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miércoles, 9 de enero de 2019




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 MÁS SOBRE LA SEGUNDA VENIDA

El monje Elipando, perseguido por el Islam y refugiado en Cantabria, al redactar su Beato de Liebana inicia el ciclo milenarista, muy importante en la iglesia medieval y que ahora recobra actualidad. En esta tradición vibra san Malaquías protegido por el Cister. Malaquías muere el día de difuntos de 1148 en brazos de san Bernardo. Vicente de Beauvais incluye a Malaquías en su Especulo. Otro es Pijoan canónigo de Menorca que dice que los plazos serán cumplidos hacia el 2000 con la coronación en Roma de una serie antipapas (¿a partir del Vaticano II?). Esta época según el citado eclesiástico será de unos cien años a partir del 2001 con la Ruptura del séptimo sello, el Islam y el Candelabro se enfrentarán a la cruz, y grandes conmociones sociales emigraciones masivas y presura o congoja de las gentes desorientadas mal gobernadas por gobernadores inicuos y por pastores lobos con piel de oveja al frente de la grey de Cristo. A este ciclo final se refería asimismo Hildegarda de Bingen c. 1088, anunciando tiempos de depravación, vendrá la mujer disfrazada de serpiente: violaciones masivas, catástrofes naturales, triunfo de la mentira y la destrucción de la caridad cristiana por la filantropía y el buenismo, imperante siempre la lujuria. Teodoro Herzl consuma la profecía de Ezequiel en el congreso de Basilea de 1905 al regresar el pueblo judío a Palestina, otro signo del fin del mundo. San Metodio en el siglo III habla de la entrada del anticristo en Jerusalén con mitra, báculo y vestimentas episcopales. Santa Brígida en el s. XVI, al hilo de esto, se refiere a las nueve edades del mundo.  Roboan y Jeroboan querrán recuperar tierra santa. Vendrán falsos papas y un rey inicuo (¿Franciso? ¿Trump?). Los clérigos ocultarán la tonsura y demás atributos eclesiásticos. La coraza Armagedon saldrá triunfante por algún tiempo. El otro día en su sermón de Navidad el patriarca Cirilo de Moscú se refería al triunfo de la Bestia que no es una persona sino un sistema político. El que tenga oídos para oír que oiga