RELACIONES DE PALACIO VALDÉS CON
ESPINOSA
Benito Spinoza era un sabio sefardita creador de un sistema filosófico, el Naturalismo panteísta, del que parte toda la filosofía moderna: Leibnitz, Hobbes, Kant, Descartes etc, al que admiraba el escritor asturiano.
“Yo quise ser filosofo como Baruj Espinoza pero derivé a novelista. Él era uno de los seres humanos mejores que han existido” declara don Armando en sus confesiones.
“Para mí escribir una novela era un asunto tan fácil y divertido como a cualquier tenedor de libros realizar una operación aritmética o al igual que para aquel buen judío de la sinagoga resultaba evidente que la creación es algo progresivo, una edificio que siempre está en obras, y que todo lo creado por Dios es bueno, bello, como debiera ser el hombre (panteísmo) y hay pasajes en la Biblia que no cuadran con tal aserción.
La judería de Amsterdam calificó de herética dicha aserción y el buen Baruj fue excomulgado.
Siguió trabajando en sus libros y puliendo el diamante que era el oficio, el de orífice, con el que se ganaba la vida fabricando anteojos de aumento.
Espinoza cuya familia
procedente de Espinosa de los Monteros en Burgos se acogió a la hospitalidad de
Portugal tras el decreto de Expulsión de 1492, acabando en los Países Bajos que
a la sazón era una provincia española adonde no había llegado el brazo largo de
la Inquisición.
A Don Armando también le expulsaron de otra sinagoga la de la envidia y el rencor que lo calificó como señor muy de derechas. Aunque ironizase de los curas y de las monjas.
Con la iglesia hemos topado Sancho.
Si los textos de Espinosa exudan filosofía panteísta profunda los del novelista de Entralgo derivan hacia el humor y las ganas de vivir.
Todo ello envuelto en una gran facilidad expresiva. Los dioses le dieron esa difícil facilidad de la cual solo disfrutan los genios. Esto es: clarividencia.
Seres
así, empero, parecen cometer el crimen de ir por libre y pensar por su cuenta.
jueves, 23 de mayo de 2024
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