BENEDICTO XVI REQUIEM AETERNAM. SANTO SÚBITO
Amortajado de pontifical con la casulla de la misa de los mártires color rojo un rosario entrelazando sus manos sin báculo episcopal y sin tiara, gesto adusto y demacrado, las parcas le arrebataron su sonrisa, miro para sus humildes despojos imágenes de la red tantas veces contempladas. Me pregunto con San Pablo “muerte de dónde eres, dónde radica tu Victoria”.
No hay respuesta y me refugio en la fe. Oigo, mientras, cantar a un turiferario, va duro que te pego por la vía sacra de la catedral de San Pedro de Roma, meneando turíbulos e incensarios:
—Padre santo, así pasa la gloria del mundo. Sic transit gloria mundi.
La frase resuena en los ritos de coronación y exequias de los pontífices romanos.
La muerte igual que siempre; la palidez, los ojos sumidos, el sueño inerte, la gran interrogante que se abre a los creyentes en la esperanza de la resurrección. La gran niveladora. Recuerdo aquel obispo de Segovia al cual fuimos a velar en el paraninfo de la vieja casa de la compañía y en medio del rezo del rosario a las letanías sentimos un ruido crujiente.
Y al obispo que se llamaba don Daniel Llorente de Federico y murió como un santo se le alzó una de las piernas por causa del rigor mortis.
Según nos explicaron más tarde. Salimos los del turno corriendo de estampida despavoridos (lo conté en mi libro “Seminario Vacío”) no hubo en aquel suceso milagro. Se debió a causas naturales.
Todo fue por causas naturales pero desde aquel día el Rector nos exhortó a realizar cotidianamente la meditatio mortis.
La meditatio mortis la vengo siguiendo y en todos los entierros suelo cantar el kadish (uno de los salmos maravillosos del legado judío) que ha sonado solemne en todos los campos santos europeos desde la edad media:
“Réquiem aeternam dona eis Domine et lux perpetua luceat eis. Te Decet Dominus Deus hymnum un Sion et tibi reddetur votum in Jerusalem exuadi orationem meam at Te omnis caro veniet”.
Las estrofas son impresionantes.
Toda la carne volverá a ti pero tú establecerás tu reino en Zion, oh Señor escucha la oración de este pobre mortal. En una ocasión un cura me interrumpió in medias res con gran enojo por mi parte y cuando dimos sepultura a un pariente mío en Fuentesoto dijo el Dioni el marido de mi tía Paulina: “Este iba pa cura” muy despectivamente pero yo lo responseo siempre y espero que este salmo sea cantado en mi sepelio.
Ah Benito decimosexto un tiempo que se va el de las misas en latín que yo escuchaba cada mañana en Radio Vaticano cuando eras cardenal. Sonaba dulce tu deje alemán en el idioma del Lacio. En una de aquella transmisiones tuve una extraña visión y cuando tú pronunciabas en latín la formula dela transubstanciación escuché la voz cantada en eslavónico que es la misma conservada desde Bizancio “prinite y adite, eto telo maua k savui boia v o establenie gracco,,,, i sia sviu voiá piite i adite eto kobi moia v establenie grecov”. Que quiere decir este es mi cuerpo y esta es mi sangre que será derramada por todos vosotros. Benito fue el papa que hizo acercar Roma a Bizancio y a Moscú. Como gran teólogo encontró que no hay diferencias en el dogma ni en los sacramentos. Propugnó la idea de una Europa cristiana. Ni musulmana, ni mosaica, ni laica. Este bávaro creía en la Europa no de los mercados sino en la de las catedrales, la cultura, el arte, la música, la tolerancia, la cerveza una Europa Unida sin reivindicaciones nacionalistas ni separatismos. Se le echaron encima y ahora los grandes camándulas de la Cope y el Vaticano. El diablo parece haberse subido a sus cámaras y micrófonos, anda por detrás moviendo el rabo. Sin embargo, hay unos pocos creyentes profesamos su legado y nos atrevemos a decir que su abdicación fue un golpe de Estado dentro de los muros infernales de la Sede Pontificia. Quiso parar la reforma y abusos conciliares. Suprimió la teología de las indulgencias no hay purgatorio. Tolerante con las debilidades de la carne abogó como una mal menor por los sacerdotes casados. Quiso un reencuentro con el patriarca de Moscú porque creía en las raices cristianas de Rusia que son vivificadoras (Zelenski las está destruyendo ante el aplauso general de los hipócritas)
Se le echaron encima y huyó al desierto, tuvo su Canosa. Estos mismos que cantan hoy su palinodia fueron los que lo defenestraron. Con paciencia y longanimidad de mártir dio testimonio de la fe y sufrió persecuciones y trabajos. Creo que es un santo y debe ser canonizado. Al menos este corresponsal lo tiene por tal. Santo. Santo. Súbito. Papa Benedicte, ora pro nobis. INTERCEDE PRO NOBIS