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martes, 20 de marzo de 2018

MISTICISMO RUSO VERSUS DINAMISMO YANQUI


Veo la CNN por la noche: AMÉRICA HA SACADO EL INCENSARIO a Putin le llaman el gran estadista de los nuevos tiempos ¡qué envidia! y uno vive rodeado aquí de políticos chusma ramplona y de periodistas patosos. 
Aun cuando tengo la impresión de que USA y Rusia, dos pueblos mesiánicos, por mucho que se enseñen los dientes, se entienden y se admiran bajo cuerda. 
Mis cinco años de estancia en Nueva York me confirmaron en esa creencia de que americanos y rusos son vecinos por la península de Alaska, vasto territorio que compraron a los zares por cuatro perras se admiran mutuamente y encuentran en su aparente enemistad una razón de ser como plenipotencias. En Rusia nunca viví. 
Me faltó ser corresponsal en Moscú y en Jerusalén para complementar mi carrera periodista pero he estado en Rusia infinidad de veces a través de los libros. La literatura rusa es tan extensa como su paisaje inabarcable ("shirokaia natura"); verstas y verstas kilómetros y kilómetros cientos de miles de aldeas. Desde Minsk hasta Vladivostok ocho mil kilómetros y desde Petrogrado a Crimea cuatro mil. 
A Jerusalén, como descendiente de viejos conversos españoles, lo llevo dentro. No es un lugar físico sino un paisaje que puebla mi corazón pero insisto:americanos, rusos e israelíes los tres grandes poderes que rigen la tierra más allá de las bravatas y trifulcas, se entienden bajo cuerda. 
Rusia, la Rusia descacharrada de Gorbachov, acaba de resucitar con Putin. Los rusos son un país cristiano "resuccionista" a diferencia de los españoles que somos "pasionistas" siempre por la calle de la Amargura. Se acerca la semana Santa y salen a la calle los cristos penitentes y las Dolorosas... 
El dinamismo norteamericano encara al misticismo ruso. 
América son las verdes praderas; la naturaleza exuberante, donde todo es grande, todo se sobre dimensiona.
 Una vez el año 78 hice un costa a costa desde Long Island hasta san Diego los mismos paisajes, el mismo acento, el mismo idioma,  igual acento (el inglés norteamericano desconoce las variantes dialecto-regionales, todos hablan la lengua del imperio),las mismas cafeterías  y los mismos donoughs, idénticos perritos calientes un clima extremo, los ríos más anchos, las montañas más altas, los valles más umbríos. El americano a diferencia del ruso desdeña el sufrimiento. La resignación es para él una palabra baldía pero también se mueve, carece de raíces, no se afinca al terruño que es una de las mermas que afligen al europeo. El ruso moderno también se aferra a la bandera del futuro. Son dos naciones distantes y distintas pero por su idiosincrasia muy parecidas. Se trata de dos pueblos globales. No creo que lleguen a enfrentarse en una contienda. El KGB y la CIA son cuñas de la misma madera.