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martes, 17 de diciembre de 2024

 Cheyov Putins KLEINE Schlampen. MEINE LEBENSGESCHICHTE




Tschechows Bücher geben mir Seelenfrieden und etwas Enttäuschung über die Dinge der Welt. Stille und Traurigkeit. Alles ist vergänglich, Omnia-Transit. Ich kehre zum x-ten Mal zu „Die Geschichte meines Lebens“ zurück. Das ist das Leben eines Schriftstellers.


Das ist mein Leben, ein Kampf mit Windmühlen, der Grausamkeit der Menschen, Langeweile, kalter Winter, Theater, gescheiterte Liebe.


Der Vater von Anton Pawlowitsch Tschechow war ein grausamer Mann, der dieses Genie der russischen Literatur in seiner Kindheit besiegte.


Ich sah mich in jeder seiner Passagen widergespiegelt. Ana Blagovo, erste Liebe, die nicht geklappt hat, und eine gescheiterte Ehe. Mascha, seine Frau, rennt mit dem Amerikaner durch. Im Vergleich zur körperlichen Arbeit gibt es bei der geistigen Arbeit noch ein weiteres verborgenes Thema. Die Hauptfigur ist ein Herr (Edelmann), der angesichts der Verurteilung seiner gesamten Familie zu einer skrupellosen Person wird




Ein Maler installiert mit breitem Pinsel Zinkdächer auf den Dächern von Zwiebeltürmen.

Wie sehr beeindruckte mich dieses Detail, als ich vor mehr als fünfzig Jahren in der U-Bahn „Die Geschichte meines Lebens“ in einem Buch las, das ich aus der Bibliothek von Cuatro Caminos ausgeliehen hatte, weil ich nicht das Geld hatte, ein Exemplar zu kaufen.


Dies ist ein Ideogramm-Roman, der meine Schritte im Leben ankündigt. Ich habe das noch einmal im Flugzeug gelesen, als ich in einer nördlichen Stadt ankam, um zu heiraten, und meine Freundin mich an der Tür der Kirche zurückließ, die Hochzeit scheiterte, aber ich liebte diese Sondia Sotrondia nicht, meine wahre Liebe war in ihr. Ana Blagovo. Ein süßes englisches Mädchen mit blonden Haaren, weißer Haut und verschmiertem Gesicht.


Liebe, die nicht kam. Dann würde es andere Lieben geben, die Enttäuschung und Enttäuschung in mir säen würden, mein Leben wäre ein Kampf mit Langeweile, Elend, Barbarei, mangelnder Kommunikation und Hahnrei. Tschechow war für meinen Propheten der Verkünder des russischen Humanismus, des Christentums, das nichts mit unserem unversöhnlichen und neugierigen Katholizismus zu tun hat.


Wir sind alle Sünder. Christus kam, um uns zu retten. Das sind Retter. Aber die Menschheit verändert sich nicht. Wir haben nur deine Vergebung.


Heiliges Russland, Evangelisches Russland. Voller Widersprüche. Dies ist eine wunderschöne Liturgie neben den Sexhaufen. Schöne Frauen mit nach oben gerichteten Ärschen zeigen online ihr Fleisch. In den medizinischen Zentren.


Putins Huren und Fotzen sind zurück.


Ich schaue sie manchmal an und meine Seele ist voller Traurigkeit, wenn ich sie wie Katzen in der Hitze brüllen höre. Russland ist ein Mysterium. Ich habe das schon mehr als einmal gesagt

domingo, 15 de diciembre de 2024

 

LA ESCRITURA ES UNA MASTURBACIÓN MENTAL EYACULAS RECUERDOS

 ABUELO BENJAMÍN

El abuelo Benjamín era otra cosa. Casi fue el que me crió en la aldea de Fuentesoto pueblo también románico con una vega triunfal camino de los monasterios de Cardava a la cual se asomaban los somos, cañadas y eriazos. Por lo menos no me tiraba piedras cuando pisaba sus viñas que el otro estuvo a punto de deslomarme de un cantazo. Aquellas vivencias hicieron de mí un escritor, acaso un escritor iconoclasta y a redropelo del sentir general. Mala cosa llevar la contraria pero yo siempre me mantuve en mis trece seminarista fracasado pasado por el filtro de la literatura pero mi alma se moldeó en aquel seminario cuyas vivencias rememoro cuando estoy aquí postrado en la cama del hospital recién operado de la próstata. Las ideas se agolpan, quieren salir a toda prisa, pues siempre pensé y escribí a gran velocidad y me aturullo me atasco y pierdo el anhélito, vuelve el ritmo pero mi vida es un eterno combate con las ideas y los formularios volcados en palabras, angustia vital, desazón, vértigos, el vértigo del escritor que sólo se cura pufando pipadas de humo o camino de la despensa, somos propensos a criar carnes, la furia del español sentado en su sillón que se desgañita contra la injusticia contra esto y lo otro. Extraño mi cachimba que ha sido compañera de mis largas vigilias, mi ametralladora, mi “novia” y mi tormento, que a veces no me deja ni respirar. Saltan las imágenes de un lado a otro, se enredan las palabras. Viene Maite la dulce enfermera. ¿Cómo estás, cariño? Quisiera fumarme una pipa, no se puede, corazón. Dentro de un rato vendremos a hacerte una extracción, más tarde la compañera te tomará la tensión. La urraca del patio central faltaba poco para acabar de construir su nido. Las noches se hacían largas e insomnes. A la madrugada el diligente córvido seguía su labor. Pronto te darán de alta. Esto no ha sido nada. ¿Nada? Un cáncer, hoy el cáncer si se coge a tiempo es curable. Más duro lo tenías si fuese de pulmón. Era lo que temía yo, pero el tak que me hicieron revelaron que estaban limpios. Soy un fumador empedernido. El vicio lo cogí a los catorce años con un mataquintos que sabía horrible. Me vio mi padre que venía del cuartel y apagó la targanina de un sopapo. Zas.

Ando en desacuerdo con Andrés Laguna autor desconocido y al que yo he descubierto como autor críptico del “Lazarillo de Tormes” gloria inmortal de la novela picaresca y que he sacado de pila librándole del anonimato de siglos, que dijo:

 ─Se escribe por la honra pues la fama es la orla de la artes.

No, señor, hoy se escribe para echar los demonios fuera, lanzar pestes contra los nazis y los judíos que pueden ser consistentes en el mismo perjuicio los extremos se tocan la serpiente cambia de piel. Eso de ser escritor famoso debió de ser antaño, hogaño el vulgo vierte suspicacias sobre nosotros. Nos mira mal. Somos delincuentes y nos desprecia o nos compadece como enfermos bipolares, o adictos a un vicio tan inconfesable como el onanismo. Escribir consiste en masturbarse con palabras y eyacular proposiciones y asuntos que no son de recibo. La gente lo que quiere es que la dejen en paz, que no la vengan con historias. Tú no te pases, mira lo que te digo. El escaparatista de Arévalo un martes de mercado me largó está pregunta a bocajarro:

─¿Sigues escribiendo?

─Sí

─¿Y te la meneas?

─¿Por qué no?, de vez en cuando

El librero Gomis un tipo un malauva el cual me ha maltratado, timado y puesto en berlina todo lo que ha querido me recibió con una frase que es todo un dardo al bandullo de un poeta.

-Tus libros no se venden, deben de ser muy malos.

-Si no los pones en el escaparate y los tienes ocultos en la sacristía ¿cómo se van a vender, cacho cabrón?

Le hubiera dado al librero de lance un garrotazo en los hocicos pero no estaba de nones sino de pares. Por lo demás buenas tragaderas he. En una bella mañana de octubre no merecía la pena meterse en reyertas con un hijoputa. Escribir es llorar larra dixit hay que estar dispuesto a ser crucificado y coronado de espina cuando no de gargajos como le ocurrió a Lázaro de Tormes en la novatada de Alcalá. La desconsideración la mala educación y el morbo visigótico o envidia es ek estigma de esta nación. Tengo que confesar a mis detractores para que se calmen y no se pongan nerviosos que yo solo emborrono papel para dejar de fumar o el que se divierte con papiroplaxias, o pintando monigotes. Así nos las van a dar todas en un carrillo.

El abuelo benjamín era otra cosa. Sólo me pegó una vez con el cinto. Habíamos ido a melones y nos pilló el guarda Melares, quien a la noche se presentó en casa y dijo tu chico fue cogido in fraganti haciendo destrozos en la finca de la tía Piquilaya. Son cinco pesetas de multa. Ah si, bajate los pantalones, chiquito. Diez vergajos con la correa ni uno más ni uno menos. Desde entonces no se me ocurrió ir a melones, ni a peras, ni a sandías. Fueron los chicos del pueblo que me malmetieron y yo inocente de mí caí en la lazada.

 

Era tan inocente que me creía todas sus infamias. El Pedrete el del tio herrero, el Elpidio, el Agustín mi primo hijo del sacristán y su hermano el Maudillo, el Micha hijo del sastre que era tan pequeño que no podía con las albarquillas, el Julián el de la tía Pilar y el tío Pedro Sancha pero el más cruel de todos era Pedrete. Fue el que me encomendó la tarea de asaltar el melonar de Piquilaya.

─Entra ahí en eso, segoviano, y arramplas con un par de melones.

─Tengo miedo, mi abuelo me dice que hay que respetar lo ajeno.

─Tú ¿miedo? Eres hijo del sargento Parra.

─Yo no tengo miedo a nada

Y salté la cerca. Fue entonces cuando vi venir al Melares pegando voces y juramentos apuntándome con su tercerola. Del canguis que me entró se me cayeron los melones del regazo que no estaban maduros, eran badeas. Los otros habían puesto pies en polvorosa, me dejaron solo como siempre. Por las orejas y yo llorando como una magdalena aquel esbirro me condujo al cuartelillo, vino el juez de paz el tío Bernardo. ¿Qué ha hecho el chico? Robar melones. Vaya una educación. Que se avise al tio Benjamín Galindo. Mi abuelo el pobre estaba avergonzado y corrido de mi “hazaña”. El juez de paz era su amigo. Eran quintos, él, el tio Dominguín y mi abuelo. Nacieron en 1885. Se ufanaban de ser quintos del rey Alfonso XIII.  sentabanse en un banco de honor en el presbiterio durante las ceremonias religiosas. La noche que recibí la somanta de palos con la correa del abuelo era una noche de luna lo recuerdo bien. Al otro día tomamos el coche de línea y para Segovia.

─No podemos contigo. Así que te mando a tu padre a que te dome.

Cuando regresamos a Valdevilla la colonia militar donde vivimos mi madre me recibió con la zapatilla. Asi te comportas, dijo y me puso el culo como un tomate. Yo no tuve la culpa fueron el Pedrete y el Agustín los que me mandaron asaltar la cerca de la tía Caya. ¿Robar? Vaya un hijo. Traté de escapar y anduve perdido por los peñascales de Valdevilla recorriendo los andurriales del río Clamores llorando mis desdichas, esta vez temiendo la correa de papá. Venida la noche, llamé a la puerta de la casa que era verde y de madera de pino con mucho tiento y sigilo. Me estaban buscando. Mandó mi padre al machacante por ver si me encontraba. Pero en vez de la correa fui recibido con besos y abrazos. El sargento Parra saltaba de alegría. Hijo, hijo.

¿Por donde te has metido, donde anduviste? Tu madre y yo creíamos que te había ocurrido algo. Me senté a la mesa. Huevos con patatas fritas. El abuelo había traído un clarete que pasaba bien al cabo de tantos sinsabores por culpa mía.

─Bebe, Silvino.

─Gracias, señor suegro, de hoy en un año.

Y tentó la bota embelesado con un largo trago. Por la provincia de Segovia los casados llaman al padre de su mujer “mi señor”. El chico es un poco mostagán pero hay que meterlo en vereda. Hay que llevarle al seminario. El dictamen del abuelo se cumplió al cumplir yo once años. Había habido muchos curas en la familia. Estaba don Linos pariente suyo que ejercía el arciprestazgo de Calabazas, el P. Galo que se fue de misionero al África y nunca se volvió a saber más de él o don Priscilo cuñado suyo nombrado por oposición canónigo magistral de la catedral de Burgo de Osma. Tanto los Parra como los Galindo tenían fama de beatos y no existen dudas de que esta veta tan clerical y bíblica les venía de su ascendencia.

Aquel rincón extremo de la provincia segoviana había sido repoblada por moros y judíos y se produjo el milagro de que Alá, Moisés conviviesen en plena armonía practicando usos y costumbres ancestrales, ritos, intercambiables, diciendo ojalá cuando les acuciaba un deseo de que algo ocurriese, o pronunciando el nombre de Jesús al estornudar al besar el pan cuando la hogaza se caía de la mesa

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

 UN PAIS DE CAMAREROS Y DE TURISTAS DE ALUBIÓN

 

Cuatro € por una cocacola tres por un café sentado en la terraza al pie de la estatua de comunero, no se podía dar un paso.

El puente de la Inmaculada un pretexto para el turismo en manada y en mi pueblo no se podía dar un paso. Fui a Segovia a dar las gracias a la Virgen  del Perpetuo Socorro por mis ochenta años y a ofrecer a mis nietas. Que las cuide.

La del perpetuo Socorro seguía allí en su camarín del postigo de san Andrés mirando para la Hontanilla sobre su cara de cera soplaban las brisas del Eresma y a mí me parecía que nos sonreía a los cuatro. A Almudena Sofia Carla y a mí. 

Detrás se veían las escalerillas de San Roque, el Corral de los Huesos, antiguo camposanto hebreo, el matadero, la Casa del Jurri y la Gota de Leche. Esto era la judería vieja.

Algo se nos debió de pegar de aquellos ancestros tanta biblia, tanto rezo, sartas de salmos, las dudas y las creencias, pero por un café casi seiscientas de las antiguas pesetas qué judíos se han vuelto los de mi tierra. 

Claro que es de lo que viven y por eso te clavan los muy abusones.

Nos estamos convirtiendo en un país de camareros para nuestra desgracia.

Nada producimos, lo importamos todo. Y para colmo estamos levantando gente puertas abiertas. Medio Marruecos está aquí. 

Al cruzar un paso de cebra de Fernández Ladreda un coche en el que iban unos negros recién desembarcados de la patera toda la pinta de haber robado el vehículo faltó un tris que no me arrollan, son cosas de la globalidad.

¿Qué mano infernal mece esa cuna?

Estamos metiendo al ladrón jifero en casa, no se cansen los bocazas de proferir loas a los derechos humanos.

La caridad bien entendida empieza por uno mismo y veremos lo que la desepañolización da de sí… dice el refrán metí un ratón en mi cillero e hizose amo del granero.

Los de Segovia lo sabemos bien que no hay peor cuña que la de la misma manera.

Los actos de la celebración del cuarto centenario de la Reina Católica han discurrido con sordina como con temor y sin demasiados alardes.

 Subiendo de la Fuencisla hacia el Camino Nuevo me detuve ante el que dicen cementerio judío que ofrece un aspecto semi abandonado. 

Pero no recé un kadish por los difuntos y este estado deplorable tiene una justificación las matanzas de Gaza, el fantoche de Zelensky un tipo sanguinario lo mismo que Netanyahu el sacamantecas no son bien quistos en esta plaza aunque murmuren alabanzas con la boca pequeña para no incurrir en el anatema de antisemitas. 

Es el propter metum judeorum de los de abajo mientras los de arriba se deshacen en elogios a esos carniceros judíos que quieren acabar con la paz del mundo. 

Bueno la cosa viene de lejos. El arcipreste de Hita empieza su maravilloso libro del Buen Amor con esto: “Señor Dios que a los judíos, pueblo de perdición, sacaste de las garras del faraón,  y a Daniel libraste de las zarpas del león, sácame a mi, cuitado, de esta mala prisión” 

Y eso que el bueno de Juan Ruiz era de la raza y conocía el paño. 

Y lo termina con otra frase un poco más alegre: “Como dijo Aristóteles es cosa verdadera por dos cosas trabaja el mundo. La primera era por haber mantenencia y la otra cosa era tener ayuntamiento con hembra placentera”. Dejémoslo ahí

martes, 3 de diciembre de 2024

 ué bueno, hermano, qué tarde tan agradable! Todo saldrá bien, desde luego. Un abrazo


El mar., 19 mar. 2019 23:27, antonio parra galindo <bibliopolis@outlook.es> escribió:
MIRA QUÉ GUAPOS ESTAMOS LOS DOS Y HEMOS VENIDO AQUÍ A HABLAR DE MI LIBRO. UN ABRAZO HERMANO. EL PRÓXIMO DIA QUE TE VEA TE DARÉ EL QUE ME QUEDA 666 RL NOMBRE DE LA BESTIA LLOVIENDO ROSAS Y LA MUJER FUERTE PERO NO TE COBRARÉ PUES YA ES SUFICIENTE PARA CUBRIR GASTOS. GRACIAS POR TU AYUDA. TENEMOS QUE CUIDARNOS. EL PISO SE VENDERÁ NO TE PREOCUPES ME GUSTÓ LA GENTE DE LA AGENCIA


PRESENTACIÓN DE CELA EL CAFE GIJON MI HERMANO EL PERIODISTA JAVIER PARRA GALINDO HIZO LA PRESENTACIÓN Y FUE UN ÉXITO DE PUBLICO













Estamos guapos mi hermano y yo en la presentación de mi libro "Cela, yo y el Café Gijón" que ha sido un éxito de ventas. Defino a Cela, soy un gran conocedor del enigma de este gran escritor y sus relaciones con la vida literaria años 40. Este era un olimpo de la fama, registro que auscultaba la vida literaria. En la foto comparecemos Javier Parra Galindo y el que suscribe