Dostoyevski es otra historia
para entender a Dostoievski
debe el lector lanzarse a las profundidades del alma humana. Es diferente a los
demás. Párrafo largo que se ciñe al venero interior, a los flujos de
conciencia. Contradicciones y repeticiones pero, sobre todo, un gran poder de
observación. Los hermanos karamazov constituyen un homenaje a la Psique
de los griegos. Hasta el siglo xix no hay paisaje en la novela. Pues bien, el
poderoso escritor ruso es un paisajista del mundo interior y al mismo tiempo un
tratadista de la patología del ser humano sumido en las pasiones, atraído por
el bien pero seducido al mismo tiempo por el mal. Su arte universal es valedero
para el hombre de todos los tiempos y habitante de los más diversos países. Círculos
que se cierran, caminos que se abren, sonidos, imágenes, sus personajes se
someten subyugados a la fuerza del hado. Derrumbamientos, celos, asesinatos,
envidias, la muerte, el asesinato, los complejos mal explicados y las manías
del cerebro... todo eso es Dostoievski que zambulle su pluma en la vida
irremediable restregándola en una eclosión de metáforas. Es frío y afilado como
un tempano. Toda su obra se escribe a orillas del Neva donde en primavera con
la rasputitsa bajan por elc embancamiento de la avenida Nevski bloques
de hielo, fantasmas helados. El ritmo es frenético u exige en el lector un
esfuerzo de concentración. Leyendo Crimen y Castigo yo he perdido muchas veces
el huelgo pero tanto me atrajo su lectura que pasé noches enteras con el libro.
Noches blancas. ¿Por qué mataría Kolecnikov a la vieja? Hace buena novela negra
pero Sherlock Holmes o el inspector Poirot son entes superficiales que se
abstienen de profundizar en todo el bagaje psicológico de antecedentes penales
y de traumas que le conducen a un malhechor a perpetrar la acción. En este
escritor hay un mago de la palabra que la esgrime a la vez como aliento del
diablo y susurro del cristo. Lázaro sal fuer. Redímete. Su `pensamiento
profético está relacionado con la gran liturgia bizantina. Cuando rasguea su
pluma sobre el papel se percibe como la salmodia de un monje que invoca al
creador e impetra misericordia por la humanidad castigada. Resucita hombre del
tiempo. Mira a lo alto. En muchos capítulos se lanza un responso penitencial y
el texto discurre por vericuetos que recuerdan a los banquetes funerarios o
convites feriales de la antigüedad
eslava cuando se comían hojuelas y luego se esparcían sobre la tumba del
muerto. Un rito de fecundidad desde la creencia de que todo lo que muere
resucitará. Al grito de Getsemaní le seguirá un canto de resurrección. En los
grandes maestros rusos parece aleterea la luz de la lamparilla votiva que
alumbra los iconos.