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martes, 14 de octubre de 2025

 

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Título: Lloviendo rosas.

Autor: Antonio Parra Galindo

Descripción: biografía no autorizada de Teresa de Lisieux a la luz de ciertas experiencias personales del que lo escribe, un análisis de la taumaturgia asociada a la santa carmelita, mística doctora de la Iglesia y que narra su acercamiento a Jesucristo en “Historia de un alma”

Características: 20 x 15 cm., papel cuché con algunos fotogramas insertados.

dirigirse a bibliopolis@outlook.es.

 

PLAUTO UN ARTISTA DE HOY

 

Las busconas en las comedias de Plauto hacían la carrera en la vía Apia─ había lenónes, johnys y mirones voyeurs que robaban al descuido en las cauponae (tabernas) y lenocinios─ para muestra un botón ahí anda Mr, Avalos y su levantaliebres que le arrimaba las putas al señor ministro, un tal García y S. M. Juan Carlos I llevaba a la grupa de su moto a una de Murcia─ Han pasado más de dos milenios desde que Plauto escribió “Los hermanos mielgos” y las cosas no han cambiado mucho. La naturaleza humana sigue lo mismo. Las guerras púnicas de entonces se conjugan con las matanzas de palestinos y los caballos de Troya son las estratagemas de Netanyahu con Hamás, Zelenski con Putin y Trump el tramposo que no dice una verdad─  el pueblo romano se lo pasaba a lo grande en el foro discutiendo, en los triclinios comiendo y bebiendo hasta reventar, en el coliseo viendo morir a los gladiadores, follando en los lenocinios y en el anfiteatro en las comedias, máscaras y coturnos. Menejno y Meseion eran gemelos sicilianos, esa es la trama de una comedia que termina bien. Un día su padre va a la feria llevando consigo a ambos, se emborracha y uno de ellos se pierde. Es adquirido por un tratante de seres humanos que le bautiza con el nombre de Meseión. Es buscado por su hermano toda la vida e imbuido de un alto sentido religioso ofrece incienso a los dioses para dar con él. Invoca a Castor y Pólux que eran también mielgos y la mitología clásica los representa cabalgando el mismo caballo pero nada. Hasta que pasan los años ocurre que Erotías que era la meretriz que se tiraba el protagonista, se confunde y se acuesta con el esclavo tomando al uno por el otro y le devuelve una pulsera y un velo que eran de la mujer de Melejno. Descubierto el equívoco, ambos se abrazan y todo termina bien. El dialogo es chispeante y la descripción de las costumbres de la Roma antes de ser proclamado el imperio es un no va más. A mí que he vuelto a releerla en latín al cabo de muchos años me ha servido para comprobar que la crepitante y amenazante actualidad que nos circunda no es tan actual.El ser humano no cambia pese al avance de la tecnología. Porque tales vivencias y confusiones ocurrían veinte siglos ha. El sol seguirá saliendo cada mañana y la tierra girando mal que les pese a los agoreros y a los falsos profetas del Apocalipsis