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domingo, 26 de enero de 2020

EL CINE ESPAÑOL (ALMODOVAR AND HIS BOYS AND GRLS) ES COMO EL BAILE DE LAS VIUDAS


PESIMO CINE ESPAÑOL

Nos dieron anoche la vara los del séptimo arte el cine español por los suelos y yo pienso en la sentencia del clásico “corruptio optimi pessima” que podría ser trasladado al cristiano con un “donde no hay no roban” o “ quod natura non dat Salmantica non praestat”.  
Esto no da más de sí. La que sí que daba esa aspirante a un papel de actriz que llegó muy arrastrapeplos y se la vio el chichi al vuelo de su falda; no llevaba  bragas la muy cerda.
La velada interminable y tediosa sirvió para ditirambos más madera oye más jabón y entrevistas. Hay que dar coba EN DARAKOBA CATRE Y ALCOBA. Con melifluos besamanos y parabienes haciéndonos creer que esto es Hollywood.
 Elena Sanchez interviuando a un macho alfa malagueño ojos verdes como la albahaca. La chica está como un tren y el Banderas sobreactuando en plan morrocotudo. 
Invocaban nuestros cineastas que entraban y salían a pasarela como predicadores de vereda o cómicos de la legua sin trabajo. Ellos fueron reflejo de una época a la que fustigan pero que les dio de comer antes de que el sistema los mandase al paro. 
Mucha guerra civil los rojos eran los buenos y los fachas los malos. 
En la cabeza blanca del manchego sólo debe de caber serrín. Nunca dejará de ser un chico de provincias que vino a Madrid a que le dieran por culo en la calle la Ballesta y así subió como la espuma. 
Para ver buen cine tengo que irme a los americanos a ver gangsters; son pelis poco edificantes donde la sangre corre a chorros pero resultonas y muy dinámicas. 
O a los rusos que hacen el mejor cine hoy en Europa y si quiero seriales perfectos, hago zapping con la parabólica y me voy a los alemanes. La Deutsche Welle el primer canal de Berlín pone en antena sitcomes maravillosos. 
Así que me dan pena estos rijosos personajes que sólo viven de las subvenciones del ministerio de Cultura. 
Son chicos y chicas de pueblo porque Almodóvar no acaba de soltar el pelo de la dehesa, sus películas huelen a queso manchego, a viajes en autobús donde espera en la estación de llegada tu tía la del pueblo para informarte de las novedades aldeanas y la pregunta que hace tu tía la del pueblo es saber quién se ha muerto.
Estas nimiedades conjugadas con los excesos dramáticos del Banderas que sobreactúa ▬you overact baby, be more natural▬  y la Penélope forman el plato fuerte de estos premios Goya que son autobombo deslavazado y sin gracia para una aburrida tarde e lluvia un domingo de enero. 
Desde que se murió Fernangomez, y la dilaron Paco Rabal, J. L López Vázquez y Gracita Morales o Alfredo Landa que resucitan los sábados en la sesión de tarde, el cine español es como el baile de las viudas y sólo prohíja a actores, directores y guionistas huérfanos. Un perenne deja vu. Estos tíos dan vueltas al trillo de los mismo. Ay qué coño son endogámicos endémicos repetitivos. Regueldan más que el ajo y repiten más que la cebolla.
 Nada de extraño tiene que el personal haya dejado de asistir a cinematógrafo y las salas echen el cierre.  
A ese Almodóvar y a ese Abenamar con nombre de rey moro dos maricones con fe de vida que los fusilen al amanecer he dicho, so pena de que se enmienden y rueden cintas impresentables pura bazofia. A nuestro séptimo arte e falta eso: arte inspiración, solercia, ese quid divinum que te atrapa cuando ves una buen filme o lees una gran novela.

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