ALFAQUEQUE DE PUTAS
Yendo a Arévalo los martes al mercadillo me impresionó una inscripción de un viejo convento de la merced derruido: “en este convento profesó fray Juan Gil redentor de cautivos que liberó a Cervantes de los baños de Argel” y a mí me dio, como ya no hay prisioneros de guerra, ser alfaqueque de putas.
Ardua tarea porque la cabra siempre tira al monte. Estos meses de atrás perdí mucho tiempo en la Red tratando de estudiar el problema e intentar sacar a las pupilas de los lupanares mediáticos.
Una conclusión saqué y es la primera que ese terreno es muy resbaladizo pues tiene que ver con la biología y la sexualidad femenina que es insaciable.
Debe de ser por una regla de la naturaleza y los cánones de la reproducción genética. Todas a gozar pero ¿y si quedamos preñadas?
Siempre piden más y más, bajo los dictámenes del furor uterino. Los movimientos feministas descubrieron este síndrome programando la libertad sexual a bombo y martillo.
¿Libertad o esclavitud? A cualquier hora, en cualquier sitio. Aquí te pillo, aquí te mato. Ninfomaníacas.
El romanticismo es una entelequia que puso en jaque a legiones de escritores y poetas.
Todos tomaron la pluma para describir la excelsitud de sus pensamientos hacia sus adoradas para luego caer de culo al descubrir que su amor era eso: sexo, el mandato del instinto, una fuerza insoslayable en el hombre e insaciable en la hembra.
Nunca hartas, piden más. Y esta es la base de los traficantes de la carne en Internet y el eje que mueve ruedas y enarbola banderas del trato de blancas.
Imposible ser alfaqueque de putas. Cayeron en el fango y se hunden. Su físico se va deteriorando, su mirar oscureciendo.
Zvezdá una beldad rusa que reúne en su figura perfecta los ojos azules de Liz Taylor, los cabellos de la Brigitte Bardot y los carnosos labios de Sofía Loren, me dio pena cuando exhibe en sus adorables pechos un balano de plástico para hacer felaciones a distancia, se sienta sobre una máquina de follar conectada a las vibraciones de sus clientes y empieza a gemir y alborotar cual las gatas en celo lo que enerva al personal al otro lado de la pantalla.
Ese es su negocio. Se me cae el alma a los pies.
Zvezdá era la fulgurante estrella convertida en meteorito que se derrumba sobre el universo infinito, apaga su luz para no volver más.
Es una estrella fugaz. Me hago cruces y me pregunto cómo puede ser que tal beldad una bayadera del Bolshoi acabe en un serrallo de Constantinopla o de esquinera en las calles de Londres que es mucho peor.
Putin tiene descuidado ese flanco: el de sus mujeres que son tan apetecibles para la lascivia de occidente.
¿Cómo es que no se ha dado cuenta y que Zelensky el maldito instigador de esta guerra que está costando tantas vidas de sus soldados sigue vivo?
Definitivamente no valgo para alfaqueque de putas.
Agua que no has de beber déjala correr aunque se trata de una verdadera peste en nuestros días. Las mafias no tienen piedad. Serán explotadas estas pobre pupilas, las exprimirán hasta el último aliento. Son coños y vaginas que dan dinero. Al final las enviarán a la rúa como vagabundas o al hospital.
Pobre Estrella la más hermosa del baile cuya derrota he seguido desde Inskurk a Estambul y desde Estambul a Abudabi. La compró un licencioso jeque árabe. No era más que una esclava sexual