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domingo, 2 de febrero de 2025

 

as fiestas de la candelario o presentción en el templo con dos pichones paras ofrecer fiesta de postin en castilla la vieja

 


Hoy las candelas remedo de las fiestas judías del purim en la parte de Segovia do nací. Me veo de niño llevando la vela acompañan do a mi tía Paulina a la iglesia que acababa de tener un niño.

El cura don Frutos acetre en mano daba el asperges por todo el templo aldeano. Caía sobre nuestros rostros y cabezas lluvia de agua bendita.

Falta nos hace para limpiar las huellas del diablo inmundo, la roña en los calcaños, los estigmas del rencor y lo que llamábamos actos impuros léase hacerse pajas o masturbarse con furor como lo hacen esas ninfómanas de la red.

Don Frutos que era un poco bruto pero muy rural y se subía la sotana hasta la cintura cuando ascendía en bicicleta la Cuesta de los carros avanzando que perdía el bofe para sacramentar a los de Tejares el pueblo anejo que eran más brutos que nosotros los de Valdesoto.

A don Frutos le asomaban  los pantalones remendados por la culera bajo el triste traje talar.

No decía caguen dios el juramento lo sustituía por cachis diez, pero aquel día de las Candelas estaba de buen talante.

El coro entonaba los cantos ancestrales de la Parida y él responseaba a sus anchas junto a los hacheros donde de culo se sentaban las viejas la cara cubierta con el almófar morisco y todas de negro, muchas sin diente bisbiseando avemarías.

Yo sostenía el cirio enhiesto a la vera de mi tía Paulina la presentada.

La iglesia estaba llena de luz y la imagen de la Virgen de Rehoyo resplandecía de luz celeste.

 Don Frutos no se cagaba en dios, lo sustituía por un mecachis diez  (únicamente se cagaba en los huevos del gran cabrón cuando se enfurecía) que no era pecado mortal sino venial  exclamarlo y al llegar a la sacristía sobre los cajones contábamos las perras gordas, las monedas taladradas de dos realines, y tal vez alguna peseta, difícilmente, que habían echado las viejas durante el responso.

Aquel día para este acólito que quería ser cura pero que acabó en escritor era un día grande de bolear las campanas.

Don Frutos algo tacaño echaba mano a la bolsa y decía ten.

Y me daba una perra chica.  Suma importante por aquellos días. Salía disparado del templo y me acercaba a la tienda de la Pilar. Una sarta de garrapiñadas de Alcalá costaban una perra chica.

 Y yo tan contento porque de menos nos hizo Dios.

Entonces yo no Sabía lo que era el dinero ni comprendía por qué no se puede vivir sin trabajar pero el Señor bendito de la mano de la Virgen María me llevó por andurriales insospechados sacándome de atascos.

Y ahora digan ustedes la confesión general que así se llamaba la oración con la cual concluía la misa de las Candelas cuando las mujeres de toda España habían de presentarse al cura para que las limpiase de toda macula.

domingo, 2 de febrero de 2025

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DIA DE LA CANDELARIA EN ARANDA DE DUERO BELLISIMO PORTAL DE LA IGLESIA DE SANTA MARIA