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domingo, 16 de febrero de 2020


BARRAS SINIESTRAS

Las barras siniestras en heráldica significan que el señor del castillo era de sangre real pero engendrado en bastardía esto es fuera del tálamo nupcial.
 En la corona de Aragón y en la de Castilla dieron mucho juego los bastardos: Fernando el católico era hijo del rey aragonés y de una judía. Don Juan de Austria nació de una noche loca que tuvo el emperador en Alemania con una arpista por nombre Bárbara Bemberg, mujer insensible que nunca quiso saber nada de su hijo.
Y a las puertas de este castillo me encuentro con este sugerente epígrafe: "Sapientia aedificabitur domus et prudentia roborabitur" (la sabiduría y el valor construyen la casa y la prudencia y el valor la robustecerán)"
Hermoso e impresionante castillo sobre un alcor de San Esteban de Gormaz donde dicen que Almanzor perdió el tambor.
En los tenebrosos años del fin del milenario muchos cristianos desolados pensaban que aquel caudillo almohade era el anticristo y que, con sus razzias, violaciones y atropellos acabaría el mundo. Pero fue derrotado al final.
En estos paramos de pan llevar compuso el rey Alfonso X el Sabio en gallego las cantigas y loores de Santa María. La grandiosidad del cerro invita a la contemplación y a la poesía. Aquí el alma se licua con el aire puro y recobra una fuerza telúrica especial, la de los héroes mitológicos los de las leyendas de los libros de caballería, y de los cientos de generaciones que caminaron al lado de estas piedras y hollaron el polvo de esos caminos siguiendo la ruta de los tesoros ocultos de España.
Se me queda grabada esa palabra del lema: sapientia (sabiduría) y roboratur (robur en latín es lo mismo que roble el árbol imbatible por ser el más fuerte)
Hay que ser como la encina, al igual que la poesía de Dionisio Ridruejo soriano universal, falangista divisionario y herido frente a la catedral de Novgorod que nació por estas tierras

AZORIN

Leía yo al maestro Azorín con fruición en mi adolescencia, luego lo di de mano cuando me enamoré de los rusos. Ellos me enseñaron que la vida es pathos, pasión, algarada, contradicción, rebeldía. Antonio Martínez Ruiz guarda siempre distancias con el lector; es todo eutrapelia o arte del bien hablar, epiqueya (precisión, justeza con las reglas gramaticales) aunque le falte el fuego quemador del genio. 
Es un retratista, un paisajista. Nunca un novelista. 
A estas alturas de mi vida comprobé que en un país como el español conviene el desapasionamiento. Saber, nadar y guardar la ropa. Yo recuerdo una entrevista de Marino Gómez Santos, periodista asturiano, que manejaba la interviú como un berbiquí, publicó una entrevista con el maestro de Monóvar en ABC el año 62 o 63 en la cual decía que para él la escritura era una labor anodina y trabajosa. 
No quedaba nada de aquel Azorín revolucionario levantino y anarquista cuando publicó "La Voluntad". Decía que él nunca releía sus trabajos "cuando publicas un libro ya no te pertenece, es del lector". Por otra parte un autor resulta diferente a través de las distantes y distintas fases de su existencia. Crece o mengua al socaire de las alteraciones del gusto y de las modas. Yo tuve un maestro en la Escuela de Periodismo Alejandro Fernández Pombo un manchego bondadoso que era un apasionado de los libros de este oráculo del 98. Ahora entiendo por qué. Se adelantó a la modernidad. No es un escritor de fárragos sino de quintaesencias. Podría lanzar mensajes en twitter a la moda. Manejaba como nadie la síntesis, se apartaba del barroquismo. Su pluma lanza líneas rectas como el paisaje de Castilla. "Desdeñamos el tiempo y el tiempo se venga de nosotros. Nos situamos en lo futuro y lo pretérito tira de nosotros" escribe en este libro "El Escritor" uno de sus mejor logrados. Da en el clavo y serviría de vademécum orientadores para todos aquellos que quieran meterse en los andurriales de la literatura. 
Hoy me gusta Azorín. Oigo su voz y como él y con menor fortuna ▬sobrevivió a la hecatombe del 98, a la dictadura, a la republica, a la guerra, al franquismo y al post franquismo, fue el oráculo de los jóvenes de mi generación▬ he tratado de vivir en escritor bajo la máxima horaciana de "nulla dies sine linea". Tuve de por vida recado de escribir enfrentándome al tormento de la blanca cuartilla. He sido, gracias a él, todo un literato