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lunes, 27 de mayo de 2024

 

BEDA EL VENERABLE

 

Quiso la providencia que los caminos (con muchos meandros, vueltas y revueltas) me llevasen a Asturias cuna del rito mozárabe, Liébana, eran todos arrianos. Más tarde Inglaterra. Viví en Hull y Doncaster cerca de las abadías donde san Beda cálamo en ristre glosaba las Escrituras. Se carteaba con Alcuino de York y un monje de Liébana que explicó a las cristiandades el concepto de apocalipsis. Todos estos autores comulgaban de una sola preocupación la destrucción de Europa por la invasión sarracena. San Beda vivió toda su existencia de la que sabemos poco hojeando cantorales e incunables en la abadía de Wermouth, cerca de ls ciudad en la cual tuve residencia yo, en el condado del Yorkshire, adonde entró como niño de coro y de la que nunca salió.  El aparato crítico escriturista le describe como el nexo de unión entre la patrística y la iglesia medieval. La institución del papado nacía con Carlomagno. Escribía de todo (de omni re scibili) no sólo de teología y filosofía sino también de meteorología, alquimia, química, física y biología. De bruces sobre la mesa del escritorio al pie del cañón. Esa ha sido también mi vida. Estudio el universo porque nada de lo humano me es ajeno. No está todo dicho. Nadie tiene la última palabra y por esta dádiva le doy muchas gracias al Señor. Beda escribía en latín y en anglosajón. Cuando le llegó la hora de la muerte y como le faltase concluir el último capítulo de su último libro pidió a Dios una tregua, la fue concedida y el Venerable doctor de la iglesia expiró diciendo Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo. Alabado sea Xto. Así pues un buen morir toda una vida honra. En Inglaterra san Beda es el patrón de los teólogos. En el nuevo testamento está la palabra de Dios.

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