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jueves, 3 de enero de 2019

PEREZ DE AYALA Y LA CORRUPCION POLITICA PERO SIEMPRE CANTA A ASTURIAS








TROTERAS Y DANZADERAS DE DON RAMÓN PÉREZ DE AYALA

Me hundo en la lectura de las Troteras y Danzaderas la genial novela del gran escritor ovetense Pérez de Ayala. Aunque publicada en 1913 mantiene una perenne actualidad. Los españoles de aquel entonces son una fotocopia de los de ahora: crisis política. Amaños, engaños, troteras y danzadoras, crónicas de bailar, joder y ver, escopeta nacional, puterío, miseria moral, envidias y contubernios. Este panorama descrito con la gran prosa clásica del gran Román que sabía casar palabras con la eufonía de los clásicos (su aprendizaje del latín con los jesuitas y esa sofrosine o impavidez de su elegante prosa marcó su carrera literaria) yo creo que es uno de los mejores del 98, poco leído y menos estudiado porque tiene una obra hecha para paladares selectos pero sus dictámenes van a misa; este es un país donde la política se entrevera con la picaresca y donde cada uno va a su avío, nada de bien común, lo importante es  el qué hay de lo mío. La clase política ejerce su misión con criterios personales y no para servir a la sociedad. Afán de poder y de presumir nunca de servir al prójimo estos tíos que se dicen progresistas y buenistas. No me digan que ese reformista de la Coleta el hombre de la CIA que se las da de comunista aspira al bien común. Quiere enriquecerse. Es un descamisado, una flor de jara. Lo mismo puede decirse de ese Perico de los Palotes causa de nuestras desventuras que llegó a la Moncloa mediante trampas.  El Pedro Sánchez es un cabeza gorda, un extremeño de Cáceres que quiere ser el Orlando furioso. Y esa ministra portavoz que gracia me hace con sus andares de pajarito entra en la sala de prensa más derecha que un huso orgullosa y perdonavidas pues, por lo visto, Dios es de Bilbao. A doña Celia no le cabe un piñón por el culo. Panda de macarras, troteras, y danzaderas, el titulo lo toma del Arcipreste de Hita, de la política. Que lean a don Ramón Pérez de Ayala con su humor ovetense y su gesto republicano. El creía que Ortega era un cabeza cuadrada al que no le cabía su filosofía en la cabeza, el clérigo don Jovino un abusador de monaguillos, Benavente un marica y García Sanchiz un charlista valenciano que decía ché a cada paso. Ramiro de Maeztu farragoso letraherido. El ministro de turno Amós Salvador se beneficiaba a sus secretarias en el salón de los Pasos Perdidos del Congreso, y así sucesivamente. El sexo es poder y da en las puertas traseras de la política, nunca mejor dicho. la trama se desarrolla el año 1913 mal fario. Hubo una gran sequía en todo Castilla y Levante. En Cataluña actuaban los pistoleros anarquistas y en Andalucía el bandolerismo de la Mano Negra pero la vida sigue y Madrid nunca tuvo una existencia intelectual tan cumplida. Se editaban quince periódicos. El teatro estaba en auge. Don Ramón era el crítico teatral del "Imparcial". Escribía novelas morfales de ambiente sosegado y en sus escritos se manifestaba como espectador de la vida nacional a la que tomaba el pulso en sus gacetillas. Había venido a Madrid después de la ruina de su progenitor un comerciante ovetense que se había pegado un tiro. Nunca olvidó a su querida Asturias que rezuma en su prosa de estilo cantarín de plenas desinencias bables. En "Tigre Juan" un soldado del Rey de España que perdió una pierna en la guerra de Filipinas y monta en la famosa plaza del Fontán un chiringuito realizó un verdadero tour de force sobre el caracter y topografía de la Invicta, Leal y Heroica ciudad a la que él bautiza con pseudónimo de Pilares. El espiritu del heroe recorre aun hoy los soportales y posa sobre los tamarindos de la famosa plaza. Convirtió a la Vetusta clariniana en un ente literario como pudiera serlo el Dublin de Joyce o el Paris de Zola. Vibra en el habla de las zabarceras y verduleras de los tenderetes que se montan allá cada domingo.
 Se hizo republicano Pérez de Ayala, lo que viene a ser una contradicción in terminis porque Perez de Ayala era un aristócrata practicante de la norma horaciana "ne quid nimis" (de nada demasiado, tomemos las cosas con benevolencia y sin afligirse por desgracias y contratiempos, aconseja moderación en todo). Sartorial en el estilo de su vestimenta, recuerdo que aún se le mencionaba en los ambientes literarios de Londres. Fue un gran embajador de la República comparable al Marqués de Santa Cruz. Y al igual que el Duque de Alba don Ramón utilizaba bombín y se vestía en las satrerías mejores de Savile Row. Paseó por Belgravia Square con mucha dignidad y tiendto defendiendo los intereses de la Republica española. Fue el que organizó la visita de Franco a los funerales del rey Jorge V y de allí nació un cierto entendimiento con el general, quien mandó traerlo a España desde su exilio en Buenos Aires a despecho de sus ideas republicanas. Estas relaciones hispano-britanicas y el Dragon Rapide permanencen intonsas y no han sido evaluadas por los histgoriadores. ¿Tuvo Ayala alguna relación con el Dragon Rapide que marcó el inicio del golpe de estado? 
En mi época de corresponsal en Londres conocí a un hispanista que me aseguraba que, de haber sido inglés, hubiera sido un poeta laureado digno de ser enterrado en Westminster. Desgraciadamente hoy se le lee poco. Unicamente algunos privilegiados entre los que me encuentro  pueden gratificarse con su prosa exquisita, clara, impecable y contundente. las Troteras arrancan con una frase de homenaje a Boccacio y tienen algo de novela picaresca: marco, bajos fondos de Madrid. Dice García de Mercadal su biografo que observó la briba através de su catalejo de aumento pero él nunca sumió sus pies en el fango, por ser un espiritu atildado y aristocrático. Y concluye que traza la semblanza a veces peyorativa o laudatoria de los grandes escritores y políticos del momento: José Ortega y Gasset, Benito Pérez Galdós, Jacinto Benavente, Ramón del Valle Inclán al que admira como creador de un arte nuevo literario, Ramiro de Maeztu, el charlista valenciano Federico García Sanchiz, Luis de Tapia, Amós Salvador que ocupó la presidencia de gobierno el año 13 el de la gran sequía, Joaquín Costa, el "León de Grau" aquel catalán al que no hicieron caso con su lema bajo el brazo de "despensa y escuelas", el pintor Julio Romero de Torres o él mismo que se presenta bajo el nombre de A. Diaz de Guzmán. Traza por dicho de eso un retablo humorístico de la vida y andanzas de sus contemporaneos. Los personajes femeninos se centran en Verónica y en Lolita la novia de un poeta que acaba en la prostitución. La trama bien llevada conserva su frescura a día de hoy. "Troteras y danzaderas" el título está tomado de un verso del Arcipreste de Hita después fice muchas cantigas de danza y troteras (quiso decir putas) es novela con trazos melodramáticos que sucumben al mundo rosa, bastante ternura mezclada con la burriez de los protagonistas en el marco de la política y sus devaneos. Hoy puede leerse con apasionamiento e interés desde el primer capitulo hasta la última de sus 356 páginas. He manejado una soberbia edición de Edaf con ilustraciones del gran caricaturista catalán que publicaba en ABC el pasado siglo Esplandiú

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