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miércoles, 24 de agosto de 2022

 

ISABELA

 

El mundo tiembla acongojado bajo la mirada del Hijo del Sastre de Lvov ojos apocalípticos, el infierno de una sentada the sound and de fury y yo me paso por Medina para honrar a mi reina. Isabel siempre será para mí la reina santa, no la canonizarán y menos en la actualidad con ese rabino argentino que se ha colocado la tiara sobre sus inmundas sienes.

 Isabel de Castilla la viril femineidad. Voy cantando por el camino la vieja letrilla del epitalamio ¡oh aquellas bodas que depararon la unidad de la patria, aunque quede sólo Gibraltar!:

“Flores de Aragón

Que en Castilla son

Tanto monta, monta tanto

Isabel como Fernando”

Ya no queda nada de aquella España heroica pues de noche lo mataron al caballero la gala de Medina la flor de Olmedo.

La gran plaza de Medina sale a saludarme. Un rabino monta guardia en el pulpito al aire libre de la catedral sombra aciaga y vigilante. La estatua de la Reina ha desaparecida o la han puesto en los trascorrales del convento de la Teresona.

Ya expliqué en mi libro quien era aquella supuesta en mi libro “Teresa la judía conversa”. Mis sueños de unidad y armonía se fueron abajo ante la estatua decapitada.

Siento ganas de llorar y presiento la llegada de tiempos de iniquidad. El rabino en lo alto del balcón de la cristiandad no cesa de mirarme e increparme con su voz ronca de fumador borracho. Es el Hijo del Sastre de Lvov arengando a la humanidad propalando mentiras.

Sobre Europa soplan vientos de furia y de fuego. Arden los campos en este lugar donde con dineros de Haceldama se pagaron las guerras de Flandes. Dinero llama dineros. Aquí fue inventada la letra de cambio a ritmo de un trabalenguas que decía: ciudad por ciudad Lisboa en Portugal. Villa por villa Madrid en Castilla y tanto por tanto Medina del Campo.

 Aquí murió. Aquí otorgó testamento la Viril Femineidad. Recuerdo cuando llegué a Inglaterra mi pobre suegro que paz descanse míster Graham Hugh me puso en las manos la biografía de Isabella de Walsh y desde entonces no he dejado de leerlo. Me fascina este personaje. Fue una española carismática cifra y compendio de la catolicidad. Gracias a ella medio mundo habla español y reza el Credo de Nicea. Mas sobre ella crujen los anatemas de la inquisición judaica esgrimiendo las heces de su vomitorio infernal. Los ojos de Zelensky fulgores de venganza que piden sangre contrastan con los de esta mujer carihonda tapada con un velo que destilan quietud y serenidad. Son enterizos. Inspiran paz. Nada zahareños.

El mandamás ucraniano mira para el mundo con ojos de serpiente de cascabel heraldo de la guerra nuclear. Me pierdo en la biografía de Walsh y veo a la reina rubia jugar al corro de las patatas con Beatriz de Bobadilla su amiga inseparable en el patio de armas de Arévalo. Aprender latín con la Galindo, cantar romances, tejer sobre el obrador y la rueca, llorar ante la tumba de su hijo Alfonso muerto en la flor de la edad. Observando llena de piedad los borceguíes manchados de su hermano Enrique comentando gozosa los deslices amatorios del cardenal de España cuando éste presenta a sus hijos bastardos. Ocho mozos y tres mozas Mendozas:

─Ya veo, ya los bellos pecados de Su Ilustrísima.

O echándole un rapapolvo al primado Carrillo esa mala bestia con mitra partidario de la Beltraneja. Dijo la reina:

─Quiero ver a los obispos en pontifical. A los caballeros prevenidos en frontera y a los ladrones en la horca.

Desmochó las torres de los castillos de los nobles levantiscos, echó a los judíos que tenían acogotado al pueblo mediante la usura. Descubrió América y por sic esto fuera poco conquistó Granada 777 años después de la invasión musulmana. Las palabras de aquel abencerraje lamentándose por la perdida de la Alhambra siguen siendo un eco lúgubre en la historia de España. ay de Alhama.

Sigo leyendo la obra de Walsh que me legó mi suegro Mr. Graham Hugh, aunque no sea un libro políticamente correcto porque en Inglaterra y en España las dos naciones que amé son reinos y baluartes del judío errante y Zelenski vuelve a ser aquel moro energúmeno Warfe que descolgó el cartel colocado en un golpe audaz del Ave María en la mezquita de Granada. El caballero se llamaba Hernando Pérez del Pulgar.

 Ya no quedan capitanes así en esta España sin pulso y sin cojones. Medina del Campo es un aduar con multitudes silenciosas que han dejado de ir a la iglesia a rezar y acuden a los grandes almacenes de Alcampo con el mismo fervor religioso igual unción comercial con que sus antepasados acudían a misa cuando las campanas de la iglesia mayor repicaban gordo. Tanto por tanto Medina del Campo Sea esta mi jarcha un lamento por la estatua de la reina Isabel degollada y profanada.