. ¿Qué hay de lo mío? Pues la verdad que muy poco, corazón. Como no venda mis favores por la red o me brinde como acompañante maslo de algunas viudas desconsoladas, mal me veo.

Mis sueños y mis textos duermen en un cajón limbo de los justos seno de Abraham y trabajo emparedado entre dos pibas, tres milanas bonitas y cuatro archivas que vigilan la parva y el ojo del amo engorda el caballo, la Fuensanta, vaya nombre de paleta, los coños grandes de doña Almudena la Mayor y la Reme carcasa de la muerte brujas curujas muevete despacín que ya me viene querida Reme. Pues sí hija sí. Que putas son las que están en la ventana qué putas son las que están por el balcón pero la cosa no tiene vuelta de hoja. Y esos de ahí en eso que no saben escribir pues las nombro escritores. Por decreto.

-¿Nunca callarás, Verumtamen?

-Difícilmente.

Pero a lo que voy. Luis Vives semper vivas fue para mí un paradigma un modelo a seguir por su compromiso con la verdad en tiempos de crisis que emanaba de la profundidad del pensamiento cristiano de este escritor que no se rindió ni ante la insolencia ni la injusticia ni la prepotencia de magnates, reyes y pontífices.

Toda su obra fue una exhortación a la perseverancia en la fe verdadera y una impugnación contra musulmanes y judíos. A Francisco I de Francia le echa en cara fomentar la disensión en el bando católico entablando alianzas con el turco, al Papa de crear ligas con Inglaterra y los venecianos en contra del emperador Carlos V de España y Alemania. Condena las guerras pero avisa son un castigo de Dios. Tiene tiempo para escribir páginas de oro sobre la mujer cristiana y entregarse a una serie de especulaciones filosóficas que ponen en entredicho a los escolásticos y a todo Aristóteles. Sus choques contra los frailes fueron del mismo tenor aunque no tan rigurosos como las de Erasmo. Iñigo de Loyola cuando era estudiante en París iba a Flandes a recabar fondos entre los soldados. La fraternidad de armas es la fraternidad de armas y allí trabó contacto con el institutor valenciano que un verano le convidó a comer en su casa de Brujas. Cuentan sus biógrafos que Vives, la cordura personificada, debió de observar en aquel estudiante ciertos signos de la enajenación mental de aquel veterano bajo las banderas del Duque de Nájera. Era un loco de las reales ordenanzas, de la disciplina, del método, de la estrategia y la táctica. Los jesuitas, por ironía del destino, fueron los encargados de llevar adelante la contrarreforma que había preconizado Luis Vives pero por caminos muy distintos (era un impulsor de la paz, de la concordia y de esa libertad que transparentan las páginas evangélicas con esa delicadeza y tersura) y no a mandobles y bayonetazos de los guardias de corps del papa. Salvaron el edificio pero el espíritu se echó a perder. Los jesuitas, grandes educadores, se inspiraron en toda la propedéutica viviana para implantarla en sus colegios y noviciados pero colocaron algunas obras del sabio humanista como el Libro sobre San Agustín en el índice. Vives semper vivas y Vives el divino se le llamaba en los salones de grados de Salamanca y Alcalá.

Si no te gusta Erasmo se decía entonces o eres fraile o eres asno. Le repugnan los monasterios relajados de media Europa; un avispero de envidia, codicia y malos ejemplos trajeron el Saco de Roma de 1527 y lo que vino después casi se veía venir. Pero desde su cátedra de Brujas y de Oxford la voz de este humanista valenciano que se expresaba en el mejor latín resonó poderosa por todos los ámbitos. Sin llegar al fundamentalismo de los anabaptistas alemanes es un defensor de la pureza evangélica. Propugna una reforma de la Iglesia desde la libertad y la inteligencia pero sin tocar para nada a la liturgia.

Sus páginas aun ahora me parecen henchidas de piedad y de caridad cristiana y creo que tienen una relevancia singular cuando nuestra fe católica se siente conminada por amenazas mucho más determinantes que las que afligieron a la cristiandad en el siglo XVI. Detestaba la superstición tanto como la prostitución (dos males irremediables) y puso en duda algunas hazañas de ciertos santos tal y como vienen descritas en la Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine obra del siglo XIII y que más tarde acapararía censuras de otro paisano mío el dominico Melchor Cano, o los excesos del culto a relicarios pero sus manuales de oración y algunas misas que compuso motu propio por ejemplo contra el flagelo de la peste que afligió a Flandes en 1529 hoy resultan primorosas y valederas.

No estamos pues ante un hereje. Vives no era un hugonote ni uno de esos conversos con mala leche a los que se les ve el plumero o el Talmud asomando la oreja. No. Él era un humanista cristiano, un europeo y un católico en el primigenio sentido que tenía esta palabra en boca de Tomás Moro. Universalidad. A man for all the seasons. Un hombre para la eternidad. Por eso habrá que decir: Vives semper vivas. El retruécano es adecuado. Sí. Que viva. Que viva Vives eternamente. Si hoy volviera tendría que emplearse muy a fondo para desasnar muchas testas coronadas. Aunque tal vez a estos cetros y tales armiños puede que les quede poco.

Sábado, 04 de marzo de 2006



Nueva York

Nueva York transforma, contamina, sublima y a la vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga, dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa. Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank Sinatra: "New York. New York"

La calle allá habla un lenguaje directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos. Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez. Todo el mundo diciendo fuck, dollar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out. Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo.

Un melting pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom) ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja escuela del gran Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y de la profesionalidad. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero.

Habiendo padecido el acoso de una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora), me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un "I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma. Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los comisarios de la Verdad, su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo.

Eso no es América oiga, sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina. ¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingües siempre serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc.

Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida, trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. New York.

No trato de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura.

Bendito sea Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.
Y voy con el otro. Debe él ser un gudy y yo un bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy "peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue profiriendo amenazas bajo pseudónimo...

Cualquier madrugada pueden llamar a la puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una jerga antigua como Humphrey Bogart.

Y me asaltan estos pensamientos cuando vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis memorias de la Big Apple. El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.

En efecto, el aforismo del ghetto " Wan der putz stehet light der Sechel im pre=(con el miembro en erección la lógica está de más"). Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la "cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos. Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la caza de brujas

El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para no agarrar frío a los riñones.

Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o responso. Corría diciembre del 75.

¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos fautores de la unidad española.

Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y hacia su familia.

Pero yo en su capote no me hubiera alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra "a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones equivocados seguramente.

Luego en política le dieron resultado sus juegos camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria, para bien o para mal, fundó la España moderna y nos legó un estado "social", el de Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo, convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España.

Imitemos a los norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran derrotado en la película "Lo que el viento se llevó".

Franco no se enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street.

Todo eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas porquerías".

Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa.

El libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad. Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos, que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como "Bubbles" la Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas.

La literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia, me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New York!

Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoyª libro clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un catolicismo fanático y caballuno.

Yes. I love New York, pues si sobrevives allá puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final. New York. New York. I love NY. Oh yea

Los jadeos del orgasmo se parecen a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water. ¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual. Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras). Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento de vestiduras?

Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía, etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad.

Yo creo que se trata de un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas, ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a revivir mis vivencias neoyorquinas.

La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos.

Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del otro.

Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros. Antes de ayer la Schlichting sin ir más lejos hacía una entrevista con su voz sexy a uno que decía que Cristo nunca existió. ¡Pero coño! Piedra de escándalo para mi y mis convicciones. Aún más escándalo es que esta trola se propalara desde los micrófonos de la COPE. ¡Vaya con los curas! Por lo que parecen siguen estando al santo y a la limosna. En misa y repicando. ¡Qué lío, Dios mío!

Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.

La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy. Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus planteamientos contra Europa.

Ellos fueron los diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la Gimnástica desde que era rapaz).

América en estos años tenía una faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit, sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Eso sería el apaga y vámonos.

Los ingleses sí que tienen una buena infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante.

En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy, derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante en un momento difícil. Francia es un polvorín.

Veremos a ver qué pasa pero aquí son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82 división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank : " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira Lindo.

Miércoles, 09 de mayo de 2007

Antonio Parra

Nueva York transforma, contamina, sublima y a la vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga, dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa. Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank Sinatra: "New York. New York"

La calle allá habla un lenguaje directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos. Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez. Todo el mundo diciendo fuck, dollar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out. Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo.

Un melting pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom) ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja escuela del gran Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y DE LA PROFESIONALIDAD. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero.

Habiendo padecido el acoso de una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora), me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un "I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma. Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los comisarios de la Verdad, su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo.

Eso no es América oiga, sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina. ¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingues siempre serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc.

Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida, trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. Nre York.

No trato de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura.

Bendito sea Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.
Y voy con el otro. Debe él ser un gudy y yo un bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy "peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue profiriendo amenazas bajo pseudónimo..

Cualquier madrugada pueden llamar a la puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una jerga antigua como Humphrey Bogart.

Y me asaltan estos pensamientos cuando vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis memorias de la Big Apple. El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.

En efecto, el aforismo del ghetto " Wan der putz stehet light der Sechel im pre=(con el miembro en erección la lógica está de más"). Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la "cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos. Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la caza de brujas

El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para no agarrar frío a los riñones.

Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o responso. Corría diciembre del 75.

¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos fautores de la unidad española.

Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y hacia su familia.

Pero yo en su capote no me hubiera alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra "a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones equivocados seguramente.

Luego en política le dieron resultado sus juegos camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria, para bien o para mal, fundó la España moderna y nos legó un estado "social", el de Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo, convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España.

Imitemos a los norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran derrotado en la película "Lo que el viento se llevó".

Franco no se enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street.

Todo eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas porquerías".

Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa.

El libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad. Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos, que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como "Bubbles" la Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas.

La literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia, me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New York!

Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoyª libro clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un catolicismo fanático y caballuno.

Yes. I love New York, pues si sobrevives allá puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final. New York. New York. I love NY. Oh yea

Los jadeos del orgasmo se parecen a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water. ¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual. Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras). Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento de vestiduras?

Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía, etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad.

Yo creo que se trata de un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas, ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a revivir mis vivencias neoyorquinas.

La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos.

Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del otro.

Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros. Antes de ayer la Schlichting sin ir más lejos hacía una entrevista con su voz sexy a uno que decía que Cristo nunca existió. ¡Pero coño! Piedra de escándalo para mi y mis convicciones. Aún más escándalo es que esta trola se propalara desde los micrófonos de la COPE. ¡Vaya con los curas! Por lo que parecen siguen estando al santo y a la limosna. En misa y repicando. ¡Qué lío, Dios mío!

Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.

La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy. Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus planteamientos contra Europa.

Ellos fueron los diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la Gimnástica desde que era rapaz).

América en estos años tenía una faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit, sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Eso sería el apaga y vámonos.

Los ingleses sí que tienen una buena infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante.

En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy, derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante en un momento difícil. Francia es un polvorín.

Veremos a ver qué pasa pero aquí son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82 división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank : " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira Lindo.

Miércoles, 09 de mayo de 2007

Antonio Parra

Nueva York transforma, contamina, sublima y a la vez rebaja al estado cero. El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo tiempo. Repele y rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo algunos de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos en el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual hace un periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a los reaccionarios y los/las que consideran el oficio de escribir un eterno mirarse en el ombligo y enjabonarse unos a otros –los artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale oiga, dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a algunas debajo de la pluma se les notan los correajes de la Sección Femenina disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en verdad tengo nostalgia de Nueva York que fue para mí una especie de tierra prometida. Se asustan de lo estridente pero Nueva York es un sitio estridente como que fue fundada por ex presidiarios y por mozos de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa. Volví moviendo la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para mí" y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con Frank Sinatra: "New York. New York"

La calle allá habla un lenguaje directo, duro y coprológico y en la sartén de la conversación hierven los tacos pero no por soltar algún que otro "caspita" neoyorquino un escritor no es mejor ni peor. El mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los inquisidores y los zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La ternura late en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos. Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta a la vez. Todo el mundo diciendo fuck, dollar, shit y wuau. Capital de lo in y lo out. Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la capital del mundo.

Un melting pot que indica el modelo del futuro en el que hay que aprender a vivir y a convivir razas y religiones. Fue toda una universidad la estancia de cuatro años corridos allí. Por lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom) ahora un quidam va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio y me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica, desde estas hospitalarias páginas donde hay un director que es de nuestra escuela, la vieja escuela del gran Emilio Romero, que nunca te tiraba un artículo, ni se asustaba por nada, sindicalista polémico que venía desde el Falangismo de la libertad Y DE LA PROFESIONALIDAD. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como ellos cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus antenas de propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero.

Habiendo padecido el acoso de una de esas prójimas que me mandaron al mar de hielo y al regato como aquel que dice por esos convencionalismos de ciertas féminas pacatas (en la era Aznar ocurrieron muchas cosas raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero vuelven a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted sobra, váyase a su casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a la Hemeroteca una cuerda para que me suicidada (rechacé el ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás pero en vez de balas le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora), me creo en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un "I love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma. Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que el papa, se sienten tan pronorteamericanos que parecen haber aterrizado en estos predios desde un barrio de Miami donde se practica un anticastrismo de pistola y de cloaca. Vuelven los vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los comisarios de la Verdad, su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos demócratas de barniz que aquí puede prepararse hasta un magnicidio como hicieron con Carrero Blanco u ocurrir otra hecatombe como el de las idus de marzo.

Eso no es América oiga, sino una deformación barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina. ¿Epater le bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingues siempre serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de Madariaga, "tontos en nueve idiomas". Que lean a Huxley un gran escritor británico algo profeta que trató de demostrar a sus contemporáneos el callejón sin salida al que su incontrastado optimismo les había llevado los políticos en entreguerras con su lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción masiva, etc.

Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo tierno de aquellos vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando veían aparecer el capitoné de las mudanzas por el barrio y tú estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las llaves de su "carro" si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida, trabajadora, magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las nevadas, las tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía cortar el aire una tarde de calma chica a 47 grados a la sombra y en Staten Island con una ola de viento polar estuvimos a 32 bajo cero. Un país, en definitiva, en el que nacieron dos de mis hijos. Un país cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista pero en el que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. Nre York.

No trato de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos lectores sino para poner orden y claridad a mis propias ideas. El que quiera que no me lea (este es, supongo, un mundo libre) pero que no me insulte. Por favor, señora funcionaria, manos blancas no ofenden pero hay que reconocer que usted tiene unas zarpas brutales de felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va jodida. Llevo dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una cierta vitola profesional. El hecho de que sea yo un periodista incomodo o que le escandalice a Vd. que vive en una nube y en el dulce encanto de la burguesía no significa que mis prosas que (escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues si no, mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas. Que a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso que yo no la conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo muchísimas contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura.

Bendito sea Dios que no todas las mujeres son así ni padecen homofobia. Respete mi libertad como yo respeto la suya. New York. New York. I love New York.
Y voy con el otro. Debe él ser un gudy y yo un bady y para colmo me cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si esos no son coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y lo vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan hablando tíos de meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me parece respetable pero caudillista en su gestión política y que habla un lenguaje muy "peligroso". Mucho más peligroso que yo, que no tengo ni pistola ni lanzallamas, ni carros ni aviones supersónicos. Sólo mi pluma y una triste navajilla para cortar el pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue profiriendo amenazas bajo pseudónimo..

Cualquier madrugada pueden llamar a la puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser un golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de cristiandad y sus malos modos no me gustan como tampoco sus malos pelos si es que le queda alguno. Sus gestos y sus palabras de topo del Circus o la Gestapo. Habla una jerga antigua como Humphrey Bogart.

Y me asaltan estos pensamientos cuando vuelvo a releer una de las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de Portnoy" de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de perder un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos cursillistas de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la literatura, el periodismo son otra cosa. Y al hilo de la glosa de este gran libro he hilvanado un ensayo para mis memorias de la Big Apple. El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que intenta es romper los tabúes victorianos que tanto daño han hecho a la lengua inglesa y que regresan como vuelven siempre las cazas de brujas y los inquisidores. "Cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se acabó tu sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso.

En efecto, el aforismo del ghetto " Wan der putz stehet light der Sechel im pre=(con el miembro en erección la lógica está de más"). Esto es: que somos barro y que el ser humano a través de su animalidad rinde tributo a los instintos. Yo lo escuché en un cafetín del Lower Manhattan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a la llegada de miles y miles de judíos exilados de la Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico). A NY le entró la "cupiditas aedificandi" (el morbo del ladrillo) de los romanos. Levantad casas malditos. Construid una nueva torre de babel. Roth se erigía en heraldo de un mundo por llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está considerado como un autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la caza de brujas

El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que colgaban los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se "atacaba" para no agarrar frío a los riñones.

Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o responso. Corría diciembre del 75.

¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos fautores de la unidad española.

Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a dominar ni el inglés. Todos estos postulados revisionistas, con todo, nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y hacia su familia.

Pero yo en su capote no me hubiera alzado, mediante apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el banquero de Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo una guerra "a la africana" con mucha infantería y derroche de hombres. Sus otros compañeros de armas, que conocían bien a "Franquito" y lo despreciaban teniéndolo por un don nadie en el escalafón, respondieron con la misma moneda. Tal cual, el general Rojo, que era un formidable estratega. Eso prolongó la tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno cojones equivocados seguramente.

Luego en política le dieron resultado sus juegos camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al territorio, arrastrándose bajo las alambradas y guardando un bajo perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria, para bien o para mal, fundó la España moderna y nos legó un estado "social", el de Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos montados en el dólar y que piensan que esto es Hollywood, la cara más impresentable del capitalismo más bronco olvidan. Buena gana de lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo, convendría entender a Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su nombre glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército. Si la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes, y no se convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta reivindicación puede ser bálsamo a los costurones desgarrados del alma de España.

Imitemos a los norteamericanos en eso que también tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York se rinde honores al sureño Lee que era de los "malos". El gran derrotado en la película "Lo que el viento se llevó".

Franco no se enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street.

Todo eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (¡caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y uno de los más eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas porquerías".

Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las calles de la urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o étnicos, la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa.

El libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de Camba trufado de metáforas eléctricas. Las frases son como latigazos de buena literatura pero así es como habla la gente en Nueva York. Las descargas estáticas están por toda la urbe, cuando tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la eutrapelia a lo Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se te quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de análisis de textos y de pretextos y escriben como si fueran cursillistas de cristiandad. Oiga, váyase usted una temporadita a NY y déjese de foros y de practicar el autobombo y no nos venga a hablar usted de sus libros que son todos muy malos, que aunque tienen premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro es. Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como "Bubbles" la Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la gran meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas.

La literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de redacción o una excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen, los muy capullos, mensajes de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien escribe este chico/chica! Tú llegarás… a dar con la cabeza en un pesebre. No han vivido en Nueva York, la ciudad metáfora, no han ido al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí Nueva York, la ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia, me cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que te marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared. ¡Oh, I love New York!

Y este es el New York que surge en el "Lamento de Portnoyª libro clave (está editado por Bruguera en castellano), que hablando de marginales, de negros que huelen mal, y taxistas polacos con cara de buey y apellidos impronunciables y pistonudos, como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde abundan las x, las w, las z y las y, son el rostro impresentable de un catolicismo fanático y caballuno.

Yes. I love New York, pues si sobrevives allá puede decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La novela ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth asomaron la gaita en este oficio. Y escribieron "Trópico de Cáncer" y "El Lamento de Portnoy". Ambos escogieron el pretexto del sexo para hacer balance. Y con tales autores se comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final. New York. New York. I love NY. Oh yea

Los jadeos del orgasmo se parecen a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una manzana donde apunta sus dianas (las manzanas tienen cuerpo de mujer, no puede estar más lograda esa imagen), un guante de béisbol. Se pasa horas en el water. ¿Qué hace ahí tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones poliúricas llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas o el suso de las hermanas y otras prendas femeninas que habían sido puestas a lavar. Quería embadurnar el mundo de líquido seminal. Era incontenible y un obseso sexual. Tenía fijación con el pussy (órgano de reproducción de la mujer y lo que en bable llaman "el ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras). Pero el protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese cherchez la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder tanto tiempo y por el que se comenten tantos disparates: Roth nos muestra que las palabras no son sucias ni limpias per se: la suciedad y el morbo están en la boca del que las pronuncia o en la oreja que las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento de vestiduras?

Un adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que nosotros fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía, etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se puede hacer crítica social y reflejar el estado de cosas de un universo que se fue y en el que nada cambiará porque en la naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un judío llenas de ironía y de piedad para la humanidad.

Yo creo que se trata de un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. Y en el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada escuché yo unas navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La Virgen toma la píldora. Jajaja. Un poco fuerte y crudo la verdad pero hay que recordar que los cristianos no somos fanáticos islamistas, ni empuñamos la cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad sirven para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto a revivir mis vivencias neoyorquinas.

La Nochebuena solía coincidir con la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de lo paradójico de nuestras disputas. Y de que ellos, los promotores de la modernidad en el mundo actual y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos.

Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son dos acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del otro.

Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros. Antes de ayer la Schlichting sin ir más lejos hacía una entrevista con su voz sexy a uno que decía que Cristo nunca existió. ¡Pero coño! Piedra de escándalo para mi y mis convicciones. Aún más escándalo es que esta trola se propalara desde los micrófonos de la COPE. ¡Vaya con los curas! Por lo que parecen siguen estando al santo y a la limosna. En misa y repicando. ¡Qué lío, Dios mío!

Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.

La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York una ciudad dura practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza de brujas" del presidente MacCarthy. Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus planteamientos contra Europa.

Ellos fueron los diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la Gimnástica desde que era rapaz).

América en estos años tenía una faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit, sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Eso sería el apaga y vámonos.

Los ingleses sí que tienen una buena infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante.

En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos tiempos. Un judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde Mendes Frances. Zarkozy, derecha maquillada, Ersatz, sucedánea, derecha enmascarada porque aquí nada es lo que parece, viene del Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante en un momento difícil. Francia es un polvorín.

Veremos a ver qué pasa pero aquí son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e interpretar su elección como una amenaza para un ZP acorralado por la derechota. Aquí un gobierno de la derecha podría armarla y tendrían que enviar los USA a la 82 división aerotransportada con sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado el ambiente. Nos sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e información. España y Francia son países distintos y distantes aunque estén puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná…. Mientras tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el himno a la Gran Manzana de Frank : " I love New York". Ella me hizo escritor y periodista. Y concebir el mundo de otra forma. Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que es el Lamento de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira Lindo.

Miércoles, 09 de mayo de 2007
En 1928 la madre de Hemingway le mandó a su hijo por correo una tarta de chocolate y un Smith&Wesson del calibre 32, el revolver que tenía su padre cuando se suicidó. Ernesto cogió el arma y la lanzó a las aguas negras de un lago. Cuenta en alguno de sus cuentos cómo vio desaparecer el objeto. Las aguas del Wyoming Lake lanzaron burbujas y círculos concéntricos al sumergirse la pistola. Esas burbujas fueron una premonición. Lo persiguieron al autor de Adiós a las Armas de por vida. Llegaron a ser fantasmas obsesivos en su memoria. Para conjurar esta tortura el escritor acudió a la botella.

Él mismo, hostigado por las aguas negras de aquel lago, se sumergió en otras más tenebrosas todavía, las del alcohol. Hay algo de fluidez líquida en sus novelas. Algo de ahogado. Quizás presintiera cómo iba a acabar. Hemingway escribía como un pez torturado que no encuentra, naúfrago del destino, el banco ictiológico al que pertenecía. O al clan. Fue todos los años de sus días un desarraigado que paseó por el mundo la imagen del buen norteamericano, el buen salvaje roussoniano, caído de un guindo o del paraíso de Walden. Fue siempre un bisonte lejos de la manada. Por eso cazaba, pescaba y escribía una palabra detrás de otra con dificultades, eso sí, como si se tratase de un albañil romano empeñado en pintar un cuadro recomponiendo las piezas de sus mosaicos. Toda literatura tiene algo de enigma. Es un rompecabezas el impulso de escribir.

Los capítulos de sus novelas no deberían llamarse capítulos sino teselas. Hay algo de artesanía laboriosa para analizarse a sí mismo. El recuerdo de la pistola de su padre le persiguió de por vida y fue un presentimiento fatídico. También don Ernesto acabó suicidándose al igual que otros miembros del clan como su sobrina Margot. El suicidio debió de ser cosa de familia. Gracias a esta laboriosidad, su prosa resulta fácil, directa, sin demasiado arrequive, muy periodística pero esta facilidad con tanto trabajo conseguida no responde a los parámetros de su vida siempre torturada. Por eso resulta mucho más fácil encariñarse con sus libros.

Hemingway no debió de ser muy buena persona. Un tío antipático que empinaba demasiado el codo. Se pasó parte de su corresponsalía en la guerra del 36 rodeado de putas y en la barra del Chicote. Luego en sus crónicas resultaban tan vívidas que surgía la impresión de que estaba en las mismas trincheras. Sender, el gran Sender, uno de los mejores escritores españoles del siglo XX, que lo conocía bien, y que descubre todo el montaje que hay detrás de esta figura literaria, todo el artificio o maniobra de lanzamiento publicitario, dijo cosas muy gordas del bueno de Hemingway. El aragonés escribió novelas más rotundas que este norteamericano sobre la guerra de España. Sin embargo, apenas si son conocidas. Unos crían la fama y otros cardan la lana. Nuestro Sender nunca dejó de ser un 2jodio rojo" que tuvo que malvivir para comer en su exilio en Mexico y USA. Sin embargo, don Ernesto oh milagro de las Public Relations, en los tiempos de Franco siempre tuvo alfombra roja cuando llegaba a Madrid, honores casi de jefe de Estado y una tribuna de preferencia en la plaza de las Ventas o barrera insigne en los Toros de San Fermín, rodeado de guapas manolas y su fama amplificada por su amistad con los Bienvenida y con Ordóñez.

Sender en uno de sus libros descubre que el autor de Death In The Afternoom era un escritor trampa y que en sus textos había mucho adobo. Que era un espía, que despreciaba olímpicamente a los españoles, y que sus aficiones no eran más que una máscara. En resolución, que no era un tipo al que se le podía comprar un coche de segunda mano. Y es que el arte va por un camino y los hechos humanos por otro. Se debería marcar una bisectriz entre el hombre y la obra.

En la historia universal el hecho se repite: Villon era ladrón y formó parte de una compañía de bandidos. Shakespeare de cuya vida se sabe poco pero se sospecha que estuviera relacionada con los bajos fondos isabelinos no era un dechado de virtudes. Lo mismo que Quevedo, muy pendenciero pues tenía una inteligencia fuera de lo normal y un manejo del castellano como no hubo otro. Mató a un menda por un lance de amor. Cervantes, ah Cervantes, lo tenemos de palanganero en una casa de tolerancia en Valladolid. Hagamos gracia al lector de contarle cómo era Valle Inclán (menuda pieza) o Azorín un tipo muy vehemente que quiso pegarle tres tiros a Ramiro de Maeztu.

Dicen que con buenos sentimientos se suele escribir pésima literatura. Acaso la frase es irresponsable y exagerada pero aquí se suele mentar con frecuencia a la madre y madres no hay más que una, o buscarle los tábanos a un autor que nos disgusta. En España donde cuentan mucho la honra y el qué dirán el cómo es con quién se acuesta con quien se levanta un tío o una tía – y mira que la literatura no es una profesión en la cual se acomoden doctrinos ni candidatos a la hornacina de esos del cuello de medio lado porque la lteratura es un pacto un poco con el barro del que nos fraguaron y un compromiso con la sociedad en que vivimos- el personal se anda con muchos remilgos y no pocos miramientos confundiendo el Qué con el Quién. Este es el país del honor y del morbo visigótico Vg.: La envidia pero en América, en Reino Unido o en Francia o Alemania se separa el cómo es él o ella de lo que hace. El caso del pronombre personal, esté en acusativo o en nominativo, es determinante.

El creador del Viejo y el Mar fue un espléndido contador de historias y uno de los hombres más famosos y ricos del mundo – fortuna que sigue produciendo muchos miles de euros en copy Rights-, paradigma de autor halagado por los medios de comunicación, pero daba el pego. Era un tipo muy aburrido, violento, machista, un mal amante que debía de ser un señor muy aburrido para las señoras debajo de su barba blanca y su orondo aspecto avuncular. Papá Hemingway era el peor personaje de sus libros.

Sus biógrafos arguyen que este mal carácter tuvo su origen en los 200 fragmentos de metralla de un obús austriaco que le atizó en las piernas el 8 de julio de 1918. Las esquirlas le marcaron así el alma como los testículos. A resultas de la explosión quedó afectado a los genitales. Fue parcialmente impotente de por vida y algo sordo. Tales complejos lo llevaron a la botella, a la depresión, a las pastillas y al eletrochoque. Finalmente se pegó un tiro en su casa de Ketchoum (Idaho) Siguió la senda de su progenitor. Estaba enfermo de diabetes, los riñones los tenía hechos cisco. Padecía depresiones. Era rencoroso, fatuo y algo gilipollas.

El nombre de su arma suicida: una carabina Boss. Mens morbida in corpore mórbido decían los galenos. Quiere decirse que, si estás enfermo, tus escritos adolecerán de la misma enfermad, pero este aserto que vale para algunas cosas de las reglas del clan y es un poco lo que diferencia al hombre de las fieras que se agrupan en mutas y en bandadas. Hemingway supo vivir fuera de clan. Y a la contra. Es un autor que despista. Sus novelas ofrecen la imagen de un hombre feliz, un buen salvaje siempre jocundo, que se divertía con fulanas y todo le sonreía.

La verdad, según algunas referencias de la guerra civil, sus borracheras en Chicote acababan en reyerta y en una ocasión quiso tirar al estanque del Retiro a dos meretrices, consumido por el alcohol, desesperado por la impotencia. Su vida- Paris, Pamplona, las cacerías en el Klimanjaro, Key West, la Habana de Batista- no fue una fiesta. Pero conviene insistir que la magia de la literatura consiste en eso: en el arte de la seducción. Un autor puede aparentar cólera en un párrafo infernal y adornar el siguiente con imágenes beatíficas. Nada tiene que ver el plano real con el plano ideal. Por eso, en muchos casos las broncas literarias son puro teatro, de cara a la galería. De manera que si el infierno dicen que está empedrado de buenísimas personas en el Parnaso de la gloria se cuentan a puñados los malvados.

Un plumífero determinado consigue dar la impresión de estar de un humor de perros, no obstante ser más felices que unas pascuas. O borracho y está más sobrio que un juez. Papa Hemingway ofrecen la semblanza (desde él los grandes divos de la literatura cuidan la imagen al milímetro, se ponen saharianas de safari y viseras a cuadros como García Márquez) de chicarrón del norte. Era, con todo un débil mental, cobardón pese a su semblante de ir perdonando la vida a todo el mundo, tímido con las mujeres, que amaba la guerra sólo en apariencia, hincha de las armas, con esa paranoia de los norteamericanos por las de percusión que a la larga se convierte en esquizofrenia. De pronto el país se vuelve loco y un francotirador apostado en una escuela se lía a tiros y mata a todo un colegio, ojo con este culto a las armas que nos puede llevar al origen patológico del asesino en serie, que era corresponsal de guerra y cuando bombardeaban Madrid se iba por la pata abajo.

Nunca estuvo en primera línea de fuego más que de visita pero su descripción del frente de la Granja es magistral. El lector parece que lo vive y empieza a respirar hasta el perfume de los pinos rojizos de Valsaín. Incluso en la actualidad sigue siendo uno de los escritores preferidos de los norteamericanos. ¿Será por el culto que rinde a la violencia aquella gran nación? Por termino medio son vendidos un millón de sus libros todos los años. Por mimetismo muchos se dejan crecer la barba, se visten de safari y se van a matar ciervos a las reservas de Montana. Es el icono del perfecto Rambo pero don Ernesto era una obra maestra de sus propias contradicciones en la vida real. Nada es lo que parece.

Su aspecto amable y bonachón, abierto, se compadece poco con la descortesía con que trata a los perros y a los seres humanos y hasta maldad tiene, pues había en su carácter algo de perverso. Se porta mal con Gertrude Stein o con Scott Fitzgerald o Sherwood Anderson, amigos suyos de Paris. Sin embargo, el pego que da es que París era una fiesta: juergas, mujeres, champán, el can-can. Mentiroso compulsivo y algo misógino, vejaba a las mujeres. Profundamente creativo y profundamente destructivo como acaba de decir un crítico.
Nunca resolvió sus contradicciones interiores. Por eso acabó pegándose dos tiros en la boca. Se trata de un caso en que la genialidad despista. El autor nada tiene que ver con sus personajes. A veces con buenas intenciones y creencias se pueden escribir bodrios y al revés. La naturaleza es salvaje. Carece de ética y el arte verdadero de un rigor moral. La historia va a su bola indiferentemente de lo que nos pase, cómo seamos o cómo nos sintamos. Esa es la magia precisamente de la literatura. Hasta los místicos dan el pego. Así que menos globos. Hay gente que parece anda a la rebatiña con anhelo de provocación y mentándole a uno la madre. A mí plin. Yo me consuelo leyendo el Adiós a las Armas. ¿Y el insulto al centinela? Bueno. Bueno. Eso es otro tema. Vayamos por partes. De momento válganos decir que en este país se confunden el culo con las témporas; por eso, hay tantos argumentos ad hominem. Y harta mala sangre. No hay que hacerlos caso. Que ladren y si rabian, que les pongan un bozal.
Buenos días nos dé Dios



OLIGOANTROPÍA. OLIGODEMIA ESPAÑOLA




Antonio Parra



"Las indias son lujuriosísimas, paren presto, mucho y bien" dice López de Gomara historiador de Carlos V en su Relación de Indias. Tal perspectiva "animó", precisamente llaman al siglo XVI el siglo del amor, a no pocos españoles a cruzar el charco y luego corrió el rumor de que los hombres por allá eran algo sodomíticos y holgazanes- mejor nos lo ponen- en el cumplimiento de sus obligaciones de todo tipo y que para colmo practicaban el canibalismo en aquellas caponas que vio una vez Pizarro en un pueblo inca; dicen que la carne de cerdo es parecida a la de hombre. Lo primero que les enseñaban los misioneros era a


Y ahora en ese viaje de ida y vuelta que es la historia ocurre al revés. Cuando estoy en la cola del Intercambiador me doy cuenta que el aserto profético es casi un dogma de fe. Y Bernal Díaz del Castillo, otro historiador del emperador, con su lenguaje cuartelero, afirma: "las indias nos decían cuando llegábamos a los poblados si dios nos lo dio es para que lo usemos" refiriéndose al sexo.
La manipulación genética y esas noticias alarmantes que llegan de Mexico sobre la normalización del aborto y la venta a cachos de trozos de feto (¿en qué mundo vivimos?) Precisamente donde los españoles vieron las primeras vacas corcovadas, el árbol del mtl, los cacuyos y el pájaro uncicilín, el más pequeño del mundo, puede suponer el holocausto de una civilización. Desde luego que España es un pueblo viejo que padece oligoantropía, al no nacer niños, pero la avalancha migratoria, de seguir a este paso, va a suponer el término de este país como nación.

El problema es mucho más pavoroso que el del separatismo o el terrorismo. Mao lo dijo: "la bomba demográfica os estallará en vuestras manos". O el pez grande se come al chico ¿Será un castigo de Dios? ¿Una de las siete plagas bíblicas?

Pues parece que se cumple. La doctrina de la Iglesia al respecto que como creyentes, más que por imposición política por responsabilidad moral, hemos acatado me parece congruente: aquí cabemos todos si se practicasen medios anticonceptivos naturales y no abrasivos y si en este mundo la riqueza estuviera mejor repartida y no hubiera tantas injusticias sociales que es lo que determina la oscilación de la balanza migratoria, aparte de otros intereses estratégicos y geopolíticos de que las razas pujantes, disciplinadas, con un respeto profundo hacia la mujer se erigen en dominantes. El patriarcado romano fue devorado por los matriarcados godos, y Roma tuvo que promocionar la ley Popea para incentivar la natalidad cuando ya era demasiado tarde con los cascos de los caballos de resonando, Atila cabalgando hacia el Lacio.

¿Podría haber lugar para todos? O dicho de otra forma: la mesa de san Francisco donde comen cuatro comen cinco. Ardua solución que se enfrenta con los principios económicos del reparto del papel y de los bienes escasos. Pronto no habrá vituallas. Se desabastecerán las reservas de agua y los pantanos no podrán proporcionar suministro a las inmensas megapolis que crecen sin pausa.

Ciudad de Mexico alcanza ya los 22 millones. Las indias son fecundísimas como observó el capellán de Carlos V aquel clérigo soriano cuyos escritos releo estos días ojeando por internet el manuscrito que en la pagina de la Biblioteca Nacional y lo sigue siendo. Todas, con bombo.

Jl Gutierrez me dijo en una ocasión que la mejor forma de combatir al infiel es teniendo muchos hijos. Yo he pagado el bautizo de cinco. Ya he contribuido con mi granito de arena a que no se derrumbe esta civilización. ¡Ah la ley del aborto no la trajo Zapatero! Aquí se abortaba también en tiempos de Aznar.

 

27/04/2007

 



Antonio Parra



 

Tolstoi
Tolstoi es el genio egocéntrico alternante contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota.

Es un autor que suele dejar poco en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos, la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor de iconos.

En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo Dostoyevski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de los escritores.

Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas" en la que se percibe la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia.

El 3 de marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura (media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la última copeca.

Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es occidentalita y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana. En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser humano.

Huye del mundo, se refugia en su hacienda, en su dacha, pero tampoco puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo un propedéutico y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos. Redacta pancartas contra la guerra.

Son interesantes asimismo sus relaciones con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres, hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se abrazaba en la vida real.

Le roía la pasión del naipe. En su vida privada resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica.

El novelista experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista dice todo lo contrario.

Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina. Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24 años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto no suele ser así en la mayoría de losa casos.

Semanas adelante, el joven teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos tan característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero promete dar a la estampa la novela que lleva por título Infancia.

Se trata de una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición o ensamble del escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo finito porque en realidad el hombre no es nada.

De allí en adelante la carrera del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma.

El lecho del río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques- el misterioso bosque ruso (les) y grandes extensiones fincas como Yashnaia Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos, incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero el hombre continua idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes.

Que nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño.

El tono que elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos. Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico. Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar. Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una de las interminables guerras del Caúcaso fue determinante. Como soldado fue irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial novelístico.

En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a escondidas entre el oficial y la chavala que terminaban en el pajar. Amor a escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde.

Todo esto impresiona su sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las riñas y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él es bueno pero débil.

No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no les falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan ha decorado el nuevo hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en un párrafo
"Praskovia Fiodorovna echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves. Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba"

En este libro plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Ivan en sus negocios curiales dentro del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo, en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando que vaya a un medico en vez de estarse todo el día lamentándose.

He aquí otra manifestación de crueldad femenil. Acude Ivan a un especialista. Vagas respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no te tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un letargo que determina su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles dolores.

El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo, inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama.

Toca anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan. La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un fantasma.

Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT.

Y para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica pero –la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo problema metafísico- a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma rusa.

18/04/2007
HUMOR JUDIO NORTEAMERICANO

 

Antonio Parra

 

Cuando el cuervo vuela bajo hace un frío del carajo. Cuando el pene está empalmado la sabiduría se va al carajo o cuando las ganas de joder aprietan ni a los muertos se respeta. Todos estos son refranes yiddish. He encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se parece mucho al ruso. En efecto, el aforismo del ghetto " Van der putz stehet light der Sechel im pre=(con la polla en erección ´la razón está de más") que yo escuché en un cafetín del Lower Manhatan (me gustaban los tupís judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a la llegada de miles y miles y miles de judíos exilados de la Urss, y a la de las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y desparecieron los cilancos y las grandes charcas, el canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico) El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que los flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor con la que mi abuelo Benjamín se atacaba para no agarrar frío a los riñones.

Se llamaba Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue invitado allí a un kadish o responso.

¿Franco era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos fautores de la unidad española.

Los Franco me caen bien. Pero más Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo, le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a aprender inglés. Todos estos postulados revisionistas, con todo nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y su familia.

Que no se enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street.

Todo eso es impepìnable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras propaladas por un menda en una televisión que decía que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (caspita y pardiez rediez como deben de ser sus versos) y uno de los más eximios practicantes de lameculismo borbónico y de coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a doler los cojones de tanto mirar esas porquerías".

Bueno, pues valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de Phillip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo, el fetichismo, los complejos de Edipo, la equiparación de Eros con Tanatos.

Los jadeos del orgasmo se parecen a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y a veces la pulpa de una manzana un guante de béisbol. La palabra joder, coño, te la meto, follame por atrás, el lirio y el basto, duro que te pego, saltan a la escritura cientos de veces. Así y todo yo creo que se trata de un libro místico. Impregnado de ternura y de crudo humor típicamente judío en el que no se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. A través de esta novela he vuelto a revivir mis vivencias neoyorquinas.

La Navidad católica solía coincidir con las de la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás montaban casi con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos. Este absurdo me hizo recapacitar de lo irracional de nuestras disputas. Y de que los judíos promotores de la renovación en el mundo moderno y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos.

Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Se complementan, no se excluyen, por más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos y tratando de meterme en los ojos del otro.

Se consuma el mensaje salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para algunos de nosotros. Antes de ayer la Schlichting, sin ir más lejos, hacía una entrevista con su voz sexy a uno que decía que Cristo nunca existió. Piedra de escándalo para mi y mis convicciones. Pero más escándalo es que esta trola se propalara desde los micrófonos de la COPE. ¡Vaya con los curas! Por lo que parecen siguen estando al santo y a la limosna. En misa y repicando. ¡Qué lío, Dios mío! Pero yo seguiré aferrado a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí, pecador.

La mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York, una ciudad dura, practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores: Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot. Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza de brujas" del presidente MaCarthy. Lo cierto es que la literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián sobre el centeno", John Updyke, Norman Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo libelista en sus planteamientos contra Europa.

Ellos fueron los diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la Gimnástica desde que era rapaz).

América en estos años tenía una faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit, sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Ero sería el apaga y vámonos.

Los ingleses sí que tienen una buena infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la tienen (la mejor del mundo) y, así y todo, Olmert está pasando por dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero el mundo ira adelante. En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo misterioso. Somos carne de dolor. E la nave va.




BUENA ORINA BUEN COLOR



 

Por Antonio Parra



Ya ha florido mayo, título para una gran novela de un novelista de la escuela andaluza, ahora olvidado siendo valioso, Alfonso Grosso. Unos van con flores a María [es un símil porque los mayos de ahora traen bombas bajo la chilaba, la gente anda aterrada y cuerpo a tierra, y entre flores y rosas Su Majestad es coja, y espían las merdellonas, bajan con los cubos de la calumnia oliendo a sudor y no se cambian la camisa, tusonas y fregatrices, da consignas don Bigbroder el de la voz gorda, corren por la TV gigantes y estafermos que vivir es un sinvivir, una eterna paradoja, el personal se vigila a la rebatiña, dietas para adelgazar, buenas andan las comadres] y otros preferimos entonar el romance del Prisionero. Siempre vivimos emparedados en la cárcel del amor y por un supuesto lean:
"Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor/cuando los enamorados van a servir al amor/ y yo triste y cuitado yago en aquesta prisión...la la la larala/ que no sé cuando es de día/ni cuando las noches son/ sino es por aquella avecilla que me cantaba al albor/ Matómela un ballestero/. Dele Dios mal galardón... La la laralalá"

Oigo el crujir de las cadenas. El estallido de los cerrojos. Los manojos de llaves del Cerbero que vigila. Siempre en capilla. Estamos en capilla. Al nacer se nos condena a todos a muerte y eso muchos no lo saben. Pertenecen al cupo de inmorales ilusos que piensan que se van a quedar aquí para simiente. Los vigilantes de la parva nos escrutan con mil ojos de Argos. El personal no hace nada, está desorientado y tales desasosiegos determinan que ande la red cargada de electricidad. Son duros de oreja y el corazón hanlo de pedernal. Les cantas las cuarenta y se cabrean. Se rasgan la vestimenta y exclaman quien yo. Sí tú mosquita muerta. Hay mal ambiente y no debía de haberlo. Echan las culpas a un zapatero pero este hombre en política hace su trabajo. Obra prima. Buen trabajo mientras los otros andan sumidos en la cultura de la queja, quejicas, ¿qué hay de lo mío?, yo me mato por mis garbanzos ¿No serán ellos los remolones? ¿Los sepulcros blanqueados? ¿Los insolidarios? ¡Oh qué tiempos más interesantes!
- Mientras dure, Ejusmodi....
- Sé por donde vas, Verumtamen pero qué bonita canción esa del romance del prisionero. Un poco triste la verdad y melancólica aunque de menos nos hizo Dios. Una pena que los jovencitos de hoy ahora desconozcan el romancero... Andan los tiempos muy alterados con esto de la política. Pero tras de tiempos vienen tiempos y eso es también del romancero

Serán carne de cañón o usuarios del verdugo que anda por ahí en la ronda de las celdas. Centinela alerta. Literatura carcelaria siempre excita mi compasión y existe una gran novela río de Eduardo Zamacois que cuenta las desventuras de los penados en San Miguel de los Reyes. Eso era un convento del cister y la desamortización del 1833 lo convirtió en uno de los penales más temibles en la Península. Se llamaba la obra que me causó impresión cuando la leía hace como diez años Los vivos muertos. Tomás Salvador escribió otra epopeya memorable en Cuerda de presos" y otra Cabo de Vara. Por temática, el Hacho. No llores niña no llores no llores que yo no lloro aunque me lleven a Ceuta a pelear con el moro. El sufrido pueblo es sabio y tuvo que sufrir prisiones, tiranías y arbitrariedades. Aquí por menos de un ardite te meten en cintura y acabas arrastrando cadenas entre bretes y grilletes. Dios no lo permita. Propugnan la caza de brujas, MaCarthy resurrecto. A veces la cárcel ha sido morada pasajera o definitiva de todo gran español. Pero ¿a qué no acaban en la trena los mediocres? Pues no. Más bien no. Y los machacantes del esbirro siempre hicieron carrera. Déme usted un cigarro. Ese pensamiento se me atraganta. Quiero pasar humo. Nos vigilamos unos a otros. Hay por ahí esparcida mucha madera de inquisidor y la red es el tornavoz de mucho escritor diletante y deprimido. Se observa al personal pero con eso no hay cuenta, Verumtamen. El arte de contar es la maula de fingir. Uno parece que está detallando su autobiografía y lo que está haciendo es atisbar la reacción del otro por un ventanuco. Buena orina, buen color y tres higas al doctor. Ponemos en pepitoria un corte de manga y parece que acabamos de dejar nuestra alma descubierta y sangrante entre las zarzas. Qué va. Solo es un truco. Escribir es seducir y hasta cierto punto engañar contando mentiras piadosas, En todo escritor subyace un buen impostor. Bonita forma de hacer tururú. No me vengas con monsergas. No me gusta Voltaire pero tiene algunas máximas aprovechables como cuando espetara que las palabras se esgrimen para ocultar los pensamientos. Sirven para esquivar los golpes y son coselete en la taleguilla para burlar los derrotes de mihuras astifinos que corretean por el albero y andan a cornadas cuando uno menos se lo piensa y ayudadme zancas que en esta vida todas son maulas.
¿Entonces escribes para hacer tururú? A veces. Nada más razonable que un corte de manga a tiempo. Los romanos en estas ocasiones se colocaban un humeral sobre la chepa al que llamaban la indutia. Los padres conscriptos confiaban a esta prenda talar el cuidado de sus personas contra los gargajos que les escupía la plebe disconforme en el foro. Eso, los senadores que los militares portaban el gladium y a ellos no les escupían, por si las moscas, pues menudos eran los decuriones, desenvainaban a la primera de cambio y el paludamentum o capote de guerra para arrebujarse contra el relente de las madrugadas, los juegos duraban dos días y hasta una semana. Y con ellas se presentaban en el circo a ver pelear a los hoplomachi o gladiadores. Roma y la vida política eran un espectáculo y lo que la chusma quiere. Panem et circenses. Y lameculismo. Mucho lameculismo. Halagos. Lisonja y jabón
Así no murmuraban ni entraban en contubernios contra el emperador... Cuando yo llegué de Nueva York después de haberme partido el pecho por mi país con razón y sin ella fui recibido con un gracias por los servicios prestados y ale usted es uno de tantos, la gente va a su rollo, es insensible para vibrar ante las issues del patriotismo como pasa en Inglaterra, Estados Unidos o Francia y me sentí un poco como aquellos soldaditos de Mola que regresaron a Larache después de resistir diez meses en un blocaos de Dar-Akoba, diezmada la compañía y después de pasar gurruminas, se preparó un desfile militar y no asistió nadie. Los pobres sorches se sintieron desolados ante esta incomprensión de la retaguardia ellos que se estuvieron batiendo el cobre en la vanguardia. Paso y por partes. Escarbe. Haga memoria. Navegamos ya en aguas válidas. El tiempo anda un poco revuelto. Para esta época vienen fenomenales los cocimientos de genciana. Pueden ayudar a algunos a combatir la depresión. Otros pacientes de estreñimiento crónico se hinchan a evacul pero van al baño y se sorprenden de obrar cagalutas de conejo, el vaso de su dentadura postiza montando guardia toda la noche en la taza del retrete esbozando una sonrisa macabra que anticipa la calavera. Cagan poquito o excretan ladrillos. A esos hay que decirles que si quieren pan vayan al batán que allí un perrito que caga poquito le alcen el rabo y le den un besito. La envidia es causa de su estreñimiento mental y a causa de ella les llevan los demonios. Mas no hay que preocuparse: ya se les pasará.



ROMANCE DEL PRISIONERO

Por Antonio Parra



Se acerca florido mayo, título para una gran novela de un novelista de la escuela andaluza, ahora olvidado siendo valioso, Alfonso Grosso. Unos van con flores a María [es un símil porque los mayos de ahora traen bombas bajo la chilaba, la gente anda aterrada y cuerpo a tierra, y entre flores y rosas Su Majestad es coja, y espían las merdellonas, bajan con los cubos de la calumnia oliendo a sudor y no se cambian la camisa, tusonas y fregatrices, da consignas don Diarrea el de la voz gorda, corren por la TV gigantes y estafermos que vivir es un sinvivir, una eterna paradoja, el personal se vigila a la rebatiña, dietas para adelgazar, buenas andan las comadres] y otros preferimos entonar el romance del Prisionero. Siempre vivimos emparedados en la cárcel del amor y por un supuesto lean:
"Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor/cuando los enamorados van a servir al amor/ y yo triste y cuitado yago en aquesta prisión...la la la larala/ que no sé cuando es de día/ni cuando las noches son/ sino es por aquella avecilla que me cantaba al albor/ Matómela un ballestero/. Dele Dios mal galardón... La la laralalá"

Oigo el crujir de las cadenas. El estallido de los cerrojos. Los manojos de llaves del Cerbero que vigila. Siempre en capilla. Estamos en capilla. Al nacer se nos condena a todos a muerte y eso muchos no lo saben. Pertenecen al cupo de inmorales ilusos que piensan que se van a quedar aquí para simiente. Los vigilantes de la parva nos escrutan con mil ojos de Argos. El personal no hace nada, está desorientado y tales desasosiegos determinan que ande la red cargada de electricidad. Son duros de oreja y el corazón hanlo de pedernal. Les cantas las cuarenta y se cabrean. Se rasgan la vestimenta y exclaman quien yo. Sí tú mosquita muerta. Hay mal ambiente y no debía de haberlo. Echan las culpas a un zapatero pero este hombre en política hace su trabajo. Obra prima. Buen trabajo mientras los otros andan sumidos en la cultura de la queja, quejicas, ¿qué hay de lo mío?, yo me mato por mis garbanzos ¿No serán ellos los remolones? ¿Los sepulcros blanqueados? ¿Los insolidarios? ¡Oh qué tiempos más interesantes!
- Mientras dure, Ejusmodi....
- Sé por donde vas, Verumtamen pero qué bonita canción esa del romance del prisionero. Un poco triste la verdad y melancólica aunque de menos nos hizo Dios. Una pena que los jovencitos de hoy ahora desconozcan el romancero. Eso sí; les atiborran la cabeza de documentos de gestión y del bizantinismo puro y duro que manda en pagina. Anda los tiempos muy alterados con esto de la política.

Serán carne de cañón o usuarios del verdugo que anda por ahí en la ronda de las celdas. Centinela alerta. Literatura carcelaria siempre excita mi compasión y existe una gran novela río de Eduardo Zamacois que cuenta las desventuras de los penados en San Miguel de los Reyes. Eso era un convento del cister y la desamortización del 1833 lo convirtió en uno de los penales más temibles en la Península. Se llamaba la obra que me causó impresión cuando la leía hace como diez años Los vivos muertos. Tomás Salvador escribió otra epopeya memorable en Cuerda de presos" y otra Cabo de Vara. Por temática, el Hacho. No llores niña no llores no llores que yo no lloro aunque me lleven a Ceuta a pelear con el moro. El sufrido pueblo es sabio y tuvo que sufrir prisiones, tiranías y arbitrariedades. Aquí por menos de un ardite te meten en cintura y acabas arrastrando cadenas entre bretes y grilletes. Dios no lo permita. A veces la cárcel ha sido morada pasajera de todo gran español. Pero ¿a qué no acaban en la trena los mediocres? Pues no. Más bien no. Y los machacantes del esbirro siempre hicieron carrera. Déme usted un cigarro. Ese pensamiento se me atraganta. Quiero pasar humo. Nos vigilamos unos a otros. Hay por ahí esparcida mucha madera de inquisidor y la red es el tornavoz de mucho escritor diletante y deprimido. Se observa al personal pero con eso no hay cuenta, Verumtamen. El arte de contar es la maula de fingir. Uno parece que está detallando su autobiografía y lo que está haciendo es atisbar la reacción del otro por un ventanuco. Buena orina, buen color y tres higas al doctor. Ponemos en pepitoria un corte de manga y parece que acabamos de dejar nuestra alma descubierta y sangrante entre las zarzas. Qué va. Solo es un truco. Escribir es seducir y hasta cierto punto engañar contando mentiras piadosas, En todo escritor subyace un buen impostor. Bonita forma de hacer tururú. No me vengas con monsergas. No me gusta Voltaire pero tiene algunas máximas aprovechables como cuando espetara que las palabras se esgrimen para ocultar los pensamientos. Sirven para esquivar los golpes y son coselete en la taleguilla para burlar los derrotes de mihuras astifinos que corretean por el albero y andan a cornadas cuando uno menos se lo piensa y ayudadme zancas que en esta vida todas son maulas. ¿Entonces escribes para hacer tururú? A veces. Nada más razonable que un corte de manga a tiempo. Los romanos en estas ocasiones se colocaban un humeral sobre la chepa al que llamaban la indutia. Los padres conscriptos confiaban a esta prenda talar el cuidado de sus personas contra los gargajos que les escupía la plebe disconforme en el foro. Eso, los senadores que los militares portaban el gladium y a ellos no les escupían, por si las moscas, pues menudos eran los decuriones, desenvainaban a la primera de cambio y el paludamentum o capote de guerra para arrebujarse contra el relente de las madrugadas, los juegos duraban dos días y hasta una semana. Y con ellas se presentaban en el circo a ver pelear a los hoplomachi o gladiadores. Roma y la vida política eran un espectáculo y lo que la chusma quiere. Panem et circenses. Así no murmuraban ni entraban en contubernios contra el emperador. Hoy Cesar tiene mucho más poder y muchos más recursos, como el control de la información, pero sigue aplicando la formula de Panem et circenses, alguna bacanal de vez en cuando y como ya no hay infierno desde el tornavoz eléctrico se previene a las mases contra la crasitud o contra los malos hábitos que pueden dar cáncer y es así que todo está atado y bien atado hasta la próxima bomba. Cada vez que bajo las escalerillas del intercambiador me entra casi un miedo pánico. Los de Alicaída merodean Madrid. Quieren reconquistar Andalucía. ¿Van de farol? es lo que dicen los papeles, chico y aquí todos que no les llega la camisa al cuerpo. Papá no fumes. Papá ven en tren. Con Iberia ya habría llegado pero para que tomar tantas precauciones y andarse con tantos remilgos si cualquier día de estos disparan la "catapulta" y todos volamos por los aires. El destino está escrito en las estrellas; es inexorable y las balas cuando vienen llevan tu nombre y dirección, te llegan y hay que abrir el sobre, lo decía un capitán mío de cuartel. En el peor de los casos te matan. Y en el mejor, es un tiro de suerte. La gente como anda bastante desinformada y no se preocupa se merece lo que le pasa y le va a pasar por burra. Y de desagradecidos está el mundo lleno. Y de dureza de corazón. Que algunos parece que lo tienen de hierro. Cuando yo llegué de Nueva York después de haberme partido el pecho por mi país con razón y sin ella fui recibido con un gracias por los servicios prestados y ale usted es uno de tantos, la gente va a su rollo, es insensible para vibrar ante las issues del patriotismo como pasa en Inglaterra, Estados Unidos o Francia y me sentí un poco como aquellos soldaditos de Mola que regresaron a Larache después de resistir diez meses en un blocaos de Dar-Akoba, diezmada la compañía y después de pasar gurruminas, se preparó un desfile militar y no asistió nadie. Los pobres sorches se sintieron desolados ante esta incomprensión de la retaguardia ellos que se estuvieron batiendo el cobre en la vanguardia. No sabe interpretar la actualidad que es tan críptica aun a fuer de apariencia inocente pero los hechos no son tan inocentes. La actualidad según esto se desarrolla con arreglo a un plan previamente diseñado en el encerado por el amigo de la batuta, el gran cofrade mayor corre turnos. Claro para eso hicimos, Ejusmodi, usted y yo la mili en los servicios secretos. ¿En el SIM? A tanto no llego. ¿En los servicios de Carrero? Pero estuve en el punto de mira de aquellos pelmas. Como espías fueron un desastre porque aparte de que mataron al zángano de la colmena, abejas rábidas, luego no estuvieron dando una a derechas. Que si 20N que si 23F que si 11M. Les han metido todos los goles. Bueno eso es un supuesto. ¿No será que aparentaron que se la dejaban meter doblada? También es muy cierto eso. Para sobrevivir hay que hacer como que no te enteras. Si no quieres acabar cantando el romance del prisionero. Todos a la trena. Paso. Vayamos paso y por parte. Escarbe. Haga memoria. Navegamos ya en aguas válidas. El tiempo anda un poco revuelto. Para esta época vienen fenomenal los cocimientos de genciana. Pueden ayudar a algunos a combatir la depresión. A resultas del gran montaje los destajeros del rumor, la columna inane, llevan chismes al Procurador.
- ¿Cómo se llama ese señor?
- Don Ahímelasdentodas

Pues vale pero no cante usted muy alto ese bello romance no vaya a despertar usted a los carceleros que son legión aunque no lo parezca en esta época de derechos humanos hay manga ancha para algunas cosas pero para otras cosas que uno considera leves o un simple ejercicio de la libertad de expresión son implacables y si las dices puedes acabar en la trena. De hecho no somos muy libres. El andamiaje está montado sobre las varas de medir y las vigas del miedo. Llama a seguridad. Que vengan los lictores. Y es con el látigo del terror con el que se tiene dominados a los pueblos. Es por esto por lo que se les ha declarado la guerra a las ideas y pensar por tu cuenta puede ser un delito. No. No quiero cantar las tristes estrofas del romance del prisionero que yo recuerdo haber oído interpretar a algún rabelista que se acercaba al baile en las fiestas de mi pueblo.

    • A buen entendedor..

    • ¿Cuál es entonces la solución?

    • Fray Jarro


domingo, 15 de abril de 2007


ADIOS A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH JELTSIN




Antonio Parra

 

Un funeral ruso de rito solemne (pojorovñi) es como una viaje en autopista hacia el cielo. Los popes no se visten de negro sino de blanco y el coro entona, en lugar del Dies Irae o la tremenda como la llamábamos los latinos desde el medievo, cánticos de resurrección. Boris Nicolaevich Jeltsin fue despedido ayer con los honores de un zar. Vi la impresionante ceremonia por una cadena alemana. Un diacono barbitaheño atacaba las estrofas del "dios dé paz a su alma" mientras el subdiácono lampiño pero con bigote y una poderosa voz de barítono iniciaba el responso de las letanías. Las capas pluviales y tiaras recamadas de oro se confundían en abigarrado colorido con las barbas blancas y negras o rojizas de los popes y el humo del incienso se alzaba hasta las cúpulas entre el fervor de los cánticos del rito solemne y el luto riguroso de la viuda y los deudos.

Oficiaba el archimandrita Cirilo pues el patriarca Alexis II primado de la Iglesia ortodoxa no pudo presidir la concelebración por enfermedad. El obispo Cirilo colocó a manera de salvoconducto sobre las manos exangües del difunto un icono de la Virgen María y le dio la absolución valedictoria según un culto ancestral que tiene un origen griego, donde el icono marial sustituía a la moneda que introducían los helenos entre los dientes del cadáver para pagar la moneda al Barquero.

Era el portazgo y el salvoconducto a la eternidad. A todos nos llega la hora. Todos hemos de subir a la barca de Queronte. Allí presentes, los viejos "enemigos" (Bush padre, John Mayor, Clinton, Gorbachov) con una vela en la mano como novicias en un entierro siendo los hombres más poderosos del mundo. A Clinton se le vio llorar con el mismo denuedo con que en una ocasión lo vimos reír junto a Boris soltando amarras tras una tensa entrevista en la cumbre en la que se anunciaban grandes nuevas para el mundo: el final de la guerra fría y las superpotencias firmaban el armisticio de la paz.

Fue al cabo de unos días tensos a raíz de la guerra en Yugoslavia cuando este planeta estuvo a punto de saltar por los aires. La capitulación rusa hizo posible la globalización, la supresión de barreras y la llegada de una era de comunicaciones interactivas de la cual no cabe seguramente marcha atrás. Paradojas y contrasentidos de la Rusia misteriosa y mesiánica. Que un campesino y un oscuro jefe de distrito de los Urales llegase a jefe del Politburó y liquidase a la Urss y que haya sido sepultado con los honores de un zar. Que los viejos contrarios, reconciliados dentro de lo que cabe, se encuentren presentes en el funeral del padrecito al cual tanto le gustaba el agüita de vida esto es la vodka no es para echarlo en saco roto. Soplen y marchen. Prodaljaet. (marchemos) Gorby, su rival incandescente, al que derribó en un golpe de estado estaba en el banco de respeto pero sin vela en la mano. Putin su sucesor hacía santiguadas cada vez los oficiantes invocaban a la Trinidad (vo imia Otsá i Sina i Siatovo Duja) En el nombre del Padre y del Hijo.... A mi me pareció escuchar el rumor de las alas de un serafín, el ángel de la paz, un mensajero del Espíritu Santo que se columpiaba sobre el sabbaoth del iconostasio y cuando el diacono cantaba la epístola de san Pablo en la cual se afirma "la vida humana no se arrebata sino que se transforma en la resurrección" se escucharon armonías maravillosas. Paradojazas de una nación escarnecida, vilipendiada, la llamada cárcel de los pueblos (tiorma ludei) que padeció la tortura del gulags y de las hambres más atroces en la era de postguerra pero donde las profecías de Dostoyevsky parece que se están consumando.

Que ha expiado su dolor y que sale adelante con sus dificultades cierto pero Europa necesita una Rusia estable y segura. ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde está muerte tu aguijón? Nos preguntamos alborozados con san Pablo los que de verdad amamos el bien y la belleza y odiamos la iniquidad y la mentira y tenemos fe en la capacidad del ser humano para el amor y para el progreso, no para la guerra. El fin de la era Jeltsin marca un hito en la historia universal. No cabe marcha atrás. Imponderables aparte, se aleja de nosotros el fantasma de una conflagración atómica. Nuestra generación no tuvo infancia pero tuvo Vietnam y nos acostumbraron a vivir con el miedo a la Bomba. El líder ex soviético significó un alivio para tal pavor.

A lo que se ve, no era un ateo convencido sino un cristianin o creyente, uno de tantos, en el sentido eslavo de la palabra (como en español se llama cristianos a la gente común) y cuando el coro rogaba al Señor dador de vida personase los pecados de palabra obra y omisión de Boris Nicolayevich, yo me acordaba en esos instantes de una novela de un judío, Philip Roth, que se llamaba algo así como el "Santo Bebedor". El adalid de la post-perestroika a su modo fue una especie de santo laico. Que le daba un tiento al jarro de vez en cuando pero ¿qué pasa? Son las inveteradas costumbres del país de los brindis; robándole botellas de gasolina a los depósitos de los gigantescos T34 los "ruski soldati" entraron en Berlín a costa de miles y miles de bajas. Una carnicería tan atroz no hubiera sido viable sin saltaparapetos porque, también cabe recordar, que las juventudes hitlerianas vendieron cara su derrota. En Rusia, o Rosía mayá, tienes nombre de rosa, pero eres dura como un leño, al que no bebe lo tienen por marica.


Dios escribe al derecho con letras torcidas porque si aquella mañana de abril ahora hará unos años, cuando Jeltsin se levantó con resaca, no vuelve a emborracharse, aturdido por lo que acababa de firmar, y le quitan la llaves de mandos del maletín nuclear todos aquellos que ahora le insultan y le llaman borracho – señor Sánchez Dragó un poco de respeto que la televisión en la que usted actúa con trazas de simio la pagamos todos- todos nos vamos con San Pedro. Por eso es verdad el antiguo aforismo que escuché en una taberna cerca de la Piatniskaya ulitsa moscovita a un "cristiano": Dios perdonará, perdonará eternamente a los borrachos. Misterios del alma rusa.

Un país que perdió cerca de cuarenta millones de seres y más de cuarenta quedaron mutilados en la guerra contra Hitler y que permitió el resurgimiento de Europa haciendo uno de sus clásicos mutis, ensimismándose, por el foro durante la terrible postguerra estaliniana, es un país al que debemos mucho y dejar de reconocerlo sería necedad... Un país que tiene un sentido mesiánico y redentor de la historia y se sacrifica por todos los pecados de los hombres como un nuevo cordero de Dios. Duro, fuerte, y que sólo puede ser dominado con vara de hierro y que siempre resucita.
Toda vez que la creen arrinconada y rendida – fue el error de los generales alemanes- de pronto revive. Rusia llena de contrasentidos y de contraste capaz de la mayor violencia y la más suave ternura plasmada en las famosa taská que brota en canciones tristes al acordeón o la mandolina. Pueblo del sufrimiento redentor. Donde todo es posible: el que el hijo de un campesino y nieto de siervos de la gleba llegue a ser considerado el más alto barín (aristócrata) y que haya tenido en sus manos gafas –le faltaba a Boris el dedo pulgar por un accidente- el destino de la humanidad es un concepto para ser tenido en consideración.

Con Jeltsin desaparece una de las figuras más importantes de finales del convulso siglo XX en su década crucial y la más dura de todas. Paz a su alma y paz para todo el género humano. Descanso eterno a todos los muertos. Ojalá que a mí también me hagan un funeral como a su persona, y me responsee toda una clerecía de cincuenta popes con sus dalmáticas y sus incensarios. Con unas exequias tales no importaría morirse. Es como tomar un autobús hacia el cielo. ¿Por qué? Porque creemos que después de esta vida haya algo más los que esperamos y aguardamos la resurrección de la carne. Seguro que el "santo bebedor" ya está en el cielo. Niebó que dicen los rusos.

 

Miércoles, 25 de abril de 2007, día de san Marcos rey de los charcos





CALLESE SR AZNAR. CÁLLESE



Antonio Parra



 

Los jefes de gobierno en Democracia cuando les llega el motorista de las urnas, que suelen ser inexorables en su escrutinio, cierran el pico, o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus alcorques a domicilio (tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no incordiar o al menos no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del fair play. Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y llamándose a parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para allá alegando pucherazo. Lo que resulta bochornoso si tales dictámenes de revancha se hacen eligiendo foros extranjeros. Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no es elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó el gesto de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la prestigiosa editorial familiar y se retiró a su quinta de Kent, con una buena pomarada de manzanas Cox, después de que las urnas le negaran el beneplácito a causa del escándalo Profumo donde cuidaba de su jardín y contestaba con evasivas a los requerimientos de la prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en que de una forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro anguloso y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume, un aristócrata dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la política, se compró una caña y se fue a pescar salmones a los lochs de Escocia. De este líder británico guardo buenos recuerdos y una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le llamaban sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque jamás descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut Schmidt, un periodista brillantísimo y que de teniente de la Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los intereses hebreos en Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó sus aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes en su domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto televisión alemana vía satélite sigue fumando como una coracha, algo más gordo pero dueño de su proverbial clarividencia y de su desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl, el gordo Kohl, nunca más se supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado largo y tendido en mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo. Wilson, don Harold Wilson que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus nietos, y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra inspiración para la redacción de sus memorias, ayudado por su incondicional secretaria Marcia Williams, aguardó, longánimo, la llegada de las Parcas, ya casi nonagenario. James Callaghan cuando dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy Carter del que escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la filantropía y a construir manos a la obra como un albañil cualquiera casas baratas para pobres en Centro América. Y eso que era un experto en la guerra termonuclear. Monsieur Pompidou, muy francés y un orador cabal, hijo de un hispanista, abrió las páginas del Quijote para encontrar consolación en su retiro cerca de Colombé –les- Deux- Eglises, el sitio de la campiña que vio expirar la grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era él y enemigo acérrimo de España, tuvo varios amantes, flirteó con la mujer de Pierre Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar) y algunos avisados amigos que tengo en Paris me informaron que se iba de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin se aferró a la botella y de eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre y pese a sus gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos baticores, por lo que me parece una broma el "homenaje" que le hizo el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano encaramado en los informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid cuando el cuerpo del ex dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se hace, señor Dragó, siga uzté con su rostro asnal y su rosa y su agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo mismo y mucha telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y "guns and roses" y a los demás, seltz con soda. Y digo esto porque yo vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se respetaban las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer ministro de los países importantes les viene la sabiduría con la jubilación y para ellos el retiro se convierte en tiempo de reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan carpetovetónico hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo correcto es previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado o llamar teléfono al Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar. Cállese. Estaría usted mucho más monín calladico. Sus últimas manifestaciones públicas parecen torpedos a la línea de flotación del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En realidad don José Mari no es más que un chico de los recados (errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones y él el hombre se pone finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo de los intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística estudié bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré en Pentágono. Allí todo a veces parece lo que no es. Un laberinto en el que confluyen los intereses económicos geoestratégicos tecnológicos y empresas. USA carece de amigos y sólo tiene intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las bandas de actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la CIA son vetas separadas y comportamientos estancos. Círculos concéntricos hasta llegar al arcano del poder, el módulo íntimo lo mismo que si se tratase del núcleo de la bomba atómica. En unos sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña. Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última palabra. Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall Street. Paradojas de la vida americana y del Departamento de Estado donde siguen si fiarse mucho de Aznar. ¿Por qué causa? Bien sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero del Magreb. El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de la Unión es el firmado por unos de los presidentes norteamericanos con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a sus intereses estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del mundo árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las partes, pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro de que ojo con Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con nuestra antigua colonia del Sahara. Que nos quitaron los americanos por una razón muy sencilla allí hay fosfatos y puede haber petróleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso puede que le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y paradójico como es la complicada política exterior Usa siempre a cargo de los "wunderkinder" del Pentágono y del Departamento de Estado, casi todos ellos con apellido alemán, de la escuela del físico Von Braun, o de origen judío: Gaspar Weinberger, Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al poner una negra, Gondoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque sea mujer una negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo bien puestos, o la propia Margarita Albright la que decía "cojones" con tanto tronío y en castellano que le dio a Bush muchos quebraderos de cojones por causa de la crisis de Yugoslavia y que por poco estuvo a punto de costarle al mundo una guerra nuclear un día que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que alguien le escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea ambivalente y ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el State Department mandan los liberales y en el de Defensa los tipos duros. Los unos tienen los mejores diplomáticos y los mejores espías aunque a veces les falta tacto y son algo manazas. Los otros tienen las mejores armas, los más versátiles aviones de combate, pero les falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y los muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus manos es Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un poco la ceremonia de la confusión, se rinde culto a la violencia con películas de buenos y malos, y la bazofia y los líos de cama están a la orden del día para goce de los cotillas de nuestra telebasura española. No es un mito aquello de halcones y de palomas. En cuanto a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco. Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España, el que levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender parcelas, claro está), el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y blablaba. A mí Aznar me pareció un buen alcabalero, un buen funcionario de Hacienda pero un mal presidente de gobierno. Desmanteló el ejercito, quiso liquidar la administración, se llevaba mal con los catalanes, caía antipáticos a los vascos y luego era un señor que hablaba muy serio y se reía con una risita floja de Bud Bunny, el conejo de la suerte. El conejo de la suerte. Sí. Sí. Para mí su mandato coincidió con un tiempo de desgracia y de persecución que no sé ni cómo puedo estar aquí. Tuvo desde luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de Villanueva de la Cañada, Luis Partida en quien yo veo merced a sus capacidades administrativas y dotes de permeabilidad y capacidad para la negociación y los negocios a un buen líder del PP –su figura es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre eficaz y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la balanza del examen de grado (la Tocino, la de Palacio, la ministra de Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero acordarme, la Espe] Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura era la ministra del diseño y de la imagen. Ahora quiere ser reina. Dicen que a su peluquero lo hizo subsecretario. Premio. Pero en cultura, cero patatero. Aznar no tenía mano izquierda y se hizo antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló con la guerra de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos no suelen ser rentables en la política española. Hay que amarrar y soltar cuerda. Pero Aznar se creyó porque toma una vez el té con pastas en Downing Street que ya era amigo intimo de Tony Blair. No conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo. Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura en Irak José Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus manifestaciones patrioteras sobre la unidad de España que todos defendemos y por la cual yo he tanto he sufrido me parecen fuera de lugar haciéndolas desde Washington. Les puedo contar una anécdota de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los mejores periodistas que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a escribir mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre independista recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y se mimaba a los catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es nieto de un exaltado separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el organista y ex seminarista que al final de sus días decepcionados afirmaba que lo que a él le hubiera gustado en realidad es haber sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen anterior, amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un tránsfuga característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que Cállese, don José Maria. Cállese. No eche más leña al fuego que están los ánimos confusos y el país muy revuelto. El pueblo desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país hasta las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la pornopolítica. Me hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del enchufe del televisor. Escucho la palabra eta y apago el conmutador. Harto de tanto guerra civilismo de tanta ceremonia de la confusión. Por eso a veces me da pena el pueblo español al que suelen engañar con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo doblada unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con ella siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don Suero de Quiñónes. Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de segundo Zapatero. Un chico de otra generación. Y con buenas tragaderas. Vale para político. Todos los días al desayuno, un sapo.

24/04/2007



DEL SALT AL SART Y OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR



Antonio Parra



La noticia de que los Estados Unidos están tratando de arrimar las bases de lanzamiento de misiles nucleares al limes ruso me parece de un tenor escalofriante. Por lo que merecen toda nuestra aprobación de antiguo politólogo las protestas del embajador de la Federación Rusa en Naciones Unidas desenmascarando un acto hostil que puede encarrillar a este planeta a un conflicto atómico o, en el mejor de los casos, relanzar la carrera de armamentos estratégicos de la guerra fría que todos creíamos aparcada tras la firma de los tres tratado SALT y posteriormente en los 90 de la pasada centuria los START firmados en Viena entre Breznev y Carter. Como periodista que asistió a la conferencia de Helsinki en 1969 y cubrió para la agencia Pyresa de Madrid la era Carter desde Nueva York añoro en parte aquellos tiempos en que el manisero de Plains, una oscura localidad perdida en el inmenso estado sureño de Georgia, nos deleitaba hablando de paz con los soviéticos y hablando de una nueva era de paz y de cooperación entre las superpotencias. Éramos todos unos ilusos. Nos estaba vendiendo la burra mal capada como se suele decir en romance. Pese a su humilde apariencia de cristiano fundamentalista, abstemio morigerado de costumbres, muy pagado del amor de su esposa Rosalyn y de su hija Amy, Jimmy Carter ocultaba una carta bajo la manga. Era un especialista en cohetería nuclear desde su graduación como guardiamarina en la escuela Naval de Anápolis a las órdenes del almirante Rickover. Mientras hablaban de paz y de lo bueno que era el mundo en el Pentágono estaban preparando la guerra de las galaxias. Los poderosos a veces resultan unos consumados equilibristas en el arte del doble lenguaje. Después de la era Carter que fue el colofón a la era Nixon, a la era Ford y a la era Kennedy, se avecinaban los tiempos duros de Reagan, de Bush padre y de Bush hijo. Las palabras se las llevó el viento y henos aquí todos de nuevo ante el punto de partida. El belicismo se hace notar en el lenguaje aguerrido de algunos políticos. El dúo Bush Blair – ambos apellidos escritos con be de burro y be de bestias- toca el clarinete con tanta solercia y habilidad como lo pueda hacer Woody Allen en ese local del Bajo Maniatan. Y con tanta fuerza que nos aturde pues hay palabras gruesas en el aire y la atmósfera está muy sobrecargada de amenazas. El malo de la película es ahora Irán al que la propaganda belicista culpa de estar armado hasta los dientes de parafernalia atómica de la misma forma que otrora se culpó a Sadam Hussein de contar con el arma letal, lo que desencadenó esa horrible carnecería de la guerra de Irak que día a día contemplan horrorizados por la televisión nuestros ojos. ¿Dónde estan aquellas armas de destrucción masiva con que contaban los irakíes? Pues en ninguna parte. Todo quedó en agua de borrajas y ardides, añagazas y justificaciones leguleyas para dar soporte legal al estallido de una guerra. Se han esgrimido bastantes mentiras y muy gordas al respecto. Los que confiamos de que en aquella reunión en la cumbre el año 89 entre Bush senior y Gorbachov con los que se sancionó un pacto de no agresión y se firmó el finiquito de la Urss iba a reportar beneficios para la paz mundial. Aquel día de diciembre la mar era arbolada en Chipre donde tuvo lugar el encuentro todo un presagio de las nuevas galernas que habrían de sobrevenir en un mundo multipolar. Asolado por las hambrunas, las injusticias sociales, los desequilibrios económicos, los movimientos en masa de poblaciones, la emigración sin control. El mundo en 2007 es mucho más peligroso e inseguro que lo era en 1989. Todo eso se lo debemos a la caída del muro de Berlín al pacto de amistad y de cooperación sellado a bordo de aquel buque. Sin embargo, el pesimismo no tiene por qué invadirnos. Es preciso hacer virtud de la necesidad. El bien saldrá adelante y los perversos serán confundidos y ahogados en su propia carnaza. No conviene lanzar patadas contra el aguijón ni blasfemar contra el espíritu de los tiempos o lo que un filosofo alemán llamaba el Zeitgeist. Los que conocemos y amamos a rusia sabemos que es un país fuerte de sorprendentes recursos acostumbrado a resistir y a salir volando como el ave fénix de sus cenizas y de los calamitosos tiempos de ferralla nuclear de Gorbachov o de Yeltsin en que aparentemente se puso a toda una superpotencia en almoneda han nacido los nuevos modos de la era Putin que da la impresión de ser un hombre fuerte y que no se hará de miel ni le temblará el pulso ante las bravatas de los warmongers de siempre. Desgraciadamente el arma nuclear vuelve a estar en candelero. La creíamos enterrada. Obsoleta o como una herramienta de suicido colectivo para toda la humanidad. Algo obsceno, inmoral que al pobre padre de la bomba atómica Albert Einstein le hizo sonrojarse al igual que a los científicos que apadrinaron el proyecto de los álamos en Alma Gordo. El exterminio puede ser masivo y el grado de supervivencia cero, se decía. Pero también hablábamos por aquellos días los cronistas del famoso "edge" o pequeña ventaja en la contundencia y profusión de la arponería del exterminio. Hoy se ha suprimido el concepto deterrent o miedo a la bomba. Dice un refrán español que el que ama el fuego en él perecerá y algunos parecen empeñados Vendría el holocausto universal, el verdadero holocausto. Aunque algunos ilusos, iluminados o mentes diabólicas piensan que puede haber algún superviviente para contarlo a bordo del Air Force One. ¡Qué ilusos! Pertenezco a una generación que aprendió a crecer y a convivir con la bomba puesto que se trataba de una amenaza contingente con pocos visos de materializarse pero ahora los viejos demonios familiares vuelven a resurgir. Me llena de terror por ejemplo que Israel se presente al programa de Eurovisión con una canción que se titula así "Vamos apretar el botón". No se nos pasaba por la cabeza el horror que puede ocasionar al estallar esas ojivas nucleares al estallar. Porque creemos en la paz. En el shalon. En el mir de los rusos. En la pax augusta. De Roma



LOORES A SANTA MARIA Y ALGO SOBRE EL CIERRE DE LA IGLESIA DE ENTREVÍAS



Antonio Parra



Reina del cielo, alégrate, porque Áquel al que mereciste portar en tu seno resucitando cumplió lo prometido. Por todas las iglesias del mundo suenan las estrofas del Regina Coeli y el orbe entero honra al Madre de los creyentes. Laetare, dicen los latinos. Radesti. Los rusos. Este año la pascua coincidió en los dos calendarios litúrgicos que fijan la liturgia de toda la cristiandad, el gregoriano y el juliano. En Madrid llueve. No creo en los neocoms ni en los que están dando vueltas a la historia tergiversando el misterioso mensaje de Cristo. El Evangelio cuenta una historia en clave, lo que sirve para dar vuelo a la cometa del enigma. Las interpretaciones ad libitum y últimamente se trata de obviar a la Virgen y elevar en un trono a Magdalena la pecadora arrepentida, la que dijo una vez "Rabóni", maestro mío proliferan por doquier pero ya lo hemos denunciado y expuesto, antes de aquí: esto es parte de un juego. Los ateos parásitos quieren fagocitar vendiendo libros que tratan de atacar o poner patas arriba el engranaje de la cristología.

Y hasta tratan de casar a la Magdalena con Cristo lo que es un imposible. El Rabí era un esenio hasta sus últimas consecuencias. Continente y abstinente pero quiso quedarse en la eucaristía transubstanciado en pan y vino. Otra asombrosa paradoja que un abstemio amase la vid y alternase con el personal que vive y bebe en las tabernas. Publicanos y pecadores por toda escolta. La Escritura es lacónica en facilitar datos y sus filiaciones personales. A costa de los del código de Vinci se están escribiendo verdaderas barbaridades. Pero Cristo, el Cristo ortodoxo de Dostoievski, calla. Que cada uno piense como le plazca pero esta actualidad que tiene el personaje y de los que le escarnecen y aprueban cada oportunidad para argüirle de impostura es una prueba de su presencia en el mundo.

Cristo está vivo. Cristus hieri, hodie et semper. Hasta su segunda venida. Nosotros creemos que nació de madre virgen en el parto, antes del parto y después del parto pero, apasionados de la hermenéutica bíblica, algo que aprendimos en los cabalistas, no nos contentamos con la fe del carbonero y andamos buscando pies al gato porque Cristo se ha hecho parte de nuestras pecadoras vidas…

Ahora bien, la Virgen que aparece en el Evangelio es la doncella de Nazaret, la madre solícita en las bodas de Caná "hijo, no tienen vino" y la aldeana que recibe un varapalo cuando le dicen a Jesús "ahí están tu madre y tus hermanos" cuando querían tirarlo al río en su pueblo – nadie es profeta en su tierra- y Él otorga una contestación ambigua: "¿Quiénes son mi padre y mis hermanos? Los que cumplen la ley" y por último la madre dolorosa al pie de la cruz. A lo largo de los evangelios sinópticos María abre la boca no más de un par de veces. En los apócrifos que cuentan de ella historias maravillosas muchas más. A nuestro entender la apoteosis bíblica de la Virgen tiene por punto de referencia al Libro del Apocalipsis en el cual se le asigna el papel de Corredentora con Cristo. La mujer que aplastará la cabeza del dragón y conculcará la cabeza de la serpiente. Su concepción inmaculada es un dogma. Y esta es la Virgen del culto de hiperdulía (tan barroco, tan recargo pero tan cercana al alma de las gentes; hay cosas más cercanos al corazón que al raciocinio y María Madre Nuestra es parte de este misterio designio), algo con lo que nacemos los españoles.

Nos destetan y nos entierran con esa devoción. Al nacer nos colocan sobre el pecho escapularios y nos amortajan con rosarios entrelazados en las manos. Pocos españoles habrá que no la hayan rezado alguna vez. Sus ermitas, sus humilladores están esparcidas por la Piel de Toro y su imagen presente en los edículos, en los vestíbulos de las casas, en las medallas colgadas al pecho bajo las diversas advocaciones. Una imagen suya cabalgó con el Cid y los conquistadoras la portaban en sus monturas; por "Mi Dios y vos" era el lema del marqués de Santillana. Y los pueblos compiten entre sí y andan a palos por demostrar que la Virgen de su pueblo es más guapa y sale más atalajada en las procesiones que las del anejo. ¿Pero cómo puede ser? Repiten los viajeros que nos visitan desde el Calixtino en sus descripciones corográficas de los usos y costumbres hispánicos.

Virgen solo hay una. Sí y no. Vayamos por partes y para demostrarla en este marasmo de rivalidades regionales de campanarios –lo de las autonomías puede que no sea más que un eructo de toda esa latencia- la copla: "La Virgen del Pilar dijo a la de Montesarrat si tú eres catalana yo soy aragonesa y con sal" etcétera... Laetare. Alégrate. Hemos ganado. Resucitó y esta alegría y protección de María se hace notar en las Cantigas y sobre todo en Berceo.

Estoy pensando en un poema bellísimo. El del cura lerdo y analfabeto que no sabe cantar otra misa que la de la Virgen por sus cortas luces y porque se la había aprendido de memoria: el Salve Sancta Parens. No sabía leer y tocaba de oído. Alguien – soplones y chivatos no faltan en las curias, presbiterios, ministerios, salas de redacción y cuartos de banderas en la vida española, tan rijosa, tan recontrajodida y tan envidiosa- va con el cuento al obispo:

-Ese cura de ahí en eso, eminencia, es un zote. No sabe hacer la o con un canuto.

-¿Cómo, cómo?

Monta en cólera su Ilustrísima y estas gruesas palabras pone Berceo en boca del prelado: "decid al fijo de mala putaña/ que venga ante mí, no lo pare por maña/"

Y el pobre cura ignorante al que su obispo llamó hijo de puta, de cortas luces, pero devoto a ultranza de María acude a palacio y escucha la bronca de su eminencia que le anuncia sentencia firme de quitarle su modus vivendi, sus sopas, sus lentejas, su olla, su misa y su María Luisa, porque a la sazón todos los curas tenían moza igual que ahora. Y así suenan los denuestos en la candorosa cuaderna vía del vate de la Rioja:

- Cuando no has ciencia/nin has seso nin potencia/prohibote que cantes, pongote en sentencia/ vive como mereces por otra conveniencia/". Ladrillo de Roma. El obispo le aplica los canónes.

Suspenso a divinis y hala a la puñetera calle. El pobre preste desconsolado visita el altar de Nuestra Señora y Ésta toma cartas en el asunto a su favor y ajusta cuentas al obispillo desconsiderado y mal hablado:

-La Virgo piadosa, madre sin polución/ se aparece al obispo luego en visión/Dijole fuertes dichos, en braviello sermón/".

Esto es la Madre del Triste pone al obispo a caldo perejilero. "Yo nunca te quité valía de un grano/ Tú me dejaste sin capellano/". Andate con cuidadín, purpurado, le dice la Virgen. El obispo acepta la filípica y determina la rehabilitación del "preste vedado". Delicioso cuento de Berceo y deliciosa cuaderna vía. María socorre al pobre cura iletrado.

"Que jamás se ha oído decir que ninguno de los que hayan acudido ante su presencia en la tribulación hayan sido abandonado de Vos" canta San Bernardo en el himno del "Acordaos". Laetare, pues. Alegraos. La Virgen siempre nos echará una mano y bajo su halda nos hemos acogido siempre los desamparados. Esta poderosa señora del Apocalipsis es una metempsicosis de la humilde doncella de Nazaret y la del Canto del Magníficat. Se transforma en la Mujer vestida de sol y calzada de luna que aplastará la cabeza de la serpiente (y el feminismo ultra es una de las siete cabezas, también puede que lo sea el sionismo sin contemplaciones y las otras cinco son el fantasma de la guerra del odio y del hambre que se oponen al reinado de Jesucristo que es el del amor).

De todas suertes María está ahí como nos recuerda este milagro o ensemplo berciano. María corredentora y mediatriz del género humano. Los líos que ha habido esta semana en la parroquia de san Carlos Borromeo donde mi amigo y condiscípulo Enrique de Castro, el cura de los pobres, de las putas y de los drogatas que evangeliza al poblado de Entrevías ha recibido un réspice o braviello sermón de su ordinario. El purpurado Rouco me hace pensar en el obispo poco condescendiente de los "Milagros de Nuestra Señora" que despidió al buen capellán que no sabía decir otra misa que la del Salve Sancta Parens y ha echado el cerrojo a la parroquia de este suburbio alegando que daban a comulgar rosquillas. Bueno y qué. ¿Es que las rosquillas no son hostias también? Enrique de Castro, vallisoletano, hijo de un coronel de aviación estudió conmigo Retórica en Comillas. Era un seminarista muy simpático y muy guapo de chaval. Creo que siguió su vocación y ha querido vivir su sacerdocio al pie del Evangelio y de la Cruz. Con los pobres y desheredados. Fue el mismo compromiso del Maestro. Y lo malo del caso es que el que le aplicado los canónes, Joaquín Martín Abad es otro comillense y turolense para más señas. Éste era menos accesible y más beato. Acaso por eso, por ser más convencional y acomodaticio, ha hecho carrera en la curia. Enrique, no. Siempre fue un vivalavirgen. Simpático, buen amigo. Contaba unos chistes en la camarilla que nos mandábamos de risa imitando a los paisanos de Valladolid. Pero sus temas sarcásticos eran los de las criadas y los militares. ¡Que cosas! Ahora le cierran la parroquia. Nunca podré dudar de la ortodoxia de este sacerdote que ha seguido su camino aunque sus métodos de apostolado entren en choque con toda esa camarilla de fariseos que habla por una emisora y no para de hablar.

Creo que en este caso la Virgen está de parte de Enrique que vive la pobreza y la marginalidad de un sitio tan heavy como Entrevías y a lo mejor cualquier día de estos le tira un rapapolvo al bueno de Monseñor Rouco. Echar el cierre a una iglesia es un disparate por el mero hecho de que daban rosquillas en vez de hostias para comulgar lo mismo que suspender a divinis a un pobre capellán algo corto de entendederas que sólo sabía decir en el siglo XIII la Misa de Nuestra Señora. De cualquier manera. Creo que todo se arreglará. Regina Coeli, Laetare, aleluya. Ella nos defienda de todo mal. Así sea.

Bromas aparte, con esta disertación teológica tratando de adentrarme en la sublime maraña de la mariología creo responder a Ancasvil. Espero que mi admirado maestro no dude de mi ortodoxia. Sub tuum praesidium. Y uno de cuyo nombre no quiero acordarme anduvo diciendo por ahí levantándome falsos testimonios de que a mí me echaron del seminario. No, señor. Me salí yo porque a mí me dio la gana. A mí me hubiera gustado ser un curita que predicara el evangelio como Enrique de Castro pero me flaquearon las fuerzas para seguir al Rabí pecador de mí pero no para proclamar sus verdades caiga quien caiga. Y en esa demanda seguimos. Cristo hoy, ayer y siempre y la Virgen nuestra abogada, la que nos echa la mano a los perdedores. Gracias a ella aunque parezca que perdemos luego siempre ganamos. Pascua de Resurrección. Al que matasteis ha resucitado.



domingo, 08 de abril de 2007