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lunes, 7 de febrero de 2022

 

SE HA MUERTO EL BONIS

 BONIFACIO VAREA REQUIEM AETERNAM

 

A los 95 años cargado de virtudes méritos e hijos ha fallecido Bonifacio Varea “Bonis”. Nuestro camarada, eximio periodista, ejemplo de bondades y padre de familia.

En honor de su patronímico este viejo periodista pasó por la vida haciendo bien y a mí me lo hizo en unos tiempos recios de persecución e infortunio. Bonum facere (pasó por la vida haciendo bien) pues así se llamaba aquel san Bonifacio que convirtió a los alemanes al cristianismo.

 Le honrará su pueblo la villa medio segoviana serrana y de los cordeles de la Mesta de Valdemorillo y yo le tendré siempre en mi memoria.

 El Bonis era un hombre muy fuerte con un flexo solar propio de un gladiador siempre con una sonrisa y dispuesto a echar una mano. Jamás tuvo que echar mano de su fortaleza física e incluso de su pujanza sexual que dicen que era portentosa.

Su familia fue perseguida durante la guerra y él formó parte de las primeras centurias falangistas, los campamentos en Riaño y en Robledo. Un gran patriota redactor del Arriba y de otras publicaciones del Movimiento.

El librero Riudavets su camarada siempre me preguntaba por él. ¿Cómo está Bonis? Ahí está hecho un brazo de mar siempre con una sonrisa y haciendo bien. Dale recuerdos. Se los daré.

Varea le contó a España en sus libros que ésta está formada de sangre municipal y espesa. Y cantó las excelencias de esa gran institución tan europea como es el ayuntamiento copia del Guildhall inglés, la Mairie francesa y del Rathaus alemán. Vida vecinal, gremial y participativa

La clave del arco de nuestra idiosincrasia política es el municipio. Una palabra latina cuyo étimo viene a ser algo así como regalo, fruto y función, municipio en la antigua roma era la asociación de ciudadanos libres. Fue la formula joseantoniana para conjurar el fantasma de los separatismos secesionistas que nos pervade.

La sangre municipal y espesa nos pone a cobro de las luchas de campanario… Horcajo de Arriba y Horcajo de Abajo… los de Soto y Oviñana… pero sin perder un adarme de la individualidad de cada sitio en medio de las rencillas lugareñas.

España ha dado a la historia malos políticos, buenos alcaldes y excepcionales marinos.

El municipio, el concejo, la parroquia, el sexmo, prevalecen cada uno con sus idiotismos o formas de hablar sus tradiciones y sus costumbres. Los municipios articularon la nación. Ese fue el gran legado que nos ha dejado este falangista que no pudo ser de la Vieja guardia igual que yo pero que tuvimos que luchar y pechar con los rigores de la transición. Esa unión de las Españas está sintetizada en el Fuero Juzgo del Rey Sabio

Conocí a Bonifacio Varea en la Hemeroteca Nacional y asistimos todos nosotros a la de-construcción de la memoria. Todo cuanto se publicó durante el franquismo se guardó en los archivos de los sótanos de la Casa del Marqués de Perales en la calle la Magdalena, aquel caserón, viejo convento.

Yo vi uno de los patios de luces rebosante de montones de papeles y revistas. Más de diez mil números de revistas y de publicaciones. No los quemaron pero fue una almenara simbólica. Fue una destrucción pavorosa de la documentación y el testimonio. Estaba naciendo el concepto de memoria histórica al revés. Una visión sectaria de los acontecimientos e ideas del franquismo. Tuvimos que sobrevivir al odio del despotismo revanchista. Dorar la píldora y trágala y hemos sobrevivido mal que les pese a muchos.

Cuando Carmen Calvo ordenó el traslado de los Papeles de Salamanca a Cataluña me dieron ganas de echarme a la calle.

Bonis mucho más sereno me miró con tristeza mientras se fumaba uno de aquellos Farías de después de comer y me convidó a tomar café. 

-No te preocupes, Antonio. Nada podemos hacer.

-Pero es injusto. 

Ya ves a ti y a mí que nos quiten lo bailao

Luego hablamos de la vida que tiene sus alegrías y sus muchos alifafes. En el caso de Varea según me contaron tuvo que sufrir la enfermedad mental de uno de sus hijos. Lo llevó con paciencia y resignación. Creo que los buenos periodistas como los buenos soldados no mueren. Sólo desaparecen. 

El Bonis se ha ido a montar guardia sobre los luceros. Descanse en paz y haznos allá un hueco que sea un buen atisbadero para ver con serenidad desde las estrellas el sangriento descuartizamiento de la patria por políticos sin médula, monarcas trincones y curas perversos.

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