BEDA EL VENERABLE
Quiso la providencia que los
caminos (con muchos meandros, vueltas y revueltas) me llevasen a Asturias cuna
del rito mozárabe, Liébana, eran todos arrianos. Más tarde Inglaterra. Viví en
Hull y Doncaster cerca de las abadías donde san Beda cálamo en ristre glosaba
las Escrituras. Se carteaba con Alcuino de York y un monje de Liébana que
explicó a las cristiandades el concepto de apocalipsis. Todos estos autores
comulgaban de una sola preocupación la destrucción de Europa por la invasión
sarracena. San Beda vivió toda su existencia de la que sabemos poco hojeando
cantorales e incunables en la abadía de Wermouth, cerca de ls ciudad en la cual
tuve residencia yo, en el condado del Yorkshire, adonde entró como niño de coro
y de la que nunca salió. El aparato
crítico escriturista le describe como el nexo de unión entre la patrística y la
iglesia medieval. La institución del papado nacía con Carlomagno. Escribía de
todo (de omni re scibili) no sólo de
teología y filosofía sino también de meteorología, alquimia, química, física y
biología. De bruces sobre la mesa del escritorio al pie del cañón. Esa ha sido
también mi vida. Estudio el universo porque nada de lo humano me es ajeno. No está
todo dicho. Nadie tiene la última palabra y por esta dádiva le doy muchas
gracias al Señor. Beda escribía en latín y en anglosajón. Cuando le llegó la
hora de la muerte y como le faltase concluir el último capítulo de su último
libro pidió a Dios una tregua, la fue concedida y el Venerable doctor de la iglesia
expiró diciendo Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo. Alabado sea Xto. Así
pues un buen morir toda una vida honra. En Inglaterra san Beda es el patrón de
los teólogos. En el nuevo testamento está la palabra de Dios.
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